Henri Verneuil
Henri Verneuil | |
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Nombre real | Achod Malakian |
Nacimiento | 1920 imperio otomano |
Fallecimiento | 11 de enero de 2002 Bagnolet, Seine-Saint-Denis, Francia |
Ocupación | Actor |
Premios | |
Premios César | Por toda su carrera en 1996 |
Henri Verneuil. Cineasta de origen armenio, nació con el nombre de Achod Malakian en el antiguo imperio otomano en 1920, y con cuatro años llegó con su familia a Marsella, huyendo del tristemente célebre genocidio perpetrado por los turcos. Tal experiencia inspiraría su novela “Mayrig”, de 1991, que daría lugar a dos películas, que fueron su último trabajo tras la cámara.
Trayectoria profesional
Estudió artes decorativas en Aix-en-Provence, y ejerció el periodismo en prensa y radio. El nombre con que firmaba sus artículos, Henri Verneuil se lo inspiró un cartel turístico de la ciudad de Verneuil. El cine le atraía, y le daría su gran oportunidad el comediante Fernandel, tras verle desenvolverse como ayudante de dirección y en cortometrajes, con él hizo La table aux crevés (1951), el primero de seis títulos entre los que destacan Le Mouton à cinq pattes, cuyo argumento fue nominado al Oscar, y La vaca y el prisionero (1959), que le dio reconocimiento internacional.
Muchos actores trabajaron con Verneuil repetidas veces, sin duda se encontraban cómodos a sus órdenes. Entre los más señalados figuran Françoise Arnoul –Les Amants du Tage (1955)–, Jean Gabin –no deja de ser irónico que su primer film juntos se titulara Des gens sans importance (1956), con lo importante que fue para él esa colaboración, también con Arnoul, a la que siguió la magnífica reflexión sobre la política El presidente (1961), sobre un texto de Georges Simenon, o Gran jugada en la Costa Azul (1963), con Alain Delon– y Jean-Paul Belmondo –enfrentado a Gabin en Un singe en hiver (1962) y El clan de los sicilianos (1969), hizo también títulos tan populares como Cien mil dólares al sol (1964). Era gran cine comercial, a la americana pero con un toque europeo, podríamos decir.
Y aunque la nueva hornada de la “nouvelle vague” verían el suyo como un cine anticuado, él no se arredró y siguió trabajando a buen ritmo, la popularidad estaba de su parte, e hizo dos filmes bélicos consecutivos en inglés con Anthony Quinn, La hora veinticinco (1967), y Los cañones de San Sebastián (1968). En la década de los 70 seguiría entregando filmes interesantes para lucimiento de Belmondo y con partitura musical de un gran colaborador, Ennio Morricone, como El furor de la codicia (1971) y Pánico en la ciudad (1975). En alusión a Morricone, Verneuil aseguró que “siempre pensé que el apoyo musical en una película no era muy lógico. Me molesta la aportación de la música a una escena, salvo cuando estás con grandes músicos que se involucran, y ahí ni te das cuenta.” Seguramente su último gran film fue I... como Icaro (1979), con Yves Montand, luego su estrella empezó a apagarse.
Casado en dos ocasiones, tuvo cuatro hijos.
El cine francés le daría al fin el reconocimiento que merecía otorgándole el Premio César a toda su carrera en 1996.
Falleció el 11 de enero de 2002 en Bagnolet, Seine-Saint-Denis, Francia.