Los Médicos de la muerte.

Los médicos de la muerte
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Un cruel relato de los experimentos que los nazis practicaron con humanos
Título originalDoctores del infierno
Autor(a)(es)(as)Vivien Spitz
ColaboraciónVictoria Horrillo (traductora)
Editorial:Tempus
GéneroTestimonio
Edición2009
Primera edición2009
ISBN978-849-256-711-9
Notas
Contiene 352 páginas

Los médicos de la muerte o Doctores del infierno. Libro basado en los escalofriantes horrores y un cruel relato testimonial de los experimentos que los nazis practicaron con humanos en la Segunda Guerra Mundial. Realizado por la autora y testigo Vivien Spitz quien trabajó como taquígrafa en Nuremberg en 1946.

Sinopsis

Historia escalofriante acerca de la depravación humana y su castigo, contada por primera vez por una testigo presencial: una taquígrafa del proceso a los médicos nazis, enmarcado dentro de los Juicios por Crímenes de Guerra de Nuremberg.

Este relato de las torturas y asesinatos cometidos en nombre de la investigación científica y el patriotismo incluye transcripciones del juicio a las que el público no había tenido acceso hasta ahora y fotografías inéditas usadas como pruebas de cargo durante el proceso.

Argumento literario

La autora nos traslada a la sala del tribunal para oír testimonios dramáticos y asistir a las reacciones de los imputados. Los testigos hablan de experimentos en los que se les privó de oxígeno, se les congeló, se les inocularon enfermedades, se les amputaron miembros sanos o se les forzó a beber agua del mar. El estremecedor testimonio de la autora constituye una valiosa contribución al conocimiento de los abismos de maldad a los que fue capaz de caer el nazismo.

Resumen del libro

La autora actuó como taquígrafa en Nuremberg en 1946. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la URSS llevaron a juicio a los principales dirigentes nazis bajo la acusación de crímenes contra la Humanidad y genocidio. Probablemente sea menos conocido que hubo otro juicio en el que veinte médicos y tres auxiliares fueron juzgados por: conspiración, crímenes de guerra, crímenes contra la Humanidad (asesinatos, brutalidades, vejaciones, torturas, atrocidades) y pertenencia a una organización delictiva (las SS).

Relata en forma de recuerdos el gran interés que tenía en formar parte del equipo de taquígrafos que tomaba notas en los juicios, y la conmoción que sintió al conocer de primera mano los asesinatos realizados por los médicos y sus ayudantes. Cuenta en los primeros capítulos sus impresiones al llegar a un país en ruinas y a una bella ciudad completamente destruida por la guerra.

Prosigue el libro con transcripciones de los interrogatorios realizados a los médicos nazis. En ellos se describen los experimentos llevados a cabo sobre prisioneros de guerra, judíos, eslavos, y enfermos aquejados de enfermedades avanzadas. Es de especial dramatismo la referencia a los experimentos que simulaban condiciones atmosféricas extremas tanto de elevada altitud como de exposición al agua helada.

Estas personas eran introducidas en cámaras de baja presión para cuantificar el tiempo que tardaban en fallecer o los síntomas que presentaban al modificar la altitud o la presión. Otro experimento consistía en introducir a las personas desnudas en agua helada para calcular el tiempo que tardaban en dejar de respirar o los mejores métodos de recalentamiento.

El objetivo de estas acciones, llevadas a cabo por Sigmünd Räscher, era conocer los mejores métodos para tratar a los aviadores alemanes que eran derribados por los aliados y caían en zonas muy frías. La relación de experimentos llevados a cabo sin ningún tipo de consentimiento, o incluso con promesas no cumplidas sobre su liberación o mejora de condiciones de vida, es aterrador.

Se les inoculó venenos, tóxicos, gas mostaza, bacilos del tifus, malaria, suero de pacientes de hepatitis, fueron obligados a beber agua salada. Se les provocaron artificialmente heridas que eran infectadas con tierra, trozos de madera o cristal para reproducir la tipología y contaminación de las heridas de guerra.

Se realizaron amputaciones y secciones de huesos y tendones. Se hicieron experimentos con antibióticos y fármacos coagulantes, realizando amputaciones en vivo o disparos a sangre fría para comprobar si se producía o no hemorragia. Se esterilizó a miles de personas, y se acabó con la vida de enfermos, discapacitados, y portadores de defectos congénitos, con el argumento aceptado socialmente de que suponían un coste para el estado. Los horrores no terminaban con la muerte. Algunos de los esqueletos y los cerebros eran conservados para estudios posteriores.

El juicio se saldó con diferentes condenas: sentencia de muerte para cuatro médicos y tres colaboradores, cadena perpetua para cinco imputados y prisión para otros cuatro. Siete acusados fueron declarados inocentes y puestos en libertad. Es llamativo como hubo tan pocos acusados y condenas tan limitadas cuando hay pruebas de la participación activa e incluso entusiasta de muchos profesionales médicos en las atrocidades de la época nazi. Se ha sugerido la existencia de una verdadera conspiración de silencio por parte de la Medicina en la Alemania de la postguerra.

Llama la atención en los interrogatorios el absoluto desprecio de los médicos nazis sobre la vida humana. En su alegato final Karl Brandt, médico personal de Hitler y artífice de la T4 Aktion, dice:

“Es irrelevante si el experimento se hace con el consentimiento o en contra de la voluntad de la persona interesada (…) La intención es el móvil: la lealtad hacia la comunidad (…) La ética en todas sus formas la decide un orden o la sujeción a una autoridad”.

La obra de Spitz es de lectura muy sencilla y contiene los informes periciales utilizados en el juicio, así como en el prólogo un artículo del Premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel. Por último la autora habla de sus experiencias como conferenciante y llama la atención acerca de las corrientes negacionistas del Holocausto.

Otros datos relevantes sobre este hecho histórico

Datos sobre Médicos Alemanes en la era Nazi

  • De 52.000 médicos registrados en Alemania, 8.500 eran judíos (16%).
  • El 44% de los médicos se afiliaron al Partido Nazi.
  • El 7% de todos los miembros de las S.S eran médicos.
  • 200 médicos participaron en investigaciones no éticas.

Esterilizaciones Masivas

  • Se crearon 300 tribunales de Justicia especiales, formados por dos médicos y un Juez para dictaminar quién era tributario de esterilización.
  • El 25% de los médicos alemanes colaboraron en el proceso de identificación y esterilización masiva.
  • 400.000 alemanes fueron esterilizados forzosamente entre 1934 y 1939.
  • Para proteger la raza germana se prohibieron los matrimonios entre “personas saludables” y personas consideradas genéticamente impuras. Se persiguieron todas las conductas que atentaban contra la procreación (aborto y homosexualidad).
  • Esterilización de [[deficientes mentales, portadores de enfermedades hereditarias.
  • Esquizofrenia, sordera y ceguera congénita, PMD, epilepsia, corea, alcohólicos, mestizos, mulatos.

Principios de la medicina nazi

  • La Medicina tiene que defender a los alemanes “con herencia genética saludable”. El médico debe procurar el cuidado de la persona sana.
  • No todas las personas son de interés para la “medicina de los sanos” sino sólo el alemán ario, y el médico está obligado a cuidar de su salud.
  • El enfermo y la enfermedad no es el objetivo de la Medicina.
  • La medicina no debe curar al enfermo inferior, la curación de esos enfermos es una acción “anti humana”.
  • No hay lugar en el mundo para “consumidores innecesarios e improductivos” y por ello no hay que privarlos de la muerte.
Castillo de Harteim, Austria
  • El papel de los Médicos es seleccionar a los débiles y enfermos destinados a morir.
  • El objetivo de la Investigación es servir a la Política Nazi y su visión del Mundo.
  • El proceso de aniquilación es parte del tratamiento.

La T4 Aktion

El programa se camufló bajo el eufemístico nombre de “eutanasia”, cuando el título adecuado hubiera sido asesinato: discapacitados, enfermos y miembros de minorías fueron víctimas por cientos de miles del racismo nazi.

El castillo de Hartheim (Austria), un centro de eutanasia donde discapacitados físicos y psíquicos fueron exterminados mediante gas e inyección letal. (fecha incierta).

Para llevar a cabo las tareas organizativas fueron creadas, estrechamente vinculadas y subordinadas a la Secretaría del Führer:

  1. uno La « Sociedad Nacional de Trabajo en Sanatorios y Centros de Cura »
  2. dos La « Compañía de Utilidad Pública para Transporte de Enfermos »
  3. tres La « Fundación de Utilidad Pública para el Cuidado de Establecimientos ».

La Eutanasia como una solución compasiva a un problema doloroso

Karl Brandt, médico nazi responsable del programa de eutanasia
  • Los nazis consideraban genéticamente enfermos a personas como: esquizofrénicos, epilépticos, maniacodepresivos, ciegos y con sordera genética, alcohólicos crónicos, dementes seniles, paráliticos, sifilíticos, y a todos aquellos con síntomas de retraso mental y deformidades físicas.
  • Se eligió la asfixia con anhídrido carbónico como método de dar muerte.
  • Se estableció un organismo para hacer un registro de enfermedades hereditarias y congénitas. Los médicos estaban obligados a informar de todo nacimiento de inválidos o deformes.
  • Las comisiones (que incluían dos médicos de niños y un psiquiatra) analizaban cien casos diarios.
  • Los niños sentenciados a muerte eran trasladados a uno de los 20 departamentos de hospitalización especiales.
  • Se establecieron 6 centros de Eutanasia dirigidos por Viktor Brandt (Bernburg, Brandenburg, Grafeneck, Hadamar, Hartheim, y Sonnenstein), La Función de los Médicos era:
  1. Crear un ambiente médico tranquilo y relajante.
  2. Revisión y registro de los datos de los enfermos.
  3. Abrir las llaves del gas.
  4. Emitir los certificados de defunción falsos (se informaba a la familia que habían fallecido de causa natural).
  • En el Programa de Eutanasia fueron asesinados 70.000 alemanes
Tablas de fallecidos en el plan de eutanasia

La Psiquiatría nazi y los enfermos mentales

Con el comienzo de la II Guerra Mundial creció drásticamente la presión para eliminar a los enfermos mentales crónicos e incurables. El ejército necesitaba camas hospitalarias, y los psiquiatras no opusieron resistencia.
Las esterilizaciones a enfermos mentales alemanes (1934-1939) arrojaron un saldo de 350.000 personas esterilizadas y varios centenares de fallecidos durante la práctica.

Se realizaron investigaciones sobre diversas formas de retraso mental y epilepsia. La idea era evaluar y estudiar exhaustivamente a los pacientes en vida, durante años, tanto desde el punto de vista psicológico como desde el fisiológico. Posteriormente se los asesinaba discretamente y se estudiaban sus cerebros. Las investigaciones tuvieron que suspenderse, ya que tras la derrota de Stalingrado la mayor parte de los médicos que participaban en el mismo fueron llamados a filas.

Los enfermos mentales esperaban desnudos para ser ejecutados en una habitación camuflada como lavandería. La tarea de abrir la válvula de un depósito de monóxido de carbono correspondía a un psiquiatra. En agosto de 1941 se suspendió el asesinato de enfermos mentales mediante gas.

Los pacientes que debian morir tras el dictamen médico, eran marcados en el cuestionario con una "X". Pronto surgió el término popular Kreuzelschreiber (Escritores de X) El asesinato de los enfermos mentales se realizó de manerasdistintas: esterilización, inyecciones letales, desnutrición, gas, o inyectando dosis bajas de barbitúricos con lo que se favorecía la aparición de una neumonia que generalmente era terminal.
La matanza de enfermos mentales fue una eutanasia llevada con discreción para los pacientes crónicos sin esperanzas de tratamiento efectivo.

Datos de la autora

Vivien Spitz. Escritora estadounidense. (1924-1 de abril de 2014), nacida como Vivien Ruth Putty, fue una reportera judicial estadounidense en los juicios de Nuremberg después de la Segunda Guerra Mundial. De 1972 a 1982. Fue reportera principal de debates en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Fue la primera mujer que trabajó como taquígrafa en el Senado estadounidense y como tal ha consignado las palabras de cuatro presidentes ante el Congreso.

Fuentes

  • Spitz, Vivien. Doctores del infierno. España: Editorial Tempus, 2009. 352 p.
  • Artículo: Datos del libro. Tomado delsitio: www.casadellibro.com. Consultado el 15 de febrero de 2021.

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