Miguel Bruzón Carreras

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Miguel Bruzón Barreras, Notable poeta puertopadrense
Nacimiento29 de septiembre de 1945
Puerto Padre, Las Tunas, Bandera de Cuba Cuba
Defunción22 de julio de 1981
Las Tunas, Bandera de Cuba Cuba
OcupaciónEscritor
Nacionalidadcubana
GéneroPoesía
Obras notablesVolver la Luz (1982)
CónyugeMileidy Estrada Porras
DescendenciaMayelín Bruzón Estrada
PremiosPremio de Poesías Encuentro Nacional de Talleres Literarios, 1979


Miguel Bruzón Barreras. Notable poeta puertopadrense, galardonado en diferentes Concursos Literarios. Sus Poemas han sido publicados en Revistas, Boletines y Periódicos del país. Su constante acercamiento a la literatura le entretejió un estilo y una concepción para ilustrar las más diversas manifestaciones cotidianas.

Síntesis biográfica

Nació el 29 de septiembre de 1945 en una barriada al sur de Puerto Padre nombrada Itabo, el último de diez hermanos que antecederían concebidos por el matrimonio de Ángel Bruzón Leyva y Mercedes Barreras López.

El nacimiento de Miguel tuvo lugar en medio de una Cuba mediada por turbulencias socio-políticas, inestabilidades económicas y corrupciones administrativas. De tales circunstancias deviene la situación económica de la familia, condiciones que deben afrontar un padre campesino y una madre ama de casa, revelación de una extrema pobreza en el seno familiar. Debido a ello, desde pequeños los infantes trabajaban en labores como picar piedras para vender, pastorear animales en potreros particulares y en los mejores casos lavar y planchar.

Siempre fue un niño cariñoso, noble, curioso, inteligente, responsable, con una personalidad ecuánime, pero nunca cobarde; Asimismo, activo y de un espíritu creativo inimaginable. Prefería el juego en equipo, compartir con los demás niños del barrio y cantar, por lo que en sus primeras creaciones estuvo la construcción de una guitarra con una tablita, juguete con el cual aquellas manos pulsaban canciones infantiles y los demás pequeños le seguían a coro. Los hábitos y el gusto por la lectura desplegado desde los nueve años influyeron en su formación, según ha declarado su hermana Melba, era “insaciable por ella hasta su muerte”

Entre sus primeras lecturas numeran cuentos tradicionales, poesías, fábulas y relatos, los cuales disfrutaba comentar a la familia y amigos del barrio. También se apunta que disfrutaba el juego en equipo y pasear por el mar pero el tiempo era muy poco para leer y eso sin contar que el dinero no alcanzaba para realizar gastos en libros.

Desde pequeño recibe instrucción, privilegio de él y su hermana Melba a pesar de las condiciones económicas del hogar y de que estos servicios de maestros particulares había que pagarlos semanalmente con diez centavos. El primer y segundo grados de enseñanza primaria fueron impartidos por una docente prestigiosa del pueblo llamada “la Maestra Perfecta”, quien realizaba sus labores educativas en su propia casa, sita diagonalmente hoy con el Banco Popular de Ahorro en la Plaza de la Revolución de esa localidad.

La adolescencia de Miguel Bruzón constituyó una etapa de sueños y pocos recursos, tiempo en el cual ansiaba desafiar el mundo con pretensiones de aprender. A la edad de doce años, Miguel comienza a consolidar su carácter muestra su fundamento y respeto al tener en su responsabilidad los cuidados de un anciano apellidado Balmaseda al que atendía y ayudaba en las labores del hogar todos los días. Su compromiso y entrega fueron remunerados: aquel anciano le sufragó los gastos de un curso de mecanografía, en el que más tarde se graduó con habilidades y destrezas para afrontar el futuro que le acontecería.

Para estos tiempos daba ya sus primeros pasos en la redacción y composición de sus versos iniciales según lo notifica la historia de la poesía puerto padrense, documento en soporte digital compilado por Ernesto Carralero Bosh, actual historiador de Puerto Padre. En 1959 en vísperas del Triunfo Revolucionario, a la edad de catorce años, sus convicciones lo llevaron a alistarse como miembro de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, organización que años más tarde se convertiría en la Unión de Jóvenes Comunistas.

A la edad de quince años, para el primer aniversario del triunfo de la Revolución, fue reclutado como reserva de las Fuerzas Armadas Revolucionarias a fin de colaborar en la defensa de la Patria a través del Servicio Militar General. Trasladado hacia La Habana en primera instancia para cumplir la etapa previa, radicó por sus habilidades en la mecanografía en oficinas donde operaba como escriba en la documentación oficial.

Durante este tiempo en la Capital no olvidó su gusto por la lectura, sino le enriqueció espiritualmente aportando una cultura universal que más tarde validaría su discurso poético. Según afirma su hermana Melba, las cartas versaban relatos de noches completas leyendo ininterrumpidamente, para este entonces autores como Pablo Neruda, César Vallejo, Walt Whitman, Amado Nervo, Juan Ramón Jiménez, entre otros.

Su estancia en la urbe le dio cobertura para asistir a eventos culturales, peñas, tertulias y encuentros en los que se nutrió de recomendaciones de escritores capitalinos encaminados a definir y enriquecer sus habilidades poéticas, de manera que el encuentro de Miguel con la poesía en la revolución cultural de La Habana constituyó un momento de esplendor para su incipiente carrera. En estos espacios conoció personalidades como Roberto Fernández Retamar, Roberto Branly (a quienes posteriormente les dedicara dos de sus poemas), Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), entre otros que intervinieron decisivamente en su formación poética a partir de criterios, revisiones y consejos que nacieron de su interés por los versos.

Cumplido el juramento regresó a Puerto Padre y de inmediato se aficionó directamente a la literatura y a la música, escribía poemas y cuentos, en los cuales mostraba un sentido de imaginación y madurez. De igual modo componía canciones, don que le hacía cómplice de la guitarra y el canto: poderosas armas para las descargas con amigos, familiares y arrullos amorosos ya fueran en el Itabo o en La Morena, era un hombre muy carismático, su carácter romántico despuntaba en sus poesías y en sus canciones, cada melodía de su guitarra incitaba a más, porque con su naturalidad contagiaba a todos los presentes.

En 1966 germinó el primer grupo literario de Puerto Padre, al cual consecutivamente se fueron uniendo varios aficionados. Según el libro Apuntes acerca de un movimiento literario en Puerto padre, entre los años 1966-1978 de Hyagna Cabello Peña, el evento tuvo lugar en la visita al territorio de un asesor literario del antiguo Consejo Nacional de Cultura de Santiago de Cuba.

Obra

Cuenta con publicaciones nacionales en las revistas Verde Olivo, La Gaceta de Cuba, Calibán de Bayamo, entre otras, así como boletines literarios y plegables. De una u otra forma estas fuentes de publicación diseminaron la versatilidad de su creación, que a través de versos libres, sonetos, cuartetos, tercetos y décimas eran el resultado de sus relaciones humanas, de Puerto Padre y sus añoranzas, de los eventos literarios.

“Tierra 66”

Fue la primera propuesta literaria de Miguel Bruzón, escrita a sus veintiún años y fechada ese propio año, con siete poemas, constituye una de las tres primeras obras que dio a luz el primer círculo literario de Puerto Padre, del cual este autor fuera director. Tierra 66 es un cuaderno de siete poemas en el cual se contextualiza la realidad social de la etapa de los inicios de la Revolución y dedicado a Paco Cabrera, A través de estos incipientes versos, Miguel afronta posturas inconformes con la hipocresía de los creyentes, condena la violencia y las corrupciones de la sociedad, así como también referencia la pobreza de la familia en su etapa adolescente.

“Para incorporarme”. Un testimonio a la libertad.

Segundo poemario de Miguel Bruzón Barreras está compuesto por veintitrés poemas divididos en cuatro secciones; confluyen en él una riqueza de matices, formas y contenidos de la poesía coloquial cubana. La propuesta inédita del autor responde a los cánones sociales del período prerrevolucionario en las postrimerías de los años sesenta y los inicios de la década de los setenta.

“Murallón del Puerto”: Álbum y carne de pueblo.

Tercera propuesta inédita de Bruzón, la convoca un retorno del presente con la intensidad del pasado. Una vez más, amigos, familia, canto a la ciudad, tiene lugar en las distintas composiciones en las que se ilustra un individuo inserto a los espacios que añora.

Es el un álbum que viene a ser como su casa, su concepción hacia la realidad y sus asperezas. El libro está estructurado en cinco secciones, con 35 poemas que proyectan una etapa pretérita. A pesar de ser escrito en Bayamo, este libro nace reflejando otros contextos, en los que se abordan la estancia en La Habana en el Servicio Militar, Puerto Padre, así como las memorias de sucesos históricos de las luchas independentistas. Es la adolescencia, la etapa que se aborda en este libro a partir de los primeros años revolucionarios, las adversidades e incertidumbres que un pueblo cuenta a través de sus calles y su gente. La propuesta ilustra la estancia del sujeto en la capital durante el período de Servicio Militar.

“Razones para el fuego” de los días.

En los últimos años de la primera mitad de la década del sesenta y los primeros de la segunda mitad de esta, Miguel Bruzón concluye su cuarto poemario. Compuesto por cuarenta y dos poemas, se divide en secciones encabezadas con citas del Apóstol José Martí de acuerdo con sus temáticas, lo que denota la influencia de la obra martiana. El empleo del verso libre, el soneto, la décima y el sonetillo, hacen de esta propuesta un cuadro de motivos que revitalizan al autor desde sus motivaciones y acontecimientos. “Hablo desde mi pueblo” es el poema que viene a ser el pórtico a su propuesta, un cuadro que resume el libro desde una visión sintético-integral.

“Volver la luz”.

Fue su última propuesta literaria, cierre poético y cumbre de su poesía. Obra póstuma que se publicó como deuda al fallecimiento y encierra lo más sólido de sus visiones: su testamento literario. Está compuesto por cuatro cuadernos en los que se incluyen cuarenta y cuatro poemas que revelan un aliento vallejiano de hondura humanista, a la vez que se trasluce de manera descarnada el tratamiento a la compasión y el sentimiento ajeno.

El estilo denota la hondura de sus hábitos de lectura al reflejar en sus letras un aliento a Vallejo, Martí, Saint - John Perse, Antonio Machado, entre otros que enriquecen sus técnicas, habilidades y formas en la labor inquisitiva del pensamiento. Los versos que recorren el contenido de este libro salen desde el valor que se imprime a la amistad, la compañía y las buenas conversaciones que a pesar de la partida constituyen elementos vivos en la memoria. Constantemente, la niñez se encuentra con la nostalgia de los años, el puerto añorado y los predios familiares, así lo manifiesta el siguiente fragmento de Al que pregunte, poema que resultó premiado en el Encuentro Nacional de Talleres Literarios de Cienfuegos en 1979.

Volver la luz, es un documento literario de visión profunda; el poeta se ilustra como un sujeto ausente que rememora etapas, se erige la ciudad desafiando obstáculos y circunstancias, hasta hacer del verso una oportunidad de rehacer su historia: “Ahora rehacemos una ciudad sin muros ni epidemias, /como quien desata un nudo en los pulmones de la historia/para que el niño sea un remo hacia la luz”. La simbología cíclica de la muerte y de la vida mueven las ideas, que aunque un aliento pesimista las circunde, el poeta legítima el optimismo, vence a la muerte de los argumentos que le asedian y vuelve a empezar desde su esencia. Es este el libro que recoge los aconteceres y su andar en la sociedad, revela lo más profundo que se encierra en su mirada interior.

Es síntesis y resumen. Luz que arrasa con las sombras, ambivalencia sutil de la existencia. Su poesía se asoma a la realidad, la sume al tiempo que nos congrega, el epicentro que sangra hondo en el cardumen y que luego emerge como voz de las aguas y la tierra, eternizada por siempre y para siempre, en la literatura, so obra lo trasciende y lo valida.

Todos sus textos se caracterizan por un estilo coloquialista, propio de la poesía cubana de las décadas de 60, 70 y 80, así como el uso de recursos literarios y expresivos que contribuyen a demostrar sus motivaciones expresadas en el canto a la ciudad natal, el espacio familiar y los acontecimientos político-sociales que se visualizan en el horizonte sociocultural en que transcurrió la vida del poeta.

Murió el 22 de julio de 1981 en un accidente automovilístico en Las Tunas, cuando organizaba el Primer Concurso Literario Nacional en homenaje a las Tropas de Milicias Territoriales.

Premios alcanzados

  • Primer Premio de Poesías en el Encuentro Nacional de Talleres Literarios, con su Poema, A Puerto Padre, 1979

Publicó poemas en las Revistas Verde Olivo, La Gaceta de Cuba y Calibán de Bayamo.

La Editorial Letras Cubanas, tiene en procesos de Edición su libro de Poemas, Volver la Luz , dejó inéditos varios libros entre ellos El Murallón del Puerto dedicado a Puerto Padre y Razones para el fuego.

Fuente

  • Escalona Velázquez, Alejandro. Miguel Bruzón Barreras. Luz inadvertida en la poesía Puertopadrense. Trabajo de Diploma. Universidad V. Ilich Lenin, Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas Carrera de Estudios Socioculturales, 2011