Flora Sandes

Flora Sandes
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Nacimiento22 January 1876
Yorkshire, Inglaterra
Fallecimiento24 November de 1956
Suffolk, England
NacionalidadInglesa

Flora Sandes. Enfermera y primera mujer soldado inglesa de la Primera Guerra Mundial.

Biografía

Flora Sandes Nació en 1876 en Yorkshire Inglaterra. Pertenecía a una numerosa familia de origen irlandés, era la menor de los ocho hijos del reverendo Samuel Dickson Sandes y su esposa Julia Sofía Besnard. Cuando tenía nueve años, su familia se radicó en Suffolk, al este de Inglaterra, en el Reino Unido; recibió educación con una institutriz en su casa. Era de carácter independiente, le gustaba montar a caballo y aprendió a conducir un viejo coche de carreras francés.

Teniendo poco más de veinte años, recibió la herencia de un tío rico y viajó por el mundo, desde El Cairo, Egipto, a Canadá y a otros países americanos.

De vuelta a Inglaterra, Flora empezó a dedicar su tiempo libre a colaborar con el cuerpo de primeros auxilios conocido como FANY fundado en 1907. Con tintes de organización paramilitar, allí aprendió algunos rudimentos de enfermería, a montar a caballo y algunas tareas pensadas solamente para los hombres. En 1910 se unió al Women’s Sick & Wounded Convoy, otra organización de ayuda en el frente que dos años después tendría un importante papel en la primera guerra de los Balcanes.

Vida Militar

Cuando la Primera Guerra Mundial estalló, Flora era una mujer de treinta y ocho años que vivía con un sobrino adolescente y con su anciano padre en Londres. Sin pensárselo dos veces se enroló como voluntaria en el servicio de ambulancias Saint John y ocho días después, el 12 de agosto de 1914, marchaba con el primer convoy británico de ayuda al frente serbio junto a una treintena de mujeres. Fue la única mujer inglesa que luchó en el frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial. Durante los ataques, esta aguerrida mujer demostró temple para disparar, resistencia ante la invasión, vivía en las trincheras con sus compañeros soldados, dormía debajo de sus abrigos y compartía la comida; de cabo fue ascendida a Sargento Mayor y por su valentía recibió la más alta condecoración militar de Serbia: la Cruz de la Orden de Kara George. Fue herida gravemente en una batalla, y aunque salvó su vida, no pudo volver al frente.

En 1916 publicó su autobiografía “Una mujer Inglesa sargento del Ejército serbio”. Después de seis años de servir en el ejército, se le concedió el rango de Capitán, retirándose en 1922; permaneció en Serbia, en la ciudad de Belgrado, organizando un hospital de campaña, para atender a soldados enfermos y heridos.

Vida Posterior

Cuando a finales de 1922 Flora Sandes fue desmovilizada se encontró perdida sin saber muy bien cómo reconstruir su vida. Fue gracias a un joven soldado ruso doce años más joven que ella y que en la guerra estuvo a sus órdenes, quien le dio un nuevo sentido a su vida. En 1927 se casó con ese soldado ruso (Yuri Yudenitch), siguieron viviendo en Serbia, que en esa época pertenecía a la recién formada Yugoslavia. Decidida e inquieta, ella manejó el primer taxi que hubo en la ciudad, además de dar clases de inglés; más tarde, con su uniforme militar, emprendió una gira por varios países para dar conferencias sobre sus experiencias de guerra: Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos. Valiente y transgresora, está considerada una heroína, una gran luchadora por la libertad del pueblo serbio.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial los nazis invadieron el país y Flora volvió a alistarse en el ejército. Tenía sesenta y cinco años cuando fue detenida por la Gestapo, días después la liberaron; en 1941 sufrió la muerte de su marido. Después de la liberación retornó a Inglaterra a través de África del Sur. Para mitigar la soledad, a pesar de su edad y de las secuelas dejadas por la guerra, marchó con su sobrino a viajar por el mundo como ya hiciera años atrás. De vuelta a Suffolk y postrada en una silla de ruedas, la nostalgia de los tiempos como soldado la hizo estar vinculada hasta el fin de sus días a la Asociación de Salonika, en la que siempre fue tratada como una auténtica heroína.

Muerte

El 24 de noviembre de 1956 fallecía en el hospital de East Suffolk a la edad de ochenta años. Unos días antes, había renovado su pasaporte. Dos textos autobiográficos escritos en distintos momentos de su apasionante existencia permanecen como testimonio de una vida excepcional.

Fuentes