Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-01-29

La Celac es Nuestra América

APORREA 27 de enero de 2016 BRASIL

Fidel Castro, 22 enero de 1959: "… un sueño que tengo en mi corazón y creo que lo tienen todos los hombres de América Latina, sería ver un día a la América Latina enteramente unida".

Wilkie Delgado Correa*

LA IV CUMBRE de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Ecuador debe continuar el proceso de fortalecimiento de esta organización que agrupa en un haz, con sus semejanzas y diferencias, y teniendo de por medio la diversidad de las ideas políticas y sociales, compartidas o encontradas, de sus gobernantes actuales, a todos los países de la América Latina y el Caribe.

El sueño entrevisto por Bolívar y muchos libertadores de Nuestra América, para diferenciarla según Martí de la otra, la del Norte, que no era nuestra por un cúmulo grande de razones, se convirtió en realidad como producto de la crisis que provocara la política inveterada de los Estados Unidos en esta región y, por supuesto, los imperativos de un mundo que, por una necesidad geopolítica ineludible, han puesto de moda determinadas asociaciones de naciones con diferentes propósitos. Pero no se puede olvidar que si bien el cambio de época propició su nacimiento, fue decisivo el papel de algunos de los dirigentes de esta región, encabezados por Hugo Chávez, que con su prédica de la unión en la diversidad, condujeron a todos los gobiernos hacia la unanimidad para fundar la organización líder de esta parte del mundo.

Afrontar los problemas nacionales, regionales e internacionales es el gran desafío de las naciones ("nuestramericanas"), que tienen una historia común a lo largo de un período de siglos y cuyo estado de explotación por las potencias coloniales europeas fue proseguido después de la independencia por estas, pero fundamentalmente por una nueva potencia neocolonizadora: Estados Unidos de América.

La celebración de esta Cumbre de la CELAC en Ecuador coincide en fecha con la Segunda Conferencia Internacional Con todos y para el bien de todos, que se celebra en La Habana, en homenaje al 163 aniversario del natalicio de José Martí, el 28 de enero.

Esta feliz coincidencia me lleva a traer al presente algunas de las ideas de Martí, quien dijo "De América soy hijo: a ella me debo", señalando que "a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro".

Brindaba su juicio sobre soluciones posibles para los pueblos en aquella época, 1884, que parecen recetas para hoy, algo que aún está por hacer en muchos países, y de ahí que sea la región más inequitativa del planeta.

"En América, pues, no hay más que repartir bien las tierras, educar a los indios donde los haya, abrir caminos por las comarcas fértiles, sembrar mucho en sus cercanías, sustituir la instrucción elemental literaria inútil,- (…),- con la instrucción elemental científica,- y esperar a ver crecer a los pueblos".

Y en ese mismo año denunciaba lo que entonces eran amagos de servilismo autóctono y de señales claras de la codicia rapaz de la potencia del Norte.

"Dicen que han solido venir ciertas gentes de nuestras tierras a ofrecer a los Estados Unidos, en cambio de este o aquel apoyo, pedazos de nuestro territorio; y saber sería bueno quiénes fueron, para hacer una picota que llegase a las nubes, y poner en ella su nombre en letras bien negras".

Y tres años después exponía su visión de la yanquimanía presente en los vendepatrias latinoamericanos: "…y en lo que se escribe ahora por nuestra América imperan dos modas, igualmente dañinas, una de las cuales es presentar como la casa de las maravillas y la flor del mundo a estos Estados Unidos, que no lo son para quien sabe ver..." La otra era la añoranza por la metrópoli española.

Y en 1889 alertaba: "¿Y han de poner sus negocios los pueblos de América en manos de su único enemigo, o de ganarle tiempo, y poblarse, y unirse, y merecer definitivamente el crédito y respeto de naciones, antes de que ose demandarles la sumisión el vecino a quién, por las lecciones de adentro o las de afuera, se le puede moderar la voluntad, o educar la moral política, antes de que se determine a incurrir en el riesgo y oprobio de echarse, por la razón de estar en un mismo continente, sobre pueblos decorosos, capaces, justos y como él, prósperos y libres?"

