Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-01-18

Cuba: dialogar pero con mucha cautela

OPINIONES DESDE CUBA 25 de diciembre de 2015 CUBA

Manuel E. Yepe*

CUANDO CUBA ESTÁ abocada a un cambio profundo en la política exterior de Estados Unidos que se ha dado en caracterizar como “normalización de las relaciones con Cuba”, en aras de la cautela, procede recordar dos preceptos que proyectan peligrosas sombras en la historia de estos nexos: la doctrina del Destino Manifiesto y la teoría de la Fruta Madura.

En junio de 1783, John Adams, el segundo presidente de los Estados Unidos, declaró que la isla de Cuba era extensión natural del continente norteamericano y que su anexión era absolutamente necesaria para la existencia de su nación. Sostuvo que Estados Unidos jamás permitiría su independencia y que la mejor manera de proceder sería que Cuba permaneciera en posesión de España hasta que la isla pudiera ser absorbida por Norteamérica.

El Destino Manifiesto era la concepción desarrollada en esos años como doctrina que atribuía a Estados Unidos la misión especial de llevar su sistema de organización económica, social y política, primero, a toda América del Norte y, posteriormente, a todo el Hemisferio Occidental.

La expansión al oeste se realizó a fines del Siglo XIX y como resultado de ello, la población aborigen fue prácticamente aniquilada y los mexicanos perdieron casi la mitad de su territorio (Texas, Nuevo México y California).

En 1823, el presidente James Monroe pronunció lo que sería conocido como la Doctrina Monroe o de “América para los americanos” que establecía que toda interferencia por cualquier potencia europea en las nacientes repúblicas latinoamericanas sería considerada un acto inamistoso contra los Estados Unidos y, por tanto, Washington se atribuía el derecho de “proteger a la región”. El aparente paternalismo defensivo hacia el resto del hemisferio pronto demostró ser evidente expansionismo.

Algunos años antes, John Quincy Adams, entonces secretario de Estado en el gobierno de Monroe y luego su sucesor como Presidente, había escrito: “…si una manzana, derribada de su árbol por la tempestad, no puede sino caer a tierra, Cuba, separada por la fuerza de su anormal conexión con España e incapaz de sostenerse por sí misma, solo puede gravitar, hacia la Unión Norteamericana, la que a su vez no puede por la misma ley natural, rechazarla de su regazo.”

Este principio no fue obstáculo, sin embargo, para que Estados Unidos tratara de comprar a Cuba de España. Una oferta de compra de la isla por cien millones de dólares fue rechazada por la corona ibérica.

Ya en 1880, el capital estadounidense estaba sólidamente involucrado en Cuba, especialmente en la industria azucarera, como resultado de su interés global de convertir a las islas del Caribe en economías azucareras.

Dado que en la memoria popular estaban aún vivas las raíces revolucionarias de Estados Unidos y muchos ciudadanos comunes de ese país tenían simpatías por Cuba, el hecho solapó una tensa preparación en Estados Unidos para una intervención militar directa en la guerra por la independencia de Cuba contra España.

No obstante, en 1895, pocas horas antes de caer en combate, el líder revolucionario cubano José Martí escribió que, luchando contra España, Cuba pretendía “evitar con su independencia que los Estados Unidos se expandieran por las Antillas y cayeran con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América… Todo lo que he hecho hasta ahora ha sido para eso”, enfatizaba.

El 24 de diciembre de 1897, el subsecretario estadounidense de Guerra J.C. Breckenridge escribió en un memorando: “Esta población (la cubana) está constituida de blancos, negros, asiáticos y personas que resultan de la mezcla de estas razas. Los habitantes son generalmente indolentes y apáticos… En tanto este pueblo sólo posee una vaga noción del bien y del mal, tiende a buscar placer no a través del trabajo sino de la violencia. Es obvio que la anexión inmediata a nuestra federación de estos elementos perturbadores y tan numerosos constituiría una locura, así que, antes de proceder a ello, debemos limpiar el país. Tenemos que destruir todo aquello que esté al alcance del fuego de nuestros cañones. Debemos imponer un férreo bloqueo de manera que el hambre y su compañera perenne, la enfermedad, socaven la población pacífica y diezmen su ejército. El ejército aliado deberá estar comprometido constantemente en acciones de reconocimiento y de vanguardia, para que el ejército cubano esté irreparablemente atrapado entre dos frentes… Nuestra política debe ser siempre apoyar al más débil frente al más fuerte, hasta que hayamos logrado exterminarlos a ambos, a fin de anexarnos la Perla de las Antillas.”

Más de un siglo después, los cubanos están obligados a actuar con mucha cautela a la hora de materializar, en la mesa de negociaciones, una victoria tan sufrida como merecida.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.

La Reserva Federal de Estados Unidos jala el gatillo

CONTRALÍNEA 10 de enero de 2016 MÉXICO

Ariel Noyola Rodríguez*

EL SISTEMA DE la Reserva Federal (Fed, por su acrónimo en inglés) de Estados Unidos finalmente lo hizo: jaló el gatillo: el miércoles 16 de diciembre de 2015, en punto de las 14 horas (hora en Washington, Distrito de Columbia), se anunció la decisión de elevar el precio del dinero en 25 puntos base. De esta manera, la tasa de interés de los fondos federales (federal fundsrate), la que se cobran los bancos entre sí por préstamos de 1 día, aumentó desde un nivel mínimo entre cero y 0.25 por ciento en el que se encontraba desde finales de 2008, a otro que oscila entre 0.25 por ciento y medio punto porcentual.

Se trata de la primera vez que se lleva a cabo un alza de tipos de interés en casi una década, la última subida tuvo lugar en 2006, cuando comenzaban a emerger las primeras señales de la crisis hipotecaria (subprime) en Estados Unidos. Cierto es que hace ya un buen tiempo que la presidenta del Fed, Janet Yellen, venía advirtiendo a propios y extraños que, más temprano que tarde, iba a elevar la tasa de interés de los fondos federales, un referente clave que determina el costo del crédito en el ámbito internacional.

De acuerdo con la mayoría de los integrantes del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por su sigla en inglés) de la Fed, el aspecto más preocupante de la economía estadounidense tenía que ver con la evolución del mercado de trabajo. Según se puede leer en sus estatutos, la Fed tiene la obligación de cumplir con tres objetivos fundamentales: la estabilidad financiera, la baja inflación y el pleno empleo.

Si se los compara con los puntajes alcanzados en 2008, hoy en día los principales índices de la bolsa de valores de Nueva York (el Dow Jones, el Nasdaq y el índice Standard &Poor’s 500) parecen haberse recuperado, con todo y que la economía estadounidense aún no consigue registrar los niveles de inversión productiva ni de empleo alcanzados hace 7 años. Pero para la Fed todo se encuentra bajo control, pues la volatilidad observada durante el último año en el mercado bursátil no es tanto un reflejo de los problemas “estructurales” de la economía de Estados Unidos, sino que obedece a pequeñas “correcciones” en los precios de los títulos financieros.

Por lo tanto, si bien existen ciertas amenazas sobre la estabilidad financiera, no son tan grandes como para poner en cuestión la recuperación económica, a juicio de varios funcionarios del Fed. En cambio, sí hay bastante angustia en torno a la inflación. Pues el nivel de precios en Estados Unidos se ha mantenido por debajo de 2 por ciento, el objetivo del Fed, desde hace más de 3 años. Es que si bien la meta del Fed es mantener baja la inflación, si el nivel de precios se mantiene en un nivel demasiado bajo por un largo tiempo, es una señal inequívoca de que algo anda realmente mal en la economía.

Los estímulos monetarios y fiscales implementados por el Fed y el Departamento del Tesoro, respectivamente, no lograron apuntalar la inflación en Estados Unidos; el peligro mayor está en que en algún momento la baja inflación termine por convertirse en deflación (caída de precios), la peor pesadilla de los capitalistas. Según los datos del Departamento del Trabajo, en octubre pasado el índice de precios al consumidor (IPC) creció apenas 0.2 por ciento con respecto al mismo periodo de 2014, mientras que si se excluyen los precios de los alimentos y la energía, el incremento fue de 1.9 por ciento. En noviembre los datos mostraron una leve mejoría, el IPC creció 0.5 por ciento en términos anuales, y los precios subyacentes al consumidor aumentaron 2 por ciento.

Janet Yellen confía en que en el mediano plazo, a medida que la recuperación siga cobrando fuerza, la inflación va a terminar por acercarse cada vez más al objetivo de 2 puntos porcentuales. Y por último, el Fed debe velar por un mercado laboral boyante. Pleno empleo en la jerga económica significa estar en una situación en la que el país en cuestión utiliza la mayor parte de sus capacidades productivas. Cuando la tasa de desempleo se ubica en alrededor de 5 por ciento, el gobierno de Estados Unidos considera que hay pleno empleo.

Y según las cifras más recientes, la nómina no agrícola consiguió incrementos importantes durante el último tramo de 2015, en especial en noviembre, cuando aumentó en 211 mil. Así, la tasa de desempleo oficial cayó de 10 por ciento en 2009, a cerca de 5 por ciento. Sin embargo, se deja de lado que si se tomara en cuenta una definición mucho más amplia de desempleo, la metodología U-6, que considera a las personas que han abandonado la búsqueda de empleo, así como a los trabajadores dispuestos cumplir con una jornada de tiempo completo, la tasa de desempleo se ubica en casi 10 por ciento.

“En general, la información económica y financiera recibida desde nuestra reunión de octubre ha sido consistente con nuestras expectativas de una mejora continuada del mercado laboral […] si [el Fed] retrasa el inicio de una normalización de la política demasiado, probablemente acabemos teniendo un endurecimiento político relativamente abrupto que evitará que la economía supere nuestros objetivos”, sentenció Yellen a principios de diciembre de 2015.

El Fed elevó sus expectativas de crecimiento para el próximo año hasta 2.4 por ciento, la estimación previa era de 2.3 por ciento. También disminuyó su proyección para el desempleo en 2016 a 4.7 por ciento, por debajo de la anterior de 4.8 por ciento. No obstante, ese optimismo desbordado soslaya por completo que los empleos ganados son, sobre todo, a tiempo parcial en el sector de los servicios; en contraste, tanto las empresas de la manufactura y el sector de la energía (en especial las vinculadas con los hidrocarburos) han realizado despidos masivos en los últimos meses. Por otro parte, los salarios, si bien han aumentado poco a poco, el incremento es todavía insuficiente para conseguir aumentos significativos en el nivel de consumo, y sobre todo, en la inflación.

¿Cómo nos afectará la decisión que tomó el Fed? ¿Qué pasará con la economía mundial? El dólar se revaluó apenas unas horas después de que la Fed subió la tasa de interés de los fondos federales. Luego los precios de los hidrocarburos tocaron el piso: el precio del barril de petróleo Brent se situó en 37.44 dólares, una caída de 3.44; mientras que el precio del crudo en su variedad West Texas Intermediate (WTI) cayó 4.81 por ciento, hasta 35.56 dólares por barril.

Es que los precios de las materias primas (commodities) se comportan de manera inversamente proporcional a las cotizaciones del dólar. El cobre, el oro, el petróleo, la plata, así como la mayor parte de los commodities se encuentran financiarizados, esto es, su valor monetario depende en gran medida de las fluctuaciones de precios en los mercados de derivados (denominados en dólares). De modo inevitable, las empresas exportadoras de Estados Unidos tendrán mayores dificultades para colocar sus mercancías en el mercado mundial (ante el encarecimiento del dólar).

Visto desde el otro lado, las monedas de los países emergentes tendrán una depreciación más pronunciada. Sus exportaciones deberían ganar competitividad (ante el abaratamiento de sus monedas) si no fuera porque en estos momentos el comercio internacional registra sus niveles más bajos de las últimas 3 décadas.

Por ejemplo, las exportaciones latinoamericanas entre 2013 y 2015 registraron el peor nivel de los últimos 80 años, según las estimaciones de Alicia Bárcena, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Es que no hay tantos países a los cuales vender, incluso la región de Asia-Pacífico se encuentra en franca desaceleración.

Por lo tanto, el efecto negativo se observará sobre todo por la vía de las finanzas, cientos de miles de dólares de capitales de cartera se fugarán de los países emergentes hacia Estados Unidos, con lo cual los mercados bursátiles (de los países emergentes) sufrirán graves pérdidas, sus monedas se depreciarán aún más y el monto de la deuda externa aumentará (denominada en dólares).

“2016 será un reto para los mercados emergentes conforme la caída de precios de las materias primas, y el débil crecimiento del comercio mundial extiende la experiencia reciente de las presiones presupuestarias y de balanza de pagos”, declaró a The Wall Street Journal el economista jefe de Deutsche Bank, David Folkerts-Landau.

Ante ese complicado escenario, lamentablemente no cabe más que esperar fuertes recortes de gasto público en las naciones emergentes. De acuerdo con las proyecciones actualizadas a diciembre de 2015, publicadas por la Cepal, nuestra región cerró 2015 con una contracción de -0.4 por ciento del producto interno bruto (PIB), y solamente crecerá 0.2 por ciento el próximo año, uno de los desempeños más mediocres desde 2009. No obstante, una vez que se realicen los ajustes de corte neoliberal exigidos por las burguesías locales (lo mismo en Colombia y México, que en los países que ostentan tener gobiernos progresistas como Brasil y Venezuela), la recesión será de mayor calado, y por lo tanto, la expansión económica en la región será mucho menor a lo estimado por la Cepal. Larga vida aún tiene esta crisis…

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Economista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Columnista de la revista de opinión Contralínea. Es publicado con frecuencia en medios alternativos.

La "Ruta de la Seda del Siglo XXI" debe extenderse hasta Latinoamérica

PUEBLO EN LÍNEA 5 de enero de 2016 CHINA

Gonzalo Gutiérrez Reinel*

LA RUTA DE la Seda fue la vía mercantil que vinculó desde hace miles de años el Lejano Oriente con diversos lugares del Asia Central, Europa y África. En Egipto se han encontrado restos de seda que tienen más de tres mil años de antigüedad y que se estima provinieron de China. A través de esta ruta se comercializó una enorme diversidad de productos como el jade, la porcelana, los tejidos, las especias y especies de animales. Fue tan revelante que incluso sirvió de instrumento para la difusión del budismo.

Y en no poca medida, cuando se extinguió la Ruta, en los tiempos de la consolidación del Imperio Otomano y la caída de Constantinopla en 1453, surgió al mismo tiempo una de las motivaciones principales para buscar nuevas vías hacia el Oriente, que culminó con el arribo de Cristóbal Colón a América, en lo que él inicialmente estimó había sido el descubrimiento de una ruta alternativa para llegar a China y Japón, las legendarias Cathay y Cipango.

En octubre de 2013, el presidente chino Xi Jinping, en una gira que realizó por diversos países tanto del sudeste de Asia, como de Asia Central, presentó la idea de crear un moderno “cinturón económico” y una “Ruta de la seda del siglo XXI”, así como una “Ruta de la seda marítima”. Ambos conceptos se conocen ahora, en inglés, como las iniciativas “Belt and Road” (“Un Cinturón, una Ruta”).

El objetivo de la iniciativa terrestre, por un parte, es conectar a China con Asia Central, Rusia y la Europa Báltica, así como generar vínculos entre China, el Golfo Pérsico, el Mediterráneo, el Sudeste de Asia, el Sur de Asia y el Océano Índico, por otra parte. El complemento marítimo busca crear nuevas conexiones entre la costa china con Europa, a través del Mar de China y el Océano Índico, en una sola ruta; también integrar la parte meridional del Mar de China con el Pacífico Sur.

Según lo señala el documento denominado “Visión y acciones para desarrollar conjuntamente el cinturón económico, la Ruta de la seda del Siglo XXI y la Ruta de la seda marítima”, publicado este año por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de la República Popular China, la iniciativa busca, en su sección territorial, construir un puente terrestre euroasiático, así como desarrollar corredores económicos China-Mongolia-Rusia, China-Asia Central y Occidental, y China-Península Indochina, aprovechando las rutas de transporte internacional, focalizándose en ciudades centrales a lo largo de la Ruta y utilizando parques económico-industriales como plataformas de cooperación. En su parte marítima, se orienta a crear conjuntamente rutas de transporte seguro y eficiente que conecten los puertos principales a lo largo de “Un cinturón, una ruta”.

La iniciativa comprende ideas de integración que van desde la construcción de instalaciones para facilitar el comercio, infraestructura en transporte y energía renovable, desarrollo de la conectividad de cables ópticos y las comunicaciones (“Ruta de la seda para la informatización”), promoción de la cooperación en la expansión de inversiones y comercio, cooperación aduanera, industrias emergentes, cadenas industriales, desarrollo tecnológico, entre otros muchos sectores.

Pero así como existió la Ruta de la Seda hasta el Siglo XV, a partir de 1565 se inaugura una nueva alternativa denominada la “Nao de China” o el “Galeón de Manila”. Este vínculo de comercio, que se extendió hasta inicios del Siglo XIX, consistía en una o dos naves españolas que anualmente intercambiaban productos entre América Latina y el Lejano Oriente. Estos galeones partían de Acapulco y recalaban en Manila, donde recibían especias, tejidos, porcelanas, alfombras, lacas, marfil y artesanías chinas o japonesas, amén de una multiplicidad de otros productos. A cambio se entregaba plata mexicana, extraída originalmente usando el azogue proveniente de las minas de Huancavelica, en el Perú. Si bien los productos que venían del Asia debían ser canalizados hacia España, gran parte permanecía en México, y a su vez eran comercializados en América del Sur, a través de su principal puerto colonial, el Callao.

Así como la “Nao de China” constituyo una vía distinta a la “Ruta de la Seda”, es necesario que ahora en el siglo XXI la iniciativa lanzada por el presidente Xi Jinping se extienda hacia las costas latinoamericanas del Océano Pacífico, para integrar también a aquellos países de esta región que tienen un importante potencial para complementar la apertura comercial, la atracción de inversiones y el desarrollo de nuevas industrias. Ello debe orientarse principal, pero no exclusivamente, sobre la base de la vinculación marítima. En esa tendencia el esquema que en América Latina se encuentra mejor preparado para interactuar de manera colectiva y eficiente con la iniciativa china de “Un cinturón, una ruta” es la Alianza del Pacífico, integrada por Perú, México, Colombia y Chile.

No debe olvidarse que en la carta de invitación que el 14 de octubre de 2010 formuló el Presidente de Perú para crear la Alianza del Pacífico se señaló claramente que se “…consolidaría un área de profunda integración entre nuestros países, que nos proyectaría de una manera más competitiva, especialmente hacia el Asia...” Del mismo modo, uno de los principios centrales adoptados por la Alianza del Pacífico en su Acuerdo Marco es constituir al Grupo “…como un espacio de concertación y convergencia, así como un mecanismo de diálogo político y de proyección hacia la región del Asia Pacífico”. También es interesante tener en cuenta que uno de los principales países observadores de la Alianza del Pacífico, que ha accedido a tal calidad desde junio de 2013 es la República Popular China.

Todo lo anterior sustenta la conveniencia de que, como parte de su política exterior de apertura al Asia, el Perú adopte la iniciativa de plantear formalmente a China la conveniencia de extender la iniciativa de la “Ruta de la seda del Siglo XXI” hacia las costas latinoamericanas, utilizando como socios centrales de dicha integración a los países integrantes de la Alianza del Pacífico.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Fue ministro de Relaciones Exteriores del Perú. Anteriormente, fue embajador del Perú en China.

Las tareas pendientes para Jimmy

EL QUINTO PATIO 13 de enero de 2016 GUATEMALA

Carolina Vásquez Araya*

NO ES DIFÍCIL predecir el futuro inmediato del nuevo gobierno guatemalteco, para ello basta echar una mirada a los indicadores de desarrollo –¿o quizá sería más correcto hablar de indicadores “de subdesarrollo”?- los cuales trazan un boceto claro e indiscutible de las condiciones en las que transcurre la vida de la población de este país.

Por ejemplo, ahí están las cifras de la desnutrición crónica abarcando a la mitad de las niñas y niños de Guatemala, quienes ya de por sí agrupan a casi un tercio de la población total. Esta situación se ha visto agravada durante los últimos años de manera significativa por la falta de implementación de políticas públicas, a lo cual se suma una sangría constante de las arcas nacionales.

Esto no habría podido mantenerse durante tanto tiempo de no haber sido por la pasiva complicidad de otros sectores como el empresarial, cuyos intereses van en sentido divergente al bienestar general de la ciudadanía. Ello se evidencia de manera indiscutible en su búsqueda constante de privilegios, exenciones tributarias y explotación al límite de su poder de maniobra en el ámbito político.

La reducción de la desigualdad, así como la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, dos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que Guatemala no cumplió, constituyen la tara de una serie de administraciones caracterizadas por la corrupción y el clientelismo. En el tema de la salud, este país centroamericano ha visto colapsar sus hospitales por falta de insumos tan básicos como vendas y jeringas, jabón o alcohol. Ni qué decir del estado de sus instalaciones sanitarias, carentes de los elementos esenciales para dar una atención digna a quienes no tienen más remedio que acudir a ellas.

Al escarbar un poco más profundo en esta área, se encuentra una cantidad de víctimas mortales entre los pacientes, especialmente entre enfermos renales, personas con VIH/Sida, diabetes y otras enfermedades catastróficas como el cáncer, para quienes no hay suficientes medicinas ni equipos para tratamientos especializados, debido a actos de corrupción en el sistema de compra de insumos y malversación de fondos correspondientes al sector salud.

La educación no va por mejor camino. Durante el año que terminó, de acuerdo con declaraciones del Ministro de Educación, más de 80.000 niños desertaron del nivel primario y más de 60.000 del nivel secundario. Esto, por diversas causas, entre ellas la falta de recursos de sus familias, la falta de incentivo para permanecer en los establecimientos educativos –ausencia del personal docente, mal estado de las instalaciones, desnutrición- lo cual representa un retroceso importante de los pocos avances alcanzados en años anteriores.

En Guatemala, la macroeconomía está saludable y muchos se aferran a esos indicadores para afirmar que el país está en pleno desarrollo. Sin embargo, la realidad es que Guatemala es un país rico lleno de gente pobre, y las clases más poderosas no han comprendido aún el peligro implícito en esa verdad. Si un país no puede salir del atasco social por mantener un sistema esclavizante y basado en la discriminación y el racismo, difícilmente podrá generar desarrollo. Todo indicador de bienestar y progreso se mide de acuerdo a la satisfacción de las necesidades de las personas, de los habitantes en cuya fuerza de trabajo reside la riqueza de cualquier nación.

Para Guatemala el escenario no ofrece espacio al optimismo en tanto quienes tienen el poder de decidir no lo hagan con visión de futuro, con conciencia social y la inteligencia para saber que allí se encuentra la única salida viable.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista, editora y columnista.Chilena en Guatemala.