Escuelas normales

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Escuela Normal de Zaragoza (Facultad de Educación)

Escuelas normales es una institución educativa encargada de la formación de los maestros de escuela.​ Tomó su nombre de su objetivo inicial de establecer las normas de enseñanza y a partir del concepto francés de proporcionar un modelo de escuela con aulas modelo para sus estudiantes de pedagogía.

Historia

(Historia de la Educación) Las anteriormente denominadas escuelas normales, escuelas de magisterio, hoy escuelas universitarias de formación del profesorado de primaria, no han nacido ayer, tienen en su haber una larga historia y a lo largo de su existencia no faltan, como en todo proceso humano, momentos de crisis y épocas doradas.

Fueron creadas para cumplir una alta misión social, la formación de maestros, la formación de los futuros educadores de la infancia española y ser directa e indirectamente los promotores de la cultura entre el pueblo y más concretamente en el ámbito rural. Pasamos por alto los primeros seminarios de maestros, la Hermandad de San Casiano, el Colegio Academia del Noble Arte de Primeras Letras y tantos reglamentos docentes e instituciones que corresponden a lejanos tiempos, y recordemos un nombre y una fecha: Pablo Montesinos, director de la primera Escuela Normal Central, que se inauguró el 8-III-1839.

La orden de creación de escuelas normales es de 21-VII-1838 y dispone que cada provincia sostendrá una Escuela Normal de enseñanza primaria. El profundo sentido profesional de los docentes favoreció la creación de la Escuela Normal Central de Maestras por orden ministerial de 24-II-1858 destinada «a promover la educación femenina del país».

En principio, y en cumplimiento del reglamento de escuelas normales, se abrieron en Aragón dos de grado superior, en Zaragoza y Huesca, mientras la de Teruel fue de grado elemental. Este reglamento despertó tal entusiasmo que en 1845 se habían creado escuelas normales en todas las capitales de provincia. Surgió cierta hostilidad hacia estas instituciones docentes y el real decreto de 30-III-1849 (firmado por el ministro J. Bravo Murillo) determina la reducción del número de escuelas normales fijando nueve escuelas superiores (sitas en las cabezas de distrito universitario) y veintidós escuelas elementales.

En virtud de esta disposición, Zaragoza permanece como normal superior, Huesca es citada entre las veintidós de grado elemental pero no figura Teruel. Esto hace pensar que la Escuela Normal de Huesca fuese de grado superior, dado que tenía Universidad (recuérdese que su último rector, Jorge Sichar, cesó en 1845) y que al aplicarse el decreto de 1849 permaneció como escuela normal, pero no con el rango de superior. Tenemos datos del cierre de la Normal de Teruel en el año 1849, lo que nos permite suponer que fue a consecuencia del decreto de Bravo Murillo.

En 1844 se abre la Escuela Normal de Zaragoza. La inauguración tuvo lugar el día 8 de noviembre. Surgió con el apoyo y la cooperación económica de la capital y de los partidos judiciales. La Diputación contribuía con 30.000 reales, el Ayuntamiento con 5.000 y los ayuntamientos de cabeza de partido concedieron una beca anual para cursar estudios superiores. En principio se instaló en el número 149 de la calle de la Salud. A los dos años se traslada a la calle San Andrés. En 1857 figura ya en el Hospitalico (calle Palomar). En el año 1881 se inició el curso en el Coso, dentro del recinto de la Universidad y allí permaneció hasta su traslado al edificio que aún hoy ocupa ubicado en la calle Gómez Laguna. Fue su primer director Joaquín de Avendaño, pedagogo notable y amigo de Mariano Carderera y Potó, ambos colaboraron en la publicación de obras pedagógicas y dirigieron la Revista de Instrucción Primaria. Parece que hubo complicaciones y circunstancias que contribuyeron a que de hecho no ejerciese su cargo. Figura como primer regente de la Escuela Aneja Diego Berdier. Se inició el curso 1844-45, el primero de su historia, con un total de cuarenta y dos alumnos en el curso primero de grado elemental y un solo alumno matriculado en los estudios de grado superior. A los pocos años su biblioteca alcanzó una merecida fama y cuando el ministro Zorrilla, en 1869 ordena que en los institutos y escuelas normales superiores se establezcan bibliotecas, el recuento estadístico referente a las normales aragonesas presenta estas cifras: Escuela Normal de Zaragoza, 700 volúmenes, y Escuela Normal de Huesca, 400. (No figura la biblioteca de la Escuela Normal de Teruel por no ser de grado superior.)

