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Obama: Times is running out!

REBELIÓN 25 de enero de 2016 ESPAÑA

Atilio A. Borón*

EN MENOS DE un año volverá a las sombras, corriendo la suerte de todos los presidentes de Estados Unidos que, como lo observara con clarividencia Juan Bosch en El Pentagonismo, una vez que dejan la Casa Blanca su voz se desdibuja por completo hasta tornarse inaudible en medio de la engañosa vocinglería que fomenta la dictadura mediática. Como salvo escasísimas excepciones no son estadistas sino apenas funcionarios surgidos de una tramposa maquinaria electoral, una vez que salen del locus del poder formal rápidamente se convierten en oscuros “don nadies.” Sus promesas y opiniones sólo cuentan mientras habiten en la Casa Blanca. Una vez salidos de ella nada pueden hacer.

A Obama le queda menos de un año para hacer lo que dijo que quería hacer: normalizar las relaciones con Cuba –digo: normalizarlas en serio, sin bloqueos ni agresiones financieras- e iniciar una nueva etapa en las relaciones bilaterales. A ello se le opone una importante parte del Congreso, que en su decadencia se convirtió en el refugio de una turba impresentable de ignorantes y reaccionarios de diversos pelajes (salvo unas pocas excepciones, por supuesto) y no pocos sectores de su administración.

Pero la mayoría del pueblo norteamericano quiere acabar con esa escandalosa rémora de la Guerra Fría y poder viajar y conocer a Cuba y sus gentes; disfrutar de la maravilla de su cultura, su música, sus bailes, sus playas y el sabor de sus rones y sus puros. De la misma opinión es buena parte del mundo empresarial, que ve como algunos jugosos negocios se le escurren entre los dedos por el intransigente veto de algunas agencias del gobierno federal. En suma, si Obama quisiera debilitar significativamente al bloqueo está en él poder hacerlo. Pero no lo hace.

Esta disyunción entre palabras y acciones obliga a preguntar si hay uno o dos Obamas. Uno dice que quiere que “el pueblo cubano sea libre”. Se sobreentiende que el pueblo norteamericano ya lo es: por ejemplo, libre para tener más afroamericanos entre 20 y 24 años en las cárceles que en las universidades; libre para tener un 15 % de la población bajo la línea de pobreza; libre para que la mayoría de los niños de Estados Unidos viva en la pobreza; libre para que policías blancos maten a unos mil quinientos afroamericanos en el último año sin tener que rendir cuentas ante la justicia.

Libres para no poder pagar la matrícula universitaria, o comprar los medicamentos que necesitan. Libres también para ver como el 1 % más rico se enriquece cada día más mientras que el 90 % inferior en la distribución del ingreso reduce su patrimonio a lo que poseía hace treinta años, en 1986, mientras que el 3 % más rico hoy se adueña de algo más de la mitad del total de la riqueza de ese país según los datos de la Oficina del Censo.

El Obama de las bellas declaraciones se esfuma detrás del otro que persiste en no utilizar las atribuciones que tiene como presidente de Estados Unidos para ir desarmando la infernal maquinaria del bloqueo.

¿Quiere que los cubanos elijan libremente su futuro? Entonces, ¿por qué mantiene el bloqueo informático a la Isla? Basta con observar el diagrama de los cables submarinos que distribuyen el tráfico de la Internet para comprobar como todos ellos sortean cuidadosamente a Cuba. ¿Por qué mantiene la criminal política migratoria, la Ley del Ajuste Cubano, que incentiva la migración ilegal de cubanos a Estados Unidos y facilita la corrupción de las autoridades migratorias norteamericanas y los negocios de la mafia de los “polleros” encargados de introducirlos en territorio americano?

¿Por qué insiste en sancionar a empresas estadounidenses o extranjeras que intermedian en actividades económicas de Cuba? Días atrás la Oficina de Control de Activos Extranjeros, OFAC, le aplicó una multa de 260.000 dólares a Watg Holdings, una consultora con base en Irvine, California, porque había participado en un proyecto arquitectónico para la industria hotelera cubana. Luego de las alegaciones correspondientes la sanción se redujo a 140.000 dólares, y ahí se mantuvo firme.

En otras palabras: ¿cuál es el verdadero Obama? ¿El que habla bonito o el que sigue actuando como un frío cancerbero imperial? Su dualidad desvirtúa el valor de sus palabras. Si quiere pasar a la historia como el presidente que puso fin a una injusticia tan enorme como el bloqueo impuesto contra la Cuba revolucionaria tiene que comenzar a actuar ya, sin más demoras. Si lo hace habrá probado que tiene pasta de estadista, poseedor de una visión que se eleva por encima de las presiones y los aprietes de la mafia anticastrista y sus poderosos lobistas.

Si cede ante ellos su suerte estará echada. No sé si será consciente que su único mérito real al concluir su presidencia sería el haber sentado las bases para acabar con el bloqueo. De la lectura de su reciente, y final, discurso sobre “El Estado de la Unión” del 13 de Enero del corriente año se desprende que su política migratoria fracasó, la reforma financiera fue un fiasco, y casi otro tanto puede decirse de la que intentó en el sector salud. El desempeño económico es apenas mediocre y en la arena internacional cosechó un traspié tras otro.

Por una de esas raras paradojas de la historia sólo le queda Cuba para anotarse un éxito duradero y aprobar el examen. Pero tiene que apurarse. Le queda muy poco tiempo.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Politólogo y sociólogo argentino, doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard.


Una fábrica de refugiados políticos

REBELIÓN 23 de enero de 2016 ESPAÑA

Manuel E. Yepe*

QUE ESTADOS UNIDOS esté realizando redadas masivas para deportar a migrantes de México y Centroamérica, y que ya sean dos millones y medio las personas deportadas por el gobierno de Barack Obama (462 000 el pasado año, es decir 1.265 al día), apenas se ha informado por los medios corporativos de Estados Unidos y de otros países del continente donde se hace sentir la dictadura mediática que impone Washington.

Ello contrasta con la tan reiterada noticia de que unos siete mil migrantes cubanos quedaron varados en Costa Rica cuando viajaban a Estados Unidos, atraídos por los ofrecimientos de la llamada Ley de Ajuste Cubano que promueve, desde 1966, la emigración irregular de cubanos hacia Estados Unidos con vistas a la captación de talento cubano y como aporte propagandístico a la campaña hostil contra la Isla que lleva a cabo Washington hace más de medio siglo.

Así lo indica en el sitio digital Cubainformación, basado en España, su coordinador José Manzaneda, quien apunta que, a diferencia de los migrantes habituales, los acogidos a la Ley de Ajuste reciben de Estados Unidos ayuda social, papeles y documentos de residencia que les convertirán automáticamente en “refugiados políticos”.

“El cinismo de este doble juego migratorio de Washington se hace aún más evidente cuando son los propios organismos de Naciones Unidas quienes catalogan a estas personas como migrantes económicos y la Organización Internacional para las Migraciones ha reconocido cuánto el gobierno de Cuba ha repetido que estos cubanos salieron de manera regular, pueden seguir saliendo y van a seguir saliendo del país para lograr sus objetivos como migrantes económicos que son”.

Se comprende que, entre los aspirantes a emigrar a Estados Unidos en las privilegiadas condiciones de la Ley de Ajuste, cundió el pánico cuando el 14 de diciembre de 2014 los presidentes de Cuba y Estados Unidos anunciaron la intención de normalizar relaciones entre sus naciones comenzando por el restablecimiento de los vínculos diplomáticos.

Esto hizo surgir en ellos el temor de que dicha Ley de Ajuste estaría llamada a ser prontamente derogada por su contenido totalmente anormal y muchos de ellos optaron por acelerar sus planes de emigración. En el gran escándalo de los emigrados cubanos varados en Centroamérica hay un solo responsable - la enfermiza hostilidad de Estados Unidos contra Cuba-, pero son muchos los perjudicados y humillados.

Han sufrido la prepotencia imperial varios países de América Central que han visto violada o amenazada su seguridad a causa de un problema que no es específicamente de ellos pero que les contamina con la acción siempre peligrosa y nociva de las bandas de traficantes de personas y narcóticos que pululan en el área.

Las noticias sobre la suerte de los cubanos pusieron de relieve, por contraste, la humillante discriminación que aplica Estados Unidos a sus vecinos latinoamericanos mientras “privilegia” a los cubanos por su independencia. Incluso el The New York Times calificaba el privilegio migratorio de Cuba como “un absurdo de la política estadounidense” y pedía su derogación.

Por último, hay una pregunta a la que ningún medio parece dispuesto a responder: ¿por qué los migrantes cubanos no vuelan directamente a EEUU desde su país, dado que –como se ha podido comprobar- tienen dinero para hacerlo? Ellos cumplen los requisitos legales que fijan las leyes migratorias cubanas. Pero la respuesta dejaría al descubierto por completo el cinismo de la Casa Blanca, dado que Estados Unidos les había denegado la visa de entrada a todos ellos o de alguna manera les había hecho suponer que no se la concedería con la prontitud necesaria para aprovechar la vigencia de la Ley de Ajuste.

Algunos declararon que, para costearse el viaje, vendieron sus casas, automóviles y otros bienes con tal de acceder al paraíso estadounidense que les aseguraba la Ley de Ajuste, que no le es ofertado a ningún ciudadano no cubano del universo.

Pero lo insólito es que si estas personas recorren 5.500 kilómetros, pagan miles de dólares a los coyotes y arriesgan su vida para entrar ilegalmente a Estados Unidos, entonces sí pueden aplicar por el estatus de “refugiados” y les sería concedida la residencia. ¡Algo alucinante, maquiavélico y kafkiano!, dice Manzaneda.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.


Puerto Rico como metáfora

THE OIL CRASH 8 de enero de 2016

Demián Morassi

GLOBALIZACIÓN. SI TUVIERA que imaginarme un nombre para un lugar en el auge de la globalización le llamaría "Puerto Rico".

Ese lugar me lo imagino como un puerto de pescadores cuyos ancestros fueron esclavos de alguna colonia europea y durante siglos se tuvo que dedicar a la producción agrícola de alguna materia prima que no alimenta (azúcar, café o tabaco). Me lo imagino luego tomada por la fuerza de un país como Estados Unidos a tal punto que la sumó como un Estado más. Pero con la globalización este puerto, como todos los puertos del mundo, empezaron a ser lugares donde circulaban contenedores llenos de mercancías, donde se radican empresas multinacionales que aprovechan el puerto y la mano de obra barata y se recibían contingentes de turistas y el puerto se enriquece y derrama en una mejora económica de toda la población y con mayúsculas se lo nombra "Puerto Rico".

Imaginémonos ahora que nuestro Puerto Rico es una isla y para desarrollarse necesita adaptarse a la vida moderna y no tiene grandes ríos, ni muchos recursos fósiles para generar energía. No importa, nuestro puerto es Rico y comprará la energía. Como toda isla, la electricidad no la puede traer por cable así que montará generadores y para activarla usará el recurso energético más versátil: el petróleo. El mismo petróleo le servirá para aumentar su producción industrial, para llevar los turistas a dar vueltas por entre los corales o para usar automóviles y hacer muchas cosas en muy poco tiempo.

La isla no tiene recursos pero, en comparación, el petróleo es sumamente barato y los beneficios cada vez son mayores.

La orgía de la globalización hace que los nuevos jóvenes no puedan comprender los ideales independentistas o los rencores míticos de la esclavitud y disfruten todo lo que la vida moderna les ofrece, a tal punto que en el climax de esa amnesia sobre las raíces aparece un cantante que se hace llamar "Daddy Yankee" (papito yanqui) y no sólo no es desterrado por la comunidad, ni mucho menos lapidado sino que se lo aplaude y se lo imita y las madres quieren que sus hijas se casen con uno como él. Sí, dirán que exagero pero bueno, es para que la metáfora sea más eficiente.

Bueno, ahora imagínense que ese cantante difunde un corte de su disco llamado "gasolina", con el estribillo que dice "a ella le gusta la gasolina": ¿qué les parece? Por supuesto se convierte en el hit de la isla. La gasolina convirtió al puerto en "Rico". La gasolina ha sido el verdadero Dios.

Y este cantante cooptado por las multinacionales que quieren conquistar el mercado de la segunda lengua más hablada del mundo empiezan a difundir este hit y el estilo de música al que podemos llamar "reggaetón" pero que no tiene nada que ver con el Reggae, esa música que recordaba las raíces africanas y luchar por los derechos, porque la idea es justamente vaciar de sentido todo lo viejo, añejo, hay que resignificar la cultura, incluso la idea que se tiene del ser "latino".

La cuestión es que este cantante y sus seguidores empiezan a promocionar los carros de alta gama, las motocicletas veloces, los yates y cualquier cosa que tenga motor. Pero, para hacerlo bien esquemático, ese mismo año del hit "Gasolina" (2004) la isla empieza a tener problemas para mantener el consumo de petróleo, la materia prima básica para desarrollar la economía y mantener ese grado de consumo que promueven los nuevos ídolos. Imagínese que justo ese año por el aumento del precio del petróleo deben bajar un poco la importación y el año siguiente un poco más y entra en recesión y unos años después por un crash en el país que más turistas le aporta (y que además es el dueño de la isla) les cuesta un poquito más aún acceder al maná del petróleo y hacer resurgir la economía.

Usted se imaginará que se olvidan de esos músicos y se ponen a trabajar de nuevo y vuelven a valorar el esfuerzo y condenar el derroche.

Pues no.

Aprovechan que pueden pedir préstamos; bueno, de algo sirve ser parte de la primera potencia mundial. Y piden préstamo tras préstamo para cumplir el mandato global de mantenerse en el sistema consumista. Obviamente el precio del petróleo en algún momento bajará y todo volverá a la normalidad, volverán los cruceros abarrotados de turistas, pagarán la deuda y no problem.

Pero no.

El petróleo se mantiene durante tres años a un precio inalcanzable para las finanzas de la isla y para cuando cae (10 años después del hit) ya no hay forma de pagar las deudas que alcanzan el 75% de su PIB, de todos la más endeudada es la compañía eléctrica y para colmo de males los ingresos por las ventas de los discos de sus cantantes se quedan en las arcas de las multinacionales y los dólares que podrían sobrar los cantantes siguen derrochándolos sin enterarse que su país está en bancarrota. Cientos de miles de personas abandonan la isla en esos años.

Imaginémonos ahora que este Puerto Rico entra en cesación de pago. "Listo" dirá usted, "ya está, hace como Argentina, no paga y listo".

Imposible, este Estado no tiene independencia. Las decisiones se toman en el congreso de la Nación (o sea de EE.UU.). Y en ese congreso nuestro país tiene voz pero no voto.

Pinta mal ¿no?

Ahora imagínese que en el mundo hay muchas islas que dependen del petróleo (como Chipre) o países que tienen más de cien islas como Grecia o Indonesia. ¿Cómo les ha ido con tres años de petróleo impagable? Ahora imagínese que vive en la isla llamada Planeta Tierra que cada año empiece a tener menos petróleo: ¿a qué planeta le vamos a pedir prestado para pagar nuestro derroche? ¿A qué planeta emigrarán nuestros habitantes?

Hay dos formas de resolver este entuerto: o bien cambiar las canciones para promover, en las nuevas generaciones, el ahorro y la simplicidad voluntaria, o bien hacer como en la época de los romanos donde mientras todo se caía se les ofrecía al pueblo las carreras de cuadrigas y se les cantaba "A ella le gusta mi yegua arisca" mientras las elites se quedaban con los recursos año a año decrecientes.

Pero para poner un final feliz digamos que viven en un lugar donde hay buen clima todo el año, así que no se mueren de frío, las distancias no son muy largas así que con una buena bicicleta o un caballo se puede llegar a todos lados y hay frutos tropicales para comer que no necesitan cocción.

Sí, ya sé que ahí la metáfora del planeta Tierra la estoy echando por tierra, pero bueno, no hay que desmotivar al lector en este periodo de transición.

Para darse una idea visual de esta relación entre el reggaetón y el consumo de petróleo los invito a ver este vídeo intitulado “Reggasolina”.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo


Turquía: guerra interior, debacle exterior

Sputnik 1ro. de enero de 2016 Rusia

Edificios destrozados, barrios bloqueados con camiones volcados, enormes telas cubriendo las calles para impedir la visión a los francotiradores… Decenas de miles de desplazados huyendo de los combates…. No es Siria, es Turquía. En concreto, el sudeste del país, habitado por una mayoría kurda.

Luis Rivas*

EL RÉGIMEN TURCO del presidente Recep Tayyip Erdogan vive una guerra civil interna que recuerda a los peores momentos del enfrentamiento armado de más de treinta años entre el ejército y los guerrilleros del Partido Kurdo de los trabajadores (PKK), la formación todavía considerada como "terrorista" por Ankara, Washington y Bruselas.

Varias regiones del sureste de Turquía, de mayoría kurda, viven desde hace semanas en estado de sitio. Los vecinos que no han podido huir de la ofensiva del ejército se ven obligados a vivir enclaustrados, sin agua, sin luz, sin cobertura telefónica y sin servicios médicos. Más de 130 civiles habrían muerto desde el inicio de los combates, hace tres meses, según informan organizaciones humanitarias.

"El Estado turco hace la guerra a su propio pueblo". Así se expresaba a finales de diciembre en el Parlamento de Ankara Figen Yuksekdag, vicepresidenta del pro-kurdo Partido de los Demócratas del Pueblo (HDP, en su acrónimo turco). Unas palabras que tuvieron poco eco fuera del país. La Unión Europea levanta la voz tímidamente cuando se trata de criticar a Erdogan, que tiene la llave para enviar hacia el oeste de Europa a miles de refugiados de los más de dos millones que viven hacinados en su territorio.

Erdogan, sin embargo, hace solo dos años había personalizado la esperanza de la paz con la guerrilla kurda. En marzo de 2013, el día de año nuevo kurdo (Nevruz), afirmó que había llegado el momento "de hacer callar las armas para poder oír a la política". Abdullah Oçalan, el histórico líder del PKK, encarcelado y condenado en 1999 a cadena perpetua, había reiterado en marzo de este mismo año la necesidad de poner fin a un conflicto armado que dura casi 35 años. Ya en la clandestinidad antes de su captura, había renunciado a la independencia de la región kurda de Turquía, y se manifestó por una "autonomía democrática" que pudieran disfrutar los 15 millones de kurdos del país.

Pero las ambiciones presidencialistas de Erdogan, el conflicto en Siria y la guerra internacional contra Daesh, el autoproclamado Estado Islámico, iban a torcer las esperanzas de un arreglo pacífico de la cuestión kurda.

Erdogan necesitaba obtener una mayoría cualificada en el Parlamento para poder cumplir su sueño: reformar la Constitución y definir un nuevo régimen presidencialista con amplios poderes para la máxima autoridad de la nación.

En las elecciones celebradas en junio, sus planes fracasaron. Además, el partido prokurdo HDP, de Selahattin Demirtas, se convirtió en el cuarto partido del Parlamento, aupado no solo por las voces de la minoría kurda, sino también por el respaldo de miles de votos de la izquierda turca.

Erdogan dilató el período para formar gobierno y así forzar nuevas elecciones, en noviembre. Pero para ello, necesitaba un seismo en la opinión pública. Y nada mejor que atizar el miedo y azuzar a los nacionalistas antikurdos para obtener rédito político. El verano iba a ser pródigo en oscuros atentados que iban a cobrarse la vida de decenas de ciudadanos kurdos y de la izquierda local. Erdogan ya había anunciado que las negociaciones de paz con el PKK no iban a continuar. El PKK respondía con ataques contra las fuerzas militares y policiales. La tregua estaba rota. Para el régimen, detrás de los atentados estaba Daesh. Para la oposición kurda, la inspiración de los ataques venía del propio régimen.

En los comicios de noviembre, Erdogan consiguió aumentar el número de escaños para su formación, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, pero no lo suficiente para poder modificar la carta magna a su antojo. Por ello, inicia ahora una serie de contactos con la oposición de la que priva a los prokurdos del HDP. El régimen acusa a sus líderes de "traición" por haber participado en una plataforma de organizaciones kurdas en una reunión en la que se pidió la autonomía y el autogobierno para los kurdos de Turquía. Erdogan vuelve a utilizar la cuestión kurda para sus fines políticos y ya no es solo el PKK el enemigo, sino los millones de kurdos y turcos que han depositado su confianza en el HDP.

MOSCÚ DESBARATA EL JUEGO DE ANKARA

Emponzoñada la situación en el interior, el primer mandatario turco continúa también enfangado en su política exterior. Desde el derribo del avión ruso en noviembre pasado, Erdogan es visto como oponente número uno al éxito de las operaciones internacionales contra Daesh, y el principal perjudicado con una solución política en el futuro de Siria.

Efectivamente, Erdogan se ha distinguido por erigirse en un furibundo enemigo del Presidente sirio, Bashar Asad. La entrada en escena de Rusia desbarata su diseño estratégico en la región.

La acción de guerra contra un avión ruso puso fin al comedimiento, disfrazado de hipocresía, sobre la más que ambigua relación de Ankara con Daesh y otros grupos salafistas que combaten al ejército sirio.

Entre las denuncias, hasta ahora acalladas por sus aliados en la OTAN, la de dar salida al petróleo comercializado por Daesh es una de las menores. Su implicación en el apoyo a grupos islamistas radicales desde Bosnia y Kosovo hasta Siria, por supuesto, salió a relucir sin tapujos.

Ankara observa con temor cómo los kurdos de Siria y de Irak se han convertido en los protagonistas de la lucha contra Daesh sobre el terreno. El pueblo kurdo de Turquía, al que Erdogan intenta demonizar, ya no es considerado en el exterior como una entidad terrorista, aunque oficialmente el PKK figure todavía en las listas oficiales. El fantasma de una unión de los kurdos de los tres países invade las pesadillas de Erdogan, aunque las diferencias entre ellos hace improbable esa eventualidad.

La Unión Europea, alarmada ante la avalancha de refugiados, sigue haciendo promesas al régimen turco para evitar que Erdogan abra los campos de refugiados y los envíe a territorio comunitario. Esas promesa de integración en la UE se quedan por el momento en algunos millones de euros para mantener anclados a los refugiados en Turquía.

Mucho debería cambiar la actitud del régimen de Ankara para que los europeos considerasen que Turquía aprueba las normas sobre derechos humanos y libertades exigidas por Bruselas. Pero incluso si ese improbable hecho se produjera, ni Erdogan ni sus consejeros son tan ignorantes como para no ser conscientes de que muchos de los miembros del "club de los 28" jamás aceptarían la integración en su seno de un país musulmán.

Hace solo tres años Turquía presumía de su brillante diplomacia, basada en la teoría de "cero problemas con nuestros vecinos". Recep Tayyip Erdogan ha preferido destrozar esa imagen en aras de su sed de poder y de sus intereses personales.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista. Excorresponsal de TVE en Moscú y Budapest. Dirigió los servicios informativos del canal de TV europeo EuroNews.