Karl Liebknecht

Karl Liebknecht
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‎ Comunista Alemán
Nacimiento13 de agosto de 1871
Leipzig, Bandera de Alemania Alemania
Fallecimiento15 de enero de 1919
Berlín, Bandera de Alemania Alemania
Causa de la muerteAsesinato
NacionalidadAlemana
CiudadaníaAlemana
OcupaciónPolítico
Partido políticoComunista

Karl Liebknecht. Político y dirigente socialista alemán de origen judío. Cofundador del Partido Comunista Alemán.

Síntesis biográfica

Nació en Leipzig, Alemania, el 13 de agosto de 1871. Su padre Wilhelm Liebknecht (1826-1900), revolucionario socialista amigo de Marx, que había implantado en Alemania la primera Internacional y había fundado con Bebel el Partido Obrero Socialdemócrata de Alemania, en 1875 se unificó con el grupo de Lasalle para crear el moderno Partido Socialdemócrata Alemán (SPD).

Estudios

Estudió derecho y participó en el movimiento socialista desde su juventud.

Trayectoria política

Fue condenado a dieciocho meses de prisión por sus escritos en contra del militarismo alemán en 1907. Militó en el ala izquierda del SPD y fue elegido miembro del Reichstag (Parlamento alemán) en 1912. Al estallar la Primera Guerra Mundial (1914-1918) adoptó una postura pacifista, coherente con los ideales internacionalistas que el socialismo había venido sosteniendo. Fue detenido en 1916 durante una manifestación contra la guerra en Berlín; y permaneció en la cárcel hasta que le liberó la revolución de 1918 que derrocó al emperador Guillermo II.

Se negó a entrar en el gobierno que formó la mayoría socialdemócrata bajo la presidencia de Ebert y, junto con Rosa Luxemburgo, se escindió formando la Liga de los Espartaquistas (desde 1919 transformada en Partido Comunista Alemán o KPD). Dicho grupo, inspirado por el modelo revolucionario desarrollado por Lenin en Rusia, lanzó su propia revolución en 1919 contra el gobierno republicano de Ebert; la represión del movimiento corrió a cargo del ejército alemán, reforzado con voluntarios monárquicos, y en ella murió asesinado Liebknecht.

En la guerra

Desde la primeras semanas de esta guerra, cuando el militarismo alemán festejaba sus primeras victorias, sus primeras orgías sangrientas, cuando los ejércitos alemanes lanzaban su ofensiva sobre Bélgica destruyendo sus fortalezas, cuando parecía que los cañones de 420 milímetros podrían someter el universo entero a los pies de Guillermo II, cuando la socialdemocracia alemana, con Scheidemann y Ebert a su cabeza, se arrodillaba ante el militarismo y el imperialismo alemán que parecían poder someter todo el mundo -tanto en el exterior, con la invasión del norte de Francia, como en el interior, dominando no solo a la casta militar y a la burguesía sino incluso a los representantes oficiales de la clase obrera-, enmedio de estos días sombríos y trágicos una sola voz se levantó en Alemania para protestar y maldecir: la de Karl Liebknecht.

Y su voz resonó en todo el mundo. En Francia, donde el espíritu de las masas obreras aún se encontraba obsesionado por la ocupación alemana y el partido de los social-patriotas predicaba desde el poder una lucha sin cuartel contra el enemigo que amenazaba París, la burguesía y los mismos chauvinistas tuvieron que reconocer que únicamente Liebknecht era la excepción a los sentimientos que animaban a todo el pueblo alemán.

En realidad Liebknecht no se encontraba solo: Rosa Luxemburg, mujer con gran coraje, luchaba a su lado, pese a que las leyes burguesas del parlamentarismo alemán no le permitieran lanzar su protesta desde lo alto de la tribuna, como hacía Karl Liebknecht. Es preciso señalar que Rosa Luxemburg estaba secundada por los elementos más conscientes de la clase obrera, en la que habían germinado sus poderosos pensamiento y palabra. Estas dos personalidades, dos militantes, se complementaban mutuamente y marchaban juntas es pos del mismo objetivo.

Karl Liebknecht encarnaba el tipo del revolucionario inquebrantable en el sentido más amplio del término. En torno a él se tejían innumerables leyendas y su nombre iba acompañado de esos informes y comunicados de los que la prensa era tan generosa cuando estaba en el poder. En la vida diaria Karl Liebknecht era la encarnación misma de la bondad y la amistad. Se puede decir que su carácter era dulce, y su voluntad de revolucionario, de un temple excepcional, le hacía capaz de combatir hasta la muerte por los principios que profesaba.

Y lo demostró elevando sus protestas contra los representantes de la burguesía y los traidores socialdemócratas del Reichtag alemán, cuya atmósfera estaba saturada por los miasmas del chovinismo y el militarismo triunfantes. Lo demostró levantado en Berlín, en la plaza de Postdam, el estandarte de la rebelión contra los Hohenzollern y el militarismo burgués.

Muerte

Fue arrestado y mientras era conducido a prisión el 15 de enero de 1919, fue ejecutado.

Fuentes