Hacienda del reino

Hacienda del reino
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Obra Arquitectónica
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Impresos de las tablas de Cubel y Blancas (1450-1451)
Descripción

Hacienda del reino. La evolución política, económica y social de Aragón en el siglo XIV va haciendo necesaria la creación de una Hacienda propia del reino que actúe como organismo unitario de los cuatro brazos para recaudar y administrar las cantidades concedidas al monarca por las Cortes de Aragón y haga frente a los compromisos y gastos que el reino, en conjunto, debe mantener para satisfacer estas ayudas.

Síntesis

La evolución política, económica y social de Aragón en el siglo XIV va haciendo necesaria la creación de una Hacienda propia del reino que actúe como organismo unitario de los cuatro brazos para recaudar y administrar las cantidades concedidas al monarca por las Cortes de Aragón y haga frente a los compromisos y gastos que el reino, en conjunto, debe mantener para satisfacer estas ayudas.

Su nacimiento efectivo hay que relacionarlo con las necesidades económicas de Pedro IV, coincidentes con los momentos de crisis en Cataluña, durante los cuales Aragón tuvo que adoptar fórmulas extraordinarias para sufragar las continuas ayudas reclamadas por el rey. Así nacieron las Generalidades y se hará habitual la emisión de censales. Estos dos conceptos, andando el tiempo, se convertirán en los protagonistas de la Hacienda aragonesa, el primero en el capítulo de ingresos y el otro en el de gastos.

Siguiendo la norma de las Cortes, para la organización interna de la Hacienda se nombra una comisión de diputados con autoridad para resolver los problemas planteados en la recogida y administración de las Generalidades, y en la venta, pago de intereses y reabsorción por el reino de los censales. Esta comisión, primero nombrada para un plazo limitado y posteriormente para el período entre dos reuniones de Cortes, será el germen del que nacerá la Diputación del reino, que de tanta trascendencia política gozará durante el siglo XV.

La administración práctica de la Hacienda o General del reino está encomendada a un administrador, que recibe los ingresos y efectúa los pagos, actuando siempre por orden de los diputados y anotando los movimientos económicos en un libro contable: Libro de cuentas del General revisado anualmente por el pleno de la Diputación.

Durante el siglo XV la Hacienda muestra una trayectoria muy fluctuante: la distinta aplicación del impuesto de las Generalidades y la evolución del número de censales son los factores que hacen variar el signo de la situación económica de las finanzas comunes.

En general, se aprecia una tendencia al endeudamiento, con períodos breves de reorganización durante los cuales se sigue una doble política, consistente en aumentar los ingresos por medio de un incremento del impuesto de Generalidades, y una disminución de los gastos, procurando eliminar censales y, por tanto, reducir el presupuesto necesario anualmente para satisfacer las pensiones. No obstante, las continuas ayudas al monarca, el malestar social y la recesión del movimiento comercial, van a provocar, en la segunda mitad del siglo, la ruina de las finanzas aragonesas, hasta el punto que tras la guerra civil catalana se llega a la bancarrota, no bastando con la totalidad de los ingresos para pagar los intereses devengados por los censales.

En 1489 Fernando II se verá obligado a intervenir, como en tantos otros asuntos internos del reino, en contra de la opinión de los grupos dominantes, dictando un plan de saneamiento que disminuía los gastos por medio de una reducción del tipo de interés y de una eliminación forzada de censales propiedad de catalanes, a partir de una elevada cantidad adelantada por el propio monarca o sus más íntimos colaboradores. Este plan de reparo del General, como se le denominó entonces, tuvo efectos inmediatos y antes de acabar el siglo XV se habían reducido los gastos, aumentado los ingresos y nivelado el presupuesto anual de la Hacienda aragonesa.

Fuentes