Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-01-15

Para el renacimiento de la política revolucionaria

Rebelión. 6 de enero de 2016. España Por Reinaldo Iturriza López*

Con base en las lecciones políticas aprendidas durante la intensa etapa que va desde la muerte del comandante Chávez, el 5 de marzo de 2013, hasta la derrota electoral del 6 de diciembre de 2015, van las siguientes hipótesis de trabajo que, eventualmente, pudieran traducirse en líneas para la acción.

1. Para que se produzca el renacimiento de la revolución bolivariana habrá de producirse el rescate de los consejos comunales. Rescatarlos quiere decir: reivindicarlos, fortalecerlos y multiplicarlos.

2. Los consejos comunales no son, por supuesto, el único espacio de militancia revolucionaria, ni es deseable que así sea. Pero constituyen el espacio primario para el ejercicio de la democracia participativa y protagónica. Los consejos comunales son un espacio hecho a la medida del sujeto político que da origen a la revolución bolivariana.

3. Los consejos comunales son espacios para el común, para el ejercicio de la política entendida como política de los iguales. Tal política es protagonizada por el chavismo. El chavismo es un sujeto que comparte no sólo un origen predominante de clase, sino la experiencia común de la politización. El chavismo está hecho, fundamentalmente, de enormes contingentes de hombres y mujeres de las clases populares, casi todos sin experiencia previa de militancia política, que decidieron rebelarse contra la democracia representativa. Incluso antes de reconocerse como tal, el chavismo se incorpora a la política en el acto de rebelarse. Es un sujeto político exuberante, plural, desprejuiciado, sin ataduras ideológicas, de carácter radicalmente democrático, igualitarista, anti-oligárquico y, eventualmente, anti-capitalista.

4. Chávez no promueve la creación de los consejos comunales para nivelar por debajo, sino para incorporar a los de abajo, para garantizarles un espacio. No lo hace para domesticar al chavismo, sino porque lo reconoce como un sujeto que apunta en la dirección de la construcción de otra política. Chávez identifica en el chavismo un espíritu difícil de conformarse con formas más tradicionales de participación política.

5. Tal vez sean los aportes más importantes del pueblo venezolano, de Chávez y de la revolución bolivariana, a la filosofía política, a la milenaria tradición de luchas de los pueblos por su liberación, a la emergencia de una cultura política emancipatoria para el siglo XXI: a) la política entendida como una política de los iguales ; b) los consejos comunales como espacios para el ejercicio de esta política; y c) las Comunas, entendidas no sólo como la agregación de consejos comunales, sino también como expresión de una nueva cultura política. No en balde, las Comunas serán el tema central del último de los discursos programáticos del comandante Chávez: el Golpe de Timón.

6. Los consejos comunales constituyen, igualmente, el espacio primario para la construcción de hegemonía democrática y popular, incorporando, sumando a los que piensan distinto, incluso a los opuestos, para plantear y resolver problemas comunes.

7. Nuestra progresiva retirada de los consejos comunales es signo inequívoco de la burocratización de la revolución bolivariana.

8. Otro signo inequívoco del mismo fenómeno es el creciente malestar de la burocracia política por su manifiesta incapacidad para “controlar” los consejos comunales. El problema es que para alcanzar su objetivo debe dedicarle tiempo y esfuerzo a hacer política en el territorio. Ha pasado mucho desde que dejó de hacerlo.

9. Lo más retrasado de la burocracia política ni siquiera se plantea como dilema ético su exigencia de amañar, incluso, elecciones de consejos comunales, cuando otras maniobras no le han sido suficientes, con tal de “controlarlos”. Promueve, de esta forma, el aniquilamiento de la democracia participativa y protagónica.

10. Luego del III Congreso del PSUV, celebrado a finales de julio de 2014, los consejos comunales pierden su centralidad como espacio para el despliegue de la política revolucionaria, y su lugar pasa a ser ocupado por las Unidades Bolívar Chávez (UBCH), que de hecho son incluidas en los estatutos del partido, y definidas como “ organización esencial y base de articulación de las patrullas socialistas para la ejecución coordinada de los planes de acción política y social en un radio de acción determinado ” (artículo 22). El “Acta de Decisiones”, documento que recoge las conclusiones del Congreso, no menciona a los consejos comunales. Las Comunas sólo son referidas de manera genérica (punto 12), pero no se definen criterios de actuación de las UBCH en estos espacios.

11. La trayectoria es clara: el partido se retira progresivamente del territorio para refugiarse en sí mismo. Por un lado, abandona el espacio para el ejercicio de la política entre iguales, despolitizando la relación entre las partes, que pasan a ser “benefactor” y “cliente”. Por otro lado, el abandono del espacio para la construcción de hegemonía popular y democrática se traducirá no sólo en la incapacidad para ensanchar la base social de apoyo a la revolución, sino en desafiliación política.

12. La burocracia política instigará el conflicto entre consejos comunales, Comunas y UBCH. Irónicamente, se trata casi siempre de los mismos individuos: el vocero del consejo comunal, el parlamentario de la Comuna y el integrante de la UBCH, sólo que jalonados por lógicas antagónicas: la lógica democrática participativa versus la lógica del “beneficio”. El burócrata político intentará imponer la idea de que es posible (incluso deseable) prescindir de la primera para acceder al segundo.

13. ¿Consejos comunales y Comunas están exentos del riesgo de sucumbir a la lógica clientelar? En lo absoluto. No idealicemos ningún espacio. La cuestión es: justamente porque el riesgo es permanente, el partido tendría que actuar permanentemente en el territorio, como anticuerpo, como agente dinamizador de la política revolucionaria, participativa y protagónica, y jamás como su sepulturero.

14. ¿Acaso las UBCH no pueden funcionar de acuerdo a la lógica democrática participativa? Por supuesto que sí. De hecho, muchos jefes de UBCH ejercen un liderazgo genuino en sus territorios. El problema radica en la decisión política que faculta a las UBCH para la asignación de “beneficios” a la población, tomada en algún momento después del III Congreso del PSUV, violando un principio básico de la política revolucionaria: el “ principio electoral ”. Adecuado a nuestras circunstancias, la traducción de tal principio sería la siguiente: nuestra militancia partidista entraña una responsabilidad, no un privilegio; nuestra militancia partidista no nos hace “beneficiarios” ni “benefactores” de nada ni de nadie.

15. Lléguese hasta las últimas consecuencias de la entronización de esta lógica clientelar, y no será complicado identificar algunas de las principales causas de nuestra derrota el 6D. Contra ella se ha rebelado el “chavismo de corazón”.

16. El “chavismo de corazón” es un concepto que traduce una cierta sensibilidad popular en los días inmediatamente posteriores al 6D; expresa la forma como una parte del chavismo metaboliza el fracaso, lo hace soportable, inteligible, antes de convertirlo en desafío político. No es un invento que obedece al interés de cualquiera, acaso un optimista empedernido o un iluso sin remedio, por poetizar la derrota, minimizándola. Es la forma como se autodefinen muchos de quienes rechazan la imposición del clientelismo como forma de relación política. Lo que hay que saber percibir es cómo este “chavismo de corazón” antepone lo inmaterial a lo material. Llámele usted como prefiera. Antes solía llamársele conciencia.

17. En los primeros años de revolución bolivariana el comandante Chávez trazaba una línea que iba de la revolución política (o refundación de la república) a la revolución económica. Si el antichavismo global, y no sólo el vernáculo, presiona por todos los medios posibles para que la férrea disputa sobre la política económica se resuelva a su favor, es en parte porque cree consumada la contrarrevolución política, por lo que sólo bastaría este último zarpazo.

18. El abandono de los espacios que garantizan el ejercicio de la democracia participativa y protagónica, la neutralización de su potencial transformador, preparan el terreno a la contrarrevolución política. Estamos obligados a conjurar la aparición de Comunas de papel. Pero más obligados estamos a combatir, con apasionamiento, a los que sólo son capaces de ver Comunas de papel por todas partes.

19. Acaso los mismos agentes de la contrarrevolución política estén pugnando hoy por nuestra claudicación en lo que se refiere a política económica.

20. Hablando de agendas funcionales a las fuerzas contrarias a la revolución: no olvidar la centralidad otorgada por el antichavismo a la crítica de los consejos comunales. En 2012, durante la campaña electoral presidencial, intentaron socavar el “liderazgo moral” del chavismo disparando contra el “enchufado”. Hoy, cuando tantos de nosotros hemos naturalizado el uso del lenguaje que se emplea en filas contrarrevolucionarias, y cuando menospreciamos la importancia estratégica de los consejos comunales, bien haríamos releyendo el Golpe de Timón como una respuesta, por qué no, frente a aquellos ataques. Sin consejos comunales no hay Comuna. Y bien sabemos que es Comuna o nada.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

*Ministro del Poder Popular para la Cultura y exministro del Poder Popular para las Comunas y Protección Social de la República Bolivariana de Venezuela.

¿Qué celebra la derecha latinoamericana?

Punto Final. 18 de diciembre, 2015, Chile Por Paul Walder*

La derecha latinoamericana está eufórica.

A la derrota del kirchnerismo por Mauricio Macri, oficiante del FMI y de los mercados financieros, le ha sucedido el desastre legislativo del PSUV a manos de las derechas venezolanas, una mezcla política con sede en Miami y cuya finalidad no es otra que la recuperación de la riqueza petrolera por las grandes corporaciones.

De forma paralela, pero en la misma dirección, va el intento de destitución de Dilma Rousseff en Brasil y la vuelta al purismo del libre mercado desregulado, expresión retórica que significa el control de los mercados por el gran capital.

En un proceso de esta naturaleza no puede hablarse de triunfos. Son evidentes derrotas de un modelo de desarrollo, en cada uno de estos países, sin continuidad en el tiempo.

El proceso de inclusión a través de programas sociales financiados por los altos precios de las materias primas estaba destinado a su fracaso. Economías basadas en el extractivismo, que dependen de las oscilaciones de los mercados externos, tenían sus días contados si no incorporaban diversificaciones productivas o de valor agregado en sus exportaciones.

Venezuela gozó por varios años de precios del petróleo sobre los cien dólares el barril, valor que en la actualidad ha caído bajo los 40 dólares. Sobre esta realidad, las posibilidades de acción han quedado sensiblemente reducidas.

Las derrotas del PSUV y del kirchnerismo habían sido anunciadas por no pocos analistas latinoamericanos, en lo que han llamado el fin del ciclo de los progresismos. No un final detonado por las políticas públicas inclusivas, sino por su poca profundidad ideológica y la dependencia financiera de los precios de las materias primas.

Las derechas latinoamericanas, y por cierto la chilena, miran con placer morboso este fenómeno: esperan la caída completa y la reinstalación del neoliberalismo. En el caso nacional, que contiene la paradoja de una denominada “izquierda” socialista que celebra junto a la ultraderecha, la mirada de esta coalición está llena de distorsiones y reproduce la sentencia “ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.

Los gobiernos chilenos de la posdictadura han instalado y reforzado una economía basada en la extracción y exportación de recursos naturales. Y prácticamente todas las exportaciones las componen materias primas, y entre ellas la gran mayoría son minerales. Un tercer factor que también relaciona a la economía chilena con sus pares latinoamericanas, es la dependencia de los precios de las materias primas. En el caso del cobre, éste tuvo hace un par de años un techo de cuatro dólares, precio que hoy ronda los escasos dos dólares.

Y si observamos los rangos históricos, estos están incluso por debajo de los valores actuales. Nada indica que en el futuro volverán a ubicarse en las recientes cimas, las que han sido más bien una anomalía estadística.

Las sonrisas en la derecha deberían borrarse. Porque el neoliberalismo tal como no ha sido opción de desarrollo integral en Chile tampoco lo será en el resto de Latinoamérica, bastante más sensible a los fracasos del modelo mercantil en las décadas pasadas.

En el caso nacional, si bien las políticas públicas son ajustadas, son también una de las principales demandas de la población. El gobierno de Michelle Bachelet pudo llegar al poder con una promesa de programas sociales inclusivos tras los cuatro años de neoliberalismo a ultranza de Sebastián Piñera.

Si la caída del precio de las materias primas no golpeará de manera directa las ajustadas y mezquinas políticas públicas, sí lo hará por otros lados. La economía chilena depende, del mismo modo que a inicios del siglo pasado, de la minería y extracción de otros pocos recursos naturales.

Es una economía concentrada y completamente dependiente de lo que suceda en el exterior. Sin manufacturas, sin productos de mayor valor elaborado, sin capacidad de determinar precios, está totalmente entregada a las oscilaciones de la economía mundial, la que en estos momentos va cuesta abajo.

Todas las agencias y organismos internacionales están recortando las proyecciones de crecimiento del PIB mundial y nacionales para el año entrante.

Hay al menos tres aspectos que habrá que tener en cuenta para volver a recordar la inviabilidad del neoliberalismo para generar inclusión y desarrollo. En Chile se ha abierto un proceso de cierre masivo de faenas mineras, lo que generará un alto desempleo en estas zonas. Cierres y quiebras que se sentirán en todas las industrias proveedoras de la minería, lo que profundizará el deterioro económico y ampliará el desempleo a otras áreas y zonas del país.

Un tercer aspecto, alertado hace unas semanas por The Economist, es el alto grado de endeudamiento del sector privado chileno, que llevó a la revista especializada a alertar sobre una eventual catástrofe económica. Un escenario global que ninguna política neoliberal podrá mejorar, sino empeorar.

Selección en Internet: Juan Carlos Santos.

*Periodista free-chileno. Ha trabajado en numerosos medios.

Argentina: Despedir para rebajar salarios

PL. 9 de enero de 2016 . argentina Por Martin Hacthoun*

Generar desempleo para entonces forzar una rebaja salarial parece ser el criterio que prevalece hoy en el equipo económico del gobierno de MauricoMacri en Argentina, a juzgar por varios economistas y una temprana ola de despidos.

"Macri quiere un desempleo del 15 por ciento o más para así obligar a los sindicatos a negociar salarios a la baja", opina el analista económico Roberto Navarro, con quien concuerda el director del Centro de Estudios Económicos y Sociales, Oscar Natalich.

En un editorial para el portal informativo El Destape, Navarro cita al flamante presidente del Banco Nación de Argentina, Carlos Melconian, quien recomendó despidos masivos de trabajadores estatales para achicar el gobierno, apertura de importaciones y caída del consumo.

Esa es la fórmula que propone Melconian, a quien Navarro identifica como el "verdadero ministro de Economía de Mauricio Macri".

"Con este nivel de salarios, Argentina es inviable: solo vamos a comenzar a crecer bajándolos al menos un 40 por ciento. Y la única forma de negociar una baja real con estos sindicatos es llegar a un desempleo superior al 15 por ciento", manifestó el titular del Banco Nación.

Navarro, un popular comentarista económico televisivo que conduce el programa Minuto Uno en el canal de noticias C5N, afirma que ese criterio Melconian se lo manifestó al presidente el 24 de noviembre, dos días después del triunfo electoral de la Alianza Cambiemos, delante de dos miembros de su equipo económico.

La ejecución de políticas comenzando por el ajuste monetario indica que la recomendación del economista Melconian está siendo llevada a la práctica por el Ejecutivo.

En pocas semanas el Gobierno avanzó en esa dirección con varias medidas. Luego de la devaluación del peso argentino y la liberalización del mercado cambiario que quitó los controles sobre el dólar, sobrevino una ola de despidos.

Anunciado por el ministro de Gestión y Modernización, Andrés Ibarra, una nueva cartera creada por decreto de necesidad y urgencia (DNU), el gobierno lanzó un plan de despidos masivos de trabajadores estatales en todo el país.

En los ocho primeros días de este año la cifra de echados asciende a 12 mil, afirmó el secretario general de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), el docente Hugo Yaski, quien alertó que "esto es solo el comienzo" y dijo que presentarán una denuncia ante la Organización Internacional del Trabajo

La vicepresidenta Gabriela Michetti, como titular del Senado, dejó en la calle de un plumazo a dos mil 35 empleados de esa casa legislativa y anticipó que vendrán muchos más despidos en todas las dependencias del Estado.

Navarro asegura que el plan gubernamental "contempla cargarse 200 mil empleos en dos meses, entre puestos nacionales, provinciales y municipales"

A su vez, el ejecutivo ordenó al Ministerio de Trabajo mantener una actitud pasiva ante cesantías en el sector privado. Hasta ahora, la cartera laboral intervenía de oficio ante la menor amenaza de pérdida de empleos, recuerda Navarro en su comentario

Otras de las medidas del plan en desarrollo es abrir el grifo de las importaciones en áreas sensibles como textiles, indumentaria y calzado, sectores que pueden perder decenas de miles de puestos en poco tiempo y golpear a las pequeñas y medianas empresas argentinas

Una cuarta es la suspensión de obras de infraestructura que, según empresarios del sector de la construcción, dejarán en la calle a 150 mil trabajadores.

Y la quinta medida que cita Navarro es el alza del precio de los alimentos y la eliminación de los subsidios a los servicios públicos.

Según los principales consultores, eso generará una caída del consumo en 2016 de 3,5 por ciento. "Con ese derrape se perderán otros 250 mil empleos", estima el analista.

Algunos dirigentes sindicales que apoyaron e instaron a sus afiliados a votar a Macri, como el titular del ala Azopardo de la Confederación General del Trabajo y líder de los camioneros, Hugo Moyano, comenzaron a reaccionar.

Luego que el ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay amenazó a los sindicatos a no arriesgar salarios a cambio de despidos, Moyano saltó.

El jefe del poderoso gremio de los camioneros dijo que el Gobierno no les va a meter miedo con el tema de los despidos y que en las negociaciones de los nuevos contratos laborales van a pedir el salario que corresponda según la carestía de la vida, afirmó el ahora dolido sindicalista.

Pablo Michelli, quien lidera el ala denominada Autónoma de la CTA y férreo opositor al gobierno de Cristina Fernández, reclamó el cese de los despidos estatales y pidió negociaciones libres de contratos laborales.

Michelli llamó ahora a la "necesidad de integrar un frente común de las centrales obreras argentinas". En esta incertidumbre laboral, económica y monetaria comenzaron los argentinos el 2016, que no pinta nada halagüeño, y ya una encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública refleja que el empleo, el salario y los precios se han convertido en la principal inquietud de la población.

Selección en Internet: Juana Calzado Jiménez.

*Corresponsal de PL en Argentina

Van por Lula y por Cristina

Rebelión. 13 de enero de 2016. España Por Juan Manuel Karg*

América Latina transita un inicio de 2016 bien diferente a lo acontecido en la región en la última década y media. Mientras algunos analistas hablan de "restauración conservadora", otros ponen el acentro en un supuesto "fin de ciclo" de los gobiernos posneoliberales. La coincidencia entre ambas lecturas es que la época de mayor apogeo de los gobiernos de izquierda ha dado paso a otro momento, de mayor convulsión y confrontación entre dos proyectos disímiles, opuestos, de países y también de región. Una disputa que, vale la pena repetirlo, no está saldada: sólo Mauricio Macri ha accedido al gobierno, experiencia que aún no han podido concretar ni Henrique Capriles (Venezuela), ni Aécio Neves (Brasil), ni Mauricio Rodas (Ecuador), ni Samuel Doria Medina (Bolivia).

Por ende, aún el "balance" es favorable para las fuerzas progresistas, quienes todavía tienen hegemonía en el mapa global regional.

En ese contexto, hay dos figuras que tienen una popularidad importante a pesar de los embates de los medios concentrados de sus países. Hablamos de Luiz Inácio "Lula" Da Silva y Cristina Fernández de Kirchner, ex presidentes de Brasil y Argentina, respectivamente. Ambos se han ido de Planalto y la Casa Rosada con una alta popularidad, como en su momento le sucedió a Michelle Bachelet, quien retornó a la brevedad a la Casa de la Moneda. Es decir: son figuras que aún conservan buenas chances para volver a dirigir los destinos de sus respectivos países.

Esta es la razón principal que explica el envalentonamiento de sectores del poder económico concentrado en lo referente a estos dos dirigentes. Y, por ende, un recrudecimiento de los ataques mediáticos, que pregonan asimismo un avance del ámbito judicial. En una reciente columna titulada "Apunten a la cabeza" el periodista Horacio Verbitsky alertó sobre el plan del nuevo gobierno argentino, encabezado por el ingeniero Mauricio Macri: dar vía libre a sectores de la justicia influenciados por Olivos para avanzar sobre CFK, buscando asimismo lograr un descrédito público sobre la ex presidenta.

Para Verbitsky, "el modelo es el '55, con la exhibición de vestidos y zapatos en la residencia presidencial, las comisiones investigadoras que ocuparon el lugar del clausurado Congreso, y la ilusión de borrar al tirano depuesto de la memoria popular, presentándolo como un ladrón de los dineros del pueblo". La analogía con la autodenominada Revolución Libertadora (la Fusiladora, para amplios sectores) resulta esclarecedora: esta no sólo no logró su cometido –erradicar al peronismo, comenzando por sus símbolos– sino que además convirtió a Juan Domingo Perón en mito y leyenda (viviente, aunque en el exilio) ante amplios sectores que comenzaron a perder lo logrado en aquella década. "Detrás de mi vendrán los que bueno me harán" fue la famosa frase del propio Perón, quien retornó triunfador a su país y murió ejerciendo la presidencia.

El plan actual cierra (o pretende cerrar, mejor dicho) con un blindaje mediático inédito sobre el actual presidente argentino y sus primeras medidas: devaluación cercana al 60%, masivos despidos en el ámbito estatal –más de 10 mil, al momento de escribir estas líneas–, decenas de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) sobre las más amplias esferas –sin pasar por el Congreso y violando leyes, como sucedió con la LSCA–, un plan de endeudamiento externo firmado por los propios autores del Megacanje, y una represión a los reclamos como no se ha visto desde la década del '90.

Como se ve, una batería de medidas impopulares, cuyo círculo sólo se podría redondear con una oposición fragmentada, de líderes dispersos: hacía allí apunta, entonces, el poder de turno, intentando rupturizar un peronismo que debería asimismo confluir (unido) con otros sectores, a fin de intentar volver a la Casa Rosada en el menor tiempo posible.

En Brasil el panorama es similar, aunque una diferencia sustancial separa a Brasilia de Buenos Aires: aún gobierna allí el Partido de los Trabajadores, quien aparece amenazado por dos vías. Hablamos del intento de "impeachment" que pesa sobre Dilma Rousseff –ahora parcialmente aliviada por un freno momentáneo en esta tentativa– y de los planes de avanzar judicialmente sobre el ex presidente Lula. En este último punto, hay una similitud con el objetivo que, de acuerdo a Verbitsky, planea Macri. Tanto el establishment brasileño como el nuevo gobierno argentino saben que, frente a las medidas antipopulares que planean (o ya ejecutan), la única alternativa es descabezar los liderazgos que aún tienen clamor popular. Tratarán de evitar, a como dé lugar, que Lula y Cristina Fernández de Kirchner se presenten a las presidenciales de 2018 y 2019. El ex líder metalúrgico se ha convertido por ello en tapa permanente de Globo, Folha do Sao Paulo y O Estado de Sao Paulo, los tres principales periódicos del país, que buscan erosionar su imagen negativa en el mediano plazo, aún a costa de mentir. Lo mismo sucede con Noticias y Veja, dos revistas socias que, de uno y otro lado de la frontera arremeten contra estos dos ex presidentes.

¿Cuál es el temor principal de la derecha regional? Que el supuesto "fin de ciclo" no se verifique en otros países. Que pase rápido la "primavera" que para estas fuerzas supone la seguidilla Argentina-Venezuela.

La elección de Bolivia, entonces, tendrá inédita atención continental para ser un referéndum local: un triunfo de Evo quebraría la novedosa racha, mientras una derrota completaría la trilogía conservadora. Por ello la derecha regional apunta a "cortar" las cabezas de CFK y Lula: ve en ellos, ni más ni menos, que la posibilidad de recomposición del ciclo de cambios abierto en la región hace una década y media.

Habrá que ver la intensidad y los tiempos. Y si el tiro no sale por la culata, como advierte el asesor Jaime Duran Barba, quien pone paños fríos a la idea, analizando la propia historia del peronismo (y su vitalidad influyente en millones de trabajadores).

Pero la decisión está tomada: van por Lula y por Cristina.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

*Politólogo argentino de la Universidad de Buenos Aires; analista internacional.