Portal:Panorama Mundial/POLÍTICA/2015-12-21

Cuba y Estados Unidos: Un año después de la sorpresa

Progreso Semanal. 17 de diciembre de 2015. Estados Unidos Por Jesús Arboleya*

Hace exactamente un año, el 17 de diciembre de 2014, reconocidos especialistas norteamericanos y cubanos discutían en La Habana sobre el futuro de las relaciones entre sus dos países. Justo antes finalizar el evento, se llevaron la sorpresa de estar todos equivocados, ni los más optimistas habían calculado la posibilidad de un inmediato restablecimiento de los vínculos oficiales entre ambas naciones.

Aunque ha sido un proceso no exento de cautela, desde el punto de vista político y diplomático se ha avanzado de manera significativa en el transcurso del año.

Se restablecieron las relaciones diplomáticas y abrieron embajadas en ambas capitales. Los presidentes Castro y Obama se han reunido un par de ocasiones y han hablado por teléfono otras tantas. Cuba recibió al secretario de Estado John Kerry y Estados Unidos al canciller cubano Bruno Rodríguez. Varios funcionarios del más alto nivel también han intercambiado visitas y realizado conversaciones sobre asuntos puntuales del proceso.

Fue creada una comisión conjunta encargada de orientar las negociaciones y se trabaja en más de veinte temas de interés común, alcanzándose acuerdos en algunos de ellos.

En ambos países la noticia fue bien recibida y cuenta con el respaldo de la mayoría de la población. A escala internacional ambos gobiernos han salido fortalecidos con esta decisión.

Sin embargo, en el área económica los avances aún son escasos y ello importa, porque los intereses económicos resultan decisivos para garantizar la irreversibilidad de lo avanzado, de cara a las elecciones de 2016.

Aunque el principal problema es la existencia del bloqueo y Obama no tiene autoridad para eliminarlo totalmente, muchos analistas coinciden en afirmar que hubiera podido hacer mayor uso de su poder ejecutivo para flexibilizar aspectos importantes en su aplicación.

Tal parece que varias razones explican esta conducta. Por un lado, lo complejo que realmente resulta el entramado legal que rodea este asunto y el temor por parte del gobierno de tomar alguna decisión que pudiera ser cuestionada en cortes, con posibles consecuencias para el proceso en su conjunto.

No obstante, tampoco es descartable la intencionalidad política que pudiera esconderse detrás de esta táctica. A diferencia de los asuntos políticos, donde se ha negociado en condiciones de igualdad y con mucho cuidado entre las partes, en el área de la economía –dígase las medidas encaminadas a flexibilizar el bloqueo– ha tomado decisiones que realmente dificultan su implementación. Ante estas señales, en la parte cubana se recrudece la desconfianza, lo que complica aún más la toma de decisiones.

El resultado es que, a pesar de la gran cobertura mediática que ha acompañado estas decisiones y el interés demostrado por las empresas norteamericanas en el mercado cubano, han sido muy escasos los negocios que han podido concretarse y persisten muchas dudas en cuanto a la forma en que pudieran implementarse de cara al futuro, lo que implica un desestímulo para los avances en esta esfera.

Algunas variables determinarán el desarrollo de este proceso en el próximo año. En primer lugar, las condicionantes que imponga el proceso electoral norteamericano. Si los demócratas se sienten satisfechos con los beneficios que le ha reportado la política hacia Cuba, difícilmente estén dispuestos a correr riesgos durante el proceso electoral. Tampoco el tema de Cuba es conveniente para los republicanos, debido a las divisiones al respecto que existen entre sus filas. Observado de esta manera, pudiera afirmarse que la tendencia será el mantenimiento del status quo, disminuyendo la importancia del tema de Cuba en las elecciones.

La segunda variable a tener en cuenta serán los procesos políticos en América Latina, especialmente en los casos de Venezuela y Brasil. No solo porque transforman el clima integracionista que sirvió de sustento a las exigencias latinoamericanas a favor de un cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba, sino porque pueden tener consecuencias muy negativas para la economía cubana y alentar a los sectores que en Estados Unidos abogan por el mantenimiento de las presiones y la imposición de sus condiciones.

Estos procesos políticos también pueden devenir puntos de confrontación de Cuba con Estados Unidos en el marco de las relaciones regionales, dificultando las negociaciones bilaterales y, en términos de la situación doméstica norteamericana, fortalecer al lobby de la extrema derecha cubanoamericana.

En resumen, nada indica que en el próximo año el proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos avanzará mucho más allá de lo alcanzado este año y habrá que esperar el resultado de las elecciones de noviembre de 2016 para pronosticar con más elementos su futuro.

Lo único seguro es que, cualquiera sea el que resulte victorioso en los comicios, las relaciones entre los dos países se desarrollarán en un contexto cualitativamente distinto al actual.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

*Doctor en Ciencias Históricas; Investigador del Centro de Estudios sobre Asuntos de Seguridad Nacional.

Estos cubanos sí, pero no más

Progreso Semanal. 1 de diciembre de 2015. Estados Unidos Por Carlos Pereyra

Nadie quiere una bomba de tiempo en su territorio y al parecer buscarán una salida de excepción

Ecuador, cumpliendo con el espíritu de la reunión del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), cambió su política de apertura a todos los ciudadanos del planeta y ha comenzado a exigir visas a los cubanos. Esta decisión es la primera contribución visible al esfuerzo para dar una solución integral al problema de la emigración ilegal de cubanos.

Posteriormente, el canciller tico anunció que Panamá frenó en la frontera con Colombia a un grupo de 850 cubanos. La puerta de entrada del Sur hacia Centroamérica pasa por Puerto Obaldía, tal y como reportó Progreso Semanal días atrás. En dicha frontera se encuentra el primer consulado colombiano en el istmo, un puesto de la migra panameña —posiblemente el primero también—, así como la unidad regional de la Policía panameña para toda la región Guna Yala. Los 3 mil y tantos cubanos varados en Costa Rica pasaron por ahí por alguna razón, razones o “sin razones”, en su camino hacia Panamá. Ese país les otorgó visa de tránsito hacia Costa Rica. ¿Consultado con Costa Rica? Quién lo sabe… Posiblemente sí o práctica rutinaria sin consulta previa.

¿Cómo ha sido posible otorgar tránsito y visado a legiones de ilegales? ¿Portaban ellos visado colombiano de tránsito? ¿Por qué frenarlo ahora?

Razones de índole humanitaria han sido esgrimidas ya que consideraciones políticas (persecución) no pueden argumentarse cuando esos ciudadanos salieron de su país de manera legal y con todos los documentos en regla, algo impropio de un perseguido político. ¿Han valido consideraciones humanitarias para suramericanos, por ejemplo colombianos desplazados por la guerra interna que vive ese país? Estos incluso cabrían en el concepto de refugiados según la ACNUR. Los cubanos, no. Tal parece que el humanitarismo aplica a un punto geográfico y a la ideología política prevaleciente en dicho punto. ¿Entonces?

Al margen de los diferendos entre Costa Rica y Nicaragua, lo cierto es la que la decisión panameña coincide con la postura de Managua. Mire Ud.

En sus declaraciones el canciller tico, en traducción clara, dice que al Panamá otorgarle visa de tránsito a los cubanos les endosaba el problema. El mismo argumento puede esgrimir Nicaragua. También otros que, bajo el espíritu del SICA, asuman idéntica posición. ¿La asumirán?

De inicio la idea de crear un corredor humanitario fracasó debido a la exclusividad con el punto geográfico y el signo político-ideológico de los beneficiados. La piel cobriza de miles de Centroamericanos que huyen del hambre y de la violencia los invalida. Para ellos los pies siempre estarán mojados. Incluso varios países de la región han recibido y reciben miles de deportados de los Estados Unidos. También hay que casos en que las familias han sido divididas: unos han permanecido en el Norte y los otros a las chozas.

¿Qué actitud asumirán los gobiernos de Honduras, El Salvador y Guatemala? Este último país tiene frontera con México. Por esos senderos han penetrado cubanos a lo largo de varios años. Pero ahora, ante una crisis para cuya solución fue invitado el gobierno de Peña Nieto, ¿qué decisión tomará?

Si Ecuador era el punto de despegue para la travesía y la frontera de México con Estados Unidos meta y sueño de los migrantes isleños, ¿cuál será la actitud que asumirá? ¿Los frenará en su frontera con Guatemala? ¿Los regularizará para posteriormente devolverlos a la Isla? No serían los primeros retornados; con anterioridad la república azteca ha devuelto cubanos.

Existen convenios entre La Habana y México que regulan estas situaciones y no me refiero a un posible reforzamiento de los mismos, que pudo haber sido pactado durante el reciente encuentro entre Peña Nieto y Raúl Castro. Ambos mandatarios firmaron acuerdos que aún no han sido divulgados.

México y Centroamérica toda participan de un esfuerzo mancomunado con Washington (por delicadeza omito escribir presión) y a solicitud de este han perseguido la migración ilegal y el tráfico humano, concepto en el que califican los cubanos. El resultado, favorable a la Unión Americana, quedó evidenciado en la significativa reducción de migrantes capturados en la frontera mexicano-estadounidense, según declaraciones de John Jacobson y publicadas aquí.

A la situación actual debemos agregar como elemento indispensable las declaraciones de voceros de Washington y de la embajadora de Estados Unidos en Nicaragua en el que el mensaje era claro: cada país tiene el derecho de arbitrar su política migratoria y a la vez preservar sus fronteras. A buen entendedor, pocas palabras.

Por su parte ya los medios de Costa Rica comienzan a vislumbrar que los cerca de 4 mil cubanos varados en su territorio podrían pasar las navidades en sus albergues o compartiendo con los nacionales las festividades. ¿Será así o no?

Quizás la respuesta surja hoy cuando los vicecancilleres de Costa Rica, Guatemala y México se reúnan a fin de encontrar una solución. La tendencia que puede prevalecer, pues nadie quiere seguir teniendo de relevo una bomba de tiempo en su territorio, podría consistir en tomar una medida excepcional con los emigrantes ilegales varados y facilitarles el tránsito hacia Estados Unidos y a la vez tomar medidas para trancar definitivamente el tráfico ilegal. Solución que equivale a decir Hasta aquí llegó, pero los demás no pasarán.

Selección en Internet: Aida Mirabal García

Estados Unidos: El imperio del narcotráfico

Rebelión. 17 de diciembre de 2015. España Por Laila Tajeldine*

Entre los tres productos que más se intercambian a nivel internacional están el petróleo, las armas y las drogas. La demanda mundial de Petróleo se ubica entre los 94 millones de barriles por día según la Agencia Internacional de Energía, siendo Estados Unidos el mayor consumidor petrolero a nivel mundial, 11.500.000 barriles de petróleo diarios. Así mismo, de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, Estados Unidos es el primer país productor y exportador de Armas a nivel mundial, controlando el 31% del mercado internacional.

En cuanto a la Droga, según las Naciones Unidas 246 millones de personas consumen drogas en el mundo, de las cuales 182 millones consumen solo la marihuana, otros 48,9 millones de personas heroína, 17 millones cocaína y el resto de las personas consumen anfetaminas, éxtasis, entre otros tipos de drogas. Según la ONU en su Informe Droga 2015, por año fallece un promedio de 187.000 seres humanos por consumo. En la actualidad, Estados Unidos es el segundo productor de marihuana a nivel mundial, superado por Marruecos solo este último año. En cuanto a la heroína, Afganistán (invadida por Estados Unidos desde 2001) se constituye como el primer productor mundial de esta droga; y la cocaína sigue siendo Colombia (donde Estados Unidos opera desde el año 2000 con el “Plan Colombia”) el primer país productor de este cultivo ilícito en el mundo, superando su producción este último año.

Resulta sorprendente conocer el caso de Afganistán, país que antes de la intervención estadounidense tenía prácticamente erradicada la producción de heroína y de acuerdo a la ONU a partir del 2002 su producción aumentó considerablemente, considerando que solo en el año 2014 se produjo un estimado de 6.500 toneladas de opio. Ahora bien, más asombroso resulta conocer que el 90% de la heroína que se consume en Canadá proviene de Afganistán, así como que el mercado de la heroína en Europa es abastecido desde el país invadido. Igual ocurre con la producción de cocaína en Colombia, país que desde el año 2000 Estados Unidos implementa un supuesto Plan para palear el cultivo de este producto ilegal y la colocación de 7 bases militares, contrario a ello se ha incrementado la producción y abastece al mercado estadounidense y europeo. Según la ONU, ese país incrementó en 2015 un 52% la producción de esta droga, contando ahora con la producción de 442 toneladas métricas por año.

¿Cómo se vincula Estados Unidos con el negocio del Narcotráfico?

A Estados Unidos el negocio de la droga le ha servido para financiar las actividades subversivas de la CIA en contra de otros Estados. El Servicio de Inteligencia estadounidense (CIA) y la DEA (expulsada en Venezuela y Bolivia) han actuado de la mano y como ejército de apoyo en el tráfico mundial de la droga, convirtiendo así a ese país en un Imperio del Narcotráfico.

Los años de operación de la CIA con el Narcotráfico para la obtención de recursos se remontan a los años 50, donde actuó en Tailandia y otros países de Asia, financiando operaciones con gran cantidad de droga. Aunque el clímax de estas actividades estadounidenses se hizo evidente en los años 80, cuando con el dinero obtenido de la heroína sacada de Afganistán hacia Europa Occidental, Estados Unidos financió a la organización liderada por Osama Bin Laden (1980). Así mismo ocurrió en Centro América, cuando Estados Unidos a través de la CIA, financiaban a la contra nicaragüense (1986) con el dinero de la cocaína que sacaban de Colombia, Perú y Bolivia e introducían en su propio territorio. Informes publicados por el Congreso estadounidense y documentos desclasificados confirman como la CIA y la DEA trabajaron con narcotraficantes y brindaban ayuda material, incluso utilizaban sus cuentas bancarias (Banco de Crédito y Comercio Internacional, BCCI) para lavar el dinero proveniente de la venta de droga, con el cual financiaban sus actividades secretas en el mundo. Debido al escándalo internacional que dejaba en vilo la posición de Estados Unidos de “luchar contra el narcotráfico” y lo verificaba como un narco estado, todos los funcionarios involucrados en estos casos fueron enjuiciados y sentenciados, sin embargo ninguno pago pena y casi todos fueron reintegrados a sus labores con el gobierno de George Bush hijo.

¿Sigue Estados Unidos repitiendo el mismo esquema?

El ingreso monetario por venta de narcóticos sigue siendo utilizado por Estados Unidos para financiar operaciones clandestinas, pero además, le ha servido para financiar sus propias crisis. En el año 2008 el Director de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito expresó “Los miles de millones de narco dólares impidieron el hundimiento del sistema en el peor momento”, posteriormente, sorprendió aún más el Informe publicado del año 2012 por la Subcomisión del Senado de los Estados Unidos que reza “cada año entre 300 mil millones de dólares y un millón de millones de dólares de origen criminal son lavados por los bancos a través del mundo y la mitad de esos fondos transitan por los bancos estadounidenses”.

Tales alegatos de la Subcomisión del Senado se confirman cuando una Corte Federal de Nueva York hizo público en el año 2012 la participación de los bancos HSBC, JP Morgan, Wells Fargo y Banks of América, en el lavado de dinero proveniente del Narcotráfico; en el caso del Banco HSBC se confirmó que en el año 2008 lavó 1.100 millones de dólares del Cartel de Sinaloa con destino a Estados Unidos. En algunos de estos casos la Corte impuso multas pero ninguno de sus directivos o personal fue encarcelado por ello. Lo cual indica que estamos frente a una sociedad de cómplices, donde a través de las multas el Estado termina de legalizar el dinero del narcotráfico. Existen otros bancos estadounidenses que son identificados con el lavado de dólares del narcotráfico, tales como City Group, Bank of New York, Bank of Boston, entre otros, sin embargo, todo indica que cuentan con la protección de las autoridades de ese país.

En nuestra región son incontables los escándalos confirmados de la DEA, entidad estadounidense que mantiene absoluta vinculación con los carteles de la droga en Colombia a pesar de presentarse como el que los combate. En marzo de 2015 sale al público un Informe del Departamento de Justicia estadounidense, donde confirman las conductas deformadas de estos funcionarios participando en fiestas con narcotraficantes usando las instalaciones de la DEA y recibiendo regalos de los mismos. A ello se une el aumento de la producción y tráfico de cocina desde Colombia en los últimos años, lo cual indica que ese mercado ha sido fortalecido.

Estados Unidos de manera flagrante usa el narcotráfico para financiarse, mantener sus actividades encubiertas al margen de la ley internacional, así como enfrentar sus crisis financieras. La conducta asumida en los años 80 es mantenida en la actualidad, y tanto la CIA como la DEA siguen protegiendo sus corredores del narcotráfico y siendo los facilitadores mundiales de este negocio. Lo que sigue llamando la atención es que la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, a pesar de contar con información determinante para culpar a ese país y funcionarios de ser un narco Estado, mantiene una actitud inerte frente a este flagelo que asesina a cientos de miles de personas al año y causa tanto daño a la sociedad. Nuevamente los intereses económicos prevalecen sobre los de la humanidad.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

*Destacada luchadora social venezolana. Directora General de Relaciones Internacionales del Ministerio del Poder Popular para Comunicación y la Información y Miembro Principal de la Junta Directiva de TELESUR C.A.

Venezuela: Triunfo contra la nueva era

Almayadeen. 8 de diciembre de 2015. Líbano Por Iroel Sánchez*

No son pocos los países donde el parlamento es controlado por una mayoría opositora al gobierno pero no recuerdo ninguno en que la búsqueda de ese hecho haya desatado una campaña de prensa global, movilizado al gobierno de EE.UU. y sus aliados, a líderes políticos y ex presidentes en la magnitud que hemos visto alrededor de esa posibilidad en las recién concluidas elecciones para integrar la Asamblea Nacional venezolana.

Por eso hoy, cuando la opositora Mesa de la Unidad Democrática ha triunfado en las elecciones parlamentarias en Venezuela y tendrá mayoría en la Asamblea Nacional, diarios como el periódico madrileño El País proclaman que “Venezuela inicia una nueva era” a pesar de que no lo hicieron cuando el Partido Republicano obtuvo el control de las dos cámaras del Congreso estadounidense frente al Presidente Barack Obama en el país más influyente del mundo; allí como en casi todo el planeta -lo acabamos de ver en Grecia- legisle quien legisle y gobierne quien gobierne, la era seguirá siendo la misma: la del 99% que controla en su beneficio la economía con el apoyo de los grandes medios de comunicación.

Por enésima ocasión el proceso de la Revolución Bolivariana se sometió a las urnas, creyendo que es posible que las personas se expresen democráticamente en una galaxia de dominaciones globales y locales de tipo económico y mediático, pero esta vez -sin el liderazgo de Hugo Chávez- el milagro no ha sido posible.

Cualquier analista honesto debe reconocer que el triunfo de la MUD no sido una victoria en solitario. Como en la Nicaragua de 1990, el voto contra el proceso revolucionario ha sido el resultado de una guerra sucia desatada desde la Casa Blanca con el chantaje de que continuará mientras el gobierno que desagrada a Washington siga en el poder. Esta vez no se ha votado con la esperanza de que cesen las muertes de jóvenes en las montañas sino de que disminuyan el desabastecimiento y la inflación provocados por una guerra económica que las transformaciones inacabadas del chavismo para convertir el modelo petrolero rentista heredado en una economía diversificada no han podido derrotar en una coyuntura impactada por el nada casual descenso de los precios de los hidrocarburos.

De ahora en adelante será más difícil. Una de las herramientas creadas por la Constitución chavista para servir a las clases populares está en poder de la oligarquía que siempre ha mirado al Norte. Como sucede en Brasil todos los días, veremos sumarse a las noticias de la guerra económica las de una maquinaria leguleya para impedir gobernar a un poder legítimamente electo y lograr con ello lo que golpes de estado, violencia callejera, campañas mediáticas y golpe petrolero no pudieron: regresar a la vieja era neoliberal y poner de nuevo los recursos del país al servicio del capital transnacional.

Pero el chavismo tiene el poder ejecutivo, el apoyo de la Fuerza Armada, un liderazgo valiente y una base popular organizada, no para votar un día sino para defender la Revolución bolivariana todos los días. De cómo utilice esos recursos, y no de los augurios entusiastas de la industria mediática global, dependerá si la nueva era iniciada con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999 podrá ser revertida.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

*Ingeniero, periodista y editor cubano. Trabaja en la Oficina para la Informatización de la Sociedad cubana. Fue Presidente del Instituto Cubano del Libro. Autor del blog La pupila insomne.

Golpes electorales: La injerencia extranjera es un fraude

'La Haine. 10 de diciembre de 2015. España' Por Stella Calloni*

Estamos asistiendo a un nuevo esquema de intervención en nuestros países, que bien podemos llamar “los golpes electorales” y como era previsible, los expertos en contrainsurgencia y guerra psicológica de Washington entendieron al fin, que a pesar de la gran ofensiva contra los gobiernos de América Latina, claves en el proyecto de integración emancipatoria, no lograban derrotarlos en ninguno de los procesos electorales.

Millones de dólares gastó Estados Unidos desde el golpe de Estado contra el ya fallecido ex presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, en abril del 2002, que fue derrotado por el pueblo venezolano en sólo 48 horas. En Honduras (2009) y Paraguay (2012) lograron su cometido, con un nuevo esquema golpista, pero fracasaron en el mismo intento en Argentina, Bolivia, Ecuador y varias veces más en Venezuela.

El dinero de Washington fue y es repartido por las centenares de Organización No Gubernamentales, convertidas en verdaderos “grupos de tarea” de las ultraderechistas Fundaciones de la Central de Inteligencia (CIA) creadas para supuestamente encubrir a esta institución.

También diversas Fundaciones europeas, surgidas en el marco del “florecimiento” de la socialdemocracia de Europa, en su mejor momento, hoy son parte de la red intervencionista de las ultraderechas, transformadas en el “ejército civil” de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), que opera ilegal y criminalmente fuera del territorio que supuestamente debía defender y sin control de Naciones Unidas.

Son estas Fundaciones las que están ahora detrás de lo que bien puede llamarse “Operación elecciones” o “golpes electorales”. Por una parte siembran dólares en oficinas políticas de diversos partidos de las llamadas “nuevas derechas”, identificables por su mediocridad y por la dependencia absoluta de la asesoría y el financiamiento externo.

Han logrado, como pocas veces, manejar los hilos de las estructuras judiciales, que en cada uno de nuestros países juega su papel, fallando en favor de los grandes poderes económicos y externos. El ejemplo de Honduras es muy evidente. El golpe contra el presidente de Honduras no hubiera sido posible sin una justicia, cuya Corte Suprema había sido nombrada por el parlamento de ese país, cooptado (comprado) por el inefable y eterno embajador del terrorismo imperial John Negroponte, como se comprobó.

De acuerdo a la Corte Suprema de Honduras en 2009 no hubo golpe de Estado, sino que se actuó en favor “de la democracia” justamente a meses de una elección, donde no se iba a reelegir el ex presidente Manuel Zelaya, pero donde el pueblo hondureño podía votar por un candidato que diera continuidad a una gestión, que por primera vez actuaba en favor de los sectores más pobres y olvidados. También algo similar ocurrió en Paraguay.

La red de Fundaciones, como la National Endowment Foundation(NED,) conocida como Fundación para la Democracia,( como debe ser en la concepción de EE.UU, es decir “democracia colonial), la Agencia Internacional para el Desarrollo(USAID) así como los Institutos Demócratas y Republicanos, entre otras, están activada en estos tiempos. Lograron tener una buena cantidad de representantes en nuestras estructuras judiciales, que nunca se democratizaron, y que fueron parte de toda la historia oscura y trágica de nuestra América. EEUU ha creado una especie de nuevas “Escuelas de las Américas” para formar no sólo policías y militares, sino también los “nuevos juristas” que necesitan y a políticos jóvenes, sindicalistas y otros. Asimismo infiltraron a diversos movimientos, sociales, indigenista y políticos, sectores profesionales y empresariales, que estarán bajo su mando central y ejercerán la obediencia debida (y bien pagada)como ejércitos de otras guerras.

Además, el poder hegemónico controla la mayoría de los medios masivos de comunicación en el mundo y el 95 por ciento de la información está bajo ese control absoluto. A esos medios, que jamás han dejado su espacio abierto a la libertad de expresión de las mayorías, les gusta llamarse independientes, cuando en realidad son cada vez más dependientes del poder imperial, que intenta expandirse por todo el mundo.

Los poderosos monopolios informativos, actúan hoy como la dirigencia intermedia entre el poder hegemónico y los partidos de oposición, como transmisores de las siempre renovadas estrategias de dominación y control.

El control de los medios de comunicación les permite sustentar las mentiras, desacreditaciones, campañas de guerra sucia, con periodistas sin ética que actúan con absoluta impunidad y son parte esencial de “la guerra sucia”…

Ante la imposibilidad de que las derechas del continente accedieran al gobierno mediante elecciones, los procesos electorales comenzaron a ser el eje de la desacreditación periodística, en la última década.

Adelantos de posibles fraudes, que no se cumplieron, son ahora un mecanismo aplicado casi mecánicamente. La amenaza de fraude y la campaña sucia, sostenida por el financiamiento externo, estuvo en el escenario donde debió moverse la presidenta de Brasil, Dilma Rouseff en las elecciones que finalmente ganó en una segunda vuelta en octubre de 2014. Como no pudieron lograr derrotarla electoralmente, comenzó la campaña más corrosiva que recuerde Brasil, intentando llevarla a un juicio político y destituirla.

En Argentina la guerra sucia contra los gobiernos de Néstor (2003-2007) y de Cristina de Kirchner (2007-2015) fue dirigida por el grupo mediático y monopólico del diario Clarín, a los que se agregan La Nación, y otros de menor circulación, pero tan nocivos como éstos. Cumplen a la perfección su función de “soldados de fortuna”, capaces de operaciones de inteligencia y tan criminales como las que se realizaron durante las dictaduras de la Seguridad Nacional en los años 70-80.

La mentira y el asesinato civil, moral y político de sus “enemigos internos” en este caso los gobiernos y pueblos que en América Latina cometieron el “crimen” de querer independizarse definitivamente, se convierten en un arma indispensable para intentar terminar con los rebeldes del “patio trasero”..

Son esos mismos sectores, cómplices y “partícipes necesarios”, de la dictadura global económica que se impuso en los años 90 y que sumieron a una población estructuralmente empobrecida, condenándola a sumirse y desaparecer en los más extensos arrabales de pobreza sobre pobreza. Así como a lo largo del siglo XX nos impusieron dictaduras militares, porque teníamos la desafiante idea de resistir como podíamos, a fines de los años 80 y en los 90 nos impusieron la “dictadura neoliberal”, que en sus comienzos fue desafiada en Venezuela por aquel memorable “Caracazo” de febrero de 1989, con la rebelión popular ante las primeras medidas neoliberales que intentó imponer el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, cuya represión entonces dejó más de mil muertos y centenares de heridos.

El “caracazo” desperó a un pueblo olvidado en las falsas democracias que se sucedían en Venezuela y fue el relámpago que iluminó y despertó también al continente.

Los pueblos empobrecidos a extremos asombrosos, por la destrucción de todos sus derechos además de las fuentes de trabajo convertidos en marginales absolutos se lanzaron a las calles y carreteras de América Latina en una acción colectiva, sobre cuya creatividad aún no se ha escrito en profundidad, que derrotó en un país tras otro al “neoliberalismo” rampante.

En esa lucha,, parieron a los nuevos gobiernos, que surgieron en el siglo XXI, como el de Hugo Chávez Frías, cabeza y alma de la integración emancipatoria que llegaría en 2011 a la creación de la Comunidad de naciones Latinoamericanas y Caribeñas (CELAC).

La trilogía de Venezuela, bajo el gobierno de Chávez, Brasil con Luis Inacio “Lula” da Silva y Néstor Kirchner en Argentina, fue clave para aquel “NO” contundente al más acabado proyecto de recolonización de Estados Unidos en nuestra región que fue el Area para el Libre Comercio de las Américas (ALCA). En noviembre de 2005 en Mar del Plata. Kirchner, como anfitrión de la Cumbre de las Américas en un memorable discurso dijo aquel NO, del Mercosur, nada menos que al presidente de Estados Unidos George W. Bush, en un hecho histórico en la región y en el mundo.

No parece muy casual que una década después Washington intente cobrarse la humillación de aquel “No” y ataque con intensidad de golpe tras golpe a los tres países claves en ese proceso de integración.

Millones de dólares se han invertido a través de las redes de ONG, que están en cada rincón de nuestros países en una inversión destinada a la sucesión de golpes “blandos”, en los cuales el fraude ya no es potestad de los Estados, sino del poder hegemónico y económico. Sin olvidar las más de 49 bases militares y los establecimientos de apoyo a las mismas que han establecido a lo largo y ancho de Nuestra América.

La injerencia de un gobierno extranjero, en este caso de la mayor potencia imperialista del mundo, creando las coaliciones políticas opositoras, corrompiendo todo con millones de dólares, es el verdadero fraude que puede imponerse en estos tiempos.

Además del poder tecnológico, la depredación cultural que logra la propaganda mediática, facilita la cooptación de una población cautiva y también la compra de votantes, fiscales, políticos.

En Argentina con la guerra mediática verdaderamente “terrorista” por su intento de aniquilar figuras mediante las armas de la manipulación, las acusaciones falsas, las mentiras, se ha impuesto un gobierno de ultraderecha, cuyo gabinete está integrado mayoritariamente por figuras que pertenecen a las Fundaciones de Estados Unidos, o a sus ONG. Más aún. Muchos de ellos fueron parte de la pasada dictadura militar, especialmente en el sector económico-financiero y en el resto de los ministerios estratégicos, como si realmente hubiera sucedido un golpe de Estado.

De manera que si bien pueden aducirse errores, en cualquiera de los países errores que en estos tiempos no podemos permitirnos, el factor clave en todos los casos, es que son víctimas de una guerra de Baja intensidad, que muchos consideraban como una interpretación “conspirativa” de los más serios investigadores de la región.

En este período de expansión global del imperio y sus asociados dependientes, perder la mirada estratégica sobre el plan de recolonización trazado por Estados Unidos sobre nuestros países, sólo puede llevar al autosucidio. En los países con gobiernos “insumisos” las derechas coloniales intentan una restauración conservadora y neoliberal que en realidad es directamente fascista o neofascista. Estamos bajo una invasión letal mediante la cual Estados Unidos está asumiendo el gobierno en las figuras de sus serviles figuras de plomo. Están tratando de lograr el “control” absoluto de su “patio trasero” sin que se vea el antiguo esquema de golpe de Estado. Y si esto no se logra, no tendrían ninguna duda en invadirnos con mercenarios-que ya los tienen en forma paramilitar en la región -y la gendarmería de la OTAN.

No les va a ser fácil.

En esta última década los pueblos recuperaron derechos en todo el continente. Tenemos el poder de la razón y de la justicia de nuestra causa y una historia de resistencia con gran poder de imaginación y creatividad-como demostró y demuestra la heroica Cuba- , que la violencia brutal desconoce. América Latina está en pie ante un imperio decadente que se va desmoronado lentamente, junto a sus socios europeos, cuyos gobiernos entregaron a sus pueblos atados de pies y manos. La violencia brutal y genocida que están aplicando en el mundo, es un signo de su decadencia imperial y será su propia derrota. Nosotros seguimos siendo el continente de la resistencia, y aunque perder batallas, no es perderlo todo, no podemos seguir perdiendo una más: Se nos va la mayor esperanza de independencia y liberación que hemos construido y cada golpe que nos dan, significa volver a comenzarlo todo, lo cual en tiempos de un avance imperial de tal magnitud, es una peligrosa vuelta atrás cuando se está jugando la vida y el futuro de nuestros pueblos.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

*Periodista, escritora e investigadora argentina. Corresponsal de La Jornada, de México, en Sudamérica.

Golpes parlamentarios: Modelos para armar

La Haine. 17 de diciembre de 2015. España Misión Verdad Aquellos que apostaron por incluirse en esquemas de poder internacional distintos a los manejados por EE.UU., se encuentran de primeros en la lista.

La característica fundamental que lo diferencia del golpe de Estado que se estandarizó en el siglo XX, donde el aparato militar figura como el protagonista estelar violentando por la vía de las armas la estabilidad del sistema político, el parlamentario consiste en que las bases para su ejecución se encuentran (previa manipulación política, mediática y judicial) dentro del mismo ordenamiento jurídico del país: moción de censura, investigaciones de tipo judicial (juicio político), declaración de "incapacidad para gobernar" para forzar una renuncia, etc. Se trata de otro repertorio adaptado al siglo XXI.

El golpe parlamentario apareció en escena con la destitución en el año 2012 del entonces presidente de Paraguay, Fernando Lugo. Ahí se demostró que este mecanismo disminuye enormemente los costos políticos de los actores involucrados y permite cambiar el rumbo de un país y su política exterior sin necesidad de "derramar sangre", apelando descaradamente al "respeto de la ley" y a la "democracia", cuando por otro lado se está destituyendo a la figura presidencial apoyada por la mayoría de la población a partir de maniobras producto de una combinación de condiciones objetivas y moldeado de las circunstancias por otras vías.

El golpe parlamentario es, básicamente, y en el escenario ideal, la operación política de intervención extranjera más rentable para alterar la correlación de fuerzas, eliminar de un plumazo liderazgos políticos importantes y cambiar radicalmente los esquemas de poder internacional y bloques de influencia regional en los cuales se mueve el país.

Operación de bandera falsa y juicio político a Fernando Lugo

Pero no basta simplemente con manipular el orden constitucional para destituir un presidente. En Paraguay se empleó como recurso central un gran evento de conmoción social o al menos el levantamiento de un expediente político que endosara suficientes responsabilidades políticas, mediáticas y judiciales a la principal figura del Estado (el presidente) y su entorno, en busca de cumplir par de objetivos fundamentales: justificar las maniobras legales que han de producirse y otorgarle sentido político a las acciones coordinadas de asedio y presión mediática por parte de la "comunidad internacional" ligada a los intereses de EEUU. La operación de bandera falsa conocida como masacre de Curuguaty, donde fueron asesinados 11 campesinos y 6 policías, fue el "evento" (exacerbado por los medios) que permitió, siete días después, la ejecución del golpe parlamentario contra Fernando Lugo y un gobierno desgastado por el asedio acumulado y las indefiniciones fue responsabilizado de un enfrentamiento entre campesinos y policías que se fue de las manos producto de agitadores en ambos lados de la contienda, produciendo el trágico desenlace que activó todo el dispositivo.

El aparato policial y militar paraguayo ligado a los intereses económicos de Monsanto (el actor estelar del golpe) en el departamento Canindeyú y en todo el norte de Paraguay (donde ocurrió la masacre), los nexos de propiedad sobre dichas tierras por parte del ex senador del Partido Colorado (el partido golpista), Blas N. Ferreira, y el papel de la USAID en conchupancia con la embajada gringa entregando recursos financieros a políticos y jueces utilizando el programa "Umbrales" para responsabilizar directamente a Lugo, ponen de manifiesto que para derrocarlo por vías legales primero hubo un derramamiento de sangre que sirviera de justificación, y antes de eso un proceso de desgaste por acumulación de pequeños conflictos de todo orden. Si para otras cosas sirve un golpe parlamentario, es precisamente para lavar las manos de sus ejecutantes gracias a la inmunidad que comporta un curul y el soporte mediático que realiza la operación de lavado. Ya a Lugo, antes de la masacre de Curuguaty, el Partido Colorado lo había tratado de destituir unas 23 veces.

La oportunidad 24 fue la ganadora, y en menos de 2 horas (sí, en 120 minutos nada más), derrocaron al presidente de Paraguay por "mal desempeño de funciones" con respecto a la masacre que EEUU y sus operadores internos habían perpetrado. Todas las "pruebas" para estimular la destitución (aprobada alegremente por el parlamento) fueron forjadas por los jueces cómplices pagados por la USAID a través del plan de "fortalecimiento institucional" mencionado más arriba: "Umbrales".

Si algo demostró este golpe parlamentario (el primero en la región), es la capacidad que tienen de operar de forma silenciosa y difuminada a lo interno del poder judicial y legislativo paraguayo las estructuras del Departamento de Estado gringo, que venía sedimentándose desde los tiempos de Stroessner. La agrotransnacional Monsanto, aparte de ser el gran propietario del suelo de ese país (el que registra la mayor concentración de tierras en menos manos en todo el continente), también puso de manifiesto que tiene a su servicio y disposición discrecional todo el aparato legislativo (el agronegocio arropa la mayoría de diputaciones) y de seguridad (tanto militar como policial) de ese país. El "Estado" paraguayo es tan sólo una propiedad más dentro de su amplio portafolio de dominación global.

Honduras y el papel del Parlamento

Aunque el golpe de Estado contra Manuel Zelaya estuvo marcado más por la tradición "militar" descrita al principio de esta nota (así como a Chávez en 2002, a Zelaya también lo secuestraron y lo sacaron del país), el Parlamento hondureño jugó un papel fundamental para cerrar los cabos sueltos y aminorar los elevados costos políticos en los que había incurrido el estamento militar. Un día antes del golpe de Estado, el parlamento dirigido por el empresario Roberto Micheletti inició una investigación contra el presidente Zelaya por supuestas "violaciones al Estado de Derecho" ante el anuncio de un referendo no vinculante para evaluar las opiniones de la población hondureña con relación a una reforma constitucional. A falta de una operación de bandera falsa como en Paraguay, los actores externos e internos recurrieron al levantamiento de expediente político exprés donde Zelaya estaba "violentando" el Estado de Derecho. La Ley Especial que Regula el Referéndum y el Plebiscito, aprobada ese mismo día, fue la maniobra legal que premeditadamente le sirvió de colchón político y mediático a las fuerzas militares golpistas.

El empresario Roberto Micheletti (del mismo gobernante Partido Liberal del que Zelaya formaba parte), días después, fue nombrado por el Parlamento como presidente de Honduras hasta el 27 de enero del año siguiente, luego de que se "separara oficialmente" de su cargo al secuestrado Manuel Zelaya. Tanto Fernando Lugo como Manuel Zelaya tenían minoría parlamentaria cuando se ejecutaron los golpes. Es la condición clave para que se lleven a cabo, pero no la única. Dato impelable: ambos golpes se dan en un contexto donde Zelaya se acercaba políticamente a Chávez y donde Fernando Lugo gestionaba políticamente la entrada del país al Mercosur. El golpe parlamentario en Paraguay y el golpe militar (con soporte parlamentario) en Honduras logró sacar de la esfera de influencia regional de Venezuela a los dos países.

Golpe parlamentario (en desarrollo) contra Dilma Rousseff

El golpe parlamentario en curso contra Dilma Rousseff es quizás de todos los ejemplos el que más guarda relación con Venezuela después de los resultados del domingo 6 de diciembre, donde la MUD logró obtener 112 diputados. El "escándalo Petrobras" (punto de arranque del golpe) fue el resultado del espionaje de EEUU mediante la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) posteriormente filtrado por Edward Snowden, dirigido especialmente hacia la presidenta de Brasil, altos políticos de su gabinete de Gobierno y directivos de Petrobras: centros medulares del sistema político y económico brasileño.

Las acusaciones sobre corrupción administrativa y corretajes de sobornos que salieron a la opinión pública, más allá de los implicados que han sido sancionados y también más allá de las manipulaciones mediáticas recurrentes en las actividades de espionaje que realiza EEUU, apuntan a generar una base política que legitime el golpe parlamentario contra Dilma, afectando su liderazgo por vías laterales debido a la inexistencia de pruebas sólidas que la impliquen directamente con el caso. Dentro del proceso golpista cabe destacar que el escándalo de Petrobras ("Lavajato"), así como podría involucrar a integrantes del Partido de los Trabajadores (PT), el escándalo también salpica a la totalidad de los partidos políticos, incluyendo el PMDB de Eduardo Cunha, otrora principal aliado del PT, así como al PSDB de Aécio Neves.

La cobertura mediática ha omitido las irregularidades procedimentales en la forma en que han sido juzgados los implicados (todas figuras cercanas a Lula) así como el involucramiento de otros actores políticos en la oposición igual de involucrados en el escándalo.Sin embargo, el sólo hecho de construir un referente mediático de tipo propagandístico lo suficientemente fácil de recordar y reproducir (nacional e internacionalmente) ya es un terreno ganado en términos políticos para los intereses de EEUU en Brasil.

Aunque el presidente de la cámara de diputados del congreso brasileño, Eduardo Cunha (implicado en casos graves de corrupción e imputado por la justicia brasileña por lavado de capitales en Suiza), había dado un paso gigante semanas atrás para autorizar el juicio político contra Dilma Rousseff pedido por los partidos de derecha, hoy ese proceso se encuentra en pausa por posturas encontradas a lo interno de la Comisión Especial de Ética, organismo parlamentario encargado de centralizar las investigaciones contra la presidenta de Brasil. Tanto en el caso paraguayo, en menor medida el hondureño, y en el caso brasileño, los parlamentos firman el último capítulo de un largo proceso que tiene como centro el poder judicial (en el caso brasileño, el Ministerio Público y la Corte Federal de Cuentas). Es allí donde se define el enjuiciamiento presidencial, las metodologías, los tiempos y las pruebas forjadas que servirán de materia prima para que los diputados opositores puedan profundizar el linchamiento a nivel mediático hasta la ansiada firma de la destitución.

Las fuerzas políticas de la derecha definen el escenario y los tiempos políticos en Brasil, el poder judicial sólo se mueve en función de esos intereses malinterpretando a conveniencia las leyes y las "acusaciones" sobre corrupción que va exigiendo la correlación de fuerzas. Sin menoscabo de la gran capacidad operativa de las agencias de EEUU en la preparación y ejecución de golpes parlamentarios, existen condiciones políticas que definieron los tres escenarios planteados en esta nota y que definirán el nuestro: la gente, al momento de arrancar la ofensiva de la derecha vía parlamentaria, no estaba movilizada, politizada y cohesionada como lo está el chavismo. Sus principales dirigentes pensaron que negociando sin demostrar firmeza y audacia ante el momento los libraría de la embestida. Todo lo contrario: el enemigo los vio relajados y aprovechó para darles la estocada final. Lo hicieron. No mantener a los países movilizados en momentos críticos los arrimó a una situación aún más tensa, delicada y difícil de resolver.

En Venezuela

Entendiendo que en cada uno de estos países utilizados como ejemplos el poder judicial juega un papel clave para el golpe parlamentario, en Venezuela también lo jugaría dado que no existe ninguna prerrogativa constitucional que dote a la nueva correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional de elementos técnicos para destituir al presidente Maduro de un plumazo. Aunque este sea el objetivo estratégico, se tienen que producir un conjunto de condiciones políticas que los vaya acercando tácticamente, de ser esa la vía que prevalezca sobre las tendencias actualmente en disputa interna.

Con la mayoría calificada que lograron, podrían remover a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) por unanimidad y colocar agentes que puedan iniciar un enjuiciamiento al presidente, autorizado por la misma Asamblea Nacional que los eligió para supuestamente contribuir a una "justicia independiente", "despartidizada" y que no responda a los "intereses del ejecutivo", sino únicamente a los de la MUD y a los del Departamento de Estado.

Es el Tribunal Supremo de Justicia, según el artículo 266 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el órgano encargado de declarar si hay mérito para enjuiciar al presidente. Ese nuevo TSJ admitiría ese recurso sin esperar que terminen de leer la declaración los diputados de la MUD.

El arranque de un proceso de golpe parlamentario estaría dado en sí por la remoción y posterior colocación de magistrados afiliados a los intereses del enemigo, sino en medio del asedio internacional contra Venezuela, donde estructuras ejecutivas del gobierno norteamericano como el Departamento del Tesoro, la Agencia Nacional de Seguridad, el Departamento de Estado y organismos judiciales como la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, tienen ya el expediente listo para proveer de pruebas forjadas, bodrios propagandísticos e investigaciones fraudulentas y declaraciones a estos nuevos magistrados.

Apelar a causas judiciales poco sustentadas provenientes de entes judiciales o ejecutivos extraterritoriales para iniciar este proceso es inconstitucional, puesto que quedaría en evidencia que el enjuiciamiento al presidente es prefabricado bajo una componenda de intereses políticos antinacionales. El Tribunal Supremo de Justicia debe responder a procedimientos judiciales internos, no porque le dé la gana sino por principio de soberanía legal de la cual es garante. Superar esa franja los podría colocar dentro de ese escenario en posición de golpistas, como los jueces y diputados brasileños y paraguayos.

Así como ellos estudian sus panoramas, también nosotros debemos diseñar los nuestros. Si van por el golpe parlamentario, no se encontrarán con un liderazgo político parecido a los ejemplos aquí citados. Aún con su profunda incontinencia política, saben lo que les depara si cruzan la raya: un chavismo a la contraofensiva.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

No a la guerra no es una utopía

Rebelión. 10 de diciembre de 2015. España Por José Segovia Martín

No es fácil ponerse a escribir, otra vez, sobre un campo de batalla tan minado. Batalla de ideas, entiéndase, que diría Perry Anderson. Una vez más, tenemos la necesidad de afrontar con inteligencia un debate que, por muy inverosímil y artificial que nos parezca, levanta ampollas y enciende sensibilidades.

El detonante de este artículo no ha sido tanto el conjunto de manifestaciones belicistas contrarias a la idea del No a la guerra −que entiendo no merece la pena debatir aquí− como la insistencia de aquellas otras que, sin mostrarse necesariamente contrarias al movimiento pacifista, lo han venido tachando de utópico, extendiendo una percepción indeseada pero, ante todo, no falsable de una solución que ni siquiera ha sido probada, pues el conflicto al que refiere no está resuelto ni ha sido abordado aún por dicha vía.

Ante esta calificación injustificada procede dar una respuesta rápida que enfrente la opinión generada por los medios de masas y no traicionar la memoria histórica, invocar algunos conceptos básicos a los que cualquier ciudadano puede apelar por sentido común y abandonar el territorio de lo arbitrario. Si a lo largo de la historia se ha contrastado que haya un factor determinante en la producción de beneficio social, cultural y demográfico, este es sin lugar a dudas un largo periodo de paz. Obviamente, la ausencia de conflictos armados también produce beneficios económicos en sistemas sanos, si bien, inmersos en un modelo de crecimiento insostenible e irracional, donde la maquinaria belicista se nutre del consumo permanente de armas −aún a cuenta de graves catástrofes humanitarias y ecológicas− es normal encontrar sectores (o países enteros) que saquen beneficio económico del aterrador negocio de la guerra permanente. Así pues, partimos de tres asunciones básicas, para comenzar. La primera, que a la sociedad civil y a los pueblos del mundo les interesa la paz. La segunda, que les interesa un sistema sostenible. La tercera, que solo en un sistema insostenible e irracional tienen cabida prácticas de crecimiento económico basadas en la barbarie.

Ahora bien, no se pretende con lo anterior simplificar el debate, ni obviar la cuestión de si es posible un escenario de paz ante la amenaza terrorista. Lo que ocurre es que para contestar a esta pregunta no podemos partir de la ingenuidad de no echar un vistazo atrás y plantearnos otra. ¿Qué es lo que ha promovido un mundo más hostil y fanático desde comienzo de siglo? Todos consensuaríamos, faltaría más, que el propio totalitarismo genocida de los yihadistas, pero nadie en su sano juicio negaría rotundamente que no haya que buscar causas en la política internacional de los últimos años. ¿Y cómo ha sido esa política? Convendrá en este punto destacar qué intervenciones armadas se han producido en qué países y si estas intervenciones armadas y el incremento de la violencia ha generado una retroalimentación con el terrorismo en dichos países y en el resto del mundo.

Aunque ante los acontecimientos de los últimos días varios medios se han apresurado a citar el nuevo informe del Institute for Economics and Peace (IEP), resulta asombroso observar cómo muchos han omitido publicar parte sustancial de lo que ahí se afirma. Uno de los datos que aporta el texto, y que resulta imprescindible para hablar sobre la efectividad de las políticas llevadas a cabo en los últimos años, es que las muertes por terrorismo han aumentado por nueve desde el año 2000. En 2014 el 78% de las muertes se concentraron en cuatro países -Afganistán, Irak, Nigeria, Pakistán y Siria-, lo que resulta llamativo si consideramos la política de intervención militar en estos territorios desde el 11S. Política que, a tenor de los datos, ha resultado clamorosamente inefectiva para combatir la barbarie. El informe concluye que en los últimos 25 años el 92% de los ataques terroristas ocurrió en países donde la violencia política ejercida por el gobierno se había generalizado, mientras que un 88% de todos los ataques terroristas durante el mismo período se produjo en los países que experimentaban o se veían involucrados en conflictos violentos.

Parece razonable pensar que ante esta situación de caos estructural y, sobre todo, ante la inefectividad de las políticas de intervención bélica para frenar el terrorismo en estos 15 años, lo menos utópico de todo para terminar con la lacra del terror pase por lo que algunos expertos proponen: un acuerdo global para el embargo y bloqueo de los territorios controlados por Daesh, acompañado de un plan de pacificación de la zona. Es muy recomendable en este sentido echar un vistazo al análisis que propone Luis Gonzalo Segura sobre la enorme trama de intereses contrapuestos en Oriente Próximo y también los últimos artículos de Santiago Alba Rico sobre el asunto.

Y es que, ¿acaso alguien ha dicho que este sea un problema fácil de resolver?, ¿que se deba dejar masacrar a la población inocente por fanáticos terroristas? Desde luego las ideas que han intentado plantear alternativas van más bien por cortar definitivamente cualquier financiación de Daesh, facilitar corredores humanitarios que permitan la liberación de población civil y establecer fuerzas de paz en la zona. Siempre y en todo caso, la alternativa lo que está proponiendo es una solución al terrorismo que no pase por la guerra permanente, por la barbarie. Si fuera la solución más parsimoniosa −o simple− acabar con el terrorismo a bombazos, cometeríamos el error de asumir que su origen tiene una naturaleza sencilla. Sin embargo, en la multiplicidad de escenarios posibles no cabe una solución que pueda calificarse de más o menos sencilla o de más o menos compleja. Sencillamente, no hay solución utópica en la alternativa a las bombas si la comparamos con la salida bélica. De hecho, esta última solución ya está siendo falsada en un experimento a tiempo real, y de su inoperancia puede sustraerse que sería netamente utópica, es decir, no científica, si no fuera porque la utopía está cargada de una nítida connotación deseable y las bombas no.

Por desgracia a menudo se califica irracionalmente de utópico a lo que es por el contrario una alternativa no utópica, científica y posible, para solucionar un problema. En ocasiones nos vemos traicionados demasiado pronto por los estados de opinión, por la necesidad de posicionarnos éticamente y a toda velocidad ante la vorágine mediática, la cual es en parte responsable del aceleramiento insostenible y consumista de nuestra sociedad. Conviene, sin duda, tomarse un minuto para pensar si es tan irracional y utópico enfrentar el fanatismo desde la posición más pacífica posible. El lenguaje, una vez más, será el gran enemigo a batir estos días en los medios.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

Contra el terrorismo y frente a los partidos de la guerra

El Diario. 5 de diciembre de 2015. España Por Marina Albiol*

El enemigo nos acecha, un presagio oscuro amenaza nuestras vidas y nuestra democracia. El terrible asesinato llevado a cabo por terroristas yihadistas en París ha servido para desatar todos los miedos atávicos. El miedo es con seguridad el sentimiento más fuerte de la especie humana. Es un sentimiento que nos ayuda a sobrevivir, pero que cuando se convierte en pánico, en locura, nos dirige directos al abismo. Pareciera que el horror que acabamos de padecer nos hace caer en las trampas de la sinrazón. Ni es el primero (11M, 7J, Charlie Hebdo) y tampoco será el último, y esa certeza es decisiva en la psicología de masas.

La mentira más consistente es aquella que se construye a partir de algo verdadero. Y el terrorismo que traspasa las fronteras es un hecho incontestable que, con su muerte irracional, provoca miedo y hace sentir la necesidad de dar una respuesta.

Pero ahí acaba la verdad. Todo lo demás es mentira. Es falso que con la guerra se acabe con él. Es atroz defender que asesinando población civil en Afganistán, Irak, Palestina, Siria o Yeme se acabe con el terrorismo. Es infrahumano relacionar terrorismo con refugiados y diversidad cultural.

Cuando las acciones terroristas se convierten en un fenómeno permanente nos revelan la existencia de una sociedad enferma que incuba el odio y la desesperación a través de la desigualdad, la miseria y la guerra. Más miseria, más guerra y menos derechos democráticos no harán sino acrecentar el problema. Cada acción bélica contra la población civil -es decir, todas las acciones bélicas- es el embrión de nuevos potenciales terroristas que tienen ya a quién vengar, que han sufrido en su carne la barbarie y entran en la espiral de la irracionalidad.

La terrible verdad es que son esos pueblos los que padecen un infierno. Por un lado sufren las consecuencias más brutales del terrorismo yihadista con miles de muertos. A ello se le suman los muertos por las intervenciones belicistas de los países occidentales y sus aliados. Y, finalmente, mueren en el Mediterráneo y nuestras playas al intentar escapar del horror.

Pero además, el terrorismo yihadista tiene un origen y unas causas. Fue el imperialismo de Estados Unidos lo que nutrió a los primeros monstruos en su fase inicial, en Afganistán. Ha sido el imperialismo con su brazo armado, la OTAN, lo que sembró el caos en Irak o en Libia. Ha sido ‘Occidente’ quien ha respaldado al régimen criminal sionista en Israel y ha consentido las matanzas en Palestina y quien tiene, también, la responsabilidad directa en una operación en Siria que ha multiplicado el caos y la desintegración.

Es muy fácil contaminar un depósito de agua, basta con verter una pequeña cantidad de un producto tóxico. Sin embargo, descontaminar el agua es un proceso lento, complejo y costoso.

De todas las mentiras que nos cuentan, sin duda la más grande, la más dañina, es la de hacernos creer que la seguridad tiene el precio de cercenar la libertad. Ese es el germen del autoritarismo, de la xenofobia, del nacionalismo patriótico más rancio y del militarismo. Y supone renunciar a lo único que realmente puede elevar al ser humano: las libertades democráticas.

Salvo Izquierda Unida, todos los partidos han acudido a la llamada de Rajoy, de “nuestro Gobierno”. Van a discutir con el partido de la guerra la forma de apagar los incendios. Pero mejor que “nuestro Gobierno”, debiéramos decir “su Gobierno”, el de la OTAN, el de las multinacionales, el de la gran banca, el de las petroleras, el de las empresas extractivas de minerales. Porque son ellos, no nosotras, quienes nos han conducido a las guerras, quienes venden las armas y quienes obtienen los beneficios. Y eso les incapacita para luchar consecuentemente por la paz y contra el terrorismo.

La libertad engendra libertad y la limitación de los derechos democráticos y la guerra sólo engendran una sociedad autoritaria al servicio de una minoría. Por eso debemos elevar la voz de nuevo para proclamar ¡No a la guerra, no en nuestro nombre!

El paso más eficaz que podemos dar para erradicar el terrorismo yihadista es acabar con los gobiernos de Europa que están dirigidos por los partidos de la guerra.

Selección en Internet: Aida Mirabal García

*Diputada de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo.