Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-01-14

"Estamos construyendo un nuevo tipo de relación"

ACN 12 de enero de 2016 CUBA

ENTREVISTA A JOSEFINA VIDAL, DIRECTORA GENERAL PARA ESTADOS UNIDOS DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DE CUBA

Jorge Legañoa Alonso*

DESDE QUE FUERA a estudiar a la Unión Soviética en 1979 la vida de Josefina Vidal Ferreiro ha estado estrechamente ligada a la cultura, la lengua y al acontecer político y académico de Estados Unidos.

Habla sin exaltarse, aunque diga las cosas más duras. Explica de forma comprensible los temas más complejos. Sus habilidades comunicativas deben haberle servido de mucho en la labor de comandar los diálogos con representantes del gobierno de Washington durante el último año, primero para el restablecimiento de relaciones diplomáticas y luego en el camino hacia la normalización de vínculos con nuestro país.

En busca de respuestas llegamos hasta su oficina en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

–A poco más de un año del 17 de diciembre de 2014, ¿continúa siendo optimista?

–Sigo trabajando con una alta dosis de impulso y de optimismo, pero comienza a incidir sobre mí cierta cuota de realismo porque viene un proceso electoral en Estados Unidos; no sabemos qué va a pasar.

“Queda un año para trabajar con esta administración y del lado de Cuba hay voluntad de seguir avanzando y vemos posibilidades de hacerlo. Pero es un año que se acorta por la campaña electoral; políticamente hablando llega hasta el verano”.

“Hay variables fuera de nuestro control, pero continuaremos con la convicción de que Cuba y Estados Unidos no tienen otro destino que una convivencia respetuosa, pues, la vida lo ha demostrado, la confrontación no beneficia a nadie”.

– ¿Podría ser reversible el proceso?

–He leído con interés a académicos e intelectuales, incluso miembros del Congreso de Estados Unidos, quienes categóricamente afirman que el proceso es irreversible. No sería tan absoluta. Hay aspectos que lo son.

“No imagino a un nuevo presidente, sea quien sea, diciendo que romperá relaciones con Cuba y cierre su embajada. Hay otros temas en los que podrían retroceder, como la cooperación en distintas áreas, derogar algunos de los instrumentos adoptados por decisión ejecutiva o por la vía de la inacción vaciarlos de su propósito”.

“En la medida en que Obama de pasos acelerados en el área económico-comercial estará asegurando, si bien no totalmente, la irreversibilidad, porque en ese país los negocios son una de las esencias del funcionamiento del sistema”.

–Hace un momento hablaba de una convivencia respetuosa, ¿cómo lograrla y cuáles serían los principales desafíos para Cuba?

–El General de Ejército Raúl Castro acuñó la frase: convivencia civilizada sobre bases de respeto a las diferencias. Esa ha sido una tarea pendiente. Cuba nunca ha tenido con Estados Unidos una relación civilizada y como la queremos: respetuosa y de igual a igual.

“Por eso siempre lo digo, estamos construyendo un nuevo tipo de relación, en un camino no recorrido antes, el cual ofrece oportunidades de trabajo conjunto en temas que nos afectan por igual, pero a su vez tiene retos, porque venimos de una etapa de una confrontación realmente muy dura”.

–Dentro de esa relación conflictual ha habido cooperación. Recuerdo el terremoto de Haití en 2010 o la lucha contra el ébola en África occidental en 2014.

–Y antes también. Lo que pasa es que no estaba acompañada de la voluntad política de cooperar en toda la amplitud del término. Por ejemplo, tenemos relaciones con el Servicio de Guardacostas estadounidense desde los años ’90. En aquel momento estaba centrada en el tema de la emigración ilegal.

“Con el tiempo nos percatamos de que había que ir un poco más allá, porque estamos muy cerca y se pueden producir accidentes marítimos, e incluimos la búsqueda y salvamento. Ellos se dieron cuenta de que era importante cooperar en el tema del combate al narcotráfico, al menos en materia de interdicción, competencia del Servicio de Guardacostas. Pero no había un instrumento jurídico normativo de obligaciones para las partes, aún pendiente”.

“Una vez restablecidas las relaciones diplomáticas estamos yendo a la concertación de instrumentos para diseñar marcos formales de cooperación. En el área del medio ambiente ya adoptamos una declaración conjunta general; ahora hay que irla adecuando. Lo mismo buscamos en cuanto a la lucha contra las drogas, pues hemos intercambiado distintos borradores para llegar a un arreglo”.

“A principios de este año pretendemos haya reuniones a un alto nivel entre el Ministerio de Salud Pública de Cuba y el Departamento de Salud y Recursos Humanos de Estados Unidos, para concretar acciones de cooperación sobre la base de los intereses identificados”.

–Sin embargo, eso último entra en contradicción con el Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos.

–Y ellos lo saben. Se lo reiteramos permanentemente. No solo entra en contradicción con ese aspecto específico de cooperación, sino con todo el clima bilateral que supuestamente el gobierno de Estados Unidos está interesado en fomentar con Cuba.

–Ese programa –como la política pies secos-pies mojados– podría cambiarlo el presidente Obama, porque no son leyes.

–Es una política, un programa. Podrían sacar una comunicación diciendo que terminó. En medio del contexto actual no se sostiene el Programa de Palore, como sucede con la política de pies secos-pies mojados, que no solo sigue estimulando la emigración ilegal sino incentivando la emigración irregular, porque la mayoría de las personas que están tratando de llegar a sus fronteras han salido legalmente de la Isla.

“Y más allá de la política de pies secos-pies mojados, está la Ley de Ajuste Cubano. Aunque corresponde al Congreso derogarla, lo que esa legislación estipula es que el Fiscal General tiene poder discrecional para ajustar el estatus de ciudadanos cubanos que puedan encontrarse en una situación irregular”.

“No dice que es obligatorio, dice que la agencia ejecutora de la ley, en este caso el Departamento de Justicia, decide discrecionalmente si le ajusta el estatus o no a una persona o si la devuelve a su país de origen. Por tanto, el gobierno tiene la posibilidad de implementarla tal y como dice el texto”.

“Se resolvería un gran problema si se deroga. Homogeneizarían su propia política migratoria, eliminarían un incentivo a la emigración ilegal y asestarían un golpe al tráfico de personas. Hay contrabandistas que se han estado beneficiando, y en ocasiones sometiendo a los conciudadanos nuestros a atrocidades porque los extorsionan, los maltratan, abusan a veces de las mujeres. Es una situación muy lamentable”.

–El tema de temas: el bloqueo, que atraviesa toda la relación. Obama introdujo medidas en enero y en septiembre. ¿Cuánto más puede hacer para dejarlo como un cascarón vacío?

– Muchísimo. Es verdad que es un año electoral, pero los pasos que Obama ha dado desde el 17 de diciembre del 2014 apenas han tenido costo político para él. Con excepción, como dice el senador estadounidense Jeff Flake, de pequeños focos de resistencia, en la mayoría de los sectores de la sociedad norteamericana han tenido una aceptación abrumadoramente favorable.

“Incluso hay republicanos conservadores que en su fuero interno están a favor de la apertura hacia Cuba porque están mirando intereses económicos, pero no lo expresan debido a que es una política de Obama y son opuestos a cualquier cosa que él haga”.

“El presidente tiene espacio para maniobrar y le conviene dar otros pasos, porque el alcance de las medidas tomadas hasta ahora es limitado. Son positivas, pero se quedan muy por debajo. Ni siquiera han resuelto obstáculos que allanarían la implementación de las que están en vigor”.

“Según las nuevas medidas Cuba puede comprar, adquirir determinados tipos de insumos, equipos, materiales en Estados Unidos. ¿Cómo, si todavía de acuerdo con las regulaciones vigentes está prohibido el acceso a créditos privados? ¿Cómo vamos a comprar, en efectivo, por adelantado? Nadie comercia así”.

“Otro tema es el uso del dólar. Se supone que si hubiera una transacción bancaria directa entre los dos países se usara el dólar para las operaciones autorizadas”.

“Cualquier medida de desmantelamiento del bloqueo va a beneficiarnos, por eso es nuestro caballo de batalla permanente, porque es un obstáculo en todos nuestros planes de desarrollo”.

–¿Qué podría pasar en 2016? En el caso de la Comisión Bilateral, ¿qué otras acciones o acuerdos es sensato esperar?

–Tenemos temas de seguimiento como el acuerdo para los vuelos regulares directos, que se adoptó ad referéndum y ahora hay que cotejar los textos, las traducciones y cuando se concluya firmar ese acuerdo. Después las aerolíneas estadounidenses deberán establecer contratos con Cubana de Aviación, el Instituto de Aeronáutica Civil.

“Es una tarea compleja pues lleva mucho tecnicismo y en Estados Unidos hay que cumplir varios pasos, licitaciones, porque hay muchas aerolíneas y todas tienen igualdad de derechos en cuanto a porciones del mercado. No existe una fecha exacta para el inicio de esos vuelos pero algunos voceros de las aerolíneas han dicho que pudiéramos estar hablando de mediados de 2016”.

“Otro de los resultados va a ser el inicio de los vuelos para la transportación del correo postal. Ya acordamos el plan piloto para el restablecimiento de ese servicio pero estamos todavía trabajando en los detalles logísticos”.

“Es nuestro propósito igualmente acordar este año un instrumento para formalizar la cooperación en el enfrentamiento al narcotráfico. Debemos continuar el diálogo de aplicación de la ley iniciado en Washington y que deberá particularizarse en áreas específicas y decidir qué vamos a hacer en materia de terrorismo, en el combate a la trata de personas, el fraude migratorio y en asistencia judicial”.

“Continuaremos las conversaciones sobre las compensaciones, un tema complejo que tomará tiempo por todo lo pendiente de resolver, porque no hay una receta. Cuando se miran las experiencias de otros países, se han resuelto de maneras distintas, con las particularidades de cada caso”.

LA CRÓNICA: CHICA, ¿Y TÚ QUIÉN ERES?

Josefina es una cubana sencilla, pero elegante y coqueta, quien al ver la cámara fotográfica enseguida puso “stop” a la entrevista y sacó de su cartera un peine, el “vánite” y el creyón de labios; detrás de su escritorio en pequeños portarretratos aparece con Fidel, Raúl, Los Cinco Héroes, y el propio Barack Obama.

Le pregunté por la expresión risueña del mandatario norteamericano mientras se saludan; sonrió y contó que bromearon sobre la edad, pues nacieron el mismo año, y él le habló sobre las abundantes canas que le han salido desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2009.

Vidal confiesa que el tiempo no le sobra, este año cumplirá una década al frente de la Dirección General de Estados Unidos del MINREX: “dos mandatos”, bromea.

Aunque el objetivo era conversar sobre las relaciones, compartió algunas anécdotas e incluso confesó es un desafío cada vez que se enfrenta a la prensa:

–Cuando viene algún estadounidense le cuento del humor con que los cubanos han asumido esta nueva etapa, como el visto en el programa de la televisión en el que Pánfilo habló de la vecina Josefina; o un personaje gritándole a otro en el teatro: “Roberta, Josefina, acábense de poner de acuerdo”.

“Un día fui a la farmacia de mi barrio y un muchacho joven se bajó de su bicicleta y entró al local; yo con mi pelo recogido, unas sandalias, en fin, la ropa de estar en casa. Me miró y me dijo: ‘Usted es la subsecretaria’. Y yo muerta de la risa: ‘No, la subsecretaria es la otra’. Él sabía que me conocía pero estaba confundido, pensaba que yo era Roberta Jacobson, hasta que lo cogí del brazo y le dije: ‘Sí, soy yo’, y atrás vino la novia a saludarme y la farmacéutica que me estaba llenando el tarjetón de las pastillas subió la vista y me dijo: Chica, ¿y tú quién eres?”.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Periodista cubano. Analista de temas internacionales. Subdirector de la Agencia Cubana de Noticias(ACN).

Migración: otro doble rasero

POR ESTO! 11 de enero de 2016 MÉXICO

Gustavo Robreño*

Pudiera afirmarse sin dudas que las diferentes políticas estadounidenses en los más variados terrenos se han caracterizado -desde la fundación de esa nación imperial y precisamente por esa misma vocación de Imperio que desde muy temprano asumió— por un significativo doble rasero: mientras predica hipócritamente determinados principios o políticas, en la práctica generalmente los desconoce y actúa de acuerdo a sus propios intereses hegemónicos.

Ya lo dijo una vez Charles Wilson, secretario de defensa en tiempos de Eisenhower y presidente del gran consorcio automovilístico GM: “Lo que es bueno para la General Motors es bueno para Estados Unidos…”

Lo que ha sido una constante en la vida imperial de ese país se evidencia ahora con fuerza y con claridad en el tema migratorio. De manera simultánea, las autoridades estadounidenses ratifican que mantendrán vigente y apoyarán la existencia de la llamada “Ley de Ajuste Cubano”, que legitima el desorden migratorio, la ilegalidad y la muerte con respecto a Cuba y desconoce los acuerdos migratorios suscritos en 1994 con este país vecino, al introducir unilateralmente la política calificada como de “pies secos, pies mojados”, que invalida en los hechos la esencia de los citados acuerdos.

Como contradicción flagrante y muestra una vez más del doble rasero imperial, se anuncia y se lleva a cabo dentro de Estados Unidos una masiva campaña de deportación y amplias redadas contra emigrantes centroamericanos. Según datos suministrados por el gobierno de Guatemala, 65,000 niños de ese país, Honduras y El Salvador fueron deportados en 2014 y otros 25,000 en 2015.

El canciller de Guatemala, Carlos Raúl Morales, consideró y declaró que las redadas masivas antinmigrantes “no es la forma como vamos a lograr tener resultados en el tema de la migración, por el aporte que los migrantes realizan tanto en el país de origen como en el de destino”.

Frente a este situación, que es dramática y a la vez trágica pues ha costado la vida ya a miles de centroamericanos -hombres, mujeres y niños de todas las edades- el Congreso de Estados Unidos acaba de aprobar una partida de 750 millones de dólares para “Afianzar el fortalecimiento institucional” de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Es obvio que de este modo tan grotesco, el poder imperial –-basado en el criterio de que con dinero todo se compra- pretende silenciar las justas protestas de los gobiernos centroamericanos, en un esfuerzo por ocultar y aun ignorar el impacto de las redadas y las deportaciones masivas.

Por otra parte, se acercan las elecciones presidenciales de 2016 en noviembre y el tema migratorio va tomando fuerza. Tanto aspirantes republicanos como demócratas se han pronunciado al respecto y la Administración Obama parece debatirse entre dos fuegos, pues mientras aplica “mano dura” contra los migrantes no logra concesiones por parte de los republicanos y se ve confrontada por aspirantes presidenciales y legisladores demócratas que han rechazado las deportaciones y las redadas punitivas.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Licenciado en Ciencias Sociales y graduado en Relaciones Internacionales. Fue Director General de la Agencia de noticias Prensa Latina. Ha sido colaborador de diversas publicaciones nacionales y extranjeras.

Estados Unidos y la reacción xenófoba contra la inmigración latina

APORREA 5 de enero de 2016 VENEZUELA

Leandro Morgenfeld*

ESTADOS UNIDOS SE forjó como un país de inmigrantes que poblaron su extenso territorio en el siglo XIX, atraídos por el sueño de “hacer la América”. En los últimos años, con el avance de la inmigración hispana, se está produciendo un cambio demográfico significativo. Como reacción, se erige un muro en la porosa frontera con México y resurge un discurso racista y xenófobo, llevado al paroxismo por el precandidato a la presidencia Donald Trump, quien hasta ahora encabeza las encuestas del Partido Republicano. Sectores conservadores resisten la aprobación de una reforma migratoria que otorgue cobertura a millones de habitantes que son superexplotados por vivir en la ilegalidad.

Desde la época colonial, América del Norte se nutrió de inmigrantes, que fueron desplazando a los pueblos originarios. Si primero provenían de Gran Bretaña y Francia – además de los millones de africanos que fueron traídos por la fuerza como esclavos –, ya en el siglo XIX fueron incrementándose los contingentes del Sur y Este de Europa. Hasta la Primera Guerra Mundial, más de 30 millones de habitantes del Viejo Continente cruzaron el Atlántico para afincarse en la tierra prometida. Ya en la segunda mitad del siglo XX, las principales corrientes migratorias hacia Estados Unidos provinieron de Asia y América Latina. En 1875 se aprobó la primera ley de inmigración, y a partir de ese entonces se fue sancionando una compleja legislación, que intentó regular y controlar los flujos poblacionales. Durante la Gran Depresión, más de 400.000 mexicanos fueron deportados. Hacia 1954, se lanzó la Operación Espaldas Mojadas – desde los años ‘20, así se denominaba despectivamente a los inmigrantes mexicanos que habían llegado ilegalmente, muchos de ellos atravesando el Río Bravo –, que expulsó a más de un millón de inmigrantes del país vecino.

El primer quinquenio del siglo XXI batió un nuevo récord ya que llegaron más de 8 millones de inmigrantes, casi lo mitad de los cuales lo hizo en forma ilegal. Tras los atentados del 2001, se estableció una política más restrictiva contra los que llegaban sin papeles. El presidente George W. Bush lanzó la Operación Guardián y en 2007 inició la construcción de un oprobioso muro para endurecer los controles en los más de 3.000 km de frontera con México.

El problema de la inmigración indeseable es global. El capital tiende a eludir las barrenas nacionales, pero los Estados las refuerzan, respondiendo a lógicas no siempre compatibles. Se negocian y ponen en vigencia tratados de libre comercio que consagran la libre movilidad de las mercancías y los flujos financieros, pero no así de las personas, otorgando así mejores condiciones para explotar al trabajo. Esto ocurrió hace dos décadas, por ejemplo, cuando se aprobó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (conocido como NAFTA, por su sigla en inglés), que alentó la instalación de maquilas en México, pero no permitió la libre circulación de trabajadores mexicanos en Estados Unidos. La diferencia económica entre ambos países es abismal: el PBI de Estados Unidos es 24 veces superior al de México. Por la persistente diferencia salarial al Norte y Sur del Río Bravo, cientos de miles de latinoamericanos intentan cada año cruzar una de las fronteras más peligrosa del mundo. Según la Organización Internacional de la Inmigración, entre 2000 y 2014 murieron alrededor de 6.000 personas tratando de atravesarla. La negativa a legalizar a los inmigrantes indocumentados – actualmente más de 11 millones – responde a una racionalidad económica: permite la sobreexplotación de la fuerza de trabajo más descalificada, entre la que destacan los latinos.

Los trabajadores de origen hispano, junto a los afroamericanos, son quizás los más explotados en Estados Unidos. A diferencia del resto del mundo, en ese país no se celebra el 1 de mayo, sino el Labor Day, el primer lunes de septiembre, con escasas connotaciones reivindicativas. Sin embargo, en 2006, millones de trabajadores latinos organizaron el 1 de mayo una gran huelga y boicot, y marcharon por sus derechos, exigiendo una reforma migratoria integral. A partir de entonces, esa fecha, emblemática para el movimiento obrero a nivel mundial, cobró creciente relevancia también en Estados Unidos, donde se entremezclan así las identidades étnicas y de clase.

La extensísima frontera entre Estados Unidos y México alberga a una población aledaña de más de 10 millones de personas, la mayoría viviendo del lado del Sur. Casi 500.000 indocumentados atraviesan anualmente y en forma clandestina ese poroso límite, buscando un trabajo mejor pago. México se transformó en una zona tapón, el paso obligado para miles de centroamericanos que cada semana arriesgan sus vidas afrontando la odisea de la entrada clandestina. Las descripciones de los vejámenes que padecen inundan las crónicas periodísticas. Como señaló José Luis Hernández, un joven hondureño que fue mutilado al intentar entrar ilegalmente, “México es la escoba que usa Estados Unidos para limpiar la basura que no quiere que llegue a su país”. El submundo de corrupción que rodea la inmigración de los sin papeles es infernal.

A partir de los cambios demográficos que produjo el creciente peso hispano en la sociedad y la cultura estadounidenses – hoy son más de 55 millones, superando así a los afroamericanos como primera minoría –, influyentes intelectuales, como Samuel Huntington, argumentan que está en peligro la identidad nacional, que se corre el riesgo de una bifurcación. Hoy existe un poderoso lobby para oponerse a una reforma migratoria que permita legalizar a los millones de indocumentados. En la actual campaña electoral, de cara a las elecciones presidenciales de 2016, reapareció un discurso xenófobo y racista, encarnado en el magnate Donald Trump, quien escaló en las encuestas denigrando a los inmigrantes latinos, y en particular a los mexicanos: “Están enviando gente que tiene muchos problemas, nos están enviando sus problemas, traen drogas, son violadores, y algunos supongo que serán buena gente, pero yo hablo con agentes de la frontera y me cuentan lo que hay”. Una de sus provocadoras propuestas es que, de llegar a la Casa Blanca, obligará al gobierno mexicano a financiar la expansión del muro que delimita parte de la frontera. También prometió deportar a los más de 11 millones de sin papelesen su primer año y medio como presidente. Trump es un emergente de una tradición xenófoba y racista que representa a una porción de la sociedad estadounidense, llevando al límite la idea del destino manifiesto y del pueblo elegido. Para evitar la destrucción del sueño americano que enarbolaron los blancos angloprotestantes que fundaron el país, argumentan, es necesaria una depuración de la sociedad estadounidense, expulsando a los indeseables.

En la campaña de 2008, Obama logró movilizar a su favor el voto latino prometiendo que en los primeros 100 días de su gobierno aprobaría una amplia reforma migratoria. Sin embargo, se acerca el final de su segundo mandato y todavía no pudo instrumentarla. Los republicanos, en la Cámara de Representantes, frenaron en 2013 un diluido proyecto bipartidista que había sido aprobado en el Senado. En noviembre de 2014, Obama dispuso una acción ejecutiva para frenar las deportaciones – que vienen incrementándose en los últimos años –, pero ésta fue bloqueada por la Justicia, tras una demanda de gobernadores de varios estados. Con minoría en ambas cámaras del congreso desde enero de este año, Obama intenta seducir nuevamente a los latinos para reforzar las chances electorales de su partido, de cara a las próximas presidenciales. Por eso aprovechó la reciente visita del Papa Francisco para presionar políticamente a los legisladores de la oposición. En su visita a Filadelfia, el líder de la Iglesia Católica señaló: “Recordemos las grandes luchas que llevaron a la abolición de la esclavitud, la extensión del derecho de voto, el crecimiento del movimiento obrero y el esfuerzo gradual para eliminar todo tipo de racismo y de prejuicios contra la llegada posterior de nuevos americanos”. El Papa hizo reiteradas alusiones a la injusta situación de los inmigrantes y en 2016 visitará México, donde se esperan acciones simbólicas sobre esta problemática.

El señalamiento de la inmigración como un peligro y un flagelo que amenaza a la sociedad es un emergente de la ofensiva ideológica neoconservadora estadounidense. Disponer de un mercado de trabajo fragmentado, segmentado y competitivo, dificulta la organización unificada de la fuerza de trabajo. Alienta la competencia entre trabajadores (legales o ilegales, nacionales o extranjeros) para dificultar la solidaridad y la consolidación de una conciencia de clase. El objetivo es desplazar las tensiones y contradicciones verticales, entre clases sociales, hacia conflictos horizontales, ya sea étnicos, raciales o nacionales. Abordar el tema migratorio, en Estados Unidos, exige analizar las contradicciones fundamentales de un sistema cuyo objetivo es el lucro y no el bienestar o la ampliación de los derechos colectivos, a través del intercambio y la convivencia de una sociedad diversa.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Doctor en Historia. Profesor de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IDEHESI-CONICET. Integra el Grupo de Trabajo CLACSO “Estudios sobre Estados Unidos”.

La deuda estudiantil en Estados Unidos

REBELIÓN 11 de enero de 2016 ESPAÑA

Hedelberto López Blanch*

DOS DE CADA tres graduados universitarios en Estados Unidos terminan la escuela con grandes deudas, las cuales han llegado a los 1,2 billones de dólares, lo que pone en juego el futuro de muchos profesionales en esa nación, según la revista Forbes, una publicación que contrariamente es editada para glorificar al sistema capitalista.

Un estudio publicado en septiembre por la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO), brazo investigativo del Congreso norteamericano, indica que unos 706 000 hogares en el país, encabezados por una persona mayor de 65 años, tiene deudas estudiantiles.

Claro que esa cifra resulta pequeña cuando se analiza en conjunto pues existen 22 millones de hogares donde las personas tienen menos de 64 años de edad y se encuentran endeudados por ese mismo motivo.

Esos números negativos no dejan de incrementarse años tras años ya que si en 2005 los hogares con adultos mayores debían en préstamos estudiantiles 2 800 millones de dólares, ya en 2013 esa cantidad se había disparado a 18 200 millones de dólares.

El autor del informe del GAO, Charles Jeszeck puntualizó en declaraciones de BBC Mundo que es muy probable que en un corto período de tiempo, los mayores de 65 años caigan en incumplimiento de pago.

Si por las deudas contraídas se les comienza a descontar dinero de sus pensiones u otros beneficios sociales, los ingresos de esas personas estarían por debajo del límite de pobreza, lo que los obligaría a extender su vida laboral e impedirles ahorrar para otros fines.

El documento del GAO subraya que el 12% de los préstamos en manos de individuos entre 25 y 49 años ya estaba en impagos y el de personas entre 65 y 74 años se situaba en 27%.

La mayoría de los jóvenes que en Estados Unidos desean continuar estudios universitarios deben abonar (casi siempre sus familiares) una importante cuota anual para obtener las carreras en la mayoría de las universidades privadas de esa nación.

Primero deben entregar una cantidad monetaria para la pre-matrícula y después pagar por lo menos 50 000 dólares anuales para recibir las clases, aunque en algunas de esas instituciones en el precio entra el costo del albergue del alumno.

Muchos estudiantes para poder ayudar a sus padres y a ellos mismos a mantener los estudios, laboran cuatro o cinco horas diarias en diversos servicios (cafeterías, gasolineras) o empresas de producción como elaboración de perfumes, medicinas, etc.

Esa es la razón por la que en diferentes centros de esa nación, la mano de obra empleada sea entre personas jóvenes que además reciben salarios muchos más bajos que el personal fijo.

Se debe recordar que el gobierno también tiene programas para otorgar becas gratuitas a los alumnos que se destaque en sus estudios de preuniversitario, que deben terminar esa instancia con notas de sobresaliente.

Otros muchos jóvenes para obtener una carrera universitaria se acogen a las facilidades que les otorgan las distintas disciplinas de las fuerzas armadas norteamericanas.

Como en ese país se eliminó el servicio militar obligatorio, esa ha sido una vía preferencial para que los jóvenes se integren al ejército y de esa forma, si salen ilesos tras participar en las numerosas guerras y acciones militares que esos cuerpos armados realizan en diversas partes del mundo, puedan al final graduarse de nivel superior.

Claro que los que se inscriben en esos cuerpos armados son personas de bajos ingresos o hijos de inmigrantes que no tienen otra forma de acceder a las universidades.

Uno de los miles de casos de endeudamiento es el de Janet Fitz, de 56 años. Ella entre 1991 y 2000 pidió préstamos por 64 000 dólares para completar su carrera universitaria y una maestría en desarrollo organizacional. Desde hace varios años labora en la universidad de California, Santa Cruz.

Pese a no haber caído en la categoría de impago tras afrontar a principios de la década del 2000 problemas de salud, perder su empleo y después reducirse su salario por la crisis financiera que padece la nación, ella asegura que sus deudas la acompañarán por el resto de la vida.

Desde hace ocho años ha estado prorrogando sus obligaciones monetarias por un acuerdo con el Departamento de Educación. En estos momentos su deuda alcanza la cantidad de 128 000 dólares.

Si al final cae en impago, se le comenzará a descontar parte de sus bajos ingresos que ya no le alcanzan siquiera para pagar la renta de la vivienda. Por tanto, sabe que su destino es continuar trabajando sin poderse retirarse hasta que la salud le acompañe y después, posiblemente convertirse en uno de las numerosas personas sin hogar que deambulan por las ciudades estadounidenses.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista cubano, escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es investigador de la emigración cubana.