Indio Bravo

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Indio bravo.jpg
Fecha:1800
Lugar:Puerto Príncipe.Camagüey
País(es) involucrado(s)
Cuba
Líderes:
El Indio Bravo


Indio Bravo. Fue una figura que surgió a principios del siglo XIX, en 1800, conocido como salteador de caminos en Puerto príncipe. Nunca llegó a saberse su nombre verdadero.

Acerca del Indio Bravo

Era un hombre corpulento, con una fuerza descomunal, que montaba al pelo un caballo negro y que era muy diestro en el manejo del arco y la flecha, a su paso dejaba una estela de vacas a las que les había arrancado la lengua. No era un simple salteador de caminos o ladrón. Según Roberto Méndez en su libro Leyendas y Tradiciones del Camagüey, "si sacrificaba aquellas bestias es porque la lengua asada era su alimento preferido y siempre que recurrió a los secuestros fue para exigir comida a cambio".

Provocó el pánico

Puerto Príncipe era una localidad pequeña, y en un pueblo chiquito los rumores se esparcen rápido, el personaje del Indio Bravo se convirtió en un caníbal que se robaba a los niños y se alimentaba con ellos, o les sacaba el corazón para beber su sangre. El pánico cundió rápidamente, ya nadie se sentía seguro al atravesar los caminos, las madres recogían temprano a los niños, las puertas eran cerradas con cuanta tranca o pestillo aparecía, todas las medidas de seguridad eran pocas. Las fiestas se suspendían, al igual que las visitas programadas. Abel Marrero en su libro Tradiciones Camagüeyanas apunta: "Y resultó lo incomprensible, lo que hace detener la pluma de este narrador: aquella población de bravos principeños, armados todos como era la costumbre, se acobardó, se hizo víctima de la cobardía colectiva, tan poco común en el mundo; una ola de terror los hizo salir a sus fincas, ingenios y sembrados en piaras y grupos bien armados, temblando de terror al suponer algún encuentro con el Indio. El miedo se extendía, en la villa se encerraban sus habitantes a las siete de la noche, apagaban los pocos faroles del alumbrado… porque el Indio recorría en su caballo negro la ciudad".

Gran recompensa

El Ayuntamiento promete una recompensa a quien lo capturara por la suma elevadísima de 500 pesos. En mayo de 1804 Juan de Dios Betancourt Agüero, miembro del Cabildo presenta un proyecto para la captura del bandido, que operaba en esos momentos en el camino real de Nuevitas y Magarabomba, se le acusaba del secuestro de una niña, que fue rescatada sin que sufriera daño alguno, además se le imputaba la muerte de un negro esclavo de la dotación de Antonio Lastre. Este proyecto, la jugosa suma de dinero y el secuestro del niño José María Álvarez González, hijo de un vecino principal de la villa, apresuraron la búsqueda y captura. Muchos vecinos se sumaron a la partida.

Captura y ajusticiamiento

El 11 de junio de 1804 Serapio de Céspedes y Agustín Arias, vecinos de la finca Cabeza de Vaca, por fin capturaron y ajusticiaron al Indio, aunque se dice que realmente fue un esclavo de Arias, pero por su condición no pudo tener parte en la recompensa. Ese día en horas de la noche entró el cadáver del Indio a la ciudad, quedando expuesto en la Plaza de Armas, aunque la hora no era la más adecuada las iglesias comenzaron a tocar su campanas, todos los principeños salieron de sus camas para contemplar los despojos del enemigo y los templo se abarrotaron de fieles dando gracias por haber sido librados de aquel bandolero. Al día siguiente el pueblo se lanzó a las calles, lleno de alegría para celebrar las fiestas del San Juan, suspendidas hacía años.

Fuentes

  • Marrero Campanioni, Abel: Tradiciones camagüeyanas. Camagüey: Librería Lavernia, 1961. pp. 60 - 63.
  • Méndez Martínez, Roberto: Leyendas y Tradiciones del Camagüey. Camagüey: Editorial Ácana, 2004. pp. 39 - 43.
  • Periódico Juventud Rebelde. La Habana, 14 de marzo de 2006, p. 9.
  • Sala de Fondos Raros. Biblioteca Provincial: Julio Antonio Mella.