Manos que empujan
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“Manos que empujan”, título original “Tui Shou (Pushing Hands)”, largometraje del año 1992, dirigido por Ang Lee. Apta para todas las edades, en HD subtitulada en español, con una duración de105 minutos. Excelente, amada por la crítica y con múltiples nominaciones a premios de la industria, una obra de arte. Este film tuvo un costo estimado de realización de US$ 400,000 y fue producido y/o financiado por Central Motion Pictures y Ang Lee Productions. Distribuyeron comercialmente esta pieza cinematográfica empresas como Good Machine, Cinépix Film Properties (CFP), Miramar Home Vídeo, Sandrew Metronome Distribution y Spectrum Films.
Sumario
Sinopsis
Un jubilado maestro chino Tai-Chi, se traslada a Westchester, Nueva York a vivir con su hijo Alex, su nuera americana Martha y su hijo Jeremy. Sin embargo, la segunda novela de Martha sufre del severo bloqueo de los escritores provocado por la presencia de Chu en la casa. Alex se debe esforzar por salvar a su familia, ya que combate un conflicto interior entre la tradición cultural y su estilo de vida americano moderno.
Intérpretes
- Audrey Haight
- Bar-Chya Lee
- Bill Lin
- Bin Chao
- Bo Z. Wang
- Chit-Man Chan
- Deb Snyder
- Emily Yi-Ming Liu
- Eugene Lau
- Fanny De Luz
- Haan Lee
- Hung-Chang Wang
- Jackson King
- James Lou
- Jeanne Kuo Chang
- Lai Wang
- Liang Yin
- Pamela Yang
- Pauline Liu
- Peter Lee
- Richard Light
- Sihung Lung
- Victor Chan
Crítica
- Aquí se narra una historia de relaciones personales y especialmente de relaciones dentro de la familia en la que los malentendidos están a la orden del día debido al cambio generacional brutal que se opera en el seno de dicha familia, cambio generacional acentuado por el hecho de que algunos de sus miembros emigran a los Estados Unidos y viven a caballo entre dos mundos, su mundo natal oriental y el nuevo mundo occidental. En un estilo sencillo y directo realista Ang Lee cuenta aquí la historia de un maestro de Tai Chi jubilado que abandona Taiwán a una edad avanzada para vivir con su hijo en los Estados Unidos. El anciano no se logra acomodar a su nueva vida, y tampoco lo hace a sus hábitos su nuera. Chocan los dos mundos mencionados, oriente y occidente, y también la tradición y la supuesta modernidad, y dos modos de vida contrapuestos estallan creando terribles consecuencias. Sin embargo, Ang Lee despliega un mensaje esperanzador de unión y fraternidad, de entendimiento entre culturas, y las cosas cambian poco a poco para la familia del viejo maestro y para él mismo, que a su edad es capaz de emprender una nueva aventura vital (el filme también critica el papel al que son relegados los ancianos que, tras toda una vida de trabajo para cuidar a sus hijos, son vistos como trastos rotos). Junto a este tema, excelentemente tratado, también se incide de forma no menos brillante en la dificultad de las relaciones humanas o en el amargo paso del tiempo, que hacen de hombres aún plenamente servibles como este anciano taiwanés, pletórico de fuerza física (es un maestro del“pushing hands”, de ahí el título de la película) y mental pese a ocasionales lagunas, un ser llevado al vertedero de los inservibles, al terreno de los olvidables. Toda una muestra de oficio cinematográfico con una excelente interpretación.
- “Manos que empujan” completa una película armónica, bella, inspiradora, inteligente, real y llena de mensaje. Ninguna palabra del guión escrito por el propio realizador en compañía de su inseparable colaborador James Schamus es pronunciada en vano. Con indiferencia del nivel de aprecio que le podamos tener a las artes marciales y más concretamente al elegante Tai Chi Chuan, o sin ser incluso partícipes de un estilo de vida que suscriba las enseñanzas del budismo Zen, podemos llegar a sentirnos identificados con lo que desde este conjunto se consigue transmitir, puesto que su mensaje es universal y la lógica en la que está bañado puede abrirse camino entre los corazones de todo el mundo. Se denuncia el egoísmo, la vanidad, el ego, la ira, la insolidaridad y la soledad a la que se obliga permanecer a muchas personas. Se ofrece a cambio un canto a la paz interior, la felicidad, la amistad, lo inmaterial y lo auténtico.


