Honda (Arma)
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La Honda De origen muy primitivo, el propulsor de piedras llamado honda, es un artificio de tiro muy simple y rápido formado por un cordón de metro medio de largo aproximadamente, tejido con lanas de distintos colores, y con un ensanchamiento en el a la mitad del largo, reforzado con tela o cuero , que hace de receptáculo de la piedra. Los proyectiles pueden ser piedras naturales redondeadas, o labradas con bastante precisión, arcilla cocida o secada al sol, plomo moldeado, etc.
Historia
El origen de la honda se remonta a los tiempos prehistóricos, quizás al final del Paleolítico, en el que se usaría exclusivamente como arma de caza. Pero las evidencias arqueológicas de su existencia corresponden ya a la época del Neolítico, cuando aparecen en el área de Oriente Próximo grandes cantidades de proyectiles de arcilla cocida, asociados a usos bélicos.
Uso militar
Los antiguos baleáricos, griegos, hebreos, fenicios y algunos pueblos del área asiática, utilizaron esta formidable arma de guerra. La honda de los baleáricos lanzaba piedras de 4 o 6 cm de diámetro o bolas de plomo. Los soldados eran entrenados desde la infancia en la destreza con la honda y llevaban tres tipos de distinta longitud, según la distancia de lanzamiento. Se decía que su precisión y potencia no tenían parangón. El uso de proyectiles de plomo, inventado por los griegos, haría de la honda un arma temible, más incluso que el arco dada su mayor potencia de impacto y alcance; a esto se unía el pequeño tamaño de los proyectiles, que eran capaces de penetrar en el cuerpo a la manera de una bala, y lo mismo que ella eran invisibles por el aire. Esta arma varia mucho en cuanto a formas y tamaños. Como arma de guerra, la honda se utilizaría todavía durante toda la Edad Media, llegando a convivir incluso con los primitivos cañones. En general en los ejércitos europeos se empleó la honda hasta el renacimiento y mas tarde fue empleada para lanzar granadas.
Presencia en América
En el Nuevo Mundo la honda fue fundamentalmente un arma de montaña aunque también se sabe de su parecencia en el litoral de Venezuela, en Colombia, México y a lo largo de los Andes, hasta el sur de Chile. Mexicanos, peruanos y algunas tribus de Ecuador se hicieron temibles al conquistador por el diestro manejo que hacían de ella. Las Crónicas de las Indias están llenas de combates en los que “llovían” las piedras de las hondas arrojadas por los autóctonos sobre las cabezas cubiertas de morriones de los invasores europeos.
Fuente
- Ramos Zúñiga Antonio (1987). Armas raras y curiosas.
