La hija de un ladrón (Película)

La hija de un ladrón
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Drama. Dreama Social | Bandera de España España
102 min.
Estreno29 Noviembre 2019
GuiónBelén Funes, Marçal Cebrian
DirectorBelén Funes
Dirección de FotografíaNeus Ollé
RepartoGreta Fernández, Eduard Fernández, Àlex Monner, Borga Espinosa, María Rodríguez Soto, Frank Freys, Jordi Reverte.
Premios2019: Festival de San Sebastián: Concha de Plata mejor actriz (Fernández) ex-aequo 2019: Premios Feroz: Nominada a mejor actriz (Greta Fernández)
ProductoraB-Team Pictures / Oberón Cinematográfica. Distribuida por B-Team Pictures. Distribuida por Netflix
PaisBandera de España España


La hija de un ladrón. Esta película española tiene una duración de 102 min. Realizada por la directora Belén Funes, será estrenada por Netflix: 29 de Noviembre de 2019

Sinopsis

Sara ha estado sola toda su vida. Tiene 22 años y un bebé, su deseo es formar una familia junto a su hermano pequeño y el padre de su hijo. Su padre, Manuel, tras años de ausencia y al salir de la cárcel, decide reaparecer en sus vidas. Sara sabe que él es el principal obstáculo en sus planes y toma una decisión difícil: alejarlo de ella y de su hermano.

Críticas

  • Miguel Ángel Palomo:FilmAffinity: "Una película capital en el cine español, dolorosa e implacable (…) En su afán de atrapar un retazo de vida, Belén Funes acaba por reflejarlas todas. Todas las vidas sufrientes, las que se oponen a la resignación, las que pelean y sangran por conseguir una existencia digna (…) Exprime las imágenes hasta desecarlas y se aferra al rostro de Greta Fernández hasta atrapar su ser íntimo (…) Una obra milagrosa, modelo de pureza
  • Elsa Fernández-Santos: Diario El País: "Admirable interpretación de Greta Fernández (...) Bebe del mejor cine social europeo para construir un drama austero que no juega a la sordidez porque no lo necesita. (...) notable película."
  • Luis Martínez: Diario El Mundo: "La ópera prima del año (...) la directora construye una película que se hace grande tanto en lo que enseña como en lo que oculta. (...) una de esas cintas que respiran tanto en la pantalla como en el recuerdo"
  • Oti Rodríguez Marchante: Diario ABC: "Serio, comprometido, riguroso, desgarrador y muy a pie de vida y de calle (....) Es una historia adusta, que atrapa una vida entre miles y que la singulariza y acerca la gran interpretación de Greta Fernández (…)

Algunas consideraciones a cerca del filme

Película no recomendada a menores de 12 años. Hay películas en las que la complicidad de los intérpretes con quien dirige es más manifiesta que en otras. La complicidad de la actriz, en este caso, con la directora, pero también con la cámara y los espacios que recorren juntos; una, la cámara, encima de la otra, la actriz. La especial sensibilidad que transpiran casi todas las imágenes de La hija de un ladrón nace de esta complicidad. Pero no es solo una cualidad de fotogenia dramática, el manejo siempre seguro de una cámara “a la altura de los personajes” y la dirección de actores, de entenderse a la perfección quien filma y quien es filmada. Esa complicidad emana del propio sustrato argumental y de su guion, porque allí, en la elección de la historia, ya empieza una determinada puesta en escena. No es un filme que sigue al personaje en su doloroso devenir confiándolo todo a la convicción de Greta Fernández, que realiza, cierto, una espléndida interpretación de esta joven de 22 años enfrentada a la soledad, la incomprensión y el desaliento. La historia está muy bien trazada, ya que no se centra exclusivamente en la relación esquiva entre Sara y su padre (Eduard Fernández), pero sin ella, sin las secuencias en que conviven, siempre con agitación y temor, desde el rechazo y la necesidad, porque se necesitan pero no saben cómo relacionarse, La hija de un ladrón no sería lo mismo, o quizá, simplemente, no sería.

Entrevista: Belén Funes . Directora de La hija de un ladrón

“Hacer una película tiene mucho de improvisación” Belén Funes: Yo creo que las óperas primas llaman mucho la atención. Siempre. A mí me sucede: estoy pendiente de la gente que hace su primera película; tendrá que ver con que sea debutante, con la novedad. Yo estudié guion en San Antonio de los Baños (Cuba) y dirección en la ESCAC. Luego, durante una época trabajé de auxiliar de dirección y me olvidé de dirigir, porque no estaba motivada y me sentía insegura, entonces me metí en la rueda de la industria, donde me llamaban bastante. Me costó pararme y decidir hacer mis cosas, la verdad. ¿Cómo se produjo entonces este cambio de rumbo? Era una época en la que tenía la autoestima muy baja y me metí a trabajar pensando que lo de dirigir no era para mí, no me interesaba y no quería hacerlo; decidí ganarme la vida como técnica, pero me quedé sin trabajo y, para no estar en casa, empecé a rodar cortometrajes. En ellos siempre son chicas las protagonistas y hay mucho de mí. ¿Qué maestros del cine te gustan? Ahora estoy muy interesada en cómo se tiene que hacer una película para que llegue a ser como quieres que sea: Éric Rohmer, los hermanos Dardenne, Pablo Trapero y aquí, en Donosti, me he hecho una foto –en plan fan– con Ken Loach. A veces la híper profesionalización no me interesa porque se puede comer a la película que estás haciendo: eso solo tiene inconvenientes, porque todo el mundo sabe estar muy bien en su sitio, pero hacer una película es improvisación de alguna forma. En el cine, los procesos de producción son mastodónticos siempre, porque necesitas mucho dinero, no es como pintar un cuadro, entonces siento que a la película hay que protegerla de todo esto y al final decidir cuál es la mejor forma de hacerla para que salga como quiero. He empezado a leer a John Cassavetes: a ver si me ilumina pues me interesa mucho su forma de entender y hacer el cine. La familia –conflictiva– ocupa el centro de La hija de un ladrón. La familia es un lugar muy inspirador: cuando intento analizar las relaciones que hay entre los miembros de una de ellas me parecen muy fascinantes. Yo quería hablar de la toxicidad que hay en un lazo familiar que está muerto, corrupto, pero que tampoco los personajes son capaces de cortar, porque la sangre tiene mucho poder. Apuestas en la película por el realismo y no incluyes música. No me gusta la música en el cine. Creo que la utilizaré más adelante en algún film, pero me parece difícil y casi siempre me provoca distanciamiento, porque creo que es un elemento de subraye y, sobre todo, porque desnaturaliza una imagen que yo busco, más transparente y menos cinematográfica. El personaje central de tu película, Sara (encarnado por Greta Fernández), vive en un piso compartido, de los servicios sociales. ¿Cómo fue el acercamiento a esa realidad? Hicimos un proceso de documentación, de mucho tiempo, un poco estresante porque en ese momento no escribes, solo preguntas e investigas, y te da la sensación de que la película no avanza, pero en realidad está pasando en otro nivel. Quedamos con chicas que habían estado en circunstancias parecidas a la que mostramos y aparecían con un bebé: todas tenían cerca de 20 años. De ahí nos surgió la idea de darle un hijo a Sara y hacer aparecer la figura del padre del crío. ¿Cómo fueron el rodaje y el equipo? Intentamos ser pocos dentro de un rodaje, donde siempre hay mucha gente; pero diseñamos una forma de trabajo intuitiva: los actores llegaban, se les vestía pero no maquillábamos, y los niños no pasaban por esos procesos, sino que entraban directamente en el set, para que estuvieran en un registro naturalista sin pensar que estaban haciendo una película. Con la directora de fotografía (Neus Ollé-Soronellas) habíamos mirado referentes inspiradores e intentamos que el rodaje fuera ágil, para poder movernos mucho a lo largo del día, porque el film tiene muchas localizaciones. Y, sobre todo, teníamos que priorizar a los actores todo el rato. Fueron en total seis semanas de rodaje, repitiendo con el mismo equipo técnico de mis cortos.

Fuentes