Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-01-25

Argentina, Venezuela y Bolivia: Tres caras de un momento

(FRAGMENTOS)

REBELIÓN 19 de enero de 2016 ESPAÑA

“La burguesía nacional de los países subdesarrollados no se orienta hacia la producción, los inventos, la construcción, el trabajo. Se canaliza totalmente hacia actividades de tipo intermedio (…) La burguesía nacional tiene una psicología de hombre de negocios no de capitán de industria. Y en verdad que la rapacidad de los colonos y el sistema de embargo establecido por el colonialismo no le permitieron escoger.” FrantzFanon (1961)

Félix Caballero Escalante

EL ESCENARIO SURAMERICANO a partir de las elecciones en Argentina se reconfigura, pues a partir del domingo 22 de noviembre se termina la era de los K ya que pierden la presidencia luego de 12 años ininterrumpidos de gobierno.

El fenómeno del macrismo, que no es más que la restauración neoliberal en Argentina, resuena en todo el continente americano y refresca a las fuerzas conservadoras que por diferentes razones y contextos se han reposicionado como una fuerza política con capacidad de gobierno dentro de los diferentes países progresistas.

Las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela también representaron una derrota significativa para el movimiento socialista bolivariano y antimperialista pues la Mesa de Unidad Democrática (MUD), plataforma política que aglomera a los partidos de derecha, logra la máxima mayoría dentro de la Asamblea Nacional.

Si bien estos resultados electorales expresan una serie de contradicciones acumuladas durante años, que los procesos populares-nacionales no han podido solventar, no compartimos la lectura de algunos autores que catalogan este momento como “fin del ciclo progresista”, pues, es poco cierto que las fuerzas progresistas en Latinoamérica y el Caribe, simplemente desaparecerán y se agotarán como alternativa política para la construcción de un orden post-neoliberal.

Tenemos a Bolivia de ejemplo cuyo gobierno ha hecho pasos significativos hacia la transformación del Estado y la socialización de la democracia acompañado con una transformación parcial de los medios de producción que ha permitido un crecimiento interanual y a su vez una distribución basada en la equidad.

Nuestra propuesta es darle lectura desde el análisis internacional a la correlación de fuerzas a nivel nacional, tomando los casos de Venezuela, Argentina y Bolivia, pues a partir de la piedra fundacional del Consenso Bolivariano, es decir, la creación del ALBA-TCP en 2004, se comienza a generar una plataforma multilateral que va madurando a través de la sinergia entre los diferentes proyectos nacionales-populares y se constituye, de esta forma, un bloque, una comunidad de fuerzas vivas tan estrechamente relacionada, que la dinámica nacional puede tener repercusiones dentro del bloque geopolítico.

Argentina: el laboratorio del neoliberalismo del siglo XXI

Como Chile en los años 70, Argentina ahora representa el escenario ideal para que las fuerzas conservadoras experimenten diversas fórmulas de aplicación de medidas de ajustes estructurales a fin de reducir la participación del Estado en la economía nacional e imponer, como lo llama Claudio Katz, una CEOcracia.

La CEOcracia se enfoca en generar, mejorar o consolidar desde el gobierno, el sistema de transferencia de la renta nacional hacia las clases acaudaladas del país, siendo los gestores de ese sistema, es decir, ministros, y altos funcionarios del Estado, parte de la cúpula empresarial.

Somos testigos de cómo el gobierno de Mauricio Macri aprieta el acelerador a fin de aplicar medidas radicales antes de que el Congreso de la Nación comience a sesionar, pues dentro de la Cámara de diputados, la correlación de fuerzas está en contra del macrismo ya que solo 90 de los 257 escaños pertenecen a Cambiemos, mientras que la mayoría le corresponde al Frente por la Victoria (FPV) con 107 curules. Esta tendencia se repite en el Senado pues 45 senadores pertenecen al FPV y sólo 16 al partido de gobierno.

Más de 12.000 trabajadores del sector público han quedado sin trabajo luego de que el ejecutivo argentino haya aplicado cierres de distintos medios como SenadoTV, Radio Nacional Rock, además de cerrar el Centro Cultural Kirchner y ordenar el despido de los directivos de Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y la Comunicación (Aftic).

Igualmente el macrismo está apresurando la promulgación de la ley de agroquímicos que busca establecer un marco jurídico para que el complejo agro-biotecnológico pueda hacer uso libre de los transgénicos y de esta manera preparar el terreno para la suscripción del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que entre sus prerrogativas se encuentra la promoción de las patentes, la privatización de las semillas y mecanismos de regulación del Estado por parte de las empresas transnacionales.

Decimos que Macri está pisando el acelerador pues gran parte de estas medidas se han ejecutado a través de la figura del Decreto de necesidad y urgencia (DNU), un recurso que permite al ejecutivo promover acciones con fuerza de ley en “circunstancias excepcionales” como lo indica el artículo 99 numeral 3 de la Constitución de la República de Argentina.

Esta herramienta le permite al ejecutivo saltarse las instancias regulares y apresurar el desmontaje de las políticas kirchneristas, como por ejemplo la derogación de la ley de medios y un replanteamiento de la política exterior pues actualmente el gobierno argentino busca incorporar al país a la órbita de la Alianza del Pacífico y reinsertarse en los mecanismos multilaterales de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Foro Económico Mundial de Davos cuya agenda se posiciona por encima de los mecanismos alternativos de integración regional como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños CELAC), cuya cumbre se celebrará el 27 de enero en Quito (Ecuador).

Vemos con preocupación cómo la situación social en ese país se enrarece, pues el gobierno, en sus pocos días de mandato, no ha hecho más que mermar la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora a través de una devaluación que llega al 60%, ejercer el poder para desviar la renta nacional hacia la clase acaudalada a través del endeudamiento externo y, atentar contra la libertad de expresión que tanto ha usado la derecha como argumento en contra de los gobiernos progresistas.

Venezuela y las indefiniciones

La derecha regional pretende borrar a la izquierda como opción política y tiene capacidad de hacerlo pues actualmente cuenta con una amplia base social ya que las propias fuerzas progresistas latinoamericanas no han podido superar las corrientes reformistas que plantean un avance gradual con políticas redistributivas que incluyan sectores marginados, empero, no se propone una trasformación radical del Estado.

Tanto en Argentina como en Venezuela, no se ha podido romper con la ideología del capital ni con su dinámica absorbente, pues a pesar de que haya una disminución de la pobreza en los países donde gobernó o gobierna el progresismo, este indicador generalmente representa un crecimiento de las clases medias que, sin una política de formación coherente con los ideales socialistas, se convierten en los primeros aliados de las fuerzas conservadoras.

Eso explica por qué hubo una diferencia de más de 2 millones de votos, entre la opción del chavismo y la oposición, a pesar de que también tenemos que tener en cuenta el gran porcentaje de abstención de las filas del chavismo [6] generado por el descontento con la dirección del gobierno que no ha sido eficiente a la hora de responder a la arremetida de la guerra económica y por plantear una postura ambigua donde se enaltece discursivamente el poder popular, empero, se sigue financiando los gastos suntuarios de la burguesía.

La nueva Asamblea Nacional con mayoría a favor de las fuerzas conservadoras, ha expresado que no trabajará con el ejecutivo para enfrentar la crisis económica sino que buscará imponer su agenda política, generadora de ingobernabilidad, para tumbar al presidente Nicolás Maduro e impulsar simultáneamente su agenda legislativa para implantar el orden neoliberal a lo Macri, que pasa por ley de reversión expropiatoria, descentralización de los servicios públicos, la ley de amnistía, entre otros.

Esta movida de la MUD está sazonada con un poco de demagogia que puede hacer confundir a la población, como es el caso de la ley de vivienda que plantea otorgar títulos de propiedad a los beneficiados de la Gran Misión Vivienda, medida regida por la Cámara Inmobiliaria y que busca introducir los nuevos complejos habitacionales al mercado inmobiliario especulativo [1].

La mantención de la políticas sociales activas pasan por una coyuntura crítica pues nos encontramos inmersos en una crisis deflacionaria donde las economías de la triada que mantiene el orden capitalista (EEUU, Unión Europea y Japón) se encuentra en estancamiento y en el plano de las economías emergentes, Rusia y China se enfrentan a una desaceleración de su crecimiento y Brasil se encuentra en recesión.

Todo esto repercute negativamente en los comodities y recrudece la situación para los países monoproductores y exportadores de materias primas que ven su presupuesto nacional significativamente reducido.

Bolivia y la radicalización

A pesar de esta compleja situación, el chavismo y las demás fuerzas de izquierda que hicieron posible la conformación del Consenso Bolivariano no se encuentran agotadas.

Es incoherente decir que estamos en un “fin” de ciclo progresista, pues estas fuerzas nunca han sido un invento electoralista, o coyuntural, sino que constituyen una comunidad política con arraigo histórico, compuesto por fuerzas vivas con capacidad de movilización y gobierno.

Actualmente las corrientes que proponen la transformación del Estado están sitiadas bien sea por la cooptación institucional de movimientos populares a través de los tentáculos del Petro-Estado y la cultura rentista o por la CEOcracia, sin embargo, ambos elementos son superables si se logra la profundización de los proyectos populares-nacionales de corte socialista que fueron planteados desde inicios del siglo XXI herederos de la revolución cubana, de los movimientos de liberación nacional, del levantamiento zapatista, etc.

Así lo asumió el gobierno de Evo Morales Ayma, el cual convocó para el 21 de febrero a un referéndum con el objetivo de someter a la consulta popular la posibilidad de enmendar la Constitución y abrir la vía legal de participar como candidato presidencial en el 2019 y de esa forma continuar con el proyecto socialista influenciado por la concepción ancestral andina, de los kichuas y aymaras: el Sumak-Kawsay (Vida en armonía).

El gobierno boliviano ha logrado interpretar el socialismo a través del pensamiento originario indigenista, así como lo hizo Mariátegui en la segunda década del siglo XX al proponer el socialismo comunitario basado en las unidades territoriales incaicas denominadas ayllu.

Para nosotros, la propuesta más radical y que da poca cabida a las corrientes reformistas es, precisamente, la que se desarrolla en marco del proceso boliviano pues la cosmovisión de la filosofía del Sumak-Kawsay pone como eje articulador de todo el entramado social para el buen vivir, el trabajo, la solidaridad y la vida en comunidad, contraponiéndose con la visión del neoliberalismo que se basa en la economía financiera y la hiperindividualización expresada en el mito de la “competencia”.

La consecución del Estado Plurinacional de Bolivia y el proyecto dirigido por el gobierno de Evo Morales Ayma es primordial para la vitalización del progresismo regional y representa un referente de que si se puede lograr un sistema económico donde el crecimiento y la distribución sean proporcionales.

A modo de síntesis

1. En medio de una crisis general del capitalismo, que paralelamente a la deflación pasa por un proceso de concentración de grandes capitales transnacionales [2], los países de la periferia del sistema tienden a sufrir de manera más cruda los embates de esta situación debido a que la estructura económica nacional está poco diversificada y generalmente se basan en la exportación de comodities cuyo valor ha sufrido una baja significativa.

2. El reformismo, entendiéndolo como la corriente socialdemócrata que plantea construir un estado de bienestar social a través de un pacto interclasista, sin trastocar los procesos de acumulación tradicionales ni plantearse la transformación del Estado, ha contribuido con el estancamiento del progresismo en los distintos países del bloque progresista y ha acelerado el crecimiento de la CEOcracia en el caso de Argentina y la consolidación del Petro-Estado en el caso venezolano.


1. La GMVV plantea la propiedad multifamiliar, que tiene que ver con los espacios comunes y la unifamiliar que plantea que la propiedad pertenezca a la familia y no puede ser transferida por medio de la venta a otra persona. 2 En el 2015 las cifras de adquisiciones y fusiones aumentó un 42% con respecto al año pasado y marca un precedente en cuanto a la tendencia monopolizadora del sistema capitalista.


Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo


El veneno neoliberal

POR ESTO! 19 de enero de 2016 MÉXICO

Jorge Canto Alcocer*

LA ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL OXFAM, que agrupa a varias decenas de instituciones no gubernamentales comprometidas con el combate a la pobreza a nivel mundial, ha vuelto a poner el acento, en un informe dado a conocer recientemente, en los crecientemente perversos resultados del neoliberalismo, al documentar el descomunal aumento de la concentración de la riqueza, de la desigualdad, de la injusticia, de la miseria y del hambre en el calamitoso mundo de principios del siglo XXI.

Lo anterior demuestra que, a pesar de los llamados “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, acordados por todos los países miembros de la ONU en 2000, entre los que se destacan la erradicación de la pobreza, del hambre, de la ignorancia y de la destrucción de recursos naturales, son una absoluta falacia en la que no sólo no se ha avanzado consistentemente. Por el contrario, las sociedades humanas organizadas bajo el paradigma neoliberal continúan gravitando hacia su destrucción e inviabilidad.

De nada sirven las políticas paliativas ni las sociedades benefactoras bajo la hegemonía neoliberal. Son tan sólo minúsculos placebos que únicamente perpetúan y reproducen la injusticia y la desigualdad, con todas sus graves consecuencias. Se podrán firmar todos los tratados que se quieran, y proclamar dramáticamente todos los compromisos imaginables: todo será inútil mientras el orden económico, político y social continúe privilegiando al uno por ciento de la población —en realidad, a un porcentaje mucho menor, prácticamente infinitesimal— en detrimento del resto, que somos todos los demás.

Gobiernos, oligarquía financiera y sus conglomerados mediáticos afines operan siempre en beneficio del perverso orden neoliberal, que se establece como la única forma de encarar la realidad, en donde el objetivo de la expansión de la ganancia inmediata se sobrepone a cualquier otra consideración. Para la defensa de este orden, el establecimiento de un poderoso aparato de seguridad, justificado por las guerras neoliberales contra el “terrorismo” y contra el “crimen organizado”, es de necesidad prioritaria. Así, eventos como las masacres perpetradas por el “Estado Islámico” o por grupos criminales como los carteles de la droga, en realidad fortalecen al sistema neoliberal y disminuyen, en ocasiones hasta la parálisis, las posibilidades de la resistencia popular, o siquiera las acciones de conciencia hacia los verdaderos significados de estas guerras. Veamos como ejemplo la satanización de la entrevista otorgada por “El Chapo” a Sean Penn, que se ha presentado desvirtuada de su objetivo de posicionar en la opinión pública norteamericana un debate sobre las estrategias del combate a las drogas para, por un lado ser criminalizada y, por el otro trivializada con la publicidad de detalles presuntamente románticos que involucran a Kate del Castillo.

En previas colaboraciones, en este mismo espacio, hemos señalado el carácter histórico del neoliberalismo, una etapa que expande hasta límites insospechados las contradicciones del sistema capitalista. En este sentido, estamos plenamente convencidos de que, como humanidad, tenemos la capacidad de enfrentar y derrotar a este veneno, que socaba toda posibilidad de convivencia y desarrollo en las sociedades actuales. Pero tenemos que reconocer, como registra el informe de OXFAM que mencionamos previamente, que las condiciones para su desaparición aún se ven lejanas y, en cambio, sus efectos degradantes continúan incrementándose, lo mismo que la cauda de sufrimientos que provoca.

¿Cómo enfrentarlos eficazmente? ¿Cómo detener este círculo vicioso de injusticia, desigualdad, violencia, miseria y hambre? He allí el verdadero reto de nuestra generación, de la generación de nuestros hijos y de la generación de los hijos de nuestros hijos. Difundir el conocimiento de que cada vez estamos peor, no sólo en países subdesarrollados como México, sino en todo el orbe, es un mínimo principio, pero un principio al fin y al cabo.


Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Investigador del Instituto de Cultura de Yucatán.


Lo que esperaban los cubanos de Obama

POR ESTO! 21 de enero de 2016 MÉXICO

Manuel E. Yepe*

PARA CUBA, EL alcance de la elección del primer presidente no blanco ni anglo-sajón en la historia de los Estados Unidos no derivaba solamente de la política global de la superpotencia y nada tenía que ver con el color de su piel o su etnia. Lo singular para la Isla era que suscitaba la esperanza de que condujera a la renuncia a la política de feroz hostilidad contra el proyecto revolucionario que el pueblo se dio como culminación de un proceso independentista de luchas iniciado 140 años antes.

Los cubanos comprendían entonces, por su propia experiencia, que las promesas de Obama que decretaron la histórica ocurrencia de su elección, en caso de cumplirse, fatalmente convocarían a una contraofensiva de los poderosos consorcios financieros encarnados por Wall Street y el complejo militar industrial cuyos torvos intereses se afectarían.

Ellos disponen, para defender el mantenimiento del status quo y sus privilegios, de la fuerza de sus armas de guerra, del control de los medios de información, educación y cultura para manipular conciencias y llevar a grandes masas de personas a actuar contra sus propios intereses y derechos en el contexto de un orden jurídico y social regido por el dinero y la competencia en el mercado, que asegura la superioridad de sus recursos sobre las aspiraciones humanas naturales de paz, solidaridad e igualdad.

Los cubanos tenían motivos para albergar la esperanza de que la elección de un presidente que así lo había prometido abriera el camino hacia un nuevo período en las relaciones entre La Habana y Washington. Estaban conscientes de que, para poder cumplir casi todas las promesas que formulara a los movimientos populares y las familias humildes que lo llevaron al triunfo, el recién electo Presidente de los Estados Unidos tendría que enfrentarse en su propio país a las mismas fuerzas retrógradas que durante medio siglo han obstaculizado el avance de la Revolución en la Isla.

Esa ecuación supondría, por regla aritmética de tres, que el carácter que han tenido los vínculos entre Cuba y Estados Unidos a todo lo largo del el siglo XX y los años iniciales del Siglo XXI tendrían que cambiar de manera espectacular. Y para hacer realidad esa utopía en el Mar Caribe, el gobierno norteamericano tendría que renunciar no sólo a la ambición secular de tutelar los destinos de la Isla, sino a sus afanes imperiales a nivel global, porque Cuba no podría ignorar la deuda de gratitud contraída con los pueblos del Tercer Mundo y los humildes de las naciones industrializadas cuyo apoyo solidario ha sido, en última instancia, su sostén principal en la guerra de resistencia que ha venido librando.

Por ejemplo, a la victoria de Obama contribuyeron con su voto millones de afroamericanos –grupo étnico que sufrió la esclavitud legalmente autorizada hasta 1865, seguida por un siglo de cruel discriminación racial conocido como “JimCrow”, con los desmanes terroristas del KuKluxKlan y, más tarde, la violenta represión de sus luchas por los derechos civiles en la década de los años 60 del siglo XX que dieron líderes de la talla universal de Martin Luther King Jr. y Malcom X.

A los cubanos, que no votan en esas elecciones, pero que han sido víctimas de esa misma cruel política, les ha llevado a apreciar que aquella victoria de la nación estadounidense podría servir para iniciar un período de buena vecindad y paz en la región, en el contexto de una amplia democratización de las relaciones internacionales.

La esperanza de los cubanos se concretaba en que, por la voluntad de su pueblo, surgiera en Estados Unidos un gobierno respetuoso de la independencia de Cuba.

Transcurrido más del 90% de período presidencial para el que fue electo dos veces, algo ha cambiado, al menos formalmente, durante el mandato de Obama. Se restablecieron relaciones diplomáticas y se conversa sobre diversos asuntos importantes, pero se mantienen vigentes la esencia del bloqueo económico y otras manifestaciones humillantes de la inicua relación, como la ocupación del territorio que ocupa la base de Guantánamo, la persistencia de los planes subversivos, abiertos y encubiertos, y la campaña mediática contra Cuba.

Quedan pocos meses para que concluya el mandato final de Obama y son muchas las esperanzas que amenazan con subsistir como anhelos irrenunciables del pueblo cubano en la relación bilateral con Estados Unidos tras el fin del período de gobierno del presidente presuntamente “distinto”.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales “Raúl Roa” de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.