Inundación del río Almendares (1791)

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La furia del Almendares
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Desembocadura del Río Almendares.jpg
Fecha:21 de junio de 1791
Lugar:Limite Este del actual territorio del municipio Playa
Descripción:
Los terrenos cultivados a todo lo largo de su recorrido de casi 50 Kms, que sostenían y abastecían de alimento a La Habana, fueron convertidos en un extenso lago que crecía y crecía, llenando de incertidumbre a las poblaciones rurales cada vez más angustiadas.
Resultado:
El río se desvió de su cause y los Puentes destruidos dejaron el barrio Ceiba quedó aislado
Consecuencias:
Desastre económico y geográfico delos barrios Ceiba y Puentes Grandes
País(es) involucrado(s)
Cuba


La furia del Almendares

Antecedentes

Corría el mes de abril del año 1791 y la estación de las aguas se había adelantado considerablemente; desde entonces llovía copiosamente, a tal extremo que para junio los riachuelos se deslizaban como caudalosos ríos salidos de sus cauces e inundaban las campiñas y zonas bajas; arrastraban con fuerza caudal todo lo que a su paso encontraban sin distinción de origen. En el río Almendares vertían sus aguas otros afluentes grandemente crecidos, que lo convertían en una terrible fuerza de destrucción y muerte para toda el área.

Los terrenos cultivados a todo lo largo de su recorrido de casi 50 Kms, que sostenían y abastecían de alimento a La Habana, fueron convertidos en un extenso lago que crecía y crecía, llenando de incertidumbre a las poblaciones rurales cada vez más angustiadas. Así desaparecieron todos los cultivos en El Wajay, Santiago de las Vegas, Bejucal, Santa María del Rosario, Managua y, por supuesto, Puentes Grandes no fue la excepción sino, el principal protagonista de esta gran tragedia.

Historia

Crece la furia destructiva del Almendares

Como un golpe de gracia, entre el 21-22 de junio un huracán vino a dar la estocada final. Durante casi 24 horas llovió torrencialmente sin interrupción, “parecían desatarse las cataratas del cielo” como si un diluvio cayera sobre la región; el desenlace del drama había comenzado.

Inundaciones, sacudidas del vientos huracanados, ráfagas sostenidas que hacían temblar a los más valientes, destruían cuanto encontraban a su paso: viviendas, caminos, puentes, bosques seculares, árboles corpulentos, ganado mayor y menor, aperos de labranza, alimentos y hasta personas eran arrastrados sin auxilios, por la furia del Almendares. Así, convertido en un escenario de tragedia, melancolía, destrucción y muerte de sus moradores quedó el Valle de San Gerónimo o Llanura de los Molinos (Husillo-Puentes Grandes). Toda la región comprendida de Puentes Grandes a Ceiba, que hoy pertenece al Municipal Playa, terminó aislada, inundada, desbastada, por un fenómeno natural del cual demoró en salir económicamente.

==Critérios de Antonio José Valdés, historiador (testigo) por aquella época==,


A a finales y principios del siglo XVIII, XIX, respectivamente, escribe que “en los Partidos de Quemados y La Prensa, las dos orillas de este último (el mismo que en otros lugares llaman de Calabazar o Armendáriz) presentaba una asombrosa perspectiva de desolación: que las aguas se extendieron por todo el anchuroso valle conocido por La Ciénaga y subieron hasta cerca de las Alturas del Cerro”.

El puente, según él, impropiamente nombrado Puentes Grandes, quedó arruinado en casi su totalidad. De los diez y siete ojos que lo formaban se destruyeron quince, quedando solo los pilares, algunos quebrantados y hendidos desde arriba hasta alcanzar los cimientos. El pavimento con su armazón de maderos que sirven de guarda-lados casi en su totalidad fueron arrancados y arrastrados por la corriente, convirtiendo en un montón de escombros la más útil y suntuosa edificación de su tipo en toda la Isla, en ese momento.

Triste panorama de tragedia y melancolía

Los Puentes Grandes, añade, el que cubría aquel lugar donde la naturaleza agrupó las más bellas cualidades naturales para el disfrute y mejor aprovechamiento del hombre, quedó transformada por este fenómeno en un laberinto de rocas descarnadas, profundos abismos, espantosos precipicios.

De sus frondosas y numerosas arboledas, algunas desaparecieron, pasando a formar parte activa de una gran pirámide de escombros arrinconados por el Almendares; de tal magnitud fue ese acontecimiento que el río se desplazó unos doscientos cincuenta metros de su cauce principal hasta una vía más directa hasta su desembocadura en el mar.

El hermoso valle de San Gerónimo o Llanura de los Molinos, el terreno que identificaban por Cacahual (Finca), el Potrero del Rey y ambas orillas del río hasta considerable distancia de dichos Molinos, en dirección a la desembocadura, quedaron totalmente transformados.

Veinticuatro edificios de todo tipo, casas, tahonas, alambiques, quedaron inservibles. Propietarios de la zona perdieron todo lo que poseían dentro y fuera de sus casas, pues animales, sembrados y hasta las propias tierras que pisaban fueron arrastradas.

Los tres molinos de tabaco del Rey sintieron sensiblemente los estragos en cuestión; particularmente en dos de estos, las máquinas, muros y utensilios, sufrieron averías de grandes proporciones; los almacenes se inundaron y las canales de sillería y mampostería que conducían el agua del río para dar movimiento a las máquinas se partieron en muchos pedazos que fueron arrastrados por sobre la tierra y arrojados a unos 10 metros, impulsados por la violentísima fuerza de choque.

Saldo de la catástrofe

La caída del río que era una suave cascada, se convirtió, comenta el historiador Valdés, en un horrendo salto de unos 15 a 17 metros de profundidad, cuyo golpe y ronco estruendo provocaba temor al observarlo.

Esta horrible catástrofe dejó un saldo humano de 30 muertos entre personas de todas las edades, sexos; y más de 100 entre lesionados y traumatizados por el riesgo de correr la suerte de los primeros. El río quedó desviado más de 200 metros del cause original

Fenómenos naturales que causas el acontecimiento

Algunos criterios de un historiador cercano al acontecimiento que ayudan a ilustrar los hechos ya que hace referencias aclaratorias alrededor de comentarios dirigidos a buscar las causas en otros fenómenos naturales, tal vez divinos, orientados hacia la región, como supuesto castigo de Dios por estar residiendo en la misma el cruel y temido Conde de Casa Barreto.

Según Antonio Valdés,contribuyeron, en mayor o menor medida, a que la inundación produjera tanto estrago en el llano de los Molinos la disposición natural geográfica del terreno desde El Husillo hasta La fábrica de tabaco rapé Los Molinos del Rey, y la mala ubicación del citado Puentes Grandes, son a su entender las condiciones principales del acontecimiento sin tener que recurrir a supuestos terremotos, volcanes, ni milagros de los que no existían huellas algunas ni señal a la que algunos recurrieron dando rienda suelta a la imaginación.

1 - Consideró que al romperse el cauce a poca distancia del ya mencionado Husillo, se derramaron las aguas en la zona más baja, la Ciénaga, y tomaron la extensión ya mencionada.

2 - El puente situado en la garganta que unía ambas llanuras estaba en posición oblicua al sentido de la corriente de agua que por él debía evacuarse; además, sus pilares, machones y macizos extremadamente gruesos, con pocos ojos y espacios, especialmente en la parte alta, se convertían en un obstáculo.

3 -Los elementos señalados del puente contribuían a que la cantidad de tozas, árboles, bozas y otros objetos arrastrados fueran obstruyendo cada vez más y más el paso de la corriente de agua que se fue represando y convirtiendo el puente en un obstáculo de gran magnitud y factor principal que elevó el nivel de las aguas sobre la base del terreno. La enorme presión bajo los efectos de la velocidad de la corriente logró vencer el obstáculo hasta precipitarse bruscamente toda la energía potencial hidráulica de todo el agua acumula sobre el valle de los Molinos.

4 - Tal impacto repentino, causaron la ruptura de los canales golpeados por los pedazos de muros de 3 ó 4 toneladas, impulsados por esa mezcla líquida que presionando sobre todos los puntos del terreno dan una respuesta que explica el surgimiento de excavaciones, hundimientos.

5 - Dice que mientras otras zonas donde las aguas alcanzaron unos treinta pies no hubo excavaciones; pero roto el puente sobre esta parte del valle cada pie cuadrado de superficie era oprimido por un peso de veinte toneladas, fuerza más que suficiente para conmover y horadar toda la tierra deleznable, ablandada ya por las continuas lluvias anteriores.

El impulso en sentido horizontal contra todos los obstáculos que le ofrecían resistencia, produjo en las aguas los movimientos de rotación ya explicados, con lo cual se mezclaron las tierras, y las aguas en una masa fluida de mayor densidad, que se precipitaron sobre las zonas más bajas, hasta las planicies en las que ya extendidas, fueron perdiendo fuerza y dieron lugar a que la tierra se fuera sedimentando y cegando la porción enunciada del cauce inicial del río.

MSC José Durand Galano. Historiador del Municipio Playa Presidente de la Sección de Base Territorial de Playa, de la Unón Naconal de Historiadores de Cuba

Fuentes