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Diez documentos para entender el acercamiento Estados Unidos-Cuba

LA PUPILA INSOMNE 19 de febrero de 2016 CUBA

Elier Ramírez Cañedo


Un día después del anuncio de la visita oficial del Presidente estadounidense Barack Obama a Cuba, prevista para los días 21 y 22 de marzo de este año, publicamos este valioso material, aportado por nuestro colaborador, el Doctor en Ciencias Históricas Elier Ramírez Cañedo.

En este dossier se presentan 10 documentos desclasificados en los Estados Unidos y fragmentos de una conferencia de prensa ofrecida por el presidente Barack Obama dos días después de los anuncios del 17 de diciembre de 2014, las cuales han tenido muy poca divulgación.

El criterio de selección de los documentos responde a tres ideas básicas:

- Junto a la clásica agresividad practicada contra Cuba por las distintas administraciones norteamericanas, ha convivido una arista menos visible de la confrontación Estados Unidos-Cuba: la negociación, el diálogo y el acercamiento. - Del lado cubano, en especial del líder cubano Fidel Castro, siempre ha existido la voluntad de dialogar e incluso avanzar hacia una relación más civilizada con los Estados Unidos. - En los distintos momentos en que se han producido acercamientos, diálogos y hasta intentos de “normalizar” las relaciones con Cuba por parte del gobierno de los Estados Unidos, jamás éste ha abandonado los objetivos estratégicos de cambio de régimen en la Isla.

El dossier comienza con dos documentos que muestran las ideas que se debatieron en el más estrecho círculo de colaboradores de J.F. Kennedy en cuanto a la posibilidad de un acercamiento diplomático secreto a Cuba que finalmente el presidente estadounidense aprobó meses antes de producirse su asesinato en Dallas, el 22 de noviembre de 1963. El primero de ellos es un importante memorándum elaborado por William Atwood, funcionario de los Estados Unidos en Naciones Unidas, quien resultó ser una figura clave en aquella tímida exploración de un modus vivendi con la Mayor de las Antillas. Su memorándum llegó a manos de Stevenson, embajador de los Estados Unidos en la ONU, Robert Kennedy, fiscal general, y al propio presidente antes de ser autorizado a tener un primer contacto con el embajador cubano en Naciones Unidas, Carlos Lechuga. Atwood, para respaldar su iniciativa de mediar en una aproximación a Cuba, manejó las siguientes ideas:

“Este memorando propone un curso de acción que, de tener éxito, pudiera excluir el tema de Cuba de la campaña de 1964.

No propone ofrecerle un “trato” a Castro –lo cual, desde el punto de vista político, sería mucho más peligroso que no hacer nada. Sí propone una indagación discreta acerca de la posibilidad de neutralizar a Cuba según nuestras condiciones”.

(…)

Como no pretendemos derrocar al régimen de Castro mediante el uso de la fuerza militar, ¿hay algo más que podamos hacer para promover los intereses de los Estados Unidos sin correr el riesgo de ser acusados de aplicar una política contemporizadora?”

El segundo documento tiene también la firma de unos de las figuras que tuvieron más protagonismo en el acercamiento a Cuba del año 1963, Gordon Chase, quien se desempeñaba como ayudante del asesor para Asuntos de Seguridad Nacional, McGeorgeBundy. Lo más importante a destacar de este documento es el siguiente fragmento que amplia en cuanto a la propuesta de Chase sobre el curso de acción a seguir con Cuba:

“Nuestra postura, por no decir nuestras palabras, debería trasladar lo siguiente: “Fidel, estamos dispuestos a dejar que los eventos sigan su curso actual. Pretendemos mantener, y cuando sea posible, aumentar nuestra presión en su contra hasta derrocarlo y estamos más que seguros de que triunfaremos. Además, puede irse olvidando de conseguir ‘otra Cuba’ en el hemisferio. Hemos aprendido nuestra lección y no permitiremos ‘otra Cuba’. Sin embargo, como personas razonables que somos, no vamos por su cabeza ni tampoco disfrutamos con el sufrimiento del pueblo cubano. Usted sabe cuáles son nuestras principales preocupaciones: el vínculo con los soviéticos y la subversión. Si usted cree que está en condiciones de disipar tales preocupaciones, probablemente podamos encontrar una manera de coexistir amigablemente y construir una Cuba próspera. Si cree que no puede hacer frente a nuestras preocupaciones, entonces olvídese del asunto; nosotros no tenemos inconveniente en mantener la situación actual. Al mismo tiempo, puede que le convenga tener en cuenta que si bien siempre nos interesará su parecer sobre el vínculo con los soviéticos y la subversión cubana, obviamente no podemos decirle en estos momentos que siempre estaremos dispuestos a negociar con usted en los mismos términos”.

Luego le sigue el documento más trascendental de los que he podido leer que demuestran fehacientemente la disposición histórica de Fidel de sentarse a negociar con los Estados Unidos en igualdad de condiciones y sin la menor sombra a la soberanía de Cuba o abjuración a los principios proclamados y defendidos por la Revolución. Se trata de un mensaje verbal enviado por el líder cubano al presidente Johnson a través de la célebre periodista norteamericana Lisa Howard.

A continuación aparece un documento que revela un mensaje conciliador que también envió Fidel a Richard Nixon por intermedio del embajador Suizo en La Habana

Siguiendo el orden cronológico, aparecen dos documentos pertenecientes a la administración Gerald Ford (1974-1977). El primero de ellos constituye una propuesta muy interesante de estrategia negociadora de los Estados Unidos para avanzar hacia la “normalización” de las relaciones con Cuba. Y el segundo un resumen de las más importantes conversaciones secretas sostenidas en ese período entre ambos países.

Finalmente de la administración James Carter (1977-1981) cuatro documentos que considero de gran importancia. Dos salidos de la mano de Robert Pastor, asistente para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, e indudablemente, uno de los hombres más inteligentes que desempeñó un rol destacado en el diseño y la implementación de la política hacia Cuba en esos años. Su memorándum de agosto de 1977 a Brzezinski, revela que tenía criterios diferentes a los de este último y los del propio Carter en cómo había que enfocar la política hacia Cuba. A su entender, como expresó al asesor para Asuntos de Seguridad Nacional, condicionar el avance del proceso de normalización de las relaciones con Cuba a la retirada de sus tropas de África resultaba el “instrumento equivocado” que no lograría ni la normalización, ni que Cuba retirara sus tropas de África. La historia demostró que estaba en lo cierto.

También se expone la directiva presidencial de Carter de marzo de 1977 donde ordena intentar avanzar hacia la “normalización” de las relaciones con Cuba, único documento de su tipo firmado por un presidente de los Estados Unidos, al menos hasta el segundo mandato de Obama. Se incorpora un documento de Brzezisnki donde señala malévolamente que las conversaciones con Fidel en diciembre de 1978 tenían solo el propósito de “sonsacar” al líder cubano. Hay que decir que Brzezinski se convirtió en una enemigo visceral de la normalización de las relaciones con Cuba, debido que a que su enfoque –diferente al que sostenía el Departamento de Estado- era que la Isla simplemente constituía un satélite de los soviéticos en África, por lo tanto, los asuntos cubanos no debían discutirse con La Habana sino con Moscú. Todo lo veía por el lente del conflicto Este-Oeste.

Finalmente las palabras de Obama, las más transparentes de todas las que ha pronunciado en cuanto a cuáles son las intenciones del “nuevo enfoque” de política hacia Cuba anunciado el 17D y que convierten a la guerra cultural contra Isla en el epicentro fundamental de la política, sin renunciar a utilizar, de acuerdo a las circunstancias el garrote y la zanahoria. Quizás algunos señalen que esto no es necesario advertirlo pues no se puede esperar que Estados Unidos cambie las esencias de su política imperial, pero por desgracia no son pocos los que se confunden y engañan, tanto en Cuba como en el mundo. Ello no le resta significación al cambio en los instrumentos que significa la política anunciada el 17D. Al hacer el anuncio, la administración Obama, si bien incorpora una serie de elementos inéditos en la política hacia Cuba, le da continuidad a otros numerosos aspectos de la estrategia hacia la Isla que persiguieron las administraciones Ford y Carter.


(Tomado de la Revista Pensar en Cuba)


Selección en Internet: Raquel Román Gambino