La Escuela Normal de Huesca es la más antigua entre las aragonesas, si aceptamos los datos de la Biblioteca de Latassa y del diccionario Labor, que declaran que en 1840 tomó posesión de la Escuela Normal, con el cargo de director, don Mariano Carderera, procedente de la Escuela Normal Central de Maestros. Estuvo ubicada desde el principio en el convento de San Bernardo, que había sido Colegio Mayor Universitario regido por monjes cistercienses, pasando en 1932 al edificio de la zona del Parque (calle Carderera, 4). La Escuela Normal Femenina ocupó en sus comienzos parte del edificio de las religiosas de Santa Rosa. Puede confirmarse que existía antes de 1864 (recuérdese que hasta 1858 no se crea la Escuela Normal Central de Maestras). Doña Avelina Tovar, profesora y directora de esta Normal, de inolvidable recuerdo por su valía y entrega vocacional, vino a Huesca en 1913, en Comisión de Servicios, para colaborar con el profesorado en el traslado de la Escuela Normal desde el edificio de las dominicas de Santa Rosa al nuevo edificio que ocupaba el número nueve de la calle Padre Huesca. Allí continuó la docencia hasta el año 1932, que, en cumplimiento de la ley de 1931 que ordenaba la unificación de las escuelas normales, se trasladaron a la zona del Parque (calle Carderera, 4), donde hoy siguen ambas Normales fusionadas, con el título de Escuela Universitaria de Formación del Profesorado. No podemos omitir que, entre sus numerosos alumnos, le cabe el honor de haberse examinado de reválida para maestro superior a Joaquín Costa y Martínez que, tras brillantes exámenes, obtuvo el título en el año 1869.

La Normal que se inaugura en el año 1932 (el actual edificio) fue considerada como «modelo de construcción docente». Hoy figura entre las tres normales de España que tienen edificios de mayor antigüedad. Arquitectónicamente responde al estilo aragonés. Como nota sobresaliente entre sus numerosas actividades educativas destacamos la fundación de la primera residencia femenina para normalistas, donde se ha forjado la vocación de generaciones de alumnas desde el año 1954 hasta 1979 curso en que se cierra. En recuerdo del que fue pedagogo y director de la Escuela Normal durante muchos años lleva el título de residencia Vicente Campo Palacio.

En el estudio hecho por Pascual Madoz e Ibáñez en 1848-49 sobre centros educativos turolenses, consta la existencia en la capital de tres escuelas de enseñanza primaria, de un seminario y un instituto provincial, pero no se encuentra referencia alguna relativa a la Escuela Normal. Sin embargo, por datos que hemos podido leer en el archivo, en el año 1858 el gobernador Ríos y Acuña inicia los trámites para «la instalación de nuevo de una Escuela Normal», apoyándose en la real orden de 24-VII-1857. Centro que según el cronista «no debió suprimirse». Se leen frases como: «Todos lamentaban su cierre en 1849». Sus gestiones tuvieron éxito y la Junta de Instrucción Pública pudo anunciar los exámenes de acceso a la Escuela Normal de Maestros fijando la fecha de 9 de septiembre para su realización.

Don Miguel Ferrer, eclesiástico y don Miguel Villarroya, inspector de Primera Enseñanza se distinguieron por su celo en pro de la apertura y organización de la Escuela Normal, contribuyendo a recoger los 10.000 reales más que se precisaban para que la Escuela Normal fuese de grado superior. Por fin, el día 10-X-1958 se iniciaron las tareas docentes con una matrícula en primer curso de veinticinco alumnos. El curso se inicia con cierta provisionalidad, debido a que no tenían edificio propio y también a que, a juicio del profesorado, la Escuela de Prácticas no reunía las condiciones precisas para poder cumplir su cometido. De su sede primera en la calle V. Arnau se pasaron al edificio de la calle Hartzenbusch; después de la guerra civil ha funcionado en la zona del Ensanche (hoy Colegio Nacional) y actualmente está ubicada en la Ciudad Escolar. Fue su primer director, en esta segunda fase de su existencia, don Miguel Villarroya. Al siguiente año de su apertura, en 1859, sabemos que se hicieron exámenes para maestros y maestras que aspiraban a cursar tanto el grado elemental como el superior. Figuran matriculados 70 alumnos y 40 alumnas. Entre el numeroso alumnado que se formó en sus aulas evocamos a don Manuel Casas, maestro de Torrijo del Campo, que llegó a profesor de Normal distinguiéndose también como articulista.

Bibliografía

Martínez Medrano, E.: «Escuelas Normales»; Heraldo de Aragón, 1979. Revista La Concordia, año 11, 1858, Teruel.

Fuentes