La producción mular.

La producción mular
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Reino:Animalia

El Mulo. La existencia del mulo (híbrido resultante del apareamiento del asno con yegua) y del burdégano (el resultante del apareamiento del caballo con burra), se remonta a los albores de la civilización desde que el hombre “descubrió” que podía auxiliarse de los équidos para su transporte personal y de cargas.

La producción mular.

Fueron varias las especies domesticadas y aprovechadas por el hombre antiguo, entre ellas el hemión, el onagro y el kiang.

Con el decursar de los años se escogió al asno y al caballo como las especies preferidas teniendo en cuenta su mayor docilidad y adaptación al trabajo.

Con el tiempo se apreció que “cruzando ambas especies podían obtenerse híbridos que portaban cualidades positivas tanto genotípicamente como fenotípicamente, por lo que esta práctica ganadera se extendió desde Asia al Medio Oriente y de ahí a toda Europa y luego al resto del mundo.

El mulo, siempre fue discriminado

Tal es así que en la España Medieval el Rey estableció penalizaciones de hasta 50,000 maravedies y la confiscación de todos los bienes a aquel que “echara burro a yegua para obtener mulos”.

La razón la necesidad de los estados feudales de dotarse de grandes unidades de caballería que en ese momento eran parte esencial del poderío militar y de esa manera evitar que se ocuparan vientres en la producción de mulos que como se sabe son menos aptos por su menor docilidad y capacidad para la carrera que el caballo.

Con el tiempo hacia el siglo XVII se autorizó que pudieran cabalgar mulos los curas y cirujanos como excepción.

Este animal, adaptado a climas áridos, dietas reducidas, resistente, longevo y capaz de desempeñarse en los terrenos más difíciles siempre acompañó a los pueblos más pobres, pero nunca pudo ganar el lugar que alcanzó el caballo de más bello porte, capaz de aprender diferentes aires de marcha aunque más torpe que su pariente, el mulo.

Aún hoy apreciamos reminiscencias de esta forma de ver el mulo y oímos expresiones como ésta: “Echarle esa yegua tan buena a un burro es un crimen”.

Factores que han influido en la disminución de la cantidad y calidad de la producción mular

Sin pretender sentar cátedra sobre esta materia, en mi práctica en este tipo de ganadería, aprecié, entre otros, los factores negativos siguientes:

Para tener buenos mulos, hay que tener buenos burros, pues son sus padres. La masa de burros en Cuba se mantuvo aislada prácticamente desde la época en que se introdujeron los primeros garañones (siglos XVI y XVII), en todo ese período salvo alguna u otra importación limitada, no hubo un esfuerzo serio para su mejoramiento.

En la década del 90 del siglo pasado, por primera vez se importó una masa apreciable de burros sementales de alto porte genético y cualidades físicas superiores.

El alto grado de consaguinidad y el desconocimiento sobre esta especie y su cuidado trajo aparejada una disminución apreciable de la talla y los índices de reproducción.

Es importante subrayar la ausencia de textos y de impartición de conocimientos sobre la producción asnal (no se estudia en ninguna parte) y reflejo de esto es que muchos de nuestros ganaderos, de elevada preparación técnica y práctica, en ocasiones se sienten sorprendidos cuando se les habla de razas de burro, pues no saben que éstas existen y que unas son más o menos aptas para uno u otro propósito como por ejemplo:

  • La raza Bergadán (más apta para las labores en la montaña)
  • La raza Poitou (más apta para tiros largos)
  • Otras, la Leoneso-Zamorana, la Magrebina, etc.

Conocer las cualidades de los burros contribuye a escoger los sementales para producir los mulos deseados.

Una producción mular de calidad y eficiente no se obtendrá nunca con yeguas de desecho

No disponer de un rebaño de yeguas con la edad y las condiciones físicas requeridas es a mi juicio el problema principal que enfrenta la producción mular.

Es conocido que cuando se agrupa un lote de yeguas para venderlas o entregarlas a la producción mular, un elevado porciento de ellas son viejas, infértiles o adolecen de algún defecto que las hicieron no aptas para la reproducción caballar. Esa es la realidad.

Ante esta situación, la única vía de solución real y segura es que el productor de mulos produzca a la vez las yeguas que se incorporarán cada año.

Este método, además de garantizar la calidad del rebaño de yeguas, aporta una importante contribución económica a la entidad productora de mulos por la venta de los potricos que se obtienen.

Cada mulo que se produce implica el gasto de aproximadamente 1/6 de una yegua

Esta realidad no es muy comprendida por muchos ganaderos.

¿Por qué es así? Si tenemos en consideración que una potranca no se debe incorporar a la reproducción hasta por lo menos los tres años de vida y que su período reproductivo no es mayor como promedio a 10 años y que en este período no logra más de 6-7 partos en las condiciones de alimentación y cuidados existentes, tendremos la necesidad de contar con la siguiente cantidad de animales para producir 100 mulos:

  • Yeguas para producir 100 partos con una natalidad del 70 %.
  • Yeguas c/burro 143 + 12 burros
  • Yeguas c/caballo para la reposición: 60

¿Porqué? = 143 ÷ (cantidad parto x yegua = 6) = 24 ÷ 0.8 (coeficiente de reproducción = 30 yeguas) x 2 (el 50% de los nacimientos son machos = 60 yeguas en reproducción con caballo + 3 caballos sementales.

Esta producción de potrancas permitirá si se escalona adecuadamente reponer las yeguas con burro que salen de la producción. Empleo el término producción porque la yegua con burro, no se reproduce.

Puede parecer exagerado este cálculo pero es necesario tener en cuenta el estrés a que se somete la yegua parida de burro, las condiciones de los pastos que se dedican a esta ganadería y otros factores que contribuyen a acortar el período útil de las mismas.

Los équidos (caballos, mulos y burros) son más exigentes con los pastizales que el ganado vacuno

Es frecuente oír decir, “la carga con ganado en este potrero es de hasta 20 animales por caballería, con caballos es menos, hasta 15”.

Puede ser verdad en parte en un área determinada, pero cuando se trata de la producción mular no se puede dejar de tener en cuenta que las crías estarán allí durante 3 años y que en ese tiempo además de la yegua madre estarán 2.1 mulitos pastando como promedio.

Esto quiere decir que por cada yegua en el potrero estarán 2-3 hijos con ella y por tanto en una caballería para estar seguros no es aconsejable tener más de 4 yeguas.

No incluyo al burro porque la experiencia nos ha dicho que el burro en el potrero con yeguas (+15 x burro) es la manera más eficaz de lograr los apareamientos efectivos por las razones siguientes:

  • El burro las cela.
  • El burro las enamora (no las viola como sucede en la monta dirigida).
  • La yegua no se estresa.
  • La yegua no hay que recogerla ni moverla.

Fuente

  • Manual de equinos.