La hija de Jefté

La hija de Jefté.
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NombreLa hija de Jefté.

La hija de Jefté (Laureano Fuentes Matons). Ópera con un libreto de Antonio Arnao. Se estrenó el 16 de mayo de 1874 en el teatro Reina (hoy Teatro Oriente), de Santiago de Cuba.

Personajes

Seila, hija de Jefté (soprano); Rubén, joven prometido de Seila (Tenor); Jefté, juez de Israel (barítono); coro de jóvenes hebreas, aldeanos y guerreros de Jefté.

Argumento

Acto primero

Escena: Alegre campiña; a un lado varias casas rústicas, una de las cuales es la de Jefté. Por el otro lado se descubre la extensa llanura cubierta de doradas mieses y sembrada de algunos árboles propios de aquella región. En el fondo, sobre azulados y lejanos montes, brilla la aurora, y a poco aparece el sol. Es una mañana serena. La escena es en el país de Galaad, no lejos del jordán.

Un coro de jóvenes hebreos de uno y otro sexo se dirigen hacia sus labores campestres y entonan un cántico al alba. Terminado en coro, aparece Seila, con ademán triste y meditabundo. Esto sorprende a las sencillas campesinas que creían del todo feliz a la bella hija de Jefté. Seila les refiere un sueño que ha tenido, en el cual parece ver un fúnebre presagio: celebraba sus bodas con Rubén y de pronto apareció una torva figura que le clavó un puñal en el pecho y le arrebató la vida.

Las doncellas tratan de consolarla diciéndole que sólo se trata de un sueño y de que Jehová la protegerá. Llega Rubén, con expresión de gozo, y a una señal suya se retiran las jóvenes. El enamorado anuncia a Seila la victoria de su padre sobre los ammonitas y funda en ese hecho su enlace con Seila; le ordena a ésta que se ciña de flores para recibir a Jefté.

Seila, llena de alegría ante las palabras de su prometido, da rienda suelta a la dicha que la embarga y olvida por un momento su intranquilidad. Rubén se marcha y Seila entra en su casa con la intención de prepararse dignamente para el regreso de su padre.

Vuelve Jefté victorioso de los ammonitas y, en un temerario voto, ofrece a Jehová sacrificar en holocausto a la primera persona que salga de su morada. No bien ha terminado el juez de Israel su terrible promesa, aparece su hija, adornada y coronada de flores, y corre llena de alegría a abrazarlo. Horrorizado contempla Jefté al único fruto que su dios le concediera. El desdichado Rubén, lleno de amargura, ve roto sus sueños amorosos y destruidas sus más caras ilusiones. En vano imploran todos a Jefté por la vida de Seila. Es inútil. El osado juramento ha de cumplirse y el puñal del vencedor de los ammonitas se clava en el corazón de Seila.

Fuente

  • Giro, Radamés. Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba. Editorial Letras Cubanas: La Habana, 2009.