Lenguaje sexista

Lenguaje sexista
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Concepto:Lenguaje que refleja y expresa parcialidad hacia uno de los sexos y por lo tanto, trata a los miembros del otro de manera discriminatoria

Lenguaje sexista

La existencia del lenguaje sexista es el resultado del sexismo en la propia sociedad y como un fenómeno social, está íntimamente relacionado con las actitudes sociales.

Caracterización

El lenguaje sexista es aquel que refleja y expresa parcialidad hacia uno de los sexos y por lo tanto, trata a los miembros del otro de manera discriminatoria. En la mayoría de los casos esta parcialidad se manifiesta a favor del sexo masculino y en detrimento del sexo femenino. La existencia del lenguaje sexista es el resultado del sexismo en la propia sociedad y como un fenómeno social, está íntimamente relacionado con las actitudes sociales.

En el pasado las mujeres estaban casi obligadas a quedarse en la casa, subordinadas al hombre, mientras que este era el centro, tanto de la familia como de la sociedad misma, por lo que el lenguaje ha reflejado este hecho social, casi desde la propia aparición de este medio de comunicación entre los seres humanos.

Las sociedades han evolucionado y con ellas el lenguaje que, aunque también evoluciona y cambia, no es capaz de hacerlo al mismo ritmo. Es la comunidad lingüística la que produce y acepta los cambios que ocurren en el complejo sistema de la comunicación humana y, por lo tanto, no es fácil producir cambios perceptibles a corto plazo en la utilización de la lengua en una cierta comunidad lingüística, digamos la de los hablantes del idioma español.

La lengua se "hereda" y se transmite de generación en generación, pero conjuntamente con esta "herencia" vienen asociados muchos fenómenos discriminatorios de épocas y sociedades anteriores que se reflejan en su uso, y de cuya utilización no se puede prescindir o cambiar fácilmente.

Los idiomas pueden diferenciarse en su potencial de utilización de un lenguaje sexista o no sexista y la propia estructura de estos, en particular la del sistema de géneros puede afectar la naturaleza de la respuesta lingüística hacia las cambiantes actitudes sociales acerca de los roles de género. El idioma español, desde su propia estructura, está marcado por las tendencias discriminatorias hacia el sexo femenino, especialmente en su sistema pronominal y en sustantivos que se refieren a ocupaciones y oficios que generalmente han sido desempeñados por hombres y que en la actualidad corresponden a ambos sexos

El idioma español y su sensibilidad sexista

Aunque no se parta de investigaciones en este sentido, solo si escuchamos o leemos atentamente cualquier medio de comunicación masiva, es evidente que el idioma español, como muchos otros, se mueve en una dirección hacia la sensibilidad sexista en el uso de la lengua y en el enfoque genérico de la misma. Ese hecho se manifiesta en la utilización de una gran cantidad de terminología compuesta en su casi totalidad de palabras nuevas que se refieren a la mujer y que complementan la existencia de un término excluyente del sexo femenino.

El género y el número en el idioma español

En el idioma español se considera al género como gramatical o anómalo y aunque los objetos inanimados utilizan los mismos marcadores gramaticales que los seres animados, la atribución de este a los sustantivos inanimados y los pronombres es completamente arbitraria, aunque el género masculino se considera dominante en español. En el plural, un grupo de objetos de género mixto tradicionalmente utilizan el género masculino.

La Real Academia de la Lengua Española plantea que los plurales masculinos, los, ellos, estos, etc., designan una pluralidad de varones, pero también pueden designar conjuntamente una pluralidad de hembras y varones, cualquiera que sea el número de ellos y de ellas, lo que se produce en virtud de la idea general o genérica que es inherente al masculino. No solamente los plurales masculinos, como hijos, hermanos, pueden significar varones y hembras conjuntamente. El singular masculino hombre equivale a varón, pero también designa mujeres y varones, empleado como término general o genérico.

Es de destacar que algunos autores plantean abiertamente que en español los sustantivos plurales que se refieren a ambos géneros utilizan la forma masculina plural del artículo. La propia naturaleza genérica del idioma español hace casi imposible utilizar un sustantivo sin marcar su género debido a la concordancia que se necesita con sus modificadores.

Los pronombres en español

En los pronombres del español, el género se marca en la primera, segunda y tercera personas del plural y aunque no existe un pronombre neutro como tal, el pronombre lo no se puede utilizar de manera inteligible mas que para referirse a conceptos abstractos, como por ejemplo lo bello , lo sobrenatural etc.

Aunque los pronombres de la primera y segunda personas del plural se marcan genéricamente (nosotros, nosotras) no son tan proclives a resultar en lenguaje sexista como los pronombres de tercera persona. Esto pasa porque con menor frecuencia se refieren a grupos de individuos no específicos; por ejemplo, Pinto (1993) prefiere el uso de nosotros, nosotras en grupos mixtos, lo que seria un reto para los hablantes varones, que de otra manera quizás nunca utilizarían la forma nosotras y aunque parezca irrisorio, ha llegado a sugerir la creación de nuevos pronombres que no presenten los marcadores de género y sugiere “nosotres” aunque admite que utilizarlo en un discurso fluido seria difícil para el hablante e igual de irritante para el oyente, y aunque no existe una solución no sexista aparente para el uso de los pronombres de la tercera persona del plural, excepto el acuñamiento de nuevos pronombres sin género, la única solución seria utilizar ambos pronombres, lo que resulta en el uso incómodo de él y ella, ellos y ellas .

Algunos términos ocupacionales en español

Al considerar los términos ocupacionales en español es fácil darse cuenta de que casi todos se marcan genéricamente y parecen agruparse en 3 categorías, primero aquellos términos que tienen formas masculina y femenina idénticas, después los que se marcan gramaticalmente como masculinos y que no tienen una forma femenina correspondiente, y por último los términos que, aunque gramaticalmente ambiguos, se interpretan como masculinos.

Existen términos de la primera categoría en la que existe una variante femenina que depende de la forma masculina, aunque en la mayoría de los casos consiste en la adición de un morfema a una raíz masculina o simplemente una raíz mas un morfema masculino. Ejemplos:

  • Actor - actriz
  • Emperador - emperatriz
  • Alcalde - alcaldesa
  • Príncipe - princesa
  • Sacerdote - sacerdotisa
  • Gobernante - gobernanta
  • Poeta - poetisa
  • Profeta - profetisa
  • Rey - reina

Otros términos se marcan como masculinos desde el punto de vista gramatical e históricamente no han tenido su correspondiente forma femenina, pero que se hacen cada vez más comunes en la medida que la necesidad del uso de un lenguaje no sexista se hace más evidente debido a que cada día un mayor número de mujeres realiza ocupaciones de las que estaban históricamente excluidas. La mayor dificultad en este sentido se encuentra en convencer a los hablantes y escritores de aceptar y usar los términos, porque muchas veces se piensa que no son correctos o que simplemente “suenan” extraños. Es de destacar que, aun sin intenciones, en esta declaración se está siendo sexista al referirse a los hablantes y escritores como si todos fueran del género masculino. Ejemplos:

  • Abogado - abogada
  • Arquitecto - arquitecta
  • Químico - química
  • Bombero - bombera
  • Camionero - camionera
  • Carabinero - carabinera
  • Diputado - diputada
  • Filósofo - filósofa
  • Físico - física
  • Fotógrafo - fotógrafa
  • Geólogo -geóloga
  • Ingeniero - ingeniera
  • Jardinero - jardinera
  • Miembro - miembra
  • Ministro - ministra
  • Piloto - pilota
  • Psicólogo – psicóloga

La tercera categoría se refiere a los términos ambiguos de connotación generalmente masculina, la mayoría de los cuales termina en el morfema -or o -ante (-ente). Los gramáticos prescriptivos y los puristas pudieran alegar que esos términos debido a que no son abiertamente masculinos o femeninos no necesitan una segunda forma y que, además la creación de términos femeninos se hace a veces difícil. En el caso de las terminaciones or , la adición de a se hace de manera análoga a pares que han existido por mucho tiempo tales como (doctor, doctora; profesor, profesora).Los términos que terminan en -ante o –ente se pueden “hacer” femeninos mediante el cambio de e final por a. Ejemplos: Grupo A

  • Asesor - asesora
  • Competidor - competidora
  • Conductor - conductora
  • Director - directora
  • Educador - educadora
  • Escritor - escritora
  • Gobernador - gobernadora
  • Jugador - jugadora
  • Rector - rectora
  • Senador – senadora

Grupo B

  • Dirigente - dirigenta
  • Estudiante - estudianta
  • Gerente - gerenta
  • Presidente - presidenta
  • Representante – representanta

Grupo C

  • Capitán - capitana
  • Chofer - chofera
  • Intelectual - intelectuala
  • Jefe - jefa
  • Juez - jueza
  • Patrón – patrona

Los términos que muestran en la lista anterior son de género ambiguo y se han interpretado generalmente como masculinos, sin embargo las formas femeninas son más desconcertantes que las del grupo A o B. Es interesante también que en español existen algunos términos ocupacionales que aunque se refieren a roles masculinos tradicionales, terminan en la letra -a lo que da la apariencia de una terminación femenina. La lista que aparece a continuación muestra aquellas ocupaciones en que solo el artículo indica el género.

  • Astronauta
  • Dentista
  • Deportista
  • Guardia
  • Guía
  • Periodista
  • Pianista
  • Policía

Además de estas categorías o términos ocupacionales que aquí se describen, existe otro grupo pequeño de sustantivos que son solo femeninos y que se refieren a mujeres y hombres por igual; por ejemplo, victima y persona las que se utilizan con artículo y concordancia femeninos sin tener en cuenta el referente.

El lenguaje no sexista

Aunque el uso de un lenguaje no sexista, o que no tenga matices de esta implicación es algo muy difícil de lograr debido a la propia estructura sintáctica y morfológica de la lengua española, la búsqueda de alternativas que eviten la desigualdad de géneros en el sentido de la comunicación es siempre un paso de avance en hacia la consecución de un idioma que se encamine y evolucione hacia la eliminación de las tendencias sexistas que han existido por siglos en el idioma español. Quizás muchas de las palabras y términos que se mencionan en este trabajo y que hoy nos parecen incorrectas o simplemente extrañas o de mal gusto sean en el futuro parte de un léxico correcto y menos discriminatorio del sexo femenino.

Fuentes

  • Fuentes de la Corte, Juan Luis. (1991). Gramática moderna de la lengua española. Madrid: Bibliografía Internacional.
  • John Lyons, (1970) Linguistic Semantics: An Introduction, Foreign Language Teaching and Research Press & Cambridge University Press
  • Lathrop, Thomas A. (1987). ¡De acuerdo! Un enfoque comunicativo, estructural y cultual. New York: John Wiley & Sons.
  • Lunn, Patricia Vining, & DeCesaris, Janet A. (1992). Investigación de gramática. Boston: Heinle & Heinle
  • Nilson, Alleen Pace and Haig Bosmajian, H Lee Gershung, Julia P Stanley. (1977) Sexism and Language. NCTE
  • Peter Trudgill, (1983) Sociolinguistics: An Introduction to Language and Society. Penguin Books
  • Pinto de Rojas, Patricia. (1993). Personal communication. Concepción, Chile.
  • Real Academia Española (Comisión de Gramática). (1983). Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe.
  • Seco, Rafael. (1982). Manual de gramática española. Madrid: Aguilar.