Portal:Panorama Mundial/RESUMEN SEMANAL/2020-01-19


Sumario

POLÍTICA

Asamblea Nacional de Venezuela renueva su directiva sin Juan Guaidó (Misión Verdad)

Venezuela inicia el año parlamentario correspondiente a este 2020 con la elección de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional (AN), la cual, aún permanece en desacato y desconocimiento frente a los demás poderes del Estado venezolano.


Sin embargo y pese a su status jurídico de nulidad de sus actos, los eventos alrededor de dicho parlamento no dejan de ser relevantes para la política venezolana. Este domingo 5 de enero se ha consolidado un quiebre significativo en su estructura mediante la elección de Luis Parra, quien formara parte del partido opositor Primero Justicia, como Presidente de esta instancia.


Franklin Duarte del partido socialcristiano Copei fue también juramentado como primer vicepresidente, seguido de José Gregorio Noriega, de Voluntad Popular, en la segunda vicepresidencia. Como Secretario del parlamento quedó Negal Morales del partido Acción Democrática.


Mediante esta elección, al menos en términos administrativos, concurre el fin de la gestión del Diputado Juan Guaidó, quien esperaba ser ratificado en el cargo y que a expensas de este, se autoproclamó “Presidente interino” de Venezuela en enero de 2019, convirtiéndose así en un factor clave para la consolidación de un gobierno paralelo, abiertamente apoyado por Estados Unidos y otros países alineados a Washington.


La elección de Luis Parra tampoco ha estado exenta de polémicas. Señalada su legitimidad desde varias direcciones, su elección es resultado de eventos que tuvieron lugar este 5 de enero, pero también por otros que tenían meses consumándose y que eran ampliamente conocidos en la vida política venezolana, uno de ellos, es la inocultable fractura entre partidos y figuras de la oposición venezolana, proceso que se aceleraría desde el ascenso de Guaidó.


El quórum parlamentario, las puertas del hemiciclo y la elección de Parra


Desde la madrugada de este domingo las puertas de la sede parlamentaria venezolana se encontraban custodiada por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), instancia encargada de brindar seguridad a dicha sede ante la probable eventualidad de hechos de conmoción.


Sin embargo, el acceso al hemiciclo fue restringido, mediante la aplicación de la GNB de los criterios de inhabilitación política dirigida contra varios funcionarios diputados opositores que en los últimos años han sido señalados por la Contraloría General de la República de estar incursos en actos de presunta corrupción y, también por instigar la injerencia externa en Venezuela, delito plenamente tipificado en la Constitución venezolana.


Para un evento tan significativo, como sería la elección de la directiva parlamentaria, se dispuso la aplicación de la inhabilitación contra algunos de estos diputados y la solicitud de credenciales a los parlamentarios asistentes.


Sin embargo, trascendieron palabras del diputado antichavista Williams Dávila, quien si entró al hemiciclo. El parlamentario apareció en un video afirmando que “solamente al diputado Calzadilla y al Diputado de Amazonas (Romel Guzamana) no los dejaron entrar, del resto todos hemos entrado. Están los respectivos suplentes de los Diputados… Tenemos todo bien precisado” indicó.


Entretanto, el diputado Juan Guaidó fue grabado en las afueras, pero dentro del área del hemiciclo, del otro lado del piquete de seguridad, sin entrar a la sesión parlamentaria. Según el Diputado Francisco Torrealba del Partido Socialista Unido de Venezuela, Guaidó se resistió a entrar a la sede para no instalar la sesión, “dada la falta de votos” para ser reelecto.


Según el diputado Luis Parra, 140 diputados estaban en la sede parlamentaria al producirse su elección y además declaró que 81 diputados aprobaron su nombramiento.


La composición política que dio forma a esta nueva directiva, tiene a diputados antichavistas, gran parte de ellos diputados suplentes, integrantes de los principales partidos de la oposición, así como a otros diputados opositores independientes y de pequeños partidos, los cuales se sublevaron contra Juan Guaidó y las cúpulas de sus organizaciones en los últimos meses.


Para hacer efectiva la elección de Parra, este también contó con los votos de los diputados chavistas. El señalamiento de los diputados chavistas para dar su voto a una directiva opositora, se basó en que este grupo de diputados “aunque son opositores, no están bajo el mando de Estados Unidos”, dijo Francisco Torrealba.


Durante la juramentación, Juan Guaidó protagonizó una escena que inmediatamente dio la vuelta al mundo. Se le vio vestido con un traje azul intentando trepar sobre un enrejado, luego de que saliera nuevamente a las afueras del área del hemiciclo para entrar, pero pasando sobre el piquete.


El ministro de Comunicación de Venezuela Jorge Rodríguez, ridiculizó el fallido salto de Guaidó y refirió como opositores como Stalin González primer vicepresidente saliente del parlamento y como otros conocidos diputados, entre ellos el expresidente de la AN Henry Ramos Allup, si entraron por la puerta.


Según Luis Parra “A Guaidó nadie le impidió entrar al hemiciclo de sesiones” y aseguró que la supuesta mayoría que apoyaría la reelección de Guaidó, gran parte de ellos “no hicieron acto de presencia en el hemiciclo” sino que permanecieron en sus afueras, lo cual deja claro de que el argumento del ingreso "no permitido", se trató de una farsa del saliente presidente del parlamento y algunos de sus diputados acólitos.


Sobre el mecanismo de elección ante la ausencia de Juan Guaidó, el Diputado Francisco Torrealba explicó: “hoy fuimos testigos de un hecho inusual, pero que era previsible. Guaidó no tenía los votos necesarios y por eso se negaba a instalar la sesión. Nosotros aplicamos en forma analógica lo que dice el Reglamento de Interior y Debates… Se votó por separado y resultó electo Luis Parra… Es la primera vez que en la oposición venezolana se evidencia la fractura que existe, y con esa fractura nosotros creemos que podemos hablar…” indicó.


La fractura profunda de la oposición venezolana como causa


La elección de Luis Parra profundiza y da un matiz exacto a la división entre los antichavistas, la cual puede considerarse profunda y transversal. Ya no se trata solo de las diferencias entre partidos, ahora les asaltan las disputas entre integrantes de los mismos partidos políticos, tal como puede definirse mediante los eventos que desembocaron en la elección de Luis Parra y a los diputados que le acompañan en la directiva. Fueron electos por integrantes de las principales toldas antichavistas, las cuales, en teoría, apoyaban a Guaidó.


El punto de inflexión que signó el surgimiento de esta fractura, es el propio ascenso de Guaidó, mediante auspicios estadounidenses y en pleno favor al partido Voluntad Popular en detrimento de las demás facciones. Dicho evento significó en 2019 el apresuramiento de presiones económicas contra Venezuela, el desgaste de la legitimidad opositora y al mismo tiempo, el flujo de ingentes cantidades de dinero estadounidense con destino a dichos dirigentes, dinero que desató una euforia corrupta que fue señalada por varios grupos dentro de la propia oposición venezolana.


Los sonados casos de corrupción de Guaidó y sus acólitos, sobre la “Ayuda Humanitaria”, sobre los bienes confiscados a la República en el extranjero con CITGO en primer orden y el conocido evento de destitución de Humberto Calderón Berti de su cargo de “Embajador” en Colombia, dieron pie a que se hicieran evidentes las rupturas profundas.


En simultáneo al desplazamiento de la oposición venezolana al extranjero, a la pérdida de legitimidad de Guaidó, al desgaste de otros cabecillas dirigentes, fue tomando cuerpo cada vez una disidencia opositora que ahora, conjuntamente con votos chavistas, han tomado la directiva del parlamento.


El Diputado José Brito, integrante de “la rebelión de los suplentes”, quien denunciara a Guaidó de corrupción y fuera proscrito de su partido por ello, declaró en la mañana del domingo 5 que "este año (2019) ha sido un fracaso para la AN como poder legislativo autónomo. Guaidó abandonó por completo la autoridad parlamentaria para consolidar una estructura de poder personal".


El chavismo, por su parte, aprovechó la diatriba votando por opositores, para también intentar políticamente desbloquear la falta de interlocución política y el encallo institucional en Venezuela, que se profundizó mediante la directiva de Guaidó, la cual se caracterizó por su gestión envalentonada y perturbadora, a causa de su posición subordinada a Washington.


Las reacciones y el callejón sin salida


El ascenso de esta nueva directiva parlamentaria pone en un callejón sin salida a la agenda de la Administración Trump para Venezuela, o al menos reviste una bifurcación de la política interna que será complicada de gestionar para los halcones de Washington.


Michael Kozak, Subsecretario Interino para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, condenó este domingo el nombramiento de Luis Parra como el nuevo presidente de la AN. A juicio del burócrata estadounidense “Juan Guaidó permanece como presidente interino de Venezuela bajo su constitución”, calificando la elección de Parra como una “farsa” que además “carece de quórum y no cumple con los estándares constitucionales mínimos”.


Entretanto el Senador estadounidense Marco Rubio, uno de los principales articuladores de la estrategia “Guaidó” para Venezuela indicó que “en Venezuela, el régimen de Maduro ha asaltado el edificio de la AN, impidiendo la entrada de Juan Guaidó y legisladores de la oposición para evitar que el voto de hoy reelegía a Guaidó como presidente”, publicó en Twitter.


El unísono de estos pronunciamientos, el Grupo de Lima emitió una declaración desestimando la elección de Parra y señalando el desconocimiento a la presencia parlamentaria en el hemiciclo este domingo, en una clara alineación con la burocracia estadounidense. Se espera también una posición similar desde la Unión Europea.


En efecto, para sectores específicos de la conjura contra Venezuela, el cese de la “era Guaidó” significaría un revés importante para el entramado de relaciones que se han tejido alrededor del Diputado como figura clave para el flujo de recursos e imposición de lobbys.


A finales de 2019 Namita Biggins vocera del Departamento de Estado estadounidense, ratificó la postura de la Administración Trump. “Lideramos el esfuerzo para la comunidad internacional y ahora hay más de 60 países que reconocen a Juan Guaidó como el presidente interino de Venezuela” indicó, agregando que durante 2019 “el gobierno de Estados Unidos ha dado más de 650 millones de dólares hacia la asistencia humanitaria, no solo dentro de Venezuela sino también para apoyar a 16 países vecinos”, dijo.


De allí que lo que se encuentra en discusión en Venezuela, no es exclusivamente la directiva del parlamento, sino el punto medular de una estrategia política de desplazamiento del chavismo y cúmulo de intereses sobre los cuestionados recursos que Estados Unidos ha destinado para Venezuela.


Guaidó se autojuramenta, nuevamente


La jornada del 5 de enero no terminó en el hemiciclo venezolano, de hecho se trasladó a la sede del diario antichavista venezolano El Nacional, adonde Juan Guaidó convocó una sesión donde terminó, nuevamente, autoproclamado Presidente del parlamento y por la investidura de ese cargo, en consecuencia, “Presidente interino de Venezuela”.


Fuera de la sede del parlamento, sin quórum y con la “presencia” de Diputados vía online, es decir, en plena contradicción con el Reglamento de interior y debates de la AN, Guaidó relanzó su nombre al cargo y se autoproclamó presidente del parlamento unicameral y de la presidencia venezolana, dejando nuevamente en incertidumbre los destinos institucionales del país, ahora, siendo también presidente paralelo del parlamento, un hecho que, tal como su “presidencia interina” írrita, no tiene precedentes en la vida política venezolana.


Este último evento parece indicar que la continuidad de la agenda de Trump para Venezuela mediante la presidencia artificial de Guaidó, se consolida como única estrategia pese a sus fallidos resultados durante el 2019.

El 2019, el año de la movilización social en Latinoamérica (Crónicas para la paz)

Fernando Alexis Jiménez*


El 2019 se constituyó en uno de los años más relevantes para la movilización social en Latinoamérica. Se extendió como una llama incontenible, despertando el león dormido de la inconformidad que por muchos años estuvo reprimida. Fue así como afloraron diferentes expresiones populares como los indígenas, dirigentes comunales, agrarios, estudiantes e, incluso, indiferentes, aquellos que por mucho tiempo se mostraron ajenos a la realidad social. Un año para recordar y el anticipo de lo que será el 2020 en las calles de diferentes países.


Un aspecto relativamente novedoso fue la utilización de las redes sociales que, sin ninguna barrera para tener un alcance ilimitado, convocó a los manifestantes en todas las naciones. Y digo que relativamente novedoso, porque su fuerza incontenible se hizo sentir en la primavera árabe.


Quienes vivimos la época de los ochenta, recordamos lo dispendioso que eran jornadas enteras pegando carteles, al amparo de la noche, para convocar marchas, y el riesgo que representaba salir a distribuir hojas volantes.


Aunque expresarse es un derecho inalienable de los pueblos, aquella fue una época de semi clandestinidad en la que más de un promotor de las protestas terminó en una estación de policía. Ahora las cosas son distintas. Basta una cuenta en WhatsApp, Facebook, Twitter o Instagram, utilizadas por muchos para subir mensajes triviales, para enviar desde allí un mensaje que convoca. Gratis, fácil, sencillo pero eficaz.


ECUADOR LOGRÓ REVERSAR CARGAS IMPOSITIVAS


Los brotes de inconformidad por las cargas impositivas anunciadas por el presidente Lenin Moreno, iniciaron en marzo del 2019, pero maduraron en octubre con protestas que aglutinaron millares de personas en Quito, Guayaquil y otras ciudades ecuatorianas. Obreros, estudiantes e indígenas se tomaron las calles y bloquearon carreteras esenciales en la geografía nacional. Ríos humanos pusieron a temblar al gobierno.


Y como había que encontrar un “chivo expiatorio”, el presidente culpó a Rafael Correa y a sus seguidores, desconociendo que la rabia contenida por la injusticia terminó convirtiéndose en el principal combustible de las marchas.


Pese a la presión del Fondo Monetario Internacional, el presidente Moreno debió reversar sus medidas. Dialogó cuando medió la muerte de un centenar de personas y más de 1 500 heridos, entre ellos, miembros de la fuerza pública. Personalmente creo que no fue una negociación exitosa, pero sirvió de precedente para frenar futuros desmanes en materia fiscal que pretenda liderar el gobierno.


EN CHILE NO CESA EL DESCONTENTO SOCIAL


Con el 2019 cerraron dos meses de protestas que amenazan con proseguir en Chile, porque la convulsión social no cesa pese a la aparente calma de la que hace gala el presidente, Sebastián Piñera, tras reversar medidas que alimentaron la inconformidad. Pese a ello, persiste el descontento social por la desigualdad que plantea el modelo económico del país.


La nación austral batió el récord con una participación de 1.5 millón de personas que se concentraron en Santiago, el 25 de octubre. Las protestas se han ido espaciando, pero persisten y se retomarán en enero, tal como lo anunciaron los organizadores, que no consideran una respuesta a sus necesidades el anuncio del presidente Piñera sobre el aumento salarial en hasta 350 mil pesos chilenos—cerca de 435 dólares–. Lo consideran un paliativo que no resuelve nada.


Latinoamérica ha retomado la protesta social como la vía para evitar medidas impositivas planteadas por los gobiernos de varios países a instancias del FMI.


UN GOLPE DE ESTADO LEGITIMADO POR LA DERECHA BOLIVIANA


La derecha boliviana aprovechó cierto grado de inconformidad por la reelección del presidente Evo Morales, que suele ocurrir en todo proceso electoral, y construyó un gigante en el imaginario de los latinoamericanos para orquestar una fuerte presión, de cara a la renuncia del mandatario. No fue una renuncia voluntaria sino la conclusión de una cadena de hechos que sentaron las bases de un golpe de Estado.


Lo que siguieron fueron movilizaciones populares que no compartieron la jugada de los sectores que se hicieron con el poder. Las protestas fueron reprimidas por la fuerza pública a instancia de la presidenta interina, Jeanine Añez, quien asumió el 12 de noviembre haciendo acopio de subterfugios constitucionales.


Pese a la aparente calma, lo más seguro es que sectores afectos a Evo Morales retomarán las movilizaciones, soporte para que vía electoral, se retome el poder por parte del Movimiento al Socialismo. También en Bolivia la protesta social ha sido protagónica.


UN PARO QUE NO TERMINA EN COLOMBIA


El Paro Nacional del 21 de noviembre, en Colombia, marcó una de las más grandes movilizaciones sociales en la historia nacional. Un hito sin precedentes que estuvo signado por la participación de todos los sectores. Obreros, estudiantes, campesinos, indígenas, dirigentes populares y—lo más importante—los indiferentes, se sumaron a la toma de las calles.


Diciembre con todo su esplendor de trivialidad, no logró apagar las protestas que se han multiplicado de múltiples formas: conciertos como el del 8 de diciembre en Bogotá y otras ciudades y el de Medellín. También la protesta se ha alimentado de plantones, cacerolazos, jornadas de antorchas y múltiples formas de decir que la inconformidad sigue latente.


De la mano con esta movilización sin precedentes, aumentó entre noviembre y diciembre, el asesinato de líderes sociales, así como las amenazas de muerte contra quienes se consideran baluartes en la organización de las protestas. La cantante folclórica Adriana Lucía, es una muestra de la intolerancia de las fuerzas oscuras que siguen haciendo presencia en la geografía colombiana. Los defensores de derechos humanos no han sido ajenos a este drama. En los últimos 30 días murieron 23 de ellos, a manos de sicarios.


Los organizadores de las movilizaciones a nivel nacional y en los territorios, anuncian que las jornadas proseguirán a mediados de enero.


Califican de demagógico el Diálogo Nacional emprendido por el presidente Iván Duque, el cual desconoce sistemáticamente el petitorio recogido por las diferentes expresiones sociales, que se consigna en 104 puntos específicos. El gobierno colombiano considera inviable negociar, prefiere la continuidad del descontento social que se traduce en protestas callejeras.


UN 2020 DE MOVILIZACIONES


Si el presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, retoma sus medidas impositivas; el presidente chileno, Sebastián Piñera no propone soluciones de fondo; la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez pretende hacer de las suyas en las elecciones y el presidente colombiano, Iván Duque, persiste en su renuencia a escuchar el clamor popular, lo más seguro es que el 2020 arrancará con movilizaciones que marquen la historia latinoamericana.


Un hecho para resaltar lo representa la participación de quienes, por años, se han mantenido al margen de las protestas. Ahora y de forma progresiva, han ido tomando conciencia de que la única forma de poner freno a las injusticias, es saliendo a las calles a decir ¡Basta ya!


  • Periodista colombiano.

¿Quién es Arturo Murillo? (Página 12)

Cuando asumió como ministro de Gobierno anunció que iba a salir de “cacería” contra prominentes figuras del MAS como Juan Ramón Quintana, hoy asilado en la Embajada de México


Gustavo Veiga*


Le dicen el Trompo Murillo por su pasado como corredor de autos. Supo representar a su país en el exterior donde también le gusta hacer excursiones en moto.


Hoy ya no da vueltas por las pistas, pero sí, como ministro de Gobierno del régimen golpista de Jeanine Áñez, acaba de hacer un tour por Estados Unidos buscando la legitimidad política que le falta a su presidenta para conseguir adhesiones de funcionarios de segundo orden.


Es el hombre duro del Gabinete o, al menos, presume de serlo. Alineado por completo con EEUU, cuando asumió su cargo anunció que iba a salir de “cacería” contra prominentes figuras del MAS como Juan Ramón Quintana, hoy asilado en la Embajada de México.


Nacido en Cochabamba, lo guía una aversión especial hacia el exmandatario. El 27 de diciembre festejó su cumpleaños 56 en el puesto desde el cual, por momentos, parece transformarse en canciller o en el encargado de Defensa.


Algún día deberá rendir cuentas por las masacres de Senkata y Sacaba. Su dialéctica beligerante contra la ahora oposición solo es comparable con la de su colega de Comunicación, Roxana Lizárraga.


Empresario hotelero, casado dos veces y con una hija, Arturo Murillo supera en protagonismo hasta a la presidenta Áñez. Incluso por su propia función –donde tiene a cargo la política interna, seguridad, migraciones y hasta el servicio penitenciario– ha desplazado del centro de la escena a Luis Fernando Camacho, el líder cívico que profesa ideas semejantes a las suyas de mano dura.


Murillo llegó a la política cuando lo convocó el excandidato a presidente y millonario Samuel Doria Medina, referente de Unidad Nacional (UN), la fuerza por la que podría postularse nuevamente.


Fue diputado y senador, cargo este último desde el cual mostró una postura misógina y contra los derechos de las mujeres.


Cuando se discutía en el Congreso un artículo del Sistema Penal que incluía el tema del aborto declaró: “mátense ustedes, mátense las mujeres que dicen que quieren hacer lo que les da la gana con su cuerpo, háganlo, suicídense, pero no maten una vida ajena, no es su vida”.


El ministro de facto, una especie de Torquemada de estos tiempos, es el mismo que se mostró exultante cuando el 18 de diciembre difundió la “orden de aprehensión” contra el expresidente por sedición, terrorismo y financiamiento del terrorismo, delitos que le imputa el régimen de Áñez para cercarlo judicialmente y mantenerlo fuera de Bolivia.


Murillo ha subido tanto el perfil que, incluso, se superpuso con algunas atribuciones a la canciller Karen Longaric, de ascendencia croata como él. El segundo apellido del ministro de Gobierno es Prijic.


Este mes hizo una gira por Estados Unidos en la cual se reunió con representantes de cada uno de los organismos que Evo Morales había expulsado de Bolivia o cuestionaba por su papel injerencista.


Se mostró en fotografías con Mauricio Claver-Carone, director para Latinoamérica del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca. También se encontró con el Consejo de las Américas, al que le explicó el proceso electoral en curso y pidió que intercediera por inversiones.


Como no podía ser de otra manera, dialogó con John Barsa, funcionario de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid por sus siglas en inglés), una organización fachada de la CIA que llevaba seis años fuera de Bolivia.


Su visita a EEUU se completó con dos reuniones: en la Cidh y en la OEA con su secretario general, el uruguayo Luis Almagro, a quien le arrancó una declaración de compromiso con el proceso electoral boliviano.


Los favores que pidió los pagó con otros favores.


Además del automático alineamiento que pregona con el Gobierno de Donald Trump, Murillo –quien tiene a su cargo la Dirección General de Migración– anunció el pasado 20 de diciembre que los ciudadanos de Estados Unidos e Israel “ya no deben presentar visa o autorización por turismo o visita para su ingreso a territorio boliviano y que podrán hacerlo portando su documento de identidad vigente”.


Áñez refrendó por entonces que el anuncio se hacía porque los viajeros de esos dos países “siempre han contribuido grandemente al desarrollo del turismo y de las inversiones en todas las regiones de Bolivia”.


El carácter beneficioso de esta norma para esas nacionalidades no se compara con las declaraciones que Murillo realizó contra los organismos de derechos humanos que visitaron Bolivia.


Cuando fueron a recoger testimonios de las víctimas de las masacres cometidas por el gobierno, dijo de los abogados, sindicalistas y militantes argentinos: “que anden con cuidado, los estamos mirando, los estamos siguiendo”. No fue un buen anfitrión en esa oportunidad.


El celoso Ministro del régimen golpista, quien gozaría con ver detenido a Morales, tampoco es un político de trayectoria muy prolija.


En mayo del 2016, cuando fungía como senador, un tribunal lo condenó a dos años de prisión por falsificar su libreta militar para habilitarse como legislador y aspirar al cargo de alcalde de Cochabamba en el período 2006–2011. Nunca fue preso. Ahora él pide penas de cárcel para decenas de funcionarios del depuesto Gobierno de Evo.


Cuando habló de salir de cacería se justificó porque dijo que los consideraba “animales”, como a los venezolanos y cubanos que vivían en Bolivia hasta que se produjo el golpe de Estado.


  • Periodista y escritor argentino

¿Tres años más de Bolsonaro? (Rebelión)

Emir Sader*


Los golpes de la guerra híbrida tienen, entre sus rasgos específicos, el mantenimiento de la apariencia de cierto grado de normalidad institucional. De ahí su reiteración de que no hubo golpes ni en Brasil, ni en Bolivia. Y de ahí el intento de mantener el calendario electoral, como se hace, en principio, en Brasil, en Ecuador y como se promete hacer en Bolivia.


Las elecciones en Argentina apuntan en esa dirección. A pesar de la puesta en práctica de la persecución contra Cristina Kirchner, se celebraron elecciones y la restauración neoliberal de Mauricio Macri fue derrotada, en gran medida por los efectos nefastos de esa política económica.


Esa persecución sigue en Ecuador contra Rafael Correa, pero en principio habrá elecciones presidenciales en el país y las fuerzas vinculadas al expresidente son favoritas. En Bolivia la autodenominada presidenta del país tiene dificultades para mantener el calendario electoral, siendo el MAS la fuerza favorita. En Brasil tiene que haber elecciones presidenciales en el 2022, en las cuales, al igual que hace un año, Lula es favorito para ser elegido de nuevo presidente del país.


En el caso de Brasil, a pesar de los intentos de la Rede Globo de propagar supuestos índices de algún tipo de recuperación económica, los balances del primer año del actual Gobierno son absolutamente negativos, empezando por la recesión económica.


El síntoma más claro es el unánime rechazo a Bolsonaro como presidente que se aprecia en los medios de comunicación. Su forma de actuar, de reaccionar a las críticas que recibe, empezando por las que les hacen los propios medios de comunicación, sus comportamientos groseros y torpes para dirigirse a quienes considera sus adversarios, la multiplicación de conflictos, la arbitrariedad con que actúa, los intentos de encubrir denuncias graves contra sus hijos –de corrupción, por un lado, de implicación en la muerte de Marielle por otro.


En definitiva, siguiendo los pasos de Trump, Bolsonaro, desde el comienzo de la campaña electoral, le ha declarado la guerra a los medios de comunicación, con la diferencia de que el de Trump es un Gobierno que para lo que se propone es eficiente y tiene el apoyo firme de su partido.


Sin embargo, en el caso de Brasil, los conflictos han llegado hasta el partido creado para la campaña del actual presidente, hasta el punto de que él mismo junto con sus hijos y sus seguidores más fieles han abandonado ese partido, pero hasta ahora no ha logrado fundar uno nuevo, no pudiendo concurrir a las elecciones municipales de octubre del 2020. Ni siquiera está en condiciones de mantener la mayoría en el Congreso.


El país se pregunta si tiene condiciones para seguir en la presidencia de Brasil por más tiempo. Más difícil todavía: ¿está en situación de poder permanecer en la presidencia durante tres años más, hasta las elecciones presidenciales del 2022? ¿Qué pasará con el país?


Algún tipo de recuperación económica podrá apreciarse a lo largo del 2020, después de un año de recesión sería normal. ¿Pero será suficiente para que el Presidente recupere prestigio, legitimidad?


El gran empresariado ya ha demostrado que lo apoya independientemente de lo que haga, siempre que mantenga una política económica ultraneoliberal que es lo único que les interesa.


No importa que el prestigio de Brasil en el mundo esté en su nivel más bajo, peor incluso que como lo dejó Temer. No importa el avasallamiento de los derechos de la gran mayoría de la población. No importa el desmantelamiento del Estado.


Tampoco le importa a gran parte de los evangélicos, sus fieles seguidores en las posiciones más extremistas y sectarias del Gobierno. Conforman con el gran empresariado la minoría en el país que sigue firme con el Presidente actual. Los pobres –la gran mayoría de los brasileños-, las mujeres, los nordestinos, son quienes más lo rechazan, sumando a la mayoría de los brasileños.


Columnistas de los medios de comunicación, incluso de la Rede Globo, empiezan a opinar que la falta de decoro de Bolsonaro es un motivo para someterlo a un impeachment.


Pero es una operación delicada para la derecha, porque Bolsonaro mira hacia Temer, quien fue detenido cuando dejó la presidencia, y se da cuenta de su fragilidad y la de sus hijos sin el amparo de la presidencia. Resistirá todo lo que pueda.


Como todavía hay quien lo apoya en el Congreso, al día de hoy no existe una mayoría de 2/3 para echarlo del gobierno, lo que incluso sería mejor para la propia derecha –gran empresariado y medios de comunicación-, ya que el actual Vicepresidente no alteraría la actual política económica.


Bolsonaro habla de las elecciones del 2022 como si él fuera candidato a la reelección, designando a Sergio Moro como su vice ideal. Las encuestas demuestran que el enfrentamiento se daría entre él y Lula.


Tres años son muchos años para que el país siga así. Además, Lula libre y circulando por todo el país, catalizando el desgaste del Gobierno, especialmente por las consecuencias nefastas para la gran mayoría de la población, generará una situación explosiva.


El favoritismo de Lula para ganar en primera vuelta en el 2018 confirma el potencial que la propuesta de lo que él representa para el país tiende a consolidar un consenso mayoritario alrededor suyo.


Brasil es una gran interrogante para los brasileños y para los latinoamericanos. Tres años es mucho más que nada, es un tiempo excesivo para un país que ya arrastra la crisis más prolongada y profunda de su historia desde hace cinco años. ¿Brasil retomará el camino de la construcción de un país más justo y solidario o seguirá una vía que nadie sabe hacia dónde lo puede conducir?


  • Sociólogo y politólogo brasileño; coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro

Gran año para Trump: 70 mil niños migrantes detenidos, 5,748 citas falsas, 394 tiroteos masivos… (Por Esto!)

OpenDemocracy


El 2019 fue un año importante para el 43 presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Aunque no fue bueno para migrantes, tampoco en materia de seguridad, ni en lo referente a la credibilidad del mandatario, quien solo en 2019 ha hecho más de 5 mil 748 declaraciones falsas o engañosas y ha subido más de 7 mil 270 tweets, en su mayoría exageraciones y ataques despiadados, en un show continuo que consigue marcar la agenda mediática de manera efectiva.


En 2016, Donald Trump se lanzó a la carrera presidencial en Estados Unidos con el lema de campaña “Make America Great Again” (Hagamos grande a América otra vez), una apelación nacionalista y populista a un pasado mítico, cuando los estadounidenses blancos dominaban el mundo y China no existía.


Cuando falta todavía un año para las nuevas elecciones, Trump presentó su candidatura a la reelección en Florida ante miles de seguidores, anunciando que el lema de su nueva campaña será “Keep America Great” (Mantengamos grande a América), implicando que ya consiguió lo que se proponía haciendo grande a América, y que ahora hay que conservarla así.


Solo en 2019, ha hecho más de 5 mil 748 declaraciones falsas o engañosas y ha subido más de 7 mil 270 tweets, en su mayoría exageraciones y ataques despiadados, en un show continuo que consigue marcar la agenda mediática de manera efectiva. En su hoja de servicio también está el haber llevado a casi 70 mil niños migrantes a centros de custodia gubernamental, mientras ha habido 394 tiroteos masivos en el país, según la página NowThis Politics.


A pesar de estas cifras escandalosas, su tasa de aprobación se ha mantenido relativamente estable durante todo 2019. Según la última encuesta Gallup, en noviembre era de un notable 43 por ciento teniendo en cuenta lo controvertido de su figura. Entre partidarios de los Republicanos, el 90 por ciento está contento con su gestión, y el 38 por ciento de los independientes también están satisfechos con su presidencia hasta ahora.


Pero la polémica alrededor de su presidencia es continua, y ha desembocado ahora en un debate sobre un posible impeachment (destitución) del presidente Trump debido a conductas criminales e inapropiadas, en un intento de decantar a su favor las próximas elecciones presidenciales. ¿Que nos aguarda en el último año con Trump? ¿Qué puede ocurrir con el impeachment?


2019 Y LA GESTIÓN DE TRUMP


El presidente Trump se declara continuamente encantado de su último año de gestión. En un discurso reciente, aseguró que la economía estadounidense es la envidia del mundo: “quizás la economía más grande que hemos tenido en la historia de nuestro país”.


¿Pero es cierto que en el último año ha mejorado la economía de EEUU? Según un informe publicado por el The New York Times, las tasas de empleo han subido en todos los estados desde que Trump llegó a la presidencia, y este año, la subida se ha mantenido.


Los estados con más aumento de empleo han sido Nevada y Utah, en donde las tasas de empleo han subido más del 9 por ciento. También ha habido subidas importantes en los estados de Texas, Florida, y Arizona, que son importantes estados electorales que suelen decantar elecciones debido al peso que tienen en el colegio electoral.


Los indicadores muestran que la economía está en un buen momento. Sin embargo, las guerras comerciales con México y China, las continuas amenazas tarifarias contra Europa, y las tensiones en Oriente Medio, han hecho que la Reserva Federal, mantenga tasas de interés muy bajas.


Siempre que esto ha ocurrido en el pasado, ha acabado habiendo una recesión. Si bien la gestión económica de Trump ha sido menos irregular, durante la presidencia de Obama, hubo momentos de crecimiento mucho más alto de lo que ha habido durante Trump.


Además, sus políticas de reducción de un estado de bienestar ya de por sí muy frágil han hecho mucho daño a los sectores más vulnerables de la sociedad. Aunque los datos de 2019 no se han publicado todavía, un informe de septiembre del U.S. Census Bureau reveló que, en 2018, 27.5 millones de estadounidenses no tenían seguro médico, y que esto representa un aumento del 8.5 por ciento en comparación con 2017.


Esto se ha sumado a la voluntad de Trump de acabar con el denominado “Obamacare” y debilitar Medicaid, el programa del gobierno de Obama que permitió que los más pobres tuvieran acceso a asistencia de salud.


Otra evolución preocupante que hemos visto bajo Trump en 2019, ha sido el aumento de los tiroteos masivos. Según el Gun Violence Archive, este año ha sido el peor de todos desde que empezaron a recoger datos sobre el fenómeno en 2014. Hasta el 1 de diciembre, hubo 385 tiroteos masivos este año, y hubo también 35 943 muertos por heridas de armas de fuego.


El caso de El Paso, en Texas, el peor tiroteo del año, fue cometido contra la comunidad latina por un hombre que subió a la red un manifiesto en el que temía el “gran reemplazo”, una ideología de supremacía blanca que cree que existe una sustitución de la raza blanca por personas de origen étnico diverso.


Jeff Schoep, exlíder de una organización neonazi y actual activista contra el extremismo, dice que el discurso del presidente Trump sobre una “invasión latina” en EEUU ha empoderado a supremacistas blancos para que actúen evitando el “reemplazo de la raza blanca”.


Su discurso político abiertamente racista y xenófobo, aunque no sea la causa principal del aumento de tiroteos de supremacistas, podría estar vinculado a estos de una forma extremadamente preocupante.


EL DEBATE SOBRE LA DESTITUCIÓN


Recientemente, la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes de EEUU aprobó dos artículos de impeachment contra Trump por el abuso de poder cometido cuando amenazó a Ucrania, un aliado vulnerable y en estado de guerra ante la invasión rusa de una parte de su territorio, con congelar millones de dólares en asistencia militar hasta que accedieran a ayudar a Trump en las elecciones de 2020 buscando información comprometedora sobre su principal rival político, Joe Biden.


Cuando se produjo la filtración del contenido comprometedor de las conversaciones de Trump con el Presidente de Ucrania, el Congreso de EEUU lo denunció, pero Trump respondió que un presidente no debería tener que responder por sus acciones ni justificarlas ante el Congreso. Es decir, pasar por alto su obligación fundamental de cumplir con los controles parlamentarios sobre el presidente.


Ahora, después de que la Cámara de Representantes haya votado a favor de la destitución gracias a su mayoría demócrata, el caso pasará al Senado. Pero dado que existe una mayoría de republicanos en el Senado, donde tendría lugar la votación final sobre el impeachment, es muy poco probable que, con los argumentos que hay actualmente sobre la mesa, estos apoyen una potencial destitución.


La apuesta por el impeachment, ciertamente arriesgada, está siendo ya atacada frontalmente por un candidato que tiene buenas probabilidades de ganar las elecciones presidenciales en 2020.


Trump, que era un outsider de la política todavía en 2016, ha convertido su personaje histriónico con vocación de showman en el eje de un mandato errático, basado en el populismo, el proteccionismo, el unilateralismo y el juego a favor de los lobbies energéticos, armamentistas, farmacéuticos y de toda índole.


Estos estarán encantados de seguir teniéndole a él acaparando toda la atención mediática mientras siguen con sus negocios multimillonarios pagando menos impuestos que nunca. Es sabido, además, que en EEUU la mayoría de los pobres no tienen la posibilidad de ir a votar.

Trump: una guerra para la reelección (Insurgente)

Atilio Borón*


Con una tasa de aprobación para Donald Trump del 45% en diciembre del 2019, los “déficit gemelos” (comercial y fiscal) creciendo inconteniblemente al igual que la deuda pública y una amenaza de juicio político en su contra, los consejeros y asesores de la Casa Blanca seguramente recomendaron al Presidente que apele al tradicional recurso e inicie una guerra (o una operación militar de alto impacto) para recomponer su popularidad y situarlo en mejor posición para encarar las elecciones de noviembre del corriente año.


Esta sería una plausible hipótesis para explicar el inmoral y sangriento atentado que acabó con la vida de Qassem Soleimani, ciertamente el general más importante de Irán.


Washington informó oficialmente que la operación fue explícitamente ordenada por Trump, con la cobardía que es tradicional entre los ocupantes de la Casa Blanca aficionados a arrojar bombas a miles de kilómetros de distancia de la Avenida Pennsylvania y de aniquilar a enemigos o supuestos terroristas desde drones manejados por jóvenes moral y psicológicamente desquiciados desde algunas cuevas en Nevada.


Esa misma prensa se encargó de presentar a la víctima como un desalmado terrorista que merecía morir de esa manera.


Con esta criminal actitud se tensa extraordinariamente la situación en Oriente Medio, para satisfacción del régimen neonazi que gobierna Israel, las bárbaras monarquías del Golfo Pérsico y los hampones dispersos del derrotado –gracias a Rusia- Estado Islámico.


El perverso cálculo es que en los próximos días la popularidad del magnate neoyorquino comience a subir una vez que la maquinaria propagandística de EEUU se ponga en marcha para embotar, por enésima vez, la conciencia de la población.


Como decíamos más arriba, esta apelación a la guerra fue utilizada rutinariamente en la historia de ese país.


Tal como el año pasado lo señalara el expresidente James Carter, EEUU estuvo en guerra durante 222 años de sus 243 años de vida independiente.


Esto no es casual sino que obedece a la nefasta creencia, profundamente arraigada tras siglos de lavado de cerebros, de que EEUU es la nación que Dios ha puesto sobre la Tierra para llevar las banderas de la libertad, la justicia, la democracia y los derechos humanos a los más apartados rincones del planeta.


No se trata ahora de hacer un recuento puntual de las guerras iniciadas para ayudar a presidentes en apuros, pero conviene traer a colación un caso reciente que también involucra a Irak y cuyo resultado fue distinto al esperado.


En efecto, en el 1990, el presidente George H. W. Bush (Bush padre) se encontraba en problemas de cara a su reelección. La operación “Causa Justa”, nombre edulcorado para designar la criminal invasión de Panamá en diciembre del 1989, no había surtido el efecto deseado puesto que no tuvo el volumen, la complejidad y duración necesarios como para ejercer un impacto decisivo sobre la opinión pública.


Tiempo después el The Washington Post titulaba en primera página (16-X-1990) que la popularidad del Presidente se desplomaba y comentaba que “algunos republicanos temen que el Presidente se sienta forzado a iniciar hostilidades para detener la erosión de su popularidad”. Previsiblemente, los demócratas triunfaron en las elecciones de medio término de noviembre del 1990.


Bush captó el mensaje y optó por el viejo recurso: duplicó la presencia militar de EEUU en el Golfo Pérsico pero sin declarar la guerra.


Poco después se filtraba la declaración de uno de los principales asesores de Bush, John Sununu, diciendo, en palabras que vienen como anillo al dedo para comprender la situación de hoy, que “una guerra corta y exitosa sería, políticamente hablando, oro en polvo para el Presidente y garantizaría su reelección”.


La invasión de Irak a Kuwait le ofreció a Bush padre, en bandeja, esa oportunidad: ir a la guerra para “liberar” al pequeño Kuwait del yugo de su prepotente vecino.


A mediados de enero del 1991, la Casa Blanca lanzó la operación “Tormenta del Desierto” –a la cual se asoció, para desgracia de la Argentina, el Gobierno de Carlos S. Ménem- contra Irak, un país ya devastado por las sanciones económicas y su larga guerra con Irán, y contra un gobernante, Saddam Hussein, previamente satanizado hasta lo indecible por la mentirosa oligarquía mediática mundial con la imperdonable complacencia de las “democracias occidentales”.


Pero, contrariamente a lo esperado por sus consejeros, Bush padre fue derrotado por Bill Clinton en las elecciones de noviembre del 1992. Y lo hizo con cuatro palabras: “¡es la economía, estúpido!”.


¿Quién podría asegurar que un desenlace igual no podría repetirse esta vez? Esto, por supuesto, dicho sin la menor esperanza de que un eventual sucesor demócrata del sátrapa neoyorquino pueda ser más favorable, o menos funesto, para el futuro de la humanidad.


No obstante, de lo que sí estamos seguros es que el “orden internacional” construido por EEUU y sus socios europeos exhibe un avanzado estado de putrefacción.


De otro modo no se entiende el silencio cómplice o la hipócrita condena, cuando no la abierta celebración, de los aliados de la Casa Blanca y la “prensa libre” ante un crimen perpetrado contra un alto jefe militar –no de un supuesto ignoto “terrorista”- de un país miembro de Naciones Unidas, ordenado por el Presidente de EEUU y en abierta violación de la legalidad internacional e, inclusive, de la propia Constitución y las leyes de EEUU.


Una nueva guerra asoma en el horizonte, provocada por Washington invocando los habituales pretextos para encubrir sus insaciables ambiciones imperiales. El “Complejo Militar-Industrial” [junto con Israel] festeja con champán mientras el mundo se estremece ante la tragedia que se avecina.


  • Politólogo y sociólogo argentino

Asesinato de Soleimani y la cultura del miedo de Trump (Rebelión)

Luis Manuel Arce Isaac


El asesinato del general iraní Qasem Soleimani -un militar muy carismático en el Oriente Medio- como resultado de una acción descabellada e irresponsable ordenada por el presidente Donald Trump, ha estremecido a esa región.


Miles de iraníes inundan las principales calles de Teherán y en el vecino Irak la gente tiembla después del ataque del viernes 27 de diciembre con drones estadounidenses al aeropuerto de Bagdad.


Sin aportar pruebas convincentes para atribuirle a pro iraníes ataques a su sede diplomática en Bagdad, ni importarle admitir que fue un acto terrorista con todas las consecuencias nefastas que pueda acarrear para la paz en la región, el Pentágono anunció a bombo y platillo que el presidente Donald Trump dio la orden de matarlo.


Sería una atrocidad si el riesgoso crimen fuera una necesidad de política interna de Trump ante el juicio político que se avecina y las próximas elecciones. Hay que hurgar en el porqué de tan condenable orden que, como advirtiera Philip Gordon, ex coordinador de la Casa Blanca para Medio Oriente y el Golfo Pérsico en el gobierno de Barack Obama, es una declaración de guerra hacia Irán.


Lo que resulta más sorprendente es que el ataque haya ocurrido precisamente ahora. Es sintomático que el Pentágono hiciera énfasis en que el ataque fue disuasorio, uno de los conceptos que adornan la política del miedo de Trump.


¿Realmente Trump espera que su acción dramática haya intimidado a Irán? No parece. Más bien se acerca a su necesidad de demostrar a sus aliados de la región, como Israel y Arabia Saudita, que el poder de disuasión de Estados Unidos sigue siendo grande y deben confiar en él.


Sin embargo, es casi inconcebible que no haya una respuesta dura por parte de Irán para la cual hay dudas si el Pentágono está preparado para hacerle frente a sus inevitables consecuencias dada su fracasada política guerrerista en la propia Irak y Siria.


El primer ministro de Irak, Adil Abdul-Mahdi, condenó la muerte de Soleimani, y en declaraciones recogidas por la agencia estatal Iranian Nes dijo que el ataque supone "una escalada peligrosa que es la mecha de una guerra devastadora en Irak". He ahí un gran problema derivado directamente de la acción terrorista en el aeropuerto de Bagdad.


Las repercusiones internacionales deben ser tomas en cuenta por la Casa Blanca y el Pentágono. Rusia pronosticó una escalada de tensiones en Oriente Medio. Reino Unido pidió suavizar las posiciones para que lo sucedido no desemboque en un conflicto de mayores proporciones. China pidió moderación, pero Trump respondió con un reto chovinista: celebró la muerte de Soleimani con la publicación en Twitter de la imagen de una bandera estadounidense.


Fue un reto. Un asalto al pensamiento racional al influjo de la cultura del miedo, de la cual Irán es blanco desde que Trump llegó a la Casa Blanca.


Todos lo recuerdan: había prometido en su campaña electoral romper el tratado nuclear con Irán pergeñado por Barack Obama e hizo creer al mundo que Estados Unidos se retiraba porque el pacto era insuficiente cuando la casi totalidad de los firmantes: Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia, opinaban todo lo contrario. Fue un clásico asalto al pensamiento racional con objetivos inquietantes.


También se recuerda como casi simultáneamente a la firma del decreto de Donald Trump para romper con el acuerdo nuclear, el ejército de Israel atacó con misiles el oeste de Damasco y una base de la fuerza aérea siria donde murieron siete colaboradores iraníes.


Lo más absurdo es la justificación de que los bombardeos se ordenaron bajo la presunción de la inteligencia sionista de que, después de la firma de la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear, Israel sería blanco de ataques con cohetes y que Irán tomaría represalias. No sucedió nada d lo pronosticado y los argumentos para romper el acuerdo se hicieron polvo.


¿Por qué contra opiniones tan contundentes Trump insistió en abandonar el pacto, y solo fue apoyado por Israel y Arabia Saudita? Trump buscaba imponer así la cultura del miedo que, además, ni es nueva ni propia del mandatario estadounidense. La realidad concreta es que los desaciertos de la política exterior de Trump son una apocalíptica admisión de que Estados Unidos ha perdido el control del equilibrio del mundo y no lidera los cambios.


Gyorgy Lukács, autor de El Asalto a la Razón, dedicado a la formación de las bases ideológicas y culturales del nacionalsocialismo alemán, redactado en 1950, escribía que el asalto al pensamiento racional nace del miedo a la propia decadencia, y genera una tendencia constante y creciente a rechazar la razón misma y buscarle sustituto en la creación de mitos y el culto a la intuición.

Talmente parece que habla de Trump. Ciertamente, como ha explicado en varias oportunidades el académico panameño Guillermo Castro, Estados Unidos ingresa en una fase de su historia en la que se desgaja de todo instrumento de equilibrio -como los tratados de París, y acuerdo nuclear con Irán-, y pasa a ser percibido como un factor de riesgo por sus propios aliados principales.


La cultura del miedo, dice, no puede embargar al mundo ni sepultar al pensamiento racional. La grandeza de Estados Unidos no debe tener la connotación de la guerra, ni la manera que el actual gobierno la enfoca es una alternativa para la paz sino un elemento de confrontación militar, financiero y comercial.


No hay que engañarse: los dos períodos de postguerra con los que sueña Trump al querer recuperar el ámbito del expansionismo de Estados Unidos, desembocaron en el caos. El primero parió la gran depresión de 1929, y el segundo las crisis sistémicas después de agotado el Plan Marshal, con hitos históricos en los peores momentos de la guerra fría y la carrera armamentista en las crisis de 1968 y 1973 (energética).


Uno y otro están en la génesis del período histórico en el que vivimos y, en buena medida, en la cultura del miedo que expone a la intemperie la fragilidad capilar aparentemente prematura de un modo de producción que acaba de cumplir apenas poco más de dos siglos de existencia y encamina sus pasos hacia la capilla ardiente.

El asesinato de Soleimani impulsa una guerra preventiva (Página 12)

Gustavo Veiga*


Aunque ya es demasiado tarde, alguien debería explicárselo al presidente de Estados Unidos. Una guerra no se puede detener cometiendo un asesinato, como dijo en su última conferencia de prensa. Al contrario, las guerras se aceleran, se disparan con la muerte violenta de un funcionario de cualquier Estado y más si se trata de alguien que tenía prestigio en su propio país.


Donald Trump no está loco, por más que su physique du rol o sus actitudes induzcan a pensar que ese es su diagnóstico clínico.


Tampoco lo estaban George W. Bush cuando invadió Irak basado en la mentira de las armas de destrucción masiva que portaba Saddam Hussein, ni Bill Clinton cuando bombardeó la Embajada de China en Belgrado “por error” apoyado en un mapa desactualizado de la capital de la ex Yugoslavia, hoy de Serbia.


La idea de que estos actos de terrorismo de EEUU son decisiones individuales de sus líderes contrasta con los antecedentes. Son determinaciones políticas que nacen de las entrañas de su maquinaria industrial y militar, la más poderosa del planeta.


La provocación a Irán es, además, otro acto palpable de su beligerante política exterior a lo largo de casi dos siglos, prolífica en invasiones, utilización de bombas atómicas, napalm, operativos de represalia, dictaduras militares afines y todo tipo de artilugios para la consecución de sus propósitos.


Estados Unidos siempre se beneficiará con los conflictos bélicos en cualquier lugar del mundo porque vende armas de última generación como el dron con el que se ejecutó al general iraní Qasem Soleimani.


Washington destina a su gasto armamentista más dinero que los ocho países que le siguen en presupuesto y mantiene fuera de sus fronteras más de 800 bases militares, repartidas en alrededor de 40 países aliados.


Según un artículo del 9 de diciembre pasado, publicado por el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), “por primera vez desde el 2002, los cinco primeros lugares en el ranking están ocupados exclusivamente por compañías de armas con sede en Estados Unidos: Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman, Raytheon y General Dynamics. Estas cinco compañías solo representaron 148 mil millones de dólares y el 35% del total de las ventas de armas del Top 100 en el 2018”.


En el período 2014-2018, EEUU se mantuvo como primer exportador de armas, muy por encima de sus competidores, pero además se alejó de Rusia, el segundo del ranking. Si entre el 2009 y el 2013 superaba a Moscú por solo un 12%, ahora la diferencia entre las dos naciones se elevó al 75%.


Entre tantas miradas de analistas que explican el hervidero en que se transformó el mundo desde el viernes pasado, hay una que no debería desdeñarse sobre el asesinato selectivo de Soleimani.


Su muerte se habría ordenado para reavivar la llama del fundamentalismo islámico en Oriente Medio, hoy casi derrotado y a la defensiva. Aquel fenómeno le resultó funcional a EEUU y a sus intereses en las últimas tres décadas.


Justamente, el comandante de la Fuerza Especial Al-Quds contribuyó a derrotar al Isis en Siria cuando Rusia e Irán acudieron en respaldo de Bashar al-Asad.


Se sabe también que un estado árabe y sunnita como Arabia Saudita, enemigo declarado del Gobierno chiita iraní, financió al terrorismo del Estado Islámico.


Julian Assange declaró hace dos años -basándose en un correo enviado por Hillary Clinton a su jefe de campaña, John Podestá- que el Isis era apoyado por la más grande monarquía del Golfo y Qatar, enfrentados en los últimos años, pero ahora en pleno deshielo de sus relaciones diplomáticas.


Aquella especulación sobre por qué Estados Unidos se sacó de encima a Soleimani es una entre tantas (el juicio a Trump, las elecciones de noviembre, la subida del petróleo), más allá de los motivos declarados por Trump.


Motivos que el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, describió con argumentos incomprobables. En una entrevista con Fox News señaló que el General iraní se encontraba planeando ataques que podían “haber matado a cientos o miles de estadounidenses”.


En rigor, las víctimas que siempre se contaron por millones o cientos de miles han sido iraquíes, afganos, libios, yemeníes, palestinos y ciudadanos de todos aquellos países donde Estados Unidos y sus aliados buscan riquezas, abrir nuevos mercados o consolidar sus intereses geopolíticos.


A Trump y a Pompeo les faltó decir que el asesinato de Soleimani significa el comienzo de una nueva guerra preventiva. Porque para estos gobernantes evitar guerras consiste en asesinar o atacar primero. Es una tradición que viene desde el fondo de la historia estadounidense y que empezó en el siglo XIX. Hiroshima y Nagasaki son la exaltación más elocuente de esa política.


Cuando la Segunda Guerra Mundial ya estaba casi terminada, EEUU arrojó dos bombas atómicas bajo el argumento de que no debía extenderse el conflicto. El presidente que dio aquella orden, Harry Truman, dijo años después: “creo que el sacrificio de Hiroshima y Nagasaki era urgente y necesario para el bienestar prospectivo de Japón y de los aliados”.


Estados Unidos siempre tiene un argumento a mano para justificar sus acciones criminales, palabras de ocasión que en estos tiempos ni siquiera tienen valor para quienes producen sentido desde la Casa Blanca.


La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, lo hizo evidente cuando se refirió al ataque en Bagdad contra el General iraní, hombre clave en el Gobierno del ayatolá Alí Jamenei.


“Para protestar contra los ataques a sus embajadas (el argumento que utilizó como excusa Trump para mandar a asesinar a Soleimani), los países se dirigen al Consejo de Seguridad de la ONU. Washington no fue al Consejo de Seguridad. Eso significa que la reacción del mundo no le interesaba”, escribió en su cuenta de Facebook.


Según Bernie Sanders, precandidato demócrata a la presidencia en el 2020, “la peligrosa escalada de Trump nos acerca más a otra desastrosa guerra en Oriente Medio que podría llevarse incontables vidas y billones de dólares. Trump prometió poner fin a las guerras interminables, pero esta acción nos coloca en el camino hacia otra”.


Al decir de Noam Chomsky, el célebre lingüista y una de las principales voces críticas dentro de Estados Unidos, la principal potencia planetaria es “el Estado terrorista número uno del mundo”. No lo dijo ahora. Lo viene sosteniendo hace tiempo.


  • Periodista y escritor argentino

Conflicto entre EEUU e Irán: ¿por qué ahora y cuál es el futuro escenario? (Russia Today)

"El asesinato [de Soleimani] servirá para enojar a muchos en toda la región y aumentará gravemente la situación", opina la analista Narges Bajoghli


La situación en Oriente Medio es tensa tras el ataque estadounidense en Bagdad, Irak, en el que fue asesinado el mayor general iraní Qassem Soleimani, así como el jefe de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), Abu Mahdi al Muhandis.


Donald Trump, quien según confirmó el Pentágono ordenó el ataque, ha celebrado el suceso. El Presidente estadounidense señaló que Soleimani "debería haber sido eliminado hace muchos años".


Mientras, desde Irán ya lanzaron sus advertencias. El presidente Hasán Rohaní manifestó que Teherán y otras naciones de la región "vengarán" el asesinato del general iraní.


Entretanto, el líder supremo de Irán, Alí Hoseiní Jamenei, dijo que a los "criminales" les espera una dura venganza.


Guerra contraria para EEUU


Este hecho "traerá un antes y un después para toda la región", opina el analista internacional Basem Tajeldine.


En concreto, Tajeldine señala que, con este ataque, "EEUU habría comenzado la guerra que acabará rápidamente con su presencia en toda la región".


También considera que, "en adelante, deben temblar los altos mandos estadounidenses en la zona, porque aplicará el ojo por ojo".


Para este analista, EEUU, así como Israel, cuyo primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha respaldado el asesinato de Soleimani, "han subestimado la reacción de Irán".


Ali Vaez, director de cuestiones iraníes del proyecto International Crisis Group, ha indicado que "esto es nada menos que una declaración de guerra a un país acorralado que cada vez tiene menos que perder".


Según Vaez, Teherán podría sopesar una respuesta proporcional, que no invite a un "contraataque estadounidense", o "podría considerar una respuesta desproporcionada como una disuasión contra una mayor escalada por parte de un Presidente estadounidense que dice tener aversión a los atolladeros del Oriente Medio".


Sobre ello, Tajeldine considera que "Irán dará respuesta en el momento más oportuno. No se les conoce por desesperados".


Más que Irán, otros podrían actuar


Aunque considera que la mayor parte de este escenario "sigue siendo incierta", el integrante de International Crisis Group analiza que se "podría desencadenar un ciclo de escalada que podría descontrolarse fácilmente".


Vaez menciona que una preocupación grave en este conflicto es que algunos de los socios iraníes "podrían decidir tomar el asunto en sus propias manos sin esperar la luz verde de Teherán". Entre ellos nombró a "los hutíes", que operan en Yemen y que "ya estaban planeando un ataque por sus propios motivos".


Narges Bajoghli, antropóloga y profesora asistente de Estudios del Oriente Medio en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, opina que el asesinato de Soleimani por parte de EEUU fue "altamente simbólico", pero "el problema es que el simbolismo tiene el poder de mover a las personas a la acción".


En su análisis, Bajoghli hace referencia al liderazgo que tenía Soleimani, en especial en su conducción al frente de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), una organización militar cuyo objetivo es la protección del sistema político de Irán.


No obstante, menciona que, más allá de la figura de ese general, está la relación que construyó entre el CGRI y las milicias armadas chiitas iraquíes y libanesas, que considera "larga y profunda". Por lo tanto, la analista señala que "este asesinato servirá para enojar a muchos en toda la región y aumentará gravemente la situación".


¿Por qué ahora?


Este año es electoral en EEUU, Trump se juega la continuidad de su mandato por otros cuatro años, y este es un motivo que algunos analistas contemplan para entender este ataque, pese a que, en el 2011, el actual mandatario estadounidense criticó a su antecesor, Barack Obama, por querer buscar una guerra contra Irán, considerando que era "la única manera" que tenía de "ganar las elecciones".


A ello se suma el 'impeachment' abierto contra el mandatario estadounidense.


"La acción militar que llevó adelante el presidente Trump contra Irán es, en los hechos, una declaración de guerra, violatoria del Derecho Internacional y de la Carta de la ONU. Sin duda, busca desviar la presión de la opinión pública por el 'impeachment' en un año electoral en EEUU", opina Sebastián Hagobian López, relacionista internacional y presidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe Juvenil.


Barnett Rubin, del Centro para la Cooperación Internacional, por su parte, escribió: "no veo ninguna manera de parar lo que está por venir. Guerra desde el Mediterráneo hasta el Indo y una dura represión en EEUU que puede viciar las elecciones del 2020. Es una prueba para los demócratas: ¿habrán aprendido algo nuestros líderes desde el 2003?".


"Trump cree que consiguió su momento Bin Laden en un año electoral. En realidad ha cometido el peor error estratégico de un líder estadounidense desde la invasión a Irak", dijo Sina Toosi, jefe de investigación y análisis del Consejo Nacional Iraní-Estadounidense, una organización con sede en Washington.


Añadió que "las consecuencias se sentirán en los próximos años. El atolladero resultante dañará la posición global de EEUU y sus posibilidades de reelección".


Otra lectura es la posición de EEUU frente al acuerdo nuclear con Irán, que fue alcanzado en el 2015 y del cual Trump retiró a Washington hace cerca de dos años.


Al respecto Toosi señaló que "la política de Trump con Irán lleva buscando provocar una guerra desde que se salió del acuerdo nuclear en mayo del 2018. Si estalla la guerra, la culpa será simplemente de esta política desastrosa y sus impulsores".

Las relaciones China-UE se encuentran en nuevo punto de partida histórico, dice canciller chino (El País)

Observatorio de la Política China


Las relaciones entre China y la Unión Europea (UE) se encuentran en un nuevo punto de partida histórico, y Beijing está listo para aprovechar la oportunidad y avanzar junto con el bloque en la asociación bilateral por la paz, el crecimiento, la reforma y la civilización, afirmó el domingo el consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi.


Wang hizo estas aseveraciones en una conferencia de prensa luego de un encuentro con el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en el marco de la 14ª Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la Reunión Asia-Europa (ASEM, siglas en inglés).


Las nuevas instituciones de la UE están determinadas en avanzar y los nuevos cambios están teniendo lugar, dijo Wang, quien agregó que está convencido de que las nuevas instituciones harán el bloque más unido, más estable, más abierto y más próspero.


Subrayando que la política de China hacia la UE es altamente continua y estable, Wang dijo que no importa si la UE se encuentra en buenos momentos o en malos momentos, China apoyará firmemente, como siempre, el proceso de integración europeo, la unidad y el crecimiento de la UE y un mayor papel de Europa en los asuntos internacionales.


Esta es la opción estratégica de China en vez de una medida temporal, apuntó Wang, anotando que ambas partes comparten puntos de vista idénticos o similares sobre los asuntos mundiales.

Dijo que China y Europa son socios y no rivales pues hay más consensos que divergencias y más cooperación que competición entre los dos.

No hay queja histórica o contradicción geopolítica entre China y Europa, y mucho menos conflicto de intereses fundamentales, agregó Wang.


El ministro de Relaciones Exteriores dijo que las relaciones entre China y la UE enfrentan oportunidades de desarrollo duramente ganadas, ya que el próximo año marca no solo el 45º aniversario del establecimiento de lazos diplomáticos entre las dos partes, sino también el año de apertura de las nuevas instituciones de la UE.


Señaló que China organizará la reunión de líderes China-CEEC (países de Europa Central y Oriental) en el primer semestre del próximo año, y Alemania ha propuesto organizar una cumbre especial entre China y la UE en el segundo semestre.


Además, la 22ª reunión de líderes China-UE se realizará lo antes posible, subrayó Wang.


Estos intercambios intensivos de alto nivel definitivamente inyectarán un fuerte impulso a la cooperación bilateral, aclaró el alto diplomático chino, y agregó que su país y la UE deberían esforzarse por alcanzar un acuerdo de inversión de alto nivel entre las partes dentro del próximo año.


Wang señaló que las dos partes deben avanzar en la sinergia entre la iniciativa china de la Franja y la Ruta y la estrategia de la UE para conectar Europa y Asia con el fin de lograr resultados fructíferos.


También pidió fortalecer la cooperación en nuevos campos como el cambio climático y la economía digital.


Las dos partes deben trazar un nuevo plan para el diálogo y la cooperación en los próximos cinco años, abundó.

El antisemitismo como estrategia de ataque (Público)

Eugenio García Gascón


Es corresponsal de Público. Ha trabajado casi ininterrumpidamente en Jerusalén desde 1991, el año de la Conferencia de Madrid, como corresponsal de varios medios de comunicación. Antes residió en Damasco durante cuatro años. Actualmente vive en el barrio de Rehavia, en el sector oeste, a un kilómetro de la ciudad vieja. Es un barrio que inicialmente, a partir de 1921, lo habitaron judíos centroeuropeos laicos que poco a poco han ido desapareciendo. Hoy en Rehavia se ven más y más religiosos, como ocurre en toda Jerusalén y en gran parte de Israel. Ha escrito Israel en la encrucijada. Crónicas e historia de un sueño imperfecto, y, bajo el seudónimo de Andrés Jal, es coautor de la novela Doce Olas, una intriga religiosa ambientada en Jerusalén y Barcelona.


Los líderes israelíes utilizan el antisemitismo de muchas formas para proteger sus intereses y los intereses de la brutal ocupación militar de los territorios palestinos.


Es cierto que las investigaciones de los últimos años sobre este campo indican que existe un auge de antisemitismo en Occidente. Desde el pasado lunes ocho atentados antisemitas y ataques en Nueva York muestran que el fenómeno se está expandiendo.


Para combatirlo sería preciso que se adoptaran algunas medidas, y me estoy refiriendo especialmente a Israel. La política israelí del avestruz consiste en hacer responsable a todo el mundo del antisemitismo, y deliberadamente ignora que una gran parte del antisemitismo la generan las actuaciones ilegales del estado judío.


Esta semana el ministro de Defensa, Naftalí Bennett, ha vuelto a entrar en el conocido juego israelí acusando a la Corte Penal Internacional de «antisemitismo». La Corte Penal Internacional simplemente ha dicho que existen fundamentos para investigar presuntos crímenes de guerra cometidos por Israel y Hamás en los últimos años.


La acusación de antisemitismo contra la Corte Penal Internacional es insidiosa y falsa, pero sirve a los intereses de Israel. En lugar de acabar con la ocupación, desmantelar las colonias judías y aplicar al conflicto las resoluciones y las leyes internacionales, el estado judío juega hipócritamente la carta del «antisemitismo».


Israel podría hacer mucho para combatir el antisemitismo, pero no lo hace. Al contrario, continúa expandiendo las colonias judías y aplicando un férreo apartheid sobre los palestinos.


En las últimas semanas colonos judíos han pinchado las ruedas de cientos de coches palestinos en los territorios ocupados. Hasta donde sé, las autoridades israelíes no han hecho nada para detener a los autores de ese vandalismo que los palestinos sufren a diario.


De hecho, creo que las salvajadas que cometen los colonos judíos contra los palestinos son proporcionalmente mucho mayores en número que los incidentes antisemitas en Occidente.


Lo menos que se puede decir es que las acusaciones de antisemitismo por parte de Israel son cínicas, y que el estado judío no puede responsabilizar a todo el mundo del antisemitismo, como lo está haciendo cada día.


Mientras no cumplan las normas, los israelíes simplemente deben de dejar de acusar a cualquiera del antisemitismo que ellos mismos impulsan con sus acciones contra los palestinos.

ECONOMÍA

Argentina: No habrá plan de gobierno mientras no se acuerde con los acreedores (Rebelión)

Horacio Rovelli*


En primer lugar, el gobierno de la coalición neoliberal Cambiemos empujó a la pobreza a cinco millones de argentinos, endeudó al país por 129 mil millones de dólares de los cuales unos 85 mil millones fueron con tenedores privados (fundamentalmente grandes bancos y fondos de inversión financiera) y unos 44 mil millones de dólares con el FMI, y esa deuda obliga a subordinarse a ese organismo internacional.


Cuando el nuevo gobierno presentó el proyecto de ley de emergencia económica, social y sanitaria, que denominaron de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, el 17 de diciembre de 2019, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, informó a los Diputados que el 60% de los niños de este país son pobres y mes a mes ha bajado el consumo de leche.


Señaló que un millón y medio de jóvenes no trabajan ni estudian; y que la situación es más grave en el conurbano bonaerense y en localidades del interior del país. Sumemos a eso el cierre de empresas y la desocupación de trabajadores, que incluye el menor trabajo informal (changas), más el alto endeudamiento de las familias con préstamos personales y tarjetas de crédito para poder llegar a fin de mes, lo que en conjunto genera una fuerte vulnerabilidad social


En esa misma reunión el ministro de Salud, Ginés González, al explicar la necesidad de declarar la emergencia sanitaria, sostuvo que fue tal el desmantelamiento de los hospitales y el desabastecimiento de los distintos programas del área que se necesita conformar y convocar a un Consejo Nacional Consultivo de Salud para evaluar la situación.


Asimismo, en forma urgente importar vacunas para el sarampión y otras enfermedades por riesgo de pandemia, incluso eximiéndoles de pagos de aranceles e impuestos, el ministro no lo dijo, pero sabe que, como decía Ramón Carillo, la pobreza es la mayor causante de enfermedades.


Si ese es el marco en que ha dejado al país el gobierno anterior, se entiende la urgencia de adoptar medidas para revertirlo, por ende más se justifica el estudio y revisión de las tarifas eléctricas y del gas, como la amplia e irrestricta moratoria para las Mipymes (Micro, pequeñas y medianas empresas) del país.


Moratoria por las obligaciones vencidas al 30 de noviembre de 2019 inclusive o infracciones relacionadas con dichas obligaciones al régimen de regularización de deudas tributarias y de los recursos de la seguridad social y de condonación de intereses, multas y demás sanciones, incluida las aduaneras, financiamiento de su pago en largo plazo y a tasas subsidiadas por el Estado[1], para que vuelvan a producir y a generar puesto de trabajo.


También, a costa del Estado nacional, la mejora a los créditos UVA (Unidad Valor Adquisitivo), que fueron los préstamos para la compra de viviendas ajustables por inflación, con lo cual no son pocos los casos en que la deuda es mayor que el valor de la vivienda y, el listado de medicamentos e insumos a ser adquiridos por el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI) y por la Superintendencia de Servicios de Salud de insumos y medicamentos esenciales por banda terapéutica, a precios preferenciales


Del lado del ingreso se aplica un gravamen del 30% por la compra – venta de divisas por el término de cinco años a partir del día de vigencia de la ley, que incluye las compras de tarjetas de débitos y créditos y la adquisición de pasajes salvo que el destino sea un pueblo fronterizo[2]


Asimismo, la reimplantación de los aportes previsionales patronales; el ajuste por inflación del impuesto a las ganancias; el aumento de la alícuota del Impuesto a los Bienes Personales (riqueza)[3] y hasta su duplicación de estar situado en el extranjero; el aumento del 3 por mil al 6 por mil de la tasa del impuesto a los débitos y créditos bancarios; llevar al 3 por ciento la tasa del derecho de estadísticas de las importaciones; y restablecer los impuestos internos a bienes de lujo[4].


Por supuesto reafirma los derechos de exportación (retenciones) a las exportaciones hasta el 33% del valor imponible o del precio oficial FOB para la soja; hasta el 15% para el maíz, sorgo, trigo, girasol, etc.; hasta el 5% de alícuota para los productos agroindustriales de las economías regionales y hasta el 8% de los hidrocarburos y minerales, convirtiendo todo en un porcentaje en lugar de una suma fija que queda desvirtuada por el ajuste del valor del dólar.


Inclusive, la potestad de que el Poder Ejecutivo arbitre “mecanismos de segmentación y estímulo” para mejorar la rentabilidad de los productores afectados por los derechos de exportación, reintegrando su pago en los casos que se trate de pequeñas producciones.


Haberes previsionales


Donde la Ley de Emergencia derrapa es en el tema previsional, cuando en la reunión referida de presentación del Proyecto en la Cámara de Diputados el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, sostuvo que de los casi siete millones de jubilados y pensionados actuales, cuatro millones perciben el haber mínimo y que unos 400 000 jubilados reciben el 20% del total de lo que abona la ANSeS.


Por ende, defendiendo la suspensión por el plazo de 180 días de la vigencia del artículo 32 de la Ley N° 24.241 y su índice de movilidad previsional del 70% por IPC y del 30% por RIPTE [5] aprobada por ley modificatoria en diciembre de 2017, para que el Poder Ejecutivo y una comisión ad hoc de Diputados y Senadores pueda fijar trimestralmente el incremento de los haberes previsionales de la totalidad de los regímenes bajo su administración.


La premisa es atender prioritariamente a los sectores de más bajos ingresos, con lo cual, de hecho, frenan el ajuste de los haberes y lo subordinan a la disponibilidad de recursos del Estado nacional.


En efecto, el gobierno encabezado por Alberto Fernández decidió otorgar un bono de 5 000 pesos en diciembre y otro por la misma suma en enero para los jubilados y pensionados que cobran la jubilación mínima (14 068 pesos, unos 235 dólares). También percibirán un bono quienes cobran una jubilación o pensión de hasta 5 000 pesos superior a la mínima (esto es hasta 19 068 pesos, unos 317 dólares).


El bono será menor a 5 000 pesos por la diferencia, garantizando que ningún beneficiado previsional cobre en diciembre y en enero menos de 19 068 pesos por mes.


La declaración de la Emergencia por ley, por otra parte, pondría al Estado a resguardo de reclamos en el área previsional, dado que al haber pagos diferenciados en beneficio de los jubilados de menores ingresos, se trata de evitar lo que sucedió con los aumentos del mismo tipo que otorgó en su momento el gobierno de Néstor Kirchner, quien también padeció la herencia de enormes restricciones presupuestarias.


Esos ajustes a los de la mínima después motivaron el fallo Badaro de la Corte Suprema, que obligó al Estado a compensar a quienes habían quedado al margen de la medida y desencadenó una andanada de juicios de millones de jubilados para reclamar el mismo ajuste.


Pero cuando el tema se debatió en el recinto, los Diputados acordaron excluir de ese artículo de la ley que suspende los ajustes de los haberes al Régimen especial para docentes, a la pensión graciable para ex presos políticos, a los beneficiados de la ley Brisa [6] y, al régimen jubilatorio específico para el personal que cumple tareas técnico científicas de investigación o desarrollo.


No quedó muy claro si también se excluía a los beneficiados de la ley 24.018 que son las asignaciones mensuales vitalicias para el Presidente, Vicepresidente de la Nación y Jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Regímenes para Magistrados y Funcionarios del Poder Judicial [7], del Ministerio Público y de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas; Vocales del tribunal Fiscal y de Cuentas de la Nación; y Legisladores Nacionales.


Tampoco los de Ministros, Secretarios y Subsecretarios del Poder Ejecutivo Nacional, Secretarios y Prosecretarios nombrados a pluralidad de votos por las Cámaras de Senadores y Diputados de la Nación, el Intendente, los Concejales, Secretarios y Subsecretarios del Concejo Deliberante y los Secretarios y Subsecretarios del departamento Ejecutivo de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires; Procurador General del Tesoro, Disposiciones comunes y transitorias que fuera sancionada en 1991.


Esto provocó que el día 20 se frenara el tratamiento de la media sanción en el Senado de la Nación que, se destrabó cuando por twitter el presidente Alberto Fernández, anunció que ampliará las sesiones extraordinarias para derogar las jubilaciones de privilegio. Obviamente se debe ver cómo es el Proyecto, pero es sin lugar a duda un avance cuando según la ANSeS se trata de 4 938 jubilados que perciben un haber promedio de 210 000 pesos por mes (unos 3 500 dólares) y un haber máximo que puede duplicar esa cifra.


Según el Informe de la ANSES, a mayo pasado, el haber medio era de 11,9 veces el haber medio de los jubilados del sistema general. Y de 17 veces el haber mínimo.


Si el total de jubilados y pensionados, que según la Ley 27.467 de Presupuesto 2019 suman 6 990 099 beneficiarios, quienes en conjunto percibieron haberes en el mes de octubre 2019 por un total de 156 mil 853 millones de pesos, según informa la Secretaría de Hacienda de la Nación, por lo que la remuneración promedio mensual es en torno a los 22 500 pesos.-, pero, al decir del ministro Moroni, 400 000 perciben 31.370,6 millones (a razón de 79 000 pesos por mes) de los cuales se debe excluir a su vez los 4 938 casos de la ley 24.018.


Por ende, lo que debería hacerse es dividir por monto del beneficio y ajustar a la mitad de los jubilados y pensionados que perciben la mínima con un ajuste incluso mayor que el de la formula de Cambiemos, ajustar por la fórmula a los que perciben menos de lo que a su vez el INDEC consideró que vale la canasta básica total para no caer en la pobreza de 37 596 pesos.


Y de esa manera se les mantiene el poder adquisitivo y, a los otros que llegan a ganar hasta 400 000 por mes (unos 6 700 dólares), también con una debida escala, suspenderles el ajuste y actualizarlos según los ingresos de la ANSeS, que, por otra parte, son reforzados por la misma ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva.


El tema clave de la deuda


No se puede tener un plan de gobierno, ni el presupuesto de gastos y recursos del Estado nacional 2020, mientras no se tenga en firme el acuerdo con los acreedores.


La consistencia macroeconómica requiere que el esquema previsional, las tarifas, el gasto público, el esquema cambiario (incluyendo la recomposición lógica de la alícuota de retenciones) y el monetario se inserten en la nominalidad buscada en el acuerdo de precios y salarios.


Máxime que se debe tener en cuenta que en 2020 vencen “neteados” de la deuda intra sector público en torno a los 24 mil millones de dólares, mitad en dólares, mitad en pesos, por lo que se debe confluir en un dólar competitivo que garantice un superávit comercial sostenible en el tiempo y que se extremen las medidas de control ante la fuga


El ministro de economía, Martín Guzmán, lo señaló las dos veces que habló por televisión desde que asumió: busca una suspensión del pago con reestructuración de la deuda que le permita crecer, empujar a la suba el gasto público en el año 2020, cobrar más impuestos, armar un plan de emergencia para los más necesitados, inyectar créditos subsidiados a las pymes, tasa de interés negativa contra la inflación y créditos no bancarios para las familias.


Pero hasta llegar a ese momento debe seguir pagando la deuda, de allí que por un lado en la ley de de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, prevé la colocación de una Letra intransferible del Tesoro de la Nación a 10 (diez) años de plazo por 4.571 millones de dólares que se amortiza íntegramente a su vencimiento y pagará una tasa igual a la que devenguen las reservas internacionales del Banco Central para el mismo período, y hasta un máximo de la tasa Libor anual menos un punto porcentual con intereses se cancelará semestralmente.


Por otra parte, consiguió el viernes 20 de diciembre de 2019 que el mercado local le prestara 18.846 millones de pesos- hasta el 22 de junio de 2020, cuando el 28 de agosto de 2019 el exministro macrista Lacunza había declarado desierta esa posibilidad.


Paralelamente, el Gobierno, mediante el Decreto 49/2019 de Necesidad y Urgencia, resolvió postergar todos los pagos de las amortizaciones de las Letes (letras en dólares) hasta el 31 de agosto del 2020. De esta manera, se difieren pagos por casi unos 9.000 millones de dólares. Esta medida no afecta a las personas humanas y a las provincias, pero si alcanza a las personas jurídicas que representan el 90% de los acreedores.


Advertimos que se supedita todo a lograr el objetivo principal que es la suspensión de los pagos, pero se trata de negociar con grandes fondos y bancos extranjeros (Goldman Sachs, Black Rock, Franklin Templeton, etc.) y con el FMI, que solo aceptarían no cobrar por dos años si existiera del lado argentino la seguridad de pago después de los dos años o, el temor de que la Argentina se declare en default y tengan que cobrar como puedan.


Por otra parte, se deben extremar las medidas de control cambiario, porque un impuesto del 30% encarece el tipo de cambio y es una tentación tanto para los exportadores (que subfacturan sus ventas oficiales para vender en negro o fugar) y para los importadores (que sobre facturan importaciones en blanco para quedarse con dólares comerciales), a lo que se suma la posibilidad cierta que parte de ese incremento del dólar por el gravamen del 30%, se traslade a precios.


La solución del tema deuda permitirá implementar la segunda etapa que es el Plan Económico, pero la carta fuerte del gobierno sigue siendo, de complicarse la renegociación, la de declarar el default* y obligar de ese modo a los acreedores de todo tipo a aceptar la suspensión total de pago de capital e interés por un plazo prudencial.


El mismo ministro de Economía, Martín Guzmán, lo había estimado en dos años. El presidente Fernández le dijo al director del Cohete a la Luna que serían cuatro, toda la duración de su mandato.


  • Licenciado en Economía, profesor de Política Económica y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Universidad de Buenos Aires. Fue Director Nacional de Programación Macroeconómica. Analista senior asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

Persiste la desaceleración generalizada en América Latina y el Caribe en 2019 y se espera un bajo crecimiento para 2020 (Rebelión)

CEPAL actualizó sus proyecciones de crecimiento para los países de la región


La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) revisó a la baja las proyecciones de crecimiento de la actividad económica de la región para 2019, año en que se espera una expansión promedio de 0,1% en América Latina y el Caribe, según informó hoy mediante un comunicado de prensa.


Para 2020, en tanto, el organismo proyecta que la región continúe en una senda de bajo crecimiento, con una expansión estimada del producto interno bruto (PIB) de 1,4%. Con esto se cumplirían siete años en que América Latina y el Caribe permanecería situada en un plateau de bajo crecimiento, que se ha traducido a su vez en un deterioro de los niveles de ingreso per cápita promedio. El PIB per cápita de la región se vería reducido en un 4% entre 2014-2019, lo que implica una caída promedio anual de -0,8%.


La desaceleración del ritmo de crecimiento se extiende para la mayoría de las economías de América Latina (17 de 20 países) en 2019. Este año las economías de América del Sur, especializadas en la producción de bienes primarios, en especial petróleo, minerales, y alimentos caerían un -0,2%, la primera caída desde 2016. En 2020 se espera que el crecimiento en esta subregión sea de 1,3% en promedio.


Para las economías de Centroamérica y México, por su parte, se prevé una tasa de expansión de 0,7% para 2019 y de 1,6% para 2020, valores que implican una reducción respecto de la tasa media de crecimiento observada desde 2014 en esta subregión.


Para el Caribe de habla inglesa u holandesa se estima un crecimiento promedio de 1,5% para 2019, y la tasa esperada para 2020 es de 5,7%. Vale la pena destacar que este último dato está muy influenciado por el alto crecimiento que se espera para Guyana, vinculado al comienzo de la producción de petróleo que tendría lugar el próximo año, indica la CEPAL.


Según la comisión regional de las Naciones Unidas, la dinámica de la actividad económica en América Latina y el Caribe se da en un contexto en que la economía global ha disminuido su contribución al crecimiento de la región en 2019, situación que muy probablemente se mantendrá para el próximo año.


No solo el volumen de comercio global y el nivel de actividad global se han venido desacelerando de forma pronunciada -afectando la demanda por exportaciones que enfrenta América Latina y el Caribe- sino que también se han visto afectados a la baja los precios de las materias primas que exportan muchos de los países de la región. Además, los episodios de aumentos en la volatilidad financiera influyeron por momentos negativamente en las condiciones financieras y los flujos de financiamiento disponibles para los países, agrega el organismo.


Ante este contexto externo caracterizado por tensiones comerciales y alta incertidumbre, se agravan las dificultades que en materia de inserción al comercio y producción internacional suelen exhibir las economías de la región, advierte la CEPAL.


Las debilidades de la economía global llevan a que los componentes de la demanda interna tengan un mayor peso relativo en la dinámica de crecimiento futura. A las dificultades que enfrentan las economías de la región para expandir el espacio de política -tanto fiscal como monetaria-, se suman las crecientes demandas por cambios estructurales para enfrentar las profundas desigualdades que subsisten en la región, indica finalmente la Comisión.

Larrea socava el nuevo T-MEC (La Jornada)

Lance Compa*


El gobierno de Donald Trump elogia el acuerdo logrado con los demócratas sobre el nuevo tratado comercial (T-MEC) aprobado por la Cámara de Representantes el 19 de diciembre pasado, el cual será revisado por el Senado en enero. Políticos demócratas y líderes sindicales destacan las recién negociadas medidas de aplicación de las leyes laborales, porque refuerzan lo suficiente el tratado para merecer su respaldo.


Sin embargo, una huelga de más de dos meses provocada por un magnate mexicano ha arrojado una nube sobre las nuevas disposiciones del pacto que refuerzan los derechos de los trabajadores. Señalando que la empresa negocia de mala fe, casi 2 mil trabajadores se mantienen en huelga desde principios de octubre en Asarco, subsidiaria que el conglomerado Grupo México opera en Tucson, Arizona.


La compañía ha empezado a contratar esquiroles. Esta acción desafía el requerimiento del nuevo acuerdo comercial de adherirse en la ley y en la práctica a las normas laborales de la Organización Mundial del Trabajo. El capítulo laboral del T-MEC declara que el derecho de huelga está vinculado al derecho a la libertad de asociación, que no puede realizarse sin proteger el derecho a huelga.


Esta huelga hace recordar la que ocurre en La sal de la tierra, sólo que esta vez no es contra los dueños de la mina Empire State, en Nueva Jersey, como en esa gran película de 1954, sino contra el empresario de la Ciudad de México que es dueño de minas de cobre y plantas de refinación en Arizona y Texas. En los 10 años pasados, la firma ha rehusado conceder aumentos al salario base de los empleados. Los trabajadores se fueron a huelga a mediados de octubre, provocados por lo que ven como negociación de mala fe de la empresa, con exigencias aún más ventajosas. Quiere que la mayoría de los trabajadores siga con salarios congelados, renuncie a su plan de pensiones y pague el doble de aportación a sus planes de seguro de salud.


El fabulosamente rico Germán Larrea, sólo detrás del magnate Carlos Slim en la lista de los más acaudalados de México, es dueño de Asarco y de otras firmas mineras en Sudamérica y España, junto con ferrocarriles, terminales portuarias y cadenas de cines en Estados Unidos y México. El historial de Larrea sugiere que no se puede llegar a ningún acuerdo a menos que los gobiernos de ambos países intervengan.


Una explosión en una mina de Grupo México en Coahuila enterró vivos a 65 mineros. La empresa recuperó sólo dos cuerpos y se detuvo, alegando que era demasiado caro sacar los demás. En 2014, la mina Buenavista de Grupo México derramó casi 42 millones de litros de desperdicios tóxicos en el río Sonora, esto causó rápidamente enfermedades en los pobladores y los efectos comienzan a mostrarse en enfermedades crónicas y cáncer.


Los trabajadores y las comunidades de México son quienes más han padecido las depredaciones del consorcio minero, pero la compañía de Larrea afecta también a estadunidenses. Según el Rastreador de violaciones de la organización Good Jobs First, Asarco ha acumulado casi 400 millones de dólares en multas por infracciones ambientales y 2 millones en otras relacionadas con salud y seguridad en Estados Unidos.


En julio de 2017, un camión de transporte de 320 toneladas mató a Gabriel Antonio Benítez, de 42 años, quien estaba estacionado en una camioneta pickup en una mina de cobre a cielo abierto cerca de Tucson. Según las autoridades de seguridad minera, el accidente ocurrió porque la gerencia de la mina no se aseguró de que los sitios de descarga estuvieran adecuadamente iluminados ni estableció reglas para el derecho de paso y el control del tráfico en los sitios de descarga. El caso de Benítez fue el tercer accidente fatal en Estados Unidos en 10 años, todos atribuidos a negligencia de seguridad por parte de la empresa.


Asarco objetó y retrasó el pago de multas y sanciones relativas a esas muertes y a otras violaciones en materia de seguridad y salud. Pero los recursos y demoras legales son la forma de vida de esa firma. En 2014, un árbitro le ordenó restaurar el pago de bonos a cientos de trabajadores de Arizona conforme a un convenio laboral. Dos cortes de distrito y un tribunal federal de circuito fallaron en favor de los trabajadores, pero se requirió una decisión de la Suprema Corte de Justicia, hace apenas dos meses, para obligarla al pago de más de 10 millones de dólares a los trabajadores afectados.


El historial de Germán Larrea en Asarco y sus otros negocios debe ser sometido a escrutinio ahora que el nuevo tratado comercial se dirige a una votación en el Senado planeada para este mes. El principal enfoque del acuerdo laboral se ha referido a problemas en México, puesto que tiene el propósito de elevar los salarios y permitir la formación independiente de sindicatos. Pero se trata de un acuerdo recíproco para las tres naciones, que compromete a cada una a mantener altos estándares laborales en salud y seguridad, salarios y condiciones decentes, además del derecho a huelga.


El mecanismo reforzado incluye disposiciones que hacen posible imponer aranceles o incluso detener productos en la frontera si se elaboran en contravención del capítulo laboral del T-MEC. Si no se llega a un acuerdo en la huelga de Asarco, la primera reclamación conforme al capítulo laboral del nuevo tratado podría ser buscar que se sancionen los productos elaborados en Estados Unidos por esa empresa mexicana.


El nuevo capítulo laboral es un avance significativo con respecto al antiguo TLCAN en materia de trabajo. Pero, ahora que los productos de Asarco son elaborados por esquiroles, los legisladores deben insistir en que los gobiernos de Estados Unidos y México intervengan para resolver la disputa y la contradicción de que un oligarca mexicano pisotee los derechos de trabajadores estadunidenses en abierta violación de las normas laborales establecidas en el acuerdo comercial. De otro modo, se podría considerar que el acuerdo laboral carece de dientes –la palabra favorita de los críticos del tratado original en materia de trabajo– antes incluso de que entre en vigor.


  • Lance Compa fue director de investigación de la comisión laboral del TLCAN de 1995 a 1997, y de entonces a la fecha ha sido profesor de derecho internacional laboral en la Universidad Cornell.


Traducción Jorge Anaya

SOCIEDAD

La política de la tortura (El Quinto Patio)

Carolina Vásquez Araya*


El maltrato extremo es una forma cruel y degradante de hacer política y establecer límites


El 10 de diciembre de 1984 la Asamblea General de la ONU adopta y abre -a la firma, ratificación y adhesión- la Convención Contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Un título suficientemente explícito para invitar a los líderes políticos a poner fin a los abusos de los Estados y sus instituciones contra las personas, en cualquier circunstancia, y con el propósito de obligarlos a respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales. Treinta y seis años después resulta evidente el desprecio de los Estados parte por un compromiso tan elemental como indispensable, cuyo propósito es erradicar la violencia y propiciar un camino hacia la paz.


La década cierra con un panorama progresivo de tortura y violación de derechos humanos convertidos en la herramienta estratégica de las potencias y sus aliados. Las manifestaciones ciudadanas contra los abusos de poder de los gobernantes son atacadas con una fuerza más propia de situaciones de guerra que de conflictos políticos surgidos dentro del marco civil. El propósito no puede ser más claro: la violación de los derechos de la población queda establecida como una acción disuasiva no sujeta a la ley y como una prueba de la permisividad de los gobiernos sometidos a presiones de poderosos sectores económicos locales e internacionales.


Los protocolos para enfrentar conflictos ciudadanos y fenómenos como las masivas olas de migrantes, resultado estas últimas de la violencia debida a la corrupción, el crimen organizado o acciones bélicas e invasión de otros Estados por intereses puramente geopolíticos y económicos de las potencias, son ignorados; y, por lo tanto, las fuerzas represivas y de orden actúan con total desapego a las convenciones que norman este tipo de situaciones, a pesar de la ratificación de esos países y su obligación de atender las disposiciones establecidas por ellas.


En suma, el siglo muestra su tendencia a la impune violación de toda ley existente sobre el trato digno y el respeto por los derechos humanos, desde un sistema global cuya prioridad es el expolio de la riqueza de las naciones, la eliminación de cualquier obstáculo en la consecución de esos objetivos –en cuenta el despojo de tierras y la agresión armada contra los pueblos originarios- y la institucionalización de la tortura como instrumento de control ciudadano, una estrategia sumamente efectiva para someter a los pueblos a la voluntad de gobernantes corruptos y dictaduras solapadas bajo marcos constitucionales elaborados a medida.


Uno de los ejemplos más claros de esta degradación en el respeto por leyes internacionales y convenciones firmadas y ratificadas por los Estados –como la ya mencionada Convención contra la Tortura- es lo actuado por el gobierno de Estados Unidos en relación con la niñez migrante. No es necesario ir muy lejos para comprobar las violaciones ejecutadas por las autoridades de migración, quienes obedeciendo disposiciones del mandatario estadounidense han separado a las familias, han internado a niñas, niños y adolescentes de toda edad y condición en campos de concentración, privándoles de todo contacto con su familia y sometiéndolos a un trato cruel e inhumano. En el caso de menores, la privación de su entorno familiar constituye el más claro ejemplo de tortura y una violación indiscutible de la Convención por los Derechos de la Niñez. Así termina el año y comienza otro menos promisorio y con enormes desafíos para los pueblos del mundo.


  • Periodista, editora y columnista chilena que reside en Guatemala.


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MEDIO AMBIENTE

Guerra y fuego: la venganza del cambio climático (La Jornada)

Alejandro Nadal*


El nuevo año despertó con un doble llamado sobre la realidad del cambio climático. Por una parte están los incendios en Australia, que han cubierto millones de hectáreas y representan una amenaza existencial para el continente. Por otra, los tambores en Oriente Medio nos anuncian la proximidad de una guerra vinculada con las reservas de crudo más importantes del mundo. Doble llamado para tomar acción decisiva y controlar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).


Australia se ha desempeñado mal en el tema de la reducción de emisiones de GEI. En el marco del Acuerdo de París, Australia fijó una meta de reducción de emisiones de entre 26% y 28% con respecto de las del 2005 para ser alcanzada en el 2030. Estas metas son demasiado modestas y lo peor es que Australia ni siquiera está en camino de cumplirlas.


De acuerdo con el índice de desempeño sobre cambio climático (www.climate-change-performance-index.org), que agrupa a las 57 economías responsables del 90% de las emisiones de GEI, Australia ocupó el último lugar en el 2019. Y esta situación va a empeorar.


Desde el primero de agosto del 2019 los incendios en Nueva Gales del Sur y Queensland han emitido 306 millones de toneladas de dióxido de carbono. Ese monto representa más de la mitad de las emisiones anuales de Australia.


Para el primer ministro de Australia, Scott Morrison, los incendios no tienen nada que ver con un pretendido cambio climático. Sus posturas negacionistas adoptan un tono extremo en su Partido Liberal (conservador) y la falta de acción del Gobierno australiano para reducir emisiones es admirada por muchos gobiernos de derecha en el mundo.


Para cerrar con broche de oro, el Gobierno en Canberra ha aprobado los planes para abrir la mina de carbón más grande del mundo. El país sigue siendo el segundo exportador de carbón más importante del planeta, con 370 millones de toneladas en el 2018 (principalmente a India y China).


Ya veremos si las temperaturas extremas y la duración de la temporada de incendios dan para que electores y Gobierno puedan ver la realidad.


Al otro lado del planeta, el asesinato de Qasem Soleimani, el general más importante del régimen en Irán, coloca a Oriente Medio al borde de una guerra que podría calificarse de intensiva en GEI por dos razones.


La primera es que el conflicto tiene como telón de fondo los yacimientos petroleros más importantes del mundo.


La segunda es menos conocida: el Ejército estadounidense es la institución que más emisiones de GEI genera en todo el mundo. Al igual que cualquiera de las corporaciones multinacionales que operan en la economía global, su cadena logística integra una vasta red de barcos contenedores, buques tanque, aviones de transporte y una flota interminable de camiones para abastecer sus bases y operaciones militares.


Un estudio reciente de la Royal Geographical Society (www.rgs.org) reveló que las Fuerzas Armadas estadounidenses emiten más gases de efecto invernadero que la mayoría de los países del mundo. Se trata del peor contaminador institucional en todo el planeta.


En el 2017, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos compraron 269 mil 230 barriles de petróleo diarios y emitieron más de 25 millones de toneladas diarias de dióxido de carbono. Si esas Fuerzas Armadas fueran un país, ocuparía el lugar 47 en la escala de emisiones de GEI, algo comparable con las totales de Perú o Portugal.


¿Por qué consume tanta energía el Ejército estadounidense? Además de la gigantesca plataforma de apoyo logístico que requiere el despliegue militar global de Washington, la eficiencia energética nunca le ha interesado al Complejo Militar-Industrial. Por eso un bombardero B2 necesita 20 litros de combustible para recorrer una milla, y un tanque Abrams requiere cuatro litros de combustible para avanzar 950 metros.


En la Segunda Guerra Mundial, las Fuerzas Armadas estadounidenses utilizaron un galón de combustible diario por cada soldado en el frente. En la primera Guerra del Golfo ese coeficiente subió a cuatro galones al día.


Para el 2007, con operaciones en Irak y Afganistán, se necesitaron 16 galones de combustible diarios por cada soldado en operaciones. Tal parece que hasta los dioses de la guerra prefieren una mayor intensidad en gases de efecto invernadero.


Es cierto que hablar de las emisiones del Ejército imperial se antoja algo absurdo. Después de todo, no hay guerra por más verde que sea que justifique la barbarie y la masacre. Así que antes de hablar de la contaminación que provocan esas Fuerzas Armadas habría que abordar las consideraciones éticas, humanitarias y geopolíticas.


Los incendios en Australia y una guerra en Oriente Medio anularán cualquier logro que se hubiera alcanzado al amparo del Acuerdo de París. El cambio climático arremete contra los que no quieren ver la autoridad de la realidad.


  • Economista mexicano. Publica habitualmente en los periódicos La Jornada de México y la revista Sin Permiso

Cambio climático: el inesperado fenómeno hallado por los científicos que puede explicar el fuerte incremento de gas metano en la atmósfera (BBC Mundo)

Jonathan Amos*


Finalmente los científicos creen poder explicar, al menos en parte, el reciente aumento de los niveles de metano en la atmósfera.


Un estudio, realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), apunta a un incremento importante en las emisiones originadas en las regiones pantanosas de Sudán del Sur.


De acuerdo con datos satelitales, la región recibió una gran cantidad de agua proveniente de lagos de África Oriental, incluido el Victoria, el segundo lago de agua dulce Este flujo habría estimulado la propulsión de metano (CH4) de los humedales, contribuyendo significativamente al aumento de los niveles de metano en la atmósfera.


Se estima que este evento podría haber aportado un tercio del incremento que se observó entre el 2010 y el 2016, si se considera a toda África oriental.


"No hay mucho monitoreo de terreno en esta región que pueda probar o refutar nuestros resultados, pero los datos que tenemos encajan perfectamente", le dijo a BBC News el profesor Paul Palmer.


"Tenemos líneas de evidencia independientes que muestran que los humedales de Sudd se expandieron en tamaño e incluso se puede ver en imágenes aéreas que se volvieron más verdes."


Un aumento progresivo desde el 2007


El metano es un potente gas de efecto invernadero y, al igual que el dióxido de carbono, su concentración en la atmósfera está aumentando.


No ha sido un incremento constante. De hecho, a principios de los 2000, la cantidad de gas llegó a estabilizarse por un tiempo. Pero luego su presencia aumentó alrededor del año 2007, con un salto adicional observado en el 2014.


En la actualidad hay un debate sobre su origen, algunos dicen que es debido a emisiones generadas por actividades humanas como la agricultura, otros argumentan que se debe al uso de combustibles fósiles.


Pero también hay un fuerte componente natural y gran parte de la investigación actual se centra en las contribuciones que vienen de los trópicos.


El grupo de Edimburgo ha estado utilizando la nave espacial japonesa Ibuki para tratar de observar el comportamiento de los gases de efecto invernadero en las turberas y humedales africanos, y ha observado un aumento significativo en las emisiones de metano en Sudán del Sur entre el 2011 y el 2014.


Los pantanos del Sudd podrían ser los culpables


Sospechando que la región llamada Sudd podría ser la culpable (se sabe que los microbios del suelo en los humedales producen mucho metano), el equipo comenzó a investigar con ayuda de otro conjunto de datos satelitales para tratar de encontrar un vínculo.


Luego de un monitoreo de la temperatura de la superficie terrestre del lugar se reforzó la idea de que los suelos de la región se habían vuelto más húmedos.


Las mediciones de gravedad en África oriental también mostraron un aumento en el peso del agua retenida en el suelo. Igualmente con altímetros satelitales se siguieron los cambios en la altura de lagos y ríos.


"Los niveles de los lagos de África del Este, que alimentan el Nilo y llegan hasta el Sudd, aumentaron considerablemente durante el período que estábamos estudiando. Esto coincidió con el aumento de metano que vimos e implicaría que el aumento se debió al flujo (de agua) del río hacia los humedales", explicó el doctor Mark Lunt.


El grupo de Edimburgo publicó sus hallazgos el miércoles en la revista Atmospheric Chemistry and Physics y Lunt presentará nuevos datos en la reunión de la Unión Americana de Geofísica.


El doctor ha estado observando los datos sobre las emisiones de metano recogidos por el satélite Sentinel-5P de la Unión Europea. Su instrumento Tropomi puede ver el CH4 a una resolución más fina que el Ibuki y según el mapeador europeo está claro que las emisiones de metano siguen en aumento en Sudán del Sur.


Los niveles de actividad no se parecen en nada a los de principios del 2010, pero los humedales de Sudd continúan siendo una fuente importante.


"Es un área enorme, así que no es sorprendente que esté bombeando mucho metano. Para dar contexto, el Sudd tiene 40 mil kilómetros cuadrados: dos veces el tamaño de Gales. Y siendo tan grande se espera que se puedan ver las emisiones desde el espacio", le dice Lunt a BBC News.


  • Corresponsal de la BBC que trata temas de la ciencia

Revista Semanal

La porfía cubana“Estamos a las puertas del crecimiento económico / Entrevista con Nicolás Maduro” (I)

Atilio A. Borón


Cada nuevo año invita a realizar balances de logros y frustraciones, alentar renovadas esperanzas y, en Nuestra América, conmemorar una gesta histórica: el triunfo de la Revolución Cubana. Como lo he dicho en reiteradas oportunidades la recordación y el homenaje a esa gran victoria popular y la interminable derrota del imperialismo norteamericano que acumula sesenta y un años mordiendo furioso el polvo de la derrota –cosa que jamás le ocurrió en ningún otro rincón del planeta- prevalecen por encima de cualquier otro tipo de consideración. Sin menospreciar a nada ni a nadie, nuestras pequeñas historias personales e inclusive grandes acontecimientos de índole colectiva quedan eclipsados por la luz radiante de aquel amanecer del 1º de enero de 1959.


Ese día la historia de esa “una sola gran nación” de la que hablaba Bolívar, quedó partida en dos: Fidel y los jóvenes del 26 de Julio consumaron una hazaña que instaló un ineludible antes y después en nuestro devenir histórico, destinado a durar para siempre y a resignificar nuestras seculares luchas por la liberación nacional y social pero también a otorgar nuevo sentido y un renovado horizonte a las batallas de nuestro tiempo. Pero no fue tan solo aquel acontecimiento liminar: el pueblo y el gobierno cubanos tuvieron la virtud de sostener contra viento y marea durante más de seis décadas aquella victoria homérica que hizo posible que Nuestra América saliera de la prehistoria y comenzara a escribir su propia historia.


Una historia durísima, de resistencia ante el mayor poder del planeta, y de ardua construcción del socialismo. Lo primero, porque el imperialismo ni por un segundo dejó de hostigar a la Revolución Cubana. Y ante ello el pueblo cubano se ganó para siempre el adjetivo de “heroico”, porque resistió a pie firme haciendo gala de una virtuosa obstinación que no tiene parangón en la historia universal.


Y construcción, decíamos, porque bajo las peores condiciones imaginables Cuba comenzó a construir el socialismo y al día de hoy continúa la tarea con ejemplar tenacidad. El sabotaje del gobierno estadounidense ha sido persistente, creciente y brutal. Demócratas y republicanos se han alternado en la Casa Blanca pero todos han coincidido en su enfermiza obsesión por aplastar a la Revolución Cubana y borrar de la faz de la tierra un ejemplo que demuestra que aún bajo el ataque “de amplio espectro” de la mayor superpotencia del planeta un país de la periferia puede garantizar para toda la población salud, educación, alimentación, seguridad social y una vida austera pero digna. Cosas que ningún país capitalista puede hacer porque en ellos todos esos derechos que la Revolución Cubana ofrece a su ciudadanía son meras mercancías u oportunidades de negocios.


Esto explica el rabioso empeño de la Casa Blanca por acabar con la Revolución. Su sola supervivencia, bajo condiciones tan inmensamente adversas, es prueba irrefutable de la superioridad del socialismo (sin negar sus problemas) sobre el capitalismo. Si como dice Donald Trump aquel ha fracasado, ¿por qué no suprime el bloqueo que atenaza a la isla y le exige inmensos esfuerzos para lograr lo que en casi todo el mundo se obtiene sin el menor esfuerzo? Por ejemplo: facilitar las exportaciones cubanas, permitir el libre tránsito de los residentes en Estados Unidos para que puedan visitar la isla cuando se les antoje, recibir remesas de los emigrantes cubanos radicados en ese país, permitir que Cuba importe lo que necesite sin aplicar enormes sanciones económicas a los terceros países o las empresas involucradas en esa actividad, favorecer el turismo y poner fin a las innumerables restricciones de todo tipo impuestas a la isla rebelde por su osadía.


Si de fracasos se habla Estados Unidos es un lastimoso muestrario: un país carcomido por la violencia, con periódicos asesinatos masivos e indiscriminados en escuelas, shoppings e iglesias producidos por sujetos desquiciados por una sociedad alienada y alienante; un país que alberga decenas de millones de adictos que consume cuanta droga letal se produce en el planeta y fomenta el flagelo del narcotráfico [1]; un país riquísimo, por lo propio y por lo que le ha robado al resto del mundo, y que sin embargo no puede acabar con la pobreza que afecta a cerca de un 15 por ciento de su población; un país que prostituyó su proceso político y que hoy no es otra cosa que un régimen plutocrático en donde solo prevalecen los intereses de las clases dominantes, tema éste sobre el cual hoy existe un sorprendente consenso dentro del establishment académico.[2]


Si el socialismo ha fracasado, ¿por qué la Casa Blanca y el poder mafioso (en sus dos variantes: corporativo y gangsteril) que aquella representa no dejan a Cuba en paz? Respuesta: porque entonces el ejemplo de Cuba, importante como lo es hoy, lo sería muchísimo más y los pueblos del mundo podrían sentir la tentación de avanzar por esa vía, algo absolutamente inadmisible para el poder capitalista a escala mundial. Por eso, ¡gracias Cuba por tu Revolución y por nutrir nuestras esperanzas, y por haber hecho de la justicia, el internacionalismo y la solidaridad las estrellas polares que guían a los pueblos en la construcción de un mundo mejor!


Notas:

[1] El Addiction Center de Estados Unidos informa que existen en ese país al menos 21 millones de adictos a diversas drogas y que solo un 10% de ellos recibe tratamiento médico que, por supuesto, es mayoritariamente privado y caro.


[2] Así lo demuestra un reciente estudio realizado por las universidades de Princeton y Northwestern. Ver https://m.washingtontimes.com/news/2014/apr/21/americas-oligarchy-not-democracy-or-republic-unive/?utm_source=GOOGLE&utm_medium=cpc&utm_id=chacka&utm_campaign=TWT+-+DSA


Fuente: Rebelión


Tomado de BLOG DE ATILIO BORÓN/1 de enero del 2020

Honor y gloria al pueblo chileno

Manuel Cabieses Donoso


Me pongo de pie, me quito el sombrero y grito a todo pulmón: ¡Viva el glorioso pueblo chileno!


Es el pueblo -en su más amplia y generosa acepción- el protagonista de la rebeldía que convirtió el 2019 en un año que pasará a la historia de las luchas sociales de nuestra patria.


Hombres y mujeres, jóvenes y viejos, y hasta los niños que hoy desbordan las calles con su protesta magnífica, son descendientes de las heroicas luchas contra la explotación y la discriminación de los siglos XIX y XX. La rebeldía que se levantó iracunda se forjó en la pampa salitrera, en el sur mapuche y campesino, en la Patagonia austral y en los puertos y ciudades de esta delgada “línea de luz” como llamó a Chile el gran Carlos Droguett.


La nuestra es una historia cuajada de matanzas y abusos que, sin embargo, jamás extirparon el furor rebelde que latía en el corazón del pueblo. 2019 pasará a la historia como ejemplo de ese coraje histórico. Es una página gloriosa escrita por millones de chilenos y chilenas. El pueblo de todas las edades y condiciones sociales, proclamó ¡basta! al sistema que lo oprime y humilla. El laboratorio de experimentación y cuna del neoliberalismo -la más inhumana expresión del capitalismo-, se puso de pie y reclama una Asamblea Constituyente que eche los cimientos de una República democrática y participativa. El poder popular pugna por ser definitivamente reconocido como la piedra angular de la sociedad.


Existe una evidente continuidad histórica entre el 18 de octubre y el 11 de septiembre. En la perspectiva del tiempo, esas fechas se hermanarán como anverso y reverso de nuestra trágica historia.


El presidente Salvador Allende lo anunció en La Moneda en llamas: “más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.


Esto es lo que hoy sucede: el hombre libre se ha echado a andar y ha convertido las calles en barricadas de la libertad. En realidad el pueblo nunca dejó de luchar. Bajo el terrorismo de Estado, hombres y mujeres entregaron sus vidas para reconquistar la libertad secuestrada por los oligarcas y asesinos con uniforme. La heroica resistencia contra el terrorismo de Estado -que costó más de tres mil víctimas y decenas de miles de prisioneros torturados- forma parte de las raíces históricas de la rebeldía del pueblo chileno.


Nuestro país quiere vivir de manera diferente a la que impuso el neoliberalismo con ayuda de las bayonetas. Anhela una democracia con justicia social, una paz entre iguales, una institucionalidad -sujeta al escrutinio popular y a la revocación de sus mandatos- que haga respetar los derechos y deberes de los ciudadanos.


Resulta mezquino –y deliberadamente desorientador- calificar la protesta y rebeldía solo como un “estallido social”. Se han cumplido más de 70 días de un fenómeno social, político y cultural que desconoce a todas las instituciones del Estado. No es un “estallido”, es un proceso insurreccional que ha desfondado la institucionalidad y disipado -con un solo bufido de millones- la falsa imagen del “oasis” del conformismo y la resignación en América Latina.


Esta insurrección no tiene liderazgo reconocido ni un itinerario predeterminado. Sin embargo tiene millones de voces que señalan el rumbo del movimiento: un cambio profundo y definitivo. La demanda que globaliza el conjunto de protestas parciales es una nueva Constitución elaborada por una Asamblea Constituyente. A partir de la cual los chilenos construyamos una nueva sociedad de iguales.


Más de 27 muertos, centenares de heridos, miles de detenidos y torturados cuesta ya esta lucha. La represión policial ha dejado en claro que los carabineros de Pinochet son los mismos de Piñera.


Es iluso creer que el proceso insurreccional en marcha va a tragarse el sapo de una “Convención Constituyente”, como la que ha fabricado la casta política. Lo previsible es una ola de presión de masas para que la “Convención” rompa sus ataduras y limitaciones y asuma las funciones de una Asamblea Constituyente, depositaria del poder originario. Para el éxito de ese propósito hay que permanecer unidos tal como en el primer día de la insurrección de octubre.


Los enemigos del cambio -con la casta política a la cabeza- intentan dividir y desalentar al pueblo. Se iniciará una guerra sicológica millonaria en recursos para ganar el plebiscito del 26 de abril. La respuesta necesaria consiste en afianzar la unidad social sin sectarismos ni oportunismos. El enemigo común es la oligarquía que pretende convertir la Constituyente en una farsa más de las numerosas que registra nuestra historia.


Debemos confiar en nuestras propias fuerzas. Tenemos el orgullo de pertenecer a un pueblo valiente y rebelde que no permitirá que se vuelva a bloquear su derecho a vivir en una sociedad gobernada por la justicia social, las libertades públicas y los derechos humanos.


A la Asamblea Constituyente corresponde echar las bases de esa sociedad que la esperanza del pueblo mantiene viva desde hace más de un siglo.


Tomado de PUNTO FINAL/29 de diciembre 2019


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Empiezan los 20, ¿los “terribles 20”?

Andrés Piqueras


Las crisis, convertidas en recesiones o incluso en depresiones, han existido continua y periódicamente desde el inicio del capitalismo. El estadounidense National Bureau of Economic Research recoge 33 de ellas solo desde 1854, una media de dos por década, no habiendo habido nunca un periodo sin crisis por más de 11 años. Alguien que no fuera un economista –como diría Marx- debería deducir que el capitalismo contiene alguna característica intrínseca que le conduce a ello. Las crisis tienen una variada gama de manifestaciones externas (de subconsumo, financieras, por desajustes macroeconómicos o conmociones originadas por la propia competencia…), las mismas que sirven para elaborar explicaciones causales superficiales cuando no directamente erróneas.


En realidad, las crisis estructurales del capitalismo parten de un común denominador, que es el que importa y que se niega a entender la ciencia económica reinante: la caída del valor. El valor es la sangre que recorre el cuerpo del sistema capitalista y está entrañado en el tiempo socialmente necesario que tardan en producirse unas u otras mercancías.


La automatización de los procesos productivos no solo ha ido desechando seres humanos de los mismos, condenándolos a un desempleo crónico o a un empleo cada vez más precario (que es a menudo también una forma de desempleo camuflado), sino que va reduciendo el tiempo necesario de producción y con ello el valor (“la sangre” del sistema). En consecuencia, el sistema se va gangrenando. Pero lejos de intentar alguna cura, hoy asistimos a su loca huida hacia adelante (algo así como si a quien le diagnostican un mal grave decidiese irse de copas y comilonas todos los días).


A lo largo de la historia la clase capitalista ha encontrado diversos remedios contra esa enfermedad crónica: aumentar la explotación de la población trabajadora, invertir allá donde todavía no se daban los procesos de tecnificación de la economía, acortar el tiempo entre la fabricación y la venta, entre algunos otros (además de apropiarse de la riqueza colectiva mediante privatizaciones o negarse a pagar impuestos, claro). Pero había una salida imprescindible, si la tecnificación hacía decaer el valor de cada mercancía (fijémonos, por ejemplo, en la estandarización que supone una cadena de montaje para el valor –y el precio- de una mesa, y el valor –y precio- que tendría hecha a mano, artesanalmente), le permitía también hacer cada vez más mercancías en menos tiempo.


Si antes, por imaginar un ejemplo, hacer una mesa costaba dos días, ahora se puede producir en dos horas. Lo único que hay que hacer para compensar que el tiempo-valor ha disminuido 24 veces, es producir al menos 24 mesas en dos días. Pero claro, para eso necesito que haya 23 compradores más que antes. Esto no debe resultar difícil si tenemos en cuenta que ahora las mesas salen mucho más baratas precisamente por su rápida fabricación y estandarización. El problema está en que este movimiento es exponencial.


La robotización y la inteligencia artificial van reduciendo el tiempo socialmente necesario de producción al mínimo, lo que quiere decir que en compensación el mercado debe expandirse al máximo. La “globalización” se dio con ese propósito, pero hoy está alcanzada la máxima expansión física y nada indica que el capitalismo vaya a ser capaz de empobrecer a las poblaciones del mundo (con desempleo, subempleo, destrucción de condiciones sociales y laborales…) y al mismo tiempo hacerlas que compren cada vez más. De hecho, lo único que ha permitido la continuidad del consumo desde los años 70 del siglo XX en los países “ricos” ha sido el crédito, o visto desde el otro lado, el endeudamiento masivo y creciente (tanto de particulares como de empresas, instituciones públicas y Estados).


La implicación de esa dinámica de fabricación incesantemente creciente de mercancías es la extracción también incesantemente creciente de recursos naturales y la utilización incesantemente creciente de energía.


En 1972 el Club de Roma emitió el informe Los límites del crecimiento, juntando datos de producción industrial, población, recursos, energía, alimentos, contaminación, sumideros… en el que se preveían las consecuencias que íbamos a afrontar de seguir el curso de la producción-consumo y crecimiento exponencial.


En 1991 algunos de los mismos científicos insistieron en un nuevo informe, titulado Más allá de los límites del crecimiento, en que en esa década nos situábamos ante el sobrepasamiento: era la última oportunidad de frenar si no queríamos despeñarnos por el precipicio. Después, aunque lo hiciéramos, la propia inercia nos llevaría hasta él sin remedio. Más allá de algunas de las intenciones políticas del Club de Roma, sus predicciones se han ido cumpliendo cabalmente (como ha mostrado la Universidad de Melbourne). Ya para la segunda década de este siglo las consecuencias apuntadas han comenzado a alcanzar la conciencia colectiva mundial. Pero parece que la década que inauguramos de los 20 sería en la que cobrarían una realidad todavía más palpable, incontestable aun para los más acérrimos negacionistas del daño que causamos al hábitat planetario.


Algunos de los poderosos del mundo se acaban de reunir en Madrid, en la Cumbre Social por el Clima, para intentar por enésima vez hacer como que hacen algo y por enésima vez dejar al descubierto su falta de intención para ello, que en realidad traduce su incapacidad en tal sentido.


Y no puede ser de otra forma, porque en contra de los bonitos discursos y la gran preocupación exhibida, lo que de verdad estamos pidiendo a las élites mundiales para “salvar el planeta”, es que se suiciden como capitalistas. Porque, repitamos, el capitalismo es un modo de producción basado sine qua non en el crecimiento. Todo en él depende de que se siga creciendo (pensemos simplemente en cómo demonios se va a pagar toda la ingente cantidad de deudas contraídas, que supera ya cuatro veces el PIB mundial, si no es así).


Las dinámicas del valor son dictatoriales: requieren más mercancías, más pulsión de consumo, más despilfarro energético. No importa si hay que reducir la calidad de los productos para vender más barato, si hay que recurrir a la obsolescencia programada y a fechas de vencimientos arbitrarias para acortar la vida útil de aquellos, si hay que subutilizar bienes y servicios, maquinarias e instalaciones sirviéndose de la ideología de la “innovación tecnológica”. Con la tasa de utilización decreciente (por ejemplo, la del auto privado es tan solo de un 1% -y encima quieren que lo renovemos antes, con la excusa de la contaminación, como si fabricar coches, sean eléctricos o de cualquier otra energía, no fuera ‘contaminante’-) se expande el capital, pero se destruyen bienes de uso y naturaleza. Solo la energía fósil es capaz de mantener ese derroche. Ninguna otra permite este tipo de civilización (ni siquiera el hiperconsumo de mercancías “verdes” a las que nos abocarán en adelante).


Pronto, este mes de enero se reunirán en Suiza, allí sí en serio, los grandes del planeta, como Foro de Davos, para dictar lo que tienen que hacer los diferentes gobiernos del mundo. Las instituciones supraestatales (FMI, Banco Mundial, OMC, G20…) se encargarán de precisar y hacer operativas las medidas a seguir. En nuestro caso, el macro-Estado de la UE impone unas normas de obligado cumplimiento sobre inflación, déficit presupuestario, deuda pública o tipos de interés, por encima de decisiones parlamentarias y por tanto de cualquier opción democrática.


En consecuencia, nuestros Estados carecen de soberanía monetaria y fiscal, tienen las manos atadas en asuntos económicos y la soberanía popular y la “igualdad de los nacionales” es solo una triste invocación de quienes venden los países (sus transportes, energía, comunicaciones, servicios y viviendas públicas, etc.) a las grandes transnacionales del mundo.


Los “felices 20” del siglo XX


Los años 70 del siglo XIX inauguraron la primera larga crisis del capitalismo. La misma que llevaría a la expansión imperial de Europa y a crecientes tensiones entre las potencias que desembocarían en dos guerras mundiales, la misma que posibilitó la mayor desconexión con el mundo capitalista conocida hasta hoy (la Revolución Soviética) y provocó el mayor crack bursátil hasta nuestros días, así como una conmoción de alcance mundial.


Sin embargo, la década de los 20 del siglo XX pareció ajena a todo ello. Los “felices 20” fue una expresión acuñada en torno a la expansión económica de EEUU, favorecida por el hundimiento europeo tras la Primera Guerra Mundial. “Felicidad” que a partir del 1924 se expandiría a ciertas oligarquías europeas propiciando un clima de euforia nerviosa y ciega confianza en el sistema capitalista. Pero mientras las viejas y nuevas clases ricas disfrutaban con el “can-can”, el mundo se iba hundiendo bajo sus pies. Al tiempo que se daba el auge del fascismo en Italia, se gestaba el lento progreso del nazismo en Alemania y se incubaba una poderosa burbuja financiera contraída a través de sobrevaloración de activos empresariales y un desenfrenado sistema de endeudamiento y compra a plazos que desembocó en el crack del 29. La desolación, el deterioro y el pesimismo social se adueñaron de los años 30, hasta que estalló la mayor guerra que ha conocido hasta ahora la humanidad.


La crisis de larga duración de los siglos XX-XXI


Desde los años 70 del siglo XX las élites mundiales vienen intentando escapar de la segunda larga crisis capitalista que, sin embargo, se resiste a dejarnos. Han probado de todo: medidas neoliberales, neokeynesianas, globalización, crédito masivo, especulación financiera con sus burbujeos bursátiles y finalmente, aprendiendo de la crisis del 29, han recurrido a la ingente invención de dinero mágico, sin ningún valor detrás. Un dinero sacado de la chistera (en torno a 15 billones de dólares desde 2010) que conceden a las grandes empresas y bancos “demasiado grandes para caer” (evitando el efecto dominó en la economía y al tiempo evidenciando que lo de la “libre competencia” no se lo han creído nunca), con lo que modifican sus números, ocultan sus descubiertos y aparentan que el sistema funciona y el mundo empresarial y bancario van bien. Pero todo esto no hace sino acumular una “tormenta perfecta”, una enorme explosión de la economía, en proporciones tendencialmente horrendas, que puede hacer irrisorias las crisis del 29 y de 2007-2008 juntas.


Será muy difícil que la década de los 20 de este siglo pase sin que ese cataclismo, o al menos, algún serio anticipo del mismo, ocurra. Por lo que, aunque parezca que las poblaciones del mundo, especialmente las autodenominadas “occidentales”, siguen ajenas al volcán que se incuba bajo sus pies, como en los “felices 20”, pronto no tendrán más remedio que enterarse de lo que pasa.


Esta década de los 20 nos deparará el fin de la ilusión de la “crisis” como un accidente del capitalismo, que una vez superado dejará la marcha hacia el progreso y el bienestar. El fin de la no percepción del cambio climático y de un hábitat severamente dañado será también inevitable.


Hay una elevada probabilidad de que el capitalismo se haga cada vez más salvaje. La geoeconomía, la geoestrategia y la geopolítica de un sistema en decadencia, con recursos cada vez más escasos, tenderán a militarizarse y amenazar al conjunto de la humanidad. Especialmente la OTAN y la potencia en declive, EEUU, se mostrarán cada vez más agresivas, como estamos viendo sobre todo en centro-Asia y muy concretamente en la ofensiva contra Irán.


Además, las guerras económicas y guerras por los recursos se combinarán con “guerras sociales”, de arriba abajo, que las élites del mundo vienen emprendiendo contra las poblaciones para intentar preservar sus privilegios y beneficios, y que se intensificarán. Por eso mismo, habrá más posibilidades de que la década de los 20 sea también la de las movilizaciones totales, de las que Chile y Francia, y cada vez más Colombia, están dando una avanzadilla.


Pero atención, porque la inteligencia artificial, el big data y el control casi total de los dispositivos de información, formación y socialización pueden deformar hasta la náusea lo que ocurre. Permite, en cualquier caso, que la clase capitalista global, o unas u otras fracciones de ella, “creen” movilizaciones masivas, se inventen reacciones “populares”, fabriquen atentados de falsa bandera, provoquen levantamientos y muevan vehementes sentimientos de masas. En un capitalismo de dinero y capital ficticios, la realidad también se hace “virtual” y será cada vez más difícil distinguir lo genuino de lo fabricado por la ingeniería social. Los “fascismos” del siglo XXI no son-serán como los del XX (vaciada de sustancia la democracia, se pueden-podrán permitir incluso ser “democráticos”).


Frente a ello, todo indica que habrá que construir nuevas fuerzas sociopolíticas transformadoras, puesto que la casi totalidad de las actuales están lejos de comprender los desafíos históricos a que nos enfrentamos. Integradas más o menos cómodamente en el sistema, no tienen muchas intenciones de ver que hoy ser reformista o imaginar la mejora sostenida del capitalismo es ser enormemente irrealista. Tan irrealista como creer en ese esperpento del “crecimiento sostenible” (no es de extrañar que “El nuevo acuerdo para España” de PSOE-Unidas Podemos –sin medición de objetivos concretos, cronograma ni presupuesto- comience precisamente con el título de “Consolidar el crecimiento”).


En los años 20 del siglo XX, a pesar de todo, las poblaciones mantenían ilusión en el futuro. Hoy esa ilusión sumamente debilitada, fruto del deterioro socio-natural, apenas deja para centrarse en el día a día, mientras se va instalando la percepción del futuro como catástrofe. ¿Podrá ser que en esta década que estos días estrenamos, las reacciones populares eviten que se convierta en la década de los “terribles 20”?


Recordemos que el “sobrepasamiento” se ha realizado. Ya no podemos evitar el golpetazo ecológico (ni por tanto el económico). Ahora de lo que se trata es de que sea lo menos duro posible y de que el “shock civilizacional” sirva al menos para empezar a construir otro mundo. Las próximas fuerzas político-sociales que tengan algo que decir serán las que sepan dar una respuesta a ello.


El desafío es descomunal pues a la postre, de lo que se trata verdaderamente, es de dejar atrás la barbarie capitalista.


Tomado de REBELIÓN/6 de enero de 2020

Cinco claves geopolíticas para pensar América Latina en 2020

Katu Arkonada*


Comenzamos 2020 y se avivan los rescoldos de un 2019 turbulento, que comenzó con una Venezuela bajo asedio, y terminó con un golpe de Estado contra el proceso de cambio boliviano y con Evo Morales como asilado político de los gobiernos de México primero, y Argentina después, todo ello mientras insurrecciones populares desafiaban nuevamente al modelo neoliberal en Haití, Honduras, Ecuador o Chile, a las que se sumaban las grandes movilizaciones contra el sistema político en Colombia.


Probablemente el año 2020 esté conformado por muchos más focos rojos sobre los que poner nuestra atención, pero vamos a intentar priorizar y analizar los cinco principales:


El eje progresista México-Argentina. El regreso del kirchnerismo y del peronismo en la tercera economía latinoamericana no solo implica la derrota del proyecto neoliberal macrista en las urnas, siendo el primer presidente latinoamericano en todo el ciclo progresista que no logra la reelección, sino que junto a México se va a conformar un eje progresista conformado por dos de los tres países latinoamericanos miembros del G20.


La buena sintonía entre Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador, cuyo gobierno además va a estar a cargo de la presidencia pro tempore de la CELAC (que tendrá una primera ronda de conversaciones el 8 de enero en Ciudad de México) podría dar un nuevo impulso a la integración regional de una América Latina convulsionada por golpes de Estado y rebeliones populares.


Aunque cada Presidente tiene mucha tarea en casa para desmontar el destrozo social neoliberal, con la renegociación de la deuda de más de 50 mil millones de dólares contraída con el FMI en el caso de Fernández, y los retos para disminuir las tasas de pobreza, desigualdad y violencia, en el caso de López Obrador, parece que hay una intención por impulsar un liderazgo regional que ningún Presidente de la derecha latinoamericana puede tener.


El golpe de Estado en Bolivia. Con Evo Morales protegido por el gobierno argentino y ya muy cerca de Bolivia, los próximos movimientos pasan por la convocatoria de elecciones el 6 de enero (para el 3 de mayo, con la toma de posesión el 6 de agosto) y la designación el 19 de enero del candidato del MAS-IPSP, que todo parece indicar podría ser Luis Arce Catacora, el exministro de Economía artífice del milagro económico boliviano, como una forma de apelar no tanto a la clase media sino sobre todo al bolsillo de la gente común, que quedará seriamente afectado en caso de que los golpistas sigan en el poder.


Su acompañante podría ser un indígena como el excanciller, Diego Pary, o un dirigente campesino como Andrónico Rodríguez, vicepresidente de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba.


Pero a pesar de que el MAS pudiera ser el partido más votado en primera vuelta, es necesario ser conscientes de que quienes han impulsado el golpe de Estado en Bolivia no van a entregar el poder en una cita electoral, y harán todo lo que tengan que hacer para mantenerlo. La vuelta de la DEA, USAID y el Embajador de Estados Unidos, así como la privatización de empresas públicas o la venta del litio, no van a ser puestas en riesgo por los golpistas y sus socios del Departamento de Estado.


Venezuela. A pesar de haber sufrido durante 2019 una agresión militar, diplomática y mediática mayor que la que provocó la caída del proceso de cambio boliviano, y un bloqueo económico que ha supuesto más de 30 mil millones de dólares de pérdidas debido a las sanciones, Venezuela comienza 2020 como uno de los países más estables de la región, entregando la vivienda número 3 millones a los sectores más humildes (con una meta de 5 millones de viviendas para 2025) y dedicando el 76% del PIB a inversión social, algo inédito en el continente.


Este 2020 habrá elecciones legislativas, la número 26 desde 1998 (de las 25 anteriores el chavismo ganó 23) y si se logra reactivar la economía y la oposición golpista se mantiene dividida, puede ser el año en que se consolide la etapa post Chávez de la revolución bolivariana.


Rebeliones antineoliberales. Con un capitalismo global en fase de descomposición, y un modelo neoliberal que no puede garantizar condiciones de vida dignas para una mayoría de la población, las movilizaciones populares, que adoptan diferentes ritmos, intensidades y liderazgos según el país, irán en aumento durante 2020. Si a eso le sumamos la ola feminista, que puede convertirse en tsunami allá donde la izquierda no asuma el feminismo como parte de su horizonte político, se dan las condiciones para que la derecha no pueda imponer su programa gracias a las luchas de las y los de abajo.


Estados Unidos. Last but not least, la elección presidencial va a impactar en América Latina, desde México a Argentina, pasando por Cuba y por supuesto Venezuela, además de Bolivia o el Brasil de un cada vez más cuestionado Bolsonaro y de un Lula que en libertad puede demostrar un liderazgo no solo político, sino social.


El acto de inicio de la campaña trumpiana ejecutado en Bagdad mediante el asesinato del general iraní Soleimani es solo la confirmación de la necesidad que tiene Trump de una guerra y varios enemigos externos para asegurarse la reelección.


Que el 2020 nos agarre sino confesados, al menos sí informados.


  • Politólogo vasco. Militante del proceso de cambio boliviano. Es miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad


Tomado de REBELIÓN/6 de enero del 2020

¿Qué se entiende por “financiarización de la naturaleza”?

Amyra El Khalili*

Alainet


“Financiarización de la naturaleza” es una expresión nueva que significa volver financiero todo cuanto debería ser tan sólo económico y socioambiental. No todo lo que es económico es financiero, pero, lamentablemente, todo lo que es financiero es económico.


Cuando defendemos la importancia del agua en cantidad y calidad, estamos tratando de los derechos fundamentales y el derecho socioeconómico. Sin agua no hay vida; de ahí su reconocimiento como derecho de vivir, garantizado, incluso, por la Constitución. Sin agua tampoco es posible cualquier actividad económica. Experimente quedar una semana sin agua. Habrá convulsión social. Podemos quedar sin comer por días, pero nuestro organismo no resistirá si pasamos días sin agua. Ninguna ciudad prospera sin agua. Y ¿si quedamos sin aire? ¿Qué sucede?


Sabemos lo que significa quedarse sin tierra, sin casa, sin un lugar digno para vivir. Quiénes pagan alquiler ya experimentaron el sabor amargo de la “financiarización”. Al pagar mensualmente el alquiler se está pagando para vivir en un inmueble que no les pertenece, rehenes de la eterna deuda inmobiliaria. Igualmente, quienes pagan condominios, aunque sean propietarios del inmueble, pagan por los servicios y costos del mantenimiento de un inmueble colectivo, de modo que el condominio no deja de ser una forma indirecta de alquiler. Hay quienes pagan, además del alquiler, el condominio y el Impuesto Predial y Territorial Urbano, IPTU.


¿Y cuándo no tenemos dinero para pagar? Muchos recurren a préstamos y pagan intereses sobre intereses, considerando que, en Brasil, se aplica el interés compuesto, y no el simple, como ocurre en los países del norte. En el interés compuesto se suma la deuda principal al interés; en el siguiente pago ese interés es sumado al interés de la cuenta anterior. Se vuelve una bola de nieve que va creciendo en caso de que no se logre pagar. Esta es la contabilidad que llamamos de “financiarización”.


La “financiarización” provoca el endeudamiento y es bien distinta del financiamiento. El financiamiento opera con tasas compatibles con la capacidad de pago de quien necesita el préstamo. Permite que el préstamo sea pagado a largo plazo y con tasas bajas o adoptando interés simple, como ocurre, por ejemplo, en los países del norte que prácticamente subsidian los intereses a quienes toman el préstamo. Al subsidiar, el Estado suministra dinero sin cobrar intereses y/o exenta de tributos, o los reduce.


La “financiarización”, a pesar de ser legal, también podría ser calificada como práctica de “agiotaje institucionalizado”. Agiotaje es crimen contra la economía popular, repudiado por nuestra Constitución, y debería combatirse en todos los rincones del planeta; sin embargo, esa vieja práctica, condenada desde siempre, históricamente se repite de diversas formas, con nuevos ropajes; por lo tanto, cada vez más normatizada y legalizada. Para dar legitimidad al agiotaje, la práctica de usurpación, que constituye un “pecado capital” por el catolicismo, judaísmo e islamismo, políticos corruptos y corporaciones, entre otros, han presionado a la sociedad para que acepte la adopción de determinados instrumentos económicos que viabilizan ese modus operandi a través de leyes que promueven la “financiarización” para los pobres (endeudamiento con intereses altos como, por ejemplo, tarjeta de crédito) y financiamiento para los ricos (préstamos con intