Memorias de África (Película)

Memorias de África
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Romance. Aventuras. Drama | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
160  min
Otro(s) nombre(s)Out of Africa
Estreno1985
GuiónKurt Luedtke (Novela: Isak Dinesen)
DirectorSydney Pollack
Dirección de FotografíaDavid Watkin
ProductoraMirage Entertainment / Universal Pictures
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Memorias de África (Filme). Película norteamericana de 1985, dirigida por Sydney Pollack y en los papeles principales los protagonistas son Meryl Streep y Robert Redford.

Sinopsis

Libremente inspirada en la obra homónima de la escritora danesa Isak Dinesen. A principios del siglo XX, Karen (Streep) contrae un matrimonio de conveniencia con el barón Blixen (Brandauer), un mujeriego empedernido. Ambos se establecen en Kenia con el propósito de explotar una plantación de café. En Karen Blixen nace un apasionado amor por la tierra y por las gentes de Kenia. Pero también se enamora pérdidamente de Denys Finch-Hatton (Redford), un personaje aventurero y romántico a la antigua usanza, que ama la libertad por encima de todas las cosas.

Reparto

Premios

  • 1985: 7 Oscars: Mejor película, director, guión, fotografía, dir. artística, bso, sonido
  • 1985: 3 Globos de Oro, incluyendo Mejor película - Drama. 6 nominaciones
  • 1985: Premios David di Donatello: Mejor película y actriz extranjera (Meryl Streep)

Críticas

Cómo pasa el tiempo

Cuando una ve esta película en su adolescencia quiere ser Karen Blixen y visitar Kenia, encontrarse con un Denys parecido a Robert Redford y vivir un apasionado romance. Siempre lloraba cuando la veía. Con el paso de los años, no puedo evitar mirar con cierto sarcasmo esa idealización: en África, aparentemente, no hay mosquitos, cualquiera planta café y le crece, en el corazón de la sabana siempre hay un momento para una cena con vino, velitas y cubertería de plata, los leones obedecen al látigo de una aristócrata danesa y en una mañana uno puede aprender a manejar una avioneta.

Aún así, las primeras impresiones de fascinación que sentí por esta película perviven todavía en mi memoria y si me dejo llevar, casi logro sentir la misma emoción de hace tiempo, con la diferencia de que una ya no se cree los cuentos y ha perdido la esperanza de encontrar alguna vez un lugar como ese, un paraíso (que aún no es un parque nacional) donde apenas ha llegado la civilización y un masai fiel te sigue a todas partes.

Luego te desperezas, te frotas un poco los ojos y ves una típica historia de amor en la que la chica quiere compromiso y el chico quiere libertad. Ambos sufren, porque seguramente se quieren de verdad, pero tienen formas diferentes de entender la vida. Un lugar común, vamos, pero en un entorno de incomparable belleza en el que la música, todo hay que decirlo, ayuda bastante. Inolvidable J. Barry...

Debo estar ya mayor para el romanticismo.

Yo tenía una granja a los pies de las colinas de Ngong

Justo después de mi admirada "Tootsie", el cineasta norteamericano de "Danzad, danzad malditos", Sydney Pollack traslada a la gran pantalla con la colaboración de Kurt Luedtke en tareas de guionista, las memorias autobiográficas de la autora danesa Isak Dinesen, pesudónimo artístico detrás del cual se esconde la verdadera identidad de la baronesa Karen von Blixen-Finecke, durante su estancia de vida en Kenya (1914-1931) en los años dorados del colonialismo británico en aquella zona, y que publicaría en 1937...

Un épico y edénico paseo por paisajes de ensueño y fantasía gracias en gran parte al extraordinario trabajo de fotografía de David Watkin muy en la honda de Freddie Young para las grandes producciones del David Lean más faraónico...y qué de la emblemática y brillante banda sonora a cargo del incombustible John Barry...

Pollack factura una magna obra, a partir de susodichas memorias e ingredientes, con el telón de fondo del sempiternamente anacrónico tema del colonialismo, en aquella época del colonialismo en plena ebullición en el continente africano, en las llanuras de Amboseli, un tanto alejados de las escaramuzas políticas de la capital, Nairobi, y entre rumores que atañían a la reina Victoria de Inglaterra, repartiéndose alegremente el yermo terreno africano con su nieto, el kaiser Guillermo, a quien según cuentan de oídas los lugareños, le regaló las montañas del Kilimanjaro pues no poseía montaña alguna de la cual presumir...

Como si de una historia de Julio Verne se tratara, Pollack va desmenuzando página a página las fantásticas memorias de la interfecta para ir componiendo una sólida estructura, cargada de poesía narrativa y plástica, a través de una fotografía y una banda sonora realmente apabullantes...

Sin dejar de destacar tampoco las brillantes interpretaciones de un reparto coral en estado de gracia, fundamentalmente a cargo de una descomunal Meryl Streep y un majestuoso Robert Redford, y sin olvidarnos tampoco de una carismática interpretación de un contenido Klaus Maria Brandauer...

La eterna fascinación de lo desconocido y del continente africano en particular, origen y cuna de cualquier atisbo de vida, está milimétrica y detalladamente descrita en esta fascinante epopeya edénica sobre la vida en territorio salvaje, y en mitad de una nociva influencia del hombre occidental; la propiedad privada y la rapiña originaria en la que se basa según la irrefutable ley del más fuerte.

Si aún no la has visto, no tardes mucho más en verla pues sería pecado.

Como sucedía con la tierra roja de Tara y lo sacrosanto de la propiedad terrenal para aquella familia de criollos de origen irlandés en la épica odisea de "Lo que el viento se llevó", esta famosa coletilla a modo de prólogo y epílogo de esta otra magna obra "...yo tenía una granja en áfrica, al pie de las colinas de Ngong..." nos hace presagiar también que estamos ante una obra,

I M P R E S C I N D I B L E.

Homenaje a Sydney Pollack

Otro grande que se nos fue, aunque cinematográficamente hablando parecía ya que se había marchado mucho tiempo atrás.

“Memorias de África” es y será su obra más recordada, aunque no sea su mejor película sin lugar a dudas. Pero es lo de menos, aquí consigue enganchar a cientos de miles de personas que esperaban algo de cine clásico en la década de los comandos desaparecidos en combate.

Tiene además el mérito de ser una de las verdaderamente primeras películas feministas del cine contemporáneo, porque aunque Robert Redford es el galán que a todas enamorada, Meryl Streep es la única heroína de la película.

Y claro, como decía aquel, en sus virtudes encontrareis sus defectos, y es cierto. La señorita danesa se pinta a sí misma –no olvidemos que no deja de ser una autobiografía- como un deshecho de virtudes, trabajadora, cariñosa, entregada, protectora de los débiles, con carácter, hermosa, buena tiradora, amazona, constante, amante... por eso cuando llegan los problemas de diversa índole que todos conocemos y no hace falta que explique de nuevo consigue darnos lástima, a pesar de su entereza. Evidentemente como toda historia lacrimógena intenta manipular los sentimientos del espectador para llevarle al huerto, y Pollack lo consigue.

Tampoco me convence el papel de Klaus Maria Brandauer. Y digo el papel, no el actor, que hace lo máximo que puede hacer ante un dibujo bastante peyorativo y partidista. No hacía falta a mi juicio contratar a uno de los mejores actores de los años ochenta para darle un personaje de tan segunda fila.

En cuanto al retrato de África, ahí sí opino que es blando, bastante más que la historia de amor, cuando debía ser al contrario. Aquello es ante todo un paisaje turístico, no vemos verdaderas enfermedades, ni plagas, ni sequías, ni guerras, ni a los Mau Mau cortando alguna cabeza blanca, ni verdadero racismo, sólo clasismo. Es decir, utiliza África más como escenario donde transcurre una historia de amor que como elemento protagonista con los elementos que todo territorio tiene, y esos elementos son más que leones hambrientos. Recomiendo para eso visionar "Las montañas de la luna" o leer cualquier libro de mi ídolo Richard Burton.

Y aún y con todo, yo soy el primero en reconocer que es una película estupenda -por supuesto superior a “El paciente inglés”-que los que la hemos visto en pantalla grande sabemos que es un regalo para los sentidos y que como muy bien dice Pablo Kurt sigue siendo uno de los retratos más acertados entre el compromiso y la independencia, y es que en contra de lo que piensan la gente, el personaje atractivo realmente es Robert Redford, no ella, este aventurero naturalista y mujeriego que no está dispuesto a renunciar a saborear todo lo que puede dar la vida sólo por amor. ¿O sí? Nunca lo sabremos.

como olvidar

No es posible olvidar una película así. Una música que subyuga,transporta y evoca. Un amor que nos conmueve y nos duele,que casi podemos sentirlo como lo sienten ellos...hermoso como un cuento bien contado,inalcanzable como toda la belleza de Africa. Cómo olvidar una fotografía tan evocadora? Cómo no sentir que se te erizan los pelos ante unas interpretaciones que rozan la perfección? Película imprescindible y redonda hasta límites pocas veces alcanzados en el cine...Única

Las memorias son aburridas, África es deslumbrante

Ante tantos elogios, empiezo diciendo que no me parece la gran obra. Es el típico drama que sale al mercado a cazar premios Óscar pero con una lamentable falta de emotividad a la hora de lograr sensibilizar y lograr implicaciones emocionales por parte del espectador.

El filme es largo, y en su extensión no logra plasmar todo lo que un drama romántico debe conseguir, ya que si bien tiene una bella y armoniosa factura visual también posee un guión lo suficientemente insustancial desde el contenido textual.

A la historia le cuesta arrancar, pasan los minutos y una voz en off van presentando algunas de las características importantes que van a dar vida a los trances del filme: las mismas pasan por un brete sentimental donde hay conflictos de sensaciones, donde hay una constante búsqueda de la estabilidad afectiva y amorosa, un desaborido romanticismo que queda bastante superficial en esa nueva posibilidad en el amor y en el descubrir experiencias “fuertes”, algunos conceptos (alegóricos en cierta medida) tales como el contraste entre el estar solo (relacionado con el África virgen en el personaje de Robert Redford) o la vida de compromisos que acarrea la pareja (relacionado con la civilización inglesa en el personaje de Meryl Streep), algo de humanismo en la solidaridad con los nativos de Kenia, y un poquito de espíritu combativo para sacar adelante un proyecto económico en territorio desfavorable.

Desde las actuaciones destaco obviamente a Meryl Streep por ser la protagonista principal que más tiempo está en pantalla y sobre quien recae gran parte del peso del filme. Ella encarna en forma sólida -aunque tampoco es para emocionarse demasiado- a una mujer especial y emprendedora, llena de ánimo y tenacidad para sobrevivir y sacar adelante su granja en Kenia.

Lo de Robert Redford es más convencional y efectista aún, el típico galán que tiene todas las características para conquistar y seducir a la dama de la película. Lo que sí me ha encantado es el preciosismo de los detalles técnicos tales como fotografía, diseño de arte, la recreación de época y de cultura mediante vestuario… los cuales junto a la sentida y afligida banda sonora se funden con los paisajes naturales del África salvaje y dan por resultado una película muy atractiva desde lo visual.

Sin dudas que lo mejor es la combinación de música con escenarios naturales, una composición extremadamente amena y motivo imprescindible para poder terminar de visionar un filme extenso y tedioso desde su perspectiva textual.

Romanticismo en la sabana

La acción se desarrolla en 1914 y nos presenta a la escritora Karen Blixen (interpretada por Meryl Streep), una mujer fuerte y decidida que junto a su marido (Klaus Maria Brandauer) posee una plantación de café en Kenia. Ella se enamora rápidamente del continente y sus gentes. Un día conoce a un misterioso cazador blanco (Robert Redford) por el que no puede evitar sentirse atraída. Juntos vivirán una fuerte pasión. Uno de los más memorables romances épicos del cine de los años 80, ganadora de 7 Oscar en 1985: mejor película, director, guión, fotografía, música, dirección artística y sonido. Se trata de una de las mejores películas del tándem formado por el realizador Sydney Pollack y el actor Robert Redford, entre las que figuran Los tres días del cóndor o Las aventuras de Jeremiah Johnson. En esta ocasión, Pollack adapta varias novelas de la escritora Isak Dinesen. La inolvidable música es obra del magistral compositor John Barry (Bailando con lobos).

África en el corazón

Quienes han estado allí, dicen que la belleza y las gentes del continente negro jamás se olvidan. Esta película es paradigma de ese sentimiento, pero últimamente otros filmes han captado también ese aspecto. Soñé con África, (con Kim Basinger) y En un lugar de África (Oscar a la mejor película extranjera) también transmiten el poder con que África atrae a sus visitantes.

Fuentes

  • Artículo Memorias de África . Disponible en: www.filmaffinity.com, visitado el 7 de febrero del 2013.
  • Artículo Memorias de África . Disponible en: www.decine21.com/Peliculas, visitado el 7 de febrero del 2013.
  • Artículo Memorias de África . Disponible en: cine.estamosrodando.com, visitado el 7 de febrero del 2013.