"¿A qué ir de aliados, en lo mejor de la juventud, en la batalla que los Estados Unidos se preparan a librar con el resto del mundo?"

"…o si estarán mejor como amigas naturales sobre bases libres, que como coro sujeto a un pueblo de intereses distintos, composición híbrida y problemas pavorosos, resuelto a entrar, antes de tener arreglada su casa, en desafío arrogante, y acaso pueril, con el mundo".

Y un año después, en 1890, oteando los peligros, añadía: "De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa local y sublime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un coche de mulas, ponen coche de viento y de cochero a una pompa de jabón; el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero".

Y en su ensayo “Nuestra América”, expresaba en 1991: "El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos".

Y por eso Martí estaba consciente de estas verdades políticas: "La América ha de promover todo lo que acerque a los pueblos, y de abominar todo lo que los aparte". "Conviene todo lo que junte a los pueblos."

A pesar de atisbar las amenazas era optimista, y señala algo que después del terrible pasado de subordinación a los intereses de Estados Unidos, solo hoy parece ser verdad la segunda independencia de Nuestra América:

"Hoy se habla en América la lengua concreta donde encaja la idea como el acero en el tahalí, y el pensamiento criollo impera y resplandece". "Sentina fuimos, y crisol comenzamos a ser."

También proyectaba su pensamiento hacia la suerte de las islas del Caribe o Las Antillas:

"En el fiel de América están las Antillas." "Las Antillas esclavas acuden a ocupar su puesto de nación en el mundo americano antes de que el desarrollo desproporcionado de la sección más poderosa de América se convierta en teatro de la codicia universal las tierras que pueden ser aún el jardín de sus moradores y como el fiel del mundo."

Y ya cerca de su caída en combate en los campos de Cuba, librando "la guerra necesaria", apuntaba su juicio clarividente el 25 de marzo de 1895, que se convirtió en realidad en el siglo siguiente: "Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo."

Fidel Castro, discípulo de Martí en ideas y acciones, hubo de expresar después del triunfo de la Revolución su sueño más íntimo en lo político, que muchos años después, con la creación de la Celac, ha visto realizado. Fue el 22 de enero de 1959 en una conferencia de prensa con periodistas extranjeros: "… un sueño que tengo en mi corazón y creo que lo tienen todos los hombres de América Latina, sería ver un día a la América Latina enteramente unida, que sea una sola fuerza…"

Y así vaticinaba el proceso de liberación en América Latina. En entrevista a los estadounidenses Elliot y Dymally, 27, 28, 29 de marzo de 1985, reflexionaba:

"No creo que le prestemos un mal servicio al pueblo de Estados Unidos, cuando insistimos que en América Latina se está gestando una situación verdaderamente explosiva; y cuando eso ocurra –y sin duda que va ocurrir si no se resuelven urgentemente determinados problemas–, entonces Estados Unidos se va a encontrar ante problemas serios que no podrá afrontarlos con la concepción, las ideas y los métodos con que ha tratado históricamente a los pueblos de América Latina."

Después de constatar el desfile de verdades que han nutrido la historia nuestraamericana y que explican nuestro presente, podemos concluir que nos sobran razones para rendir tributo a nuestros próceres y para batallar por salvar y afianzar las conquistas alcanzadas al precio de tantos esfuerzos y sacrificios, arrebatándole a las garras del águila imperial el corazón, el alma y el destino de nuestros pueblos.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Médico cubano y profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.


Obama pretende cerrar Guantánamo en falso

PÚBLICO 22 de enero de 2016 ESPAÑA

Luis Matías López*

BARACK OBAMA NO quiere pasar a la historia como un presidente cargado de buenas intenciones, con algunos logros importantes (reforma sanitaria, normalización con Cuba, acuerdo nuclear con Irán…), pero con la columna del haber en su balance más escueta que la del debe (fracaso de la primavera árabe que favoreció, incapacidad para impedir la emergencia del Estado Islámico e internacionalización del terrorismo yihadista, guerras de Bush cerradas en falso, graves tensiones con Rusia…).

En este afán del presidente norteamericano por salvar su legado hay una cuestión de alto valor simbólico porque supone el sonoro y mediático incumplimiento de su promesa de cerrar la cárcel de la vergüenza de Guantánamo, en la base del mismo nombre ubicada en Cuba. La ocupación de la misma es resultado del rancio derecho colonial previo a la revolución, -que no del libre acuerdo entre aliados-, ya que los Castro no han cejado en su estéril reivindicación de recuperar esa porción de su país.

Aparte del alto valor estratégico de mantener una fuerte presencia militar en un país vecino y al que no ha podido someter en 57 años, Guantánamo ha brindado, tanto a Bush como a Obama, una salida perfecta para retener, en condiciones con frecuencia infrahumanas y durante 14 años ya, a centenares de combatientes enemigos sin tener que reconocerles el derecho a ser considerados inocentes mientras no se demuestre lo contrario.

Obama sostiene que la culpa no es suya, sino de un Congreso dominado por los republicanos que ha boicoteado sistemáticamente todos los intentos de cerrar la atípica y vergonzante prisión. No le falta parte de razón, pero si bien es cierto que el sistema de equilibrio de poderes limita las atribuciones presidenciales, no lo es menos que éstas dejan un amplio margen al Ejecutivo cuando éste muestra una clara voluntad política de batallar contra la resistencia del Legislativo. Tanto como de poder se trata de querer, y no está claro que Obama quiera tanto cerrar Guantánamo como para asumir el desgaste de un conflicto abierto con el Congreso por este asunto.

Una prueba clara de cómo relativiza el presidente la cuestión es que, pese a sus advertencias en contrario, terminó aceptando en noviembre un presupuesto de defensa que prohíbe el traslado a Estados Unidos de los prisioneros enjaulados en la base. Exportarlos a territorio norteamericano supondría, entre otras cosas, que sería mucho más indefendible y escandaloso dejar de reconocer su derecho a un juicio justo. Si se aceptase este principio, la gran mayoría de ellos –contra los que no existen pruebas de delito sostenibles ante un tribunal imparcial- deberían ser puestos en libertad. Eso supondría el reconocimiento de uno de los mayores atropellos legales cometidos por Estados Unidos en sus casi dos siglos y medio de historia. Y, en un país donde los abogados florecen como hongos, podría multiplicar las exigencias de reparaciones por los daños físicos y morales a la multitud de encarcelados durante estos 14 años.

Ese peligro, sin embargo, parece lejano. De hecho, el secretario de Defensa, Ashton Carter, ha anunciado que se presentará un plan al Congreso que, de ser puesto en práctica, supondría un cambio de ubicación –de Guantánamo a Estados Unidos-, pero no necesariamente del estatus de los detenidos que ni pueden supuestamente ser transferidos a otros países, ni juzgados –por la falta de pruebas-, ni liberados –porque siguen bajo sospecha de terrorismo-. Una aberración legal, pero que no sería la más grave perpetrada en la “guerra contra el terror” emprendida por Bush tras el 11-S y que –quizás a su pesar- tiene también atrapado a Obama, que se diría que está más preocupado por salvar la cara que porque se haga justicia.

Con todo, Obama no es Bush, y algo sí que ha hecho. Por ejemplo: prohibir las torturas –aunque persisten los tratos degradantes- que incluso tuvieron cobertura legal (aunque secreta) y que se practicaron de formar rutinaria durante el mandato de su predecesor; y reducir –tras la reciente transferencia de 10 reclusos yemeníes a Omán-, hasta los 93 actuales, el número de presos, desde los 245 que había cuando asumió la presidencia (¡hace ya siete años!) y muy lejos de los 680 que llegó a haber en el momento más álgido, en 2003.

De los 93 que quedan en Guantánamo, 34 están tan limpios que son reconocidos como transferibles a otros países –si se encuentran los que aceptan acogerles-, tres han sido condenados por las “comisiones militares” que sustituyen a los tribunales civiles, siete están siendo juzgados por esos mismos órganos, y los 49 restantes, catalogados como “combatientes ilegales”, son retenidos con carácter indefinido y sin indicios de culpabilidad que permitan su procesamiento con las mínimas garantías legales que se les deberían reconocer.

Las incongruencias abundan. Nadie duda de que el sistema penitenciario, capaz de enclaustrar al autor del atentado del maratón de Boston o al rey del narcotráfico Chapo Guzmán -si por fin es extraditado desde México-, no tendría problemas en retener con garantías a un puñado de supuestos terroristas. El problema es que, si llegan a Estados Unidos, fuera ya del limbo legal de Guantánamo, demostrar su culpabilidad, caso de que exista, sería punto menos que imposible.

Y la propaganda de los republicanos, incrementada en pleno año electoral, junto a las reticencias en los Estados donde se ubican las eventuales prisiones receptoras, extiende la idea de que se produciría un grave riesgo a la seguridad nacional si, finalmente, la mayoría de esos estigmatizados reclusos quedaran en libertad. Cuesta imaginar un mayor ejercicio de hipocresía en un país que imparte por todo el mundo lecciones de democracia y respeto a los derechos individuales.

Pero hay más. Porque Obama está atrapado por su sonora promesa de cerrar Guantánamo, e incumplirla le dejaría en evidencia. Por eso seguirá esforzándose en lograrlo, aunque eso supongo poco más que un lavado de cara, ya que el temor de numerosas organizaciones defensoras de los derechos humanos (como Amnistía Internacional y la Unión de Libertades Civiles Americanas) es que el eventual traslado de prisioneros a Estados Unidos no suponga un cambio en su actual status de “detenidos indefinidos”. Aunque puede que al único premio Nobel de la Paz que lo obtuvo antes de tener ocasión de demostrar si lo merecía o no le baste con que queden vacías las jaulas de la base en la isla de Cuba.

Amnistía, por ejemplo, a través de NaureenShah, directora de su Programa de Seguridad y Derechos Humanos en Estados Unidos, sostiene: “Lo único que haría la propuesta de Obama de reubicación para que continúen en detención indefinida en Estados Unidos sería cambiar el código postal de Guantánamo (…) Debería poner fin a la detención indefinida sin cargos, no trasladarla de lugar (…) y los que no puedan transferirse otros países considerados seguros deben ser acusados ante un tribunal federal o puestos en libertad”.

AI exige además “que se rindan cuentas por los abusos cometidos en el pasado” y que “se amplíen las investigaciones sobre los informes de tortura y otras violaciones de los derechos humanos”. Por su parte, la abogada neoyorquina Tina Foster, que representa a varios de los prisioneros, sostiene que el cierre de la prisión sería ante todo una medida de relaciones públicas sin consistencia real.

Por otra parte, exportar a otros países los detenidos de Guantánamo no garantiza que estén a salvo y con sus derechos fundamentales a salvo, algo que exigiría un procedimiento verificable que garantizase que no se cambia una prisión por otra no menos injusta y arbitraria. Un ejemplo. El marroquí YunusChekuri, transferido encapuchado y esposado a su país tras 14 meses recluido en la base norteamericana, sin que existiera ninguna acusación contra él, y sin que la CIA y el FBI le considerasen una amenaza, sigue encarcelado cerca de Rabat. Y su caso no es único.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Periodista.


Macri en Davos para seducir al poder mundial

REBELIÓN 26 de enero de 2016 ESPAÑA

Julio C. Gambina*

MACRI BUSCA NORMALIZAR las relaciones políticas y económicas de la Argentina con el poder económico mundial y por eso concurrió al Foro Económico Mundial en Davos, con señales hacia los principales protagonistas del sistema capitalista: el gobierno de EEUU, el inglés, el FMI y ejecutivos de las transnacionales ávidas de negocios con segura rentabilidad. La movida argentina fue presentada como sistémica con la compañía de buena parte del Poder Ejecutivo y Sergio Massa como líder de la oposición peronista. Oficialismo y oposición juntos para una opción de política de Estado amigable con la liberalización.

Llevaba Macri en su haber el cumplimiento de la demanda de la cúpula concentrada de las empresas que actúan en el país: la devaluación de la moneda, la eliminación y reducción de las retenciones y una mayor liberalización de la economía, acompañada de una brutal modificación regresiva de los precios relativos contra los ingresos populares y favorables a las ganancias. La inflación que miden las provincias de San Luis y la Ciudad de Buenos Aires, referentes del INDEC ante la ausencia de indicadores propios, señalan una variación promedio del 6% para diciembre pasado y similar para enero 2016, consolidando la transferencia de ingresos de los de abajo a los sectores más concentrados en disposición de aumentar precios.

Además, se hace propaganda del compromiso de terminar con la cesación de pagos declarada en 2001, por lo que se propone arreglar con los holdouts, los “fondos buitres” que tienen sentencia de cobro por parte de la justicia estadounidense. En ese marco se habilitó al FMI que vuelva a auditar las cuentas de la Argentina según establece el estatuto del Fondo, t así, las restricciones externas para préstamos al país empezaron a flexibilizarse con el rumbo económico del gobierno Macri, aunque las divisas no terminan de ingresar.

De hecho, la colocación del Bonar 2020 en estos días y el canje de Bonos con vencimiento en 2017 tuvieron escaso impacto y pone en evidencia, que no alcanza con buena voluntad y profesión de fe por la iniciativa privada para que se concreten operaciones de ingresos de dólares a la Argentina, ya que la situación de la economía mundial no acompaña las expectativas de los empresarios gobernantes del país.

Lo concreto logrado es el ajuste interno

El FMI corrigió a la baja las estimaciones de evolución de la economía mundial, que en la coyuntura no solo incluye a los países capitalistas desarrollados como hasta hace poco, sino también a los llamados emergentes, especialmente a Brasil en franca caída y a China con desaceleración confirmada con un crecimiento del 6,9% para el 2015, menos de lo esperado y claro, mucho más que el pobre promedio de la economía mundial. Para la Argentina, la previsión es recesiva, con caída de su capacidad de producción.

El dato real es que los capitales globales, salvo ofertas excepcionales de rápida rentabilidad, prefieren la seguridad de los mercados tradicionales, especialmente EEUU con sus expectativas de subas de la tasa de interés, y por eso hay disputas inter-capitalistas que se manifiestan como “guerra de monedas” en un ciclo donde la mayor valorización de la moneda estadounidense induce la baja de los precios de las commodities, entre ellos el petróleo, el gas y de interés para la Argentina, los alimentos y muy especialmente la soja. Parte de ese fenómeno se manifiesta como crisis de las bolsas en todo el mundo, y la de la Argentina es una de las más perjudicadas en este comienzo del 2016.

La realidad es que la disputa por el ingreso y la riqueza se concentra en la redistribución regresiva hacia el interior de la Argentina. Por eso se cuentan por miles los desempleados del Estado y el sector privado, la cara visible del ajuste prometido y ejecutado. Se aprovecha el consenso electoral en el primer tramo de ejercicio de un gobierno que funciona a base de Decretos e iniciativa política e ideológica mediática para construir aceptación social más allá de lo obtenido en las urnas. Es curioso, pero el autoritarismo está asociado a la búsqueda de mayor consenso. Se presenta como señal de autoridad, de eficacia de gestión. Se trata de lógica política de empresarios por la eficiencia en la gestión.

El capitalismo mundial en crisis necesita de más liberalización de la economía y el gobierno Macri es funcional a ese programa. Los capitales transnacionales aguardan conocer cómo se procesa el conflicto social, con represiones diversas y confrontaciones en un tiempo de receso por vacaciones, con negociaciones paritarias que empiezan a intervenir en el debate económico y político, caso de los docentes, los bancarios o los petroleros. Todo agudizado con la incertidumbre derivada de la ausencia de cifras oficiales que midan la evolución de precios y salarios.

Los propósitos del Foro Económico Mundial

Davos reúne al poder económico mundial desde hace 45 años, cuando se convocó al primer Foro Económico Mundial en 1971, con la crisis capitalista de entonces asociada a la disminución de las ganancias gestada desde la mayor acumulación de poder popular en la historia.

Entonces parecía imparable el socialismo en el mundo, con EEUU enterrado en el fango de VietNam, que irremediablemente perdería poco tiempo después. En ese marco, el poder sindical había arrebatado históricas conquistas al poder concentrado. El Sur del mundo ejercía su capacidad de demanda asociada al sistema socialista para discutir un Nuevo Orden Económico Mundial, como Carta de los Deberes y Derechos de los Países en debate de la ONU en 1974, solo con 12 votos en contra.

A comienzos de los años 70´, el imperativo era frenar la acumulación de poder popular y se desató una gigantesca ofensiva del capital sobre el trabajo. Una ofensiva de contrapoder para restaurar la capacidad de mando y dominación del capital en la civilización contemporánea. Davos renueva en esta versión del 2016 sus propósitos, aunque sobre el mar de una crisis capitalista que empezó a visibilizarse desde el 2007/8.

La esperanza por una alternativa se procesó con el cambio político en Nuestramérica, justamente en el momento de eclosión de la nueva crisis mundial en 2007. Macri en Davos llevó tranquilidad al poder económico por su disposición a retomar el programa de máxima del gran capital e intervenir en la región para orientar su rumbo hacia la liberalización. Su política internacional inducirá las ansias liberalizadoras de corrientes afines en los gobiernos de Uruguay y Paraguay para contrarrestar el peso de Venezuela o Bolivia en el Mercosur, con un Brasil abocado a resolver su propia crisis interna y lejos de toda pretensión hegemónica regional.

Lo alternativo como asignatura pendiente

Por eso, la pregunta que se impone, para la Argentina y la región es relativa a los límites del proyecto de cambio político, especialmente en las modificaciones estructurales de orden económico. No haber avanzado en ese camino generó las condiciones de retorno al proyecto hegemónico de las transnacionales, los organismos internacionales y los países más desarrollados del capitalismo y el imperialismo.

El proyecto alternativo sigue siendo la asignatura pendiente. Es necesario instalar esa conclusión en la sociedad, ya que no alcanza con propugnar un sentido común de retorno a procesos que mostraron sus límites e incapacidades para transformar profundamente la realidad. La foto del balotaje con dos opciones constituye un problema para construir ese proyecto alternativo. La opción binaria del balotaje no sirvió para identificar rumbo alternativo al orden capitalista y su cristalización en el debate político cotidiano es un límite a superar.

La iniciativa política del gobierno Macri unifica acciones y movilizaciones para la defensa de reivindicaciones económicas y sociales. El problema es que no se requiere solo la unidad de acción, incluso de unidades orgánicas, tal como se sugiere con las CGT o las CTA. La cuestión de fondo es sobre la hegemonía de ese accionar en unidad, si para retomar procesos que demuestran sus límites para avanzar en proyectos de emancipación social, o si se define una propuesta con suficiente densidad social y política para desafiar al orden de Davos.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Doctor en Ciencias Sociales de la UBA. Profesor titular de Economía Política, Universidad Nacional de Rosario. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. Director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, IEF-CTA.