Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-09-07

La tragedia brasileña

REBELIÓN 1 de septiembre del 2016 ESPAÑA

Atilio A. Boron*

Una banda de “malandros”, como canta el incisivo y premonitorio poema de Chico Buarque -“malandro oficial, malandro candidato a malandro federal, malandro con contrato, con corbata y capital”- acaba de consumar, desde su madriguera en el Palacio Legislativo de Brasil, un golpe de estado (mal llamado “blando”) en contra de la legítima y legal presidenta de Brasil Dilma Rousseff. Y decimos “mal llamado blando” porque como enseña la experiencia de este tipo de crímenes en países como Paraguay y Honduras, lo que invariablemente viene luego de esos derrocamientos es una salvaje represión para erradicar de la faz de la tierra cualquier tentativa de reconstrucción democrática.

El tridente de la reacción: jueces, parlamentarios y medios de comunicación, todos corruptos hasta la médula, puso en marcha un proceso pseudo legal y claramente ilegítimo mediante el cual la democracia en Brasil, con sus deficiencias como cualquier otra, fue reemplazada por una descarada plutocracia animada por el sólo propósito de revertir el proceso iniciado en el 2002 con la elección de Luiz Inacio (Lula) da Silva a la presidencia. La voz de orden es retornar a la normalidad brasileña y poner a cada cual en su sitio: el “povao” admitiendo sin chistar su opresión y exclusión, y los ricos disfrutando de sus riquezas y privilegios sin temores a un desborde “populista” desde el Planalto.

Por supuesto que esta conspiración contó con el apoyo y la bendición de Washington, que desde hacía años venía espiando, con aviesos propósitos, la correspondencia electrónica de Dilma y de distintos funcionarios del estado, además de Petrobras. No sólo eso: este triste episodio brasileño es un capítulo más de la contraofensiva estadounidense para acabar con los procesos progresistas y de izquierda que caracterizaron a varios países de la región desde finales del siglo pasado. Al inesperado triunfo de la derecha en la Argentina se le agrega ahora el manotazo propinado a la democracia en Brasil y la supresión de cualquier alternativa política en el Perú, donde el electorado tuvo que optar entre dos variantes de la derecha radical.

No está demás recordar que al capitalismo jamás le interesó la democracia: uno de sus principales teóricos, Friedrich von Hayek, decía que aquella era una simple “conveniencia”, admisible en la medida en que no interfiriese con el “libre mercado”, que es la no-negociable necesidad del sistema. Por eso era (y es) ingenuo esperar una “oposición leal” de los capitalistas y sus voceros políticos o intelectuales a un gobierno aún tan moderado como el de Dilma.

De la tragedia brasileña se desprenden muchas lecciones, que deberán ser aprendidas y grabadas a fuego en nuestros países. Menciono apenas unas pocas. Primero, cualquier concesión a la derecha por parte de gobiernos de izquierda o progresistas sólo sirve para precipitar su ruina. Y el PT desde el mismo gobierno de Lula no cesó de incurrir en este error favoreciendo hasta lo indecible al capital financiero, a ciertos sectores industriales, al los agronegocios y a los medios de comunicación más reaccionarios. Segundo, no olvidar que el proceso político no sólo transcurre por los canales institucionales del estado sino también por “la calle”, el turbulento mundo plebeyo. Y el PT, desde sus primeros años de gobierno, desmovilizó a sus militantes y simpatizantes y los redujo a la simple e inerme condición de base electoral.

Cuando la derecha se lanzó a tomar el poder por asalto y Dilma se asomó al balcón del Palacio de Planalto esperando encontrar una multitud en su apoyo, apenas si vió un pequeño puñado de descorazonados militantes, incapaces de resistir la violenta ofensiva “institucional” de la derecha. Tercero, las fuerzas progresistas y de izquierda no pueden caer otra vez en el error de apostar todas sus cartas exclusivamente en el juego democrático. No olvidar que para la derecha la democracia es sólo una opción táctica, fácilmente descartable.

Por eso las fuerzas del cambio y la transformación social, ni hablar de los sectores radicalmente reformistas o revolucionarios, tienen siempre que tener a mano “un plan B”, para enfrentar a las maniobras de la burguesía y el imperialismo que manejan a su antojo la institucionalidad y las normas del estado capitalista. Y esto supone la organización, movilización y educación política del vasto y heterogéneo conglomerado popular, cosa que el PT no hizo.

Conclusión: cuando se hable de la crisis de la democracia, una obviedad a esta altura de los acontecimientos, hay que señalar a los causantes de esta crisis. A la izquierda siempre se la acusó, con argumentos amañados, de no creer en la democracia.

La evidencia histórica demuestra, en cambio, que quien ha cometido una serie de fríos asesinatos a la democracia, en todo el mundo, ha sido la derecha, que siempre se opondrá con todas la armas que estén a su alcance a cualquier proyecto encaminado a crear una buena sociedad y que no se arredrará si para lograrlo tiene que destruir un régimen democrático.

Para los que tengan dudas allí están, en fechas recientes, los casos de Honduras, Paraguay, Brasil y, en Europa, Grecia. ¿Quién mató a la democracia en esos países? ¿Quiénes quieren matarla en Venezuela, Bolivia y Ecuador? ¿Quién la mató en Chile en el 1973, en Indonesia en el 1965, en el Congo Belga en el 1961, en Irán en el 1953 y en Guatemala en el 1954?

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Politólogo y sociólogo argentino

Un “cóndor” Canciller

REBELIÓN 31 de agosto del 2016 ESPAÑA

Paraguay

Patricio Montesinos*

Las continuas agresiones de Paraguay contra Venezuela y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) tienen una explicación bien sencilla: el actual Ministro de Relaciones Exteriores de Asunción fue participe de la cruenta Operación Cóndor que regímenes dictatoriales ejecutaron en Latinoamérica por orden de Estados Unidos en las décadas de los años 70 y 80 de la pasada centuria.

El canciller Eladio Loizaga posee un voluminoso expediente sobre su implicación en ese plan maquiavélico y sanguinario fabricado y financiado por Washington, y que las oligarquías conservadoras de nuestra región aplicaron con rigor, especialmente en Sudamérica, para detener el empuje de los movimientos y procesos revolucionarios de entonces.

Solo para adelantar algunos datos acerca de Loizaga, porque otros saldrán a la luz en su momento, el ahora jefe de la diplomacia paraguaya inició su carrera como funcionario de relaciones internacionales durante la prolongada dictadura que imperó en su país en las últimas décadas del siglo XX.

Fue secretario del expresidente Andrés Rodríguez y uno de los principales promotores de la elaboración del Acta Preparatoria del XII Congreso Anticomunista Latinoamericano, celebrado en el 1979.

También “resaltó” por ser un miembro activo de la Liga Anticomunista, avales que evidentemente lo catapultaron a ocupar hoy el cargo de jefe de la cartera de exteriores de Paraguay, promocionado de seguro por organizaciones encubiertas de Estados Unidos que operan nuevamente con total impunidad en varias naciones de la Patria Grande.

Recordemos que el actual presidente paraguayo Horacio Cartes llegó al poder luego de un golpe de Estado al exmandatario progresista Fernando Lugo, que ahora muchos denominan “golpe blando” pero que prefiero llamar “reciclado”, similar al que se gesta desde hace meses en Brasil contra Dilma Rousseff, con la complicidad y monitoreo directo de Washington.

El Pentágono y la Casa Blanca tienen en Cartes uno de sus nuevos monigotes, como Mauricio Macri, en Argentina, y Michel Temer, en Brasil, quienes actúan como puntas de lanzas para asediar a la Revolución Bolivariana y Chavista de Venezuela, a los gobiernos y pueblos progresistas de Nuestra América y, además, demoler a las organizaciones integracionistas regionales, entre ellas Mercosur, la Unión de Naciones del Sur (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Paraguay y su Canciller “buitre” es uno de los principales ejecutores de una nueva Operación Cóndor de Washington, por supuesto adaptada al siglo XXI, pero que poco se diferencia de la materializada en la pasada centuria.

El objetivo de ese plan es el mismo que el de aquella época: debilitar e impedir que las fuerzas de izquierda lleven las riendas de los países latinoamericanos, eliminar todo vestigio de cooperación y desarrollo en favor de los pueblos, y subordinar otra vez a la América Latina, en detrimento de su soberanía e independencia, a los intereses de Estados Unidos.

Es como si la historia procurara repetirse con el propósito más que evidente del Imperio de recuperar, a cualquier precio, su dominio al sur del Río Bravo.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Analista político cubano

Dos candidatos y un proyecto para América Latina

REBELIÓN 31 de agosto del 2016 ESPAÑA

Lilliam Oviedo

Con la proximidad de las elecciones, han sido reeditadas denuncias de enorme peso como la tradición de racismo y sobreexplotación en las empresas de la familia Trump o el turbio manejo que ha permitido a los Clinton acumular millones de dólares a partir de acuerdo político que le ha otorgado el control de Haití. Han resurgido, además, denuncias sobre el comportamiento sexual de Donald Trump y especulaciones sobre la salud de Hillary Clinton. Son dos candidatos impopulares, pero en su definición es más importante aún el compromiso de dar continuidad al proyecto de posicionar a la ultraderecha en América Latina.

Cuando el 11 de marzo pasado Ben Rhodes, en su condición de asesor adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, declaró que la “oposición” cubana y el Gobierno de Estados Unidos “quieren lo mismo”, no solo expresó el sentir de Barack Obama (un presidente que ha dedicado desmedidos elogios a los contrarrevolucionarios y venezolanos) también dejó claro que en la agenda del poder estadounidense un punto de mucha importancia es la desestabilización de los gobiernos progresistas de América Latina.

A poco más de dos meses de las elecciones de Estados Unidos, aumenta el activismo de la ultraderecha en países como Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador y El Salvador, y esto no es casual. Ocurre porque, con el previsible triunfo de Hillary Clinton o con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca (esto último menos probable), el poder estadounidense se propone seguir dando impulso a la ultraderecha en América Latina, y Obama colabora con el proyecto.

La ultraderecha inició el ejercicio procaz y violento de oposición a los gobiernos progresistas del hemisferio, y ha protagonizado la llamada “guerra no convencional”. Los efectos de este abominable conjunto de maniobras se han sumado al trabajo propagandístico realizado en forma descarada por las agencias de prensa que controla el poder hegemónico, para comprometer en el proyecto de conspiración a grupos de derecha que actuaban con relativa moderación.

A esta asociación entre la derecha y la ultraderecha es consustancial la violación de todo tipo de acuerdos y el irrespeto a la legalidad. Prevalece la forma de proceder de la ultraderecha, el sector que coordina de las acciones.

Se observa en los acontecimientos que tienen lugar en Venezuela, en la violencia desatada recientemente en Bolivia y en las agresiones contra el gobierno de Ecuador.

LOS DICTADOS DE LA CRISIS

El imperialismo conserva su definición esencial, y no es ni puede ser tarea fácil la preservación de los procesos revolucionarios.

Los estrategas imperialistas apoyan abiertamente las manipulaciones con apariencia institucional y se ocupan de disfrazar las huellas de sus garras en el manejo evidentemente turbio.

En el puesto más alto del Comando Sur, el comandante que explicaba su apoyo a la mal llamada oposición venezolana diciendo que cada día “lloraba” por Venezuela (John Kelly), fue sustituido por el que ha asumido la Operación Venezuela Freedom-2, con una agenda logística y operativa que incluye guerra económica, otras formas de guerra no convencional, y violencia sin calificativos.

El imperialismo no actúa con apego a la legalidad, y la ultraderecha como sector tampoco lo hace.

Los gobiernos progresistas, sin embargo, han aceptado la imposición de una legalidad a todas luces retorcida, entre otras razones por el intercambio con gobiernos y personalidades que tienen un sello conservador y que están ligados, de uno u otro modo, a grupos empresariales.

El caso de Venezuela es muestra de ello. Organismos regionales con fuerte presencia de gobiernos conservadores y de figuras políticas merecidamente cuestionadas, proclaman que reconocen la legitimidad del gobierno encabezado por Nicolás Maduro y coordinan un proceso de diálogo que sirve de disfraz a la oposición de derecha para articularse y organizar acciones violentas y para proclamar un falso apego a la Constitución y las leyes.

En realidad, estos grupos están dispuestos a ceder la soberanía del país y son aliados de grupos empresariales que se han revelado como rapaces e incluso como asesinos. (Hay que buscar la relación de ambientalistas y activistas de derechos humanos asesinados por defender a los de abajo).

Es evidente que los gobiernos progresistas tienen que apelar a la voluntad popular y hacer más eficientes sus organismos de difusión y de formación política.

Apelar a la voluntad popular, sin embargo, implica sintonizarse auténticamente con el pueblo, pasar de la denuncia a la acción oficial contra quienes sustentan la guerra económica, contra los grupos que acaparan los alimentos y que encarecen los servicios.

Solo así es posible impedir que el descontento avance y que la derecha pueda presentarse ante las masas como portadora de soluciones y no como lo que en realidad es: generadora del problema.

Esto es lo que se debe exigir a gobiernos como el de Venezuela y el de Ecuador. La derecha violenta actúa como sector a través de sus cabecillas, y estos deben ser presentados al pueblo, pues al pueblo le corresponde hacer justicia.

La violencia y la guerra no convencional, tal como revelan los documentos del Comando Sur, son de factura yanqui. Todas las acciones con esta denominación son auspiciadas por el poder estadounidense y por la cúpula global del imperialismo.

La elección en Estados Unidos de Hillary Clinton o de Donald Trump no variará el curso de las mismas, porque responden al proyecto político imperialista para América Latina. Barack Obama, negro e indiscutiblemente carismático, no ha sido agente de cambio, y no lo será tampoco Hillary Clinton o Donald Trump.

El saqueo imperialista se realiza a partir del control político. Esto hay que reiterarlo aunque los renegados griten que es proclama fuera de moda. Y hay que decir también que Obama sigue abonando el camino a quien le suceda en la Casa Blanca…

Al proyecto imperialista, es urgente oponerle la fuerza de los pueblos.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

Francia va a pedir que se paralice la negociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos

EL PAÍS 30 de agosto del 2016 ESPAÑA

París quiere que el parón de las negociaciones sobre el TTIP sea “definitivo” por falta de "apoyo político"

El contenido de la alerta de los franceses es justamente lo que impone EEUU a los países de América Latina con sus tratados de “libre” comercio. (NR)

Carlos Yárnoz*

Francia está a punto de dar un golpe de gracia a las controvertidas negociaciones sobre el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos."Las discusiones no podrán alcanzar un acuerdo de aquí a fin de año. Francia no lo podrá aprobar", ha dicho el presidente Hollande hace apenas una semana ante sus embajadores en el Elíseo.

Matthias Fekl, secretario de Estado francés de Comercio, ha anunciado que Francia pedirá el mes que viene a la Comisión Europea la paralización “definitiva” de las conversaciones para el acuerdo transatlántico de comercio e inversiones (TTIP en sus siglas en inglés). Y mientras Bruselas y EEUU insisten en pisar el acelerador en la negociación para llegar a un acuerdo, aunque sea de principios, antes del 2017.

Hollande ha argumentado que hay "desequilibrios evidentes" en esa negociación. En su intervención durante la reunión anual de todos los embajadores franceses en el exterior, el mandatario galo ha insistido en que Francia "rechaza la mundialización sin reglas" y que todo acuerdo comercial debe estar "basado en la reciprocidad", una condición que no se cumple en este caso en opinión de París, y sí en el acuerdo que se negocia con Canadá.

La Comisión y los negociadores comunitarios insisten en los avances que registra el acuerdo tras cada ronda de negociación. Bruselas hace oídos sordos a las declaraciones de Fekl y Hollande. "Tenemos un mandato claro de los Estados miembros. No negociamos para debilitar nuestros estándares europeos, tenemos la ambición del reconocimiento universal de esos estándares", ha afirmado este martes un portavoz europeo.

Fekl ha declarado a la emisora RMC que el fin de las negociaciones, que arrancaron hace tres años y ya han consumido 14 rondas, debe ser “puro, simple y definitivo”. “No hay más apoyo político de Francia a esas negociaciones”, que han generado “mucha desconfianza y miedo”.

Francia ha sido el país europeo más crítico con ese tratado y en abril endureció al máximo sus posiciones y llegó a amenazar con boicotear las negociaciones. “Francia siempre puede decir no”, advirtió ese mes Hollande pocos días antes de ver al presidente Barack Obama en Hannover.

Sus exigencias se concretan en la protección de sus intereses agrícolas y culturales o en la reciprocidad en el acceso a los mercados financieros y contratos públicos a ambos lados del Atlántico.

Si desaparecen los aranceles y se armonizan los controles, Francia teme la masiva llegada a Europa de productos agrícolas y ganaderos más baratos y, además, tratados con hormonas o antibióticos. También ha condicionado la continuación de las negociaciones a que, en caso de conflicto entre una multinacional y un Estado, el litigio se resolviera con mayor transparencia. Washington prefiere que se haga a través de un tribunal de arbitraje con miembros elegidos por la empresa y el Gobierno de turno y en sesiones a puerta cerrada. La Comisión Europea acepta el arbitraje, pero también pide más transparencia.

Fekl ha anunciado que explicará la posición de Francia en la reunión de ministros de Comercio de la UE prevista para finales de septiembre en Bratislava. Es la Comisión Europea la encargada de negociar con Estados Unidos, pero el secretario de Estado Fekl no culpa al ejecutivo comunitario -"no es la Comisión la que está en entredicho en este tema, sino Estados Unidos". "Los americanos no dan nada o, en todo caso, migajas. No se negocia así entre aliados". Las negociaciones "no están a la altura de las históricas relaciones entre Europa y Estados Unidos".


Selección en Internet: Raquel Román Gambino

  • Periodista español, subdirector de El País

China y Siria

RED VOLTAIRE 30 de agosto del 2016 ESPAÑA

Thierry Meyssan*

Aunque se desconoce su verdadero contenido, hoy se sabe que las fuerzas armadas de la República Popular China y de la República Árabe Siria concluyeron un acuerdo que modifica simultáneamente el campo de batalla y el equilibrio de las relaciones internacionales. Los servicios secretos anglosajones divulgaron el pasado año toda una serie de falsedades absurdas sobre ese tema. En este trabajo, Thierry Meyssan pasa revista la significación de dicho acuerdo.

A pesar de haberse producido en el marco de una serie de contactos con el conjunto de los países de la región, la presencia en Siria del almirante Guan Yufei, jefe del nuevo Departamento de Cooperación Militar Internacional de las fuerzas armadas chinas, ha despertado inquietud en Occidente.

Por el momento, según el acuerdo firmado, las fuerzas armadas de la República Popular China se comprometieron solamente a formar en lanación asiática a miembros de los servicios de salud de las fuerzas armadas de la República Árabe Siria. Pero todo el mundo intuye que este acuerdo puede ser la parte visible del iceberg, dado el hecho que ya hace 4 años que la mitad de los médicos militares sirios se forman en China. Aunque se ignora lo que realmente se decidió durante la visita, la mera existencia de este acuerdo constituye un cambio de naturaleza estratégica.

En efecto, durante los últimos 5 años, la República Popular China se abstuvo de asumir cualquier forma de cooperación que pudiese ser interpretada en Washington como una ayuda de carácter militar. Y no sólo se abstuvo de toda entrega de armamento, sino incluso de proveer a Siria algún tipo de equipamiento civil indispensable en el tipo de conflicto que enfrenta este último país, como el equipamiento capaz de detectar la existencia de túneles.

Independientemente de la enorme envergadura económica actual de Pekín, muchos recuerdan probablemente que, a inicios del 2012, Rusia había firmado con Siria un acuerdo similar, documento que ya prefiguraba la asistencia militar rusa iniciada 3 años y medio más tarde. ¿Será que China está preparando su propio despliegue?

Es muy probable que la respuesta dependa de la rapidez del despliegue estadounidense en el Mar de China y de las provocaciones de los aliados de Washington en la región.

En todo caso, el interés de China por Siria data de la Antigüedad y la Edad Media. La célebre Ruta de la Seda atravesaba el Asia Central y pasaba por Palmira y Damasco antes de bifurcar hacia Tiro y Antioquía. Exceptuando la pagoda representada en los mosaicos de la Gran Mezquita de los Omeyas, en Damasco, poco queda actualmente de aquella lejana cooperación comercial. Pero el presidente chino Xi Jinping ha convertido en principal objetivo de su mandato la recuperación de esa vía de comunicación y la creación de una segunda Ruta de la Seda a través de Siberia y Europa.

El otro gran interés de Pekín es la lucha contra el Partido Islámico de Turquestán, afiliado sucesivamente a al-Qaeda y al Emirato Islámico (Daesh). Hoy existe un barrio uigur en Raqqa, ciudad siria actualmente bajo control del Emirato Islámico, y este último incluso publica un diario especialmente dirigido a los miembros de ese Partido.

Los miembros de ese grupo se vinculan con la Orden de los Naqchbandis, una congregación sufista en la que fue líder el ex Gran Muftí de Siria, Ahmad Kuftaru. En 1916, varias logias de esa orden se acercaron a la Hermandad Musulmana, bajo influencia de los servicios secretos anglosajones, la CIA y el MI6. Los Naqchbandis participaron así en la creación de la Liga Islámica Mundial, por parte de Arabia Saudita, en 1962.

En Irak, los Naqchbandis se organizaron alrededor de Izzat Ibrahim al-Duri y respaldaron el intento de golpe de Estado organizado en Siria por la Hermandad Musulmana, en el 1982. En el 2014, proveyeron 80 mil combatientes al Emirato Islámico.

En Turquía, los Naqchbandis crearon la Milli Gorus, entre cuyos responsables se hallaba un tal Recep Tayyip Erdogan. Fueron también los Naqchbandis quienes organizaron, en los años 90, los movimientos islamistas surgidos en el Cáucaso ruso y en la región de Xinjiang, en China.

Incluso más que los rusos, los chinos necesitan datos de inteligencia sobre ese movimiento y sobre la manera cómo Washington y Londres lo controlan.

En el 2001, los chinos creyeron, erróneamente, que los anglosajones habían cambiado después de los atentados del 11 de septiembre y que colaborarían entonces con la Organización de Cooperación de Shanghai en materia de lucha contra el terrorismo. Hoy en día, 15 años después, ya saben que Siria es un auténtico amigo de la paz.


Selección en Internet: Raquel Román Gambino

  • Periodista y político francés

Incendios capitalistas

REBELIÓN 2 de septiembre del 2016 ESPAÑA

Gustavo Duch*

Cuando se plantean las diferencias entre los tipos de agricultura que se practican, para definir la agricultura que actualmente llena nuestros supermercados de comida artificial, con pesticidas y muchos kilómetros de petróleo en su mochila, me gusta sustituir el oxímoron de agricultura industrial por otro adjetivo, desde mi punto de vista, más certero: agricultura capitalista.

En el caso de los incendios creo que este término vuelve a ser el más apropiado porque si bien hoy es difícil desgajar entre incendios naturales o incendios provocados, cuando muchos elementos se superponen, prácticamente todos se podrían incluir en este nuevo género de incendios capitalistas.

De hecho, no se extrañen si en las próximas semanas -lamentablemente- los fuegos que explicarán los medios de comunicación superarán en mucho los que estos días están describiendo en Castellón, Galicia o más lejos, California. Como en los últimos años, las pantallas mostrarán vía satélite en las selvas de Borneo y Sumatra, miles de chimeneas excretando toneladas de humo que como un gran paraguas cubrirán el cielo de toda Indonesia y partes de otros países colindantes.

Y estos incendios, los más grandes y más graves del Planeta, son ciento por ciento fuegos capitalistas, pues detrás de ellos encontramos a las grandes industrias de la alimentación preparadas con retoños de palma africana para hacer de esas zonas inmensas plantaciones que permitirán con la extracción de su aceite elaborar todo tipo de comida preparada: bollería, masas de pizza, supuesto queso rallado, margarinas, pastas de cacao, etc. Un negocio descomunal que, decía, junto a los incendios por intereses madereros, especulativos de la construcción, para el embolso de ayudas agrícolas o incluso por el negocio de la extinción de los mismos incendios, lideraría este colectivo de quemas provocadas por íntimas ansias del capital.

Pero también, y eso es preocupante, los incendios sin cerilla crecen en la medida que se expande este capitalismo que salta todas las vallas que tantas personas no tienen permiso para traspasar. Como explica Ramón P.Yelo en el número 24 de la revista Soberanía Alimentaria en un artículo que analiza los fuegos del invierno pasado en Cantabria, “la configuración actual del paisaje hunde sus raíces en la actividad agroganadera tradicional” y esta panorámica en apenas 50 años ha cambiado de forma drástica en la medida que la agricultura que era cultura y sustento se ha transformado en un negocio sin más.

Las pequeñas parcelas o terrazas de policultivos en el norte peninsular, combinadas con prados y bosques de pino o carballo; los campos de cebada o trigo que son mareas en tierras de secano; o los muros de piedra seca delimitadores de puzzles agrícolas mediterráneos son, efectivamente, las mayores obras de arte colectiva de la humanidad, como escuché y no recuerdo a quien. Pero donde habitaban viejos bosques ahora tenemos monocultivos de eucaliptos de mecha fácil; donde pastaba el ganado que limpia y ramonea el bosque ahora tenemos botellas de refrescos, cartones y otros despojos de barbacoas; donde se cultivaban huertos ahora se levantan rotondas y polígonos; pero, sobre todo, donde teníamos personas campesinas trabajando diariamente, en vidas enraizadas en una comunidad, en pequeños pueblos con las ventanas abiertas y atentas a cualquier humareda, ahora tenemos vacíos.

Vacíos que se pueden contabilizar pues el supuesto avance de la modernización de la agricultura ha hecho que ésta perdiera su peso económico, social y cultural en nuestros territorios, siendo actualmente su contribución al Producto Interior Bruto de un exiguo 2,5 % y la población activa agraria, que hace treinta años suponía el 20 % del total, no llega al 4% sin dejar de descender.

Vacíos que son el oxígeno que alimenta un mal fuego y que si somos capaces de llenarlo volviendo a los pueblos, recuperando una agricultura campesina, cuidadosa y local que sea la base de nuestra alimentación, tendremos en marcha la mejor política de prevención de incendios posible. Leyes de la química.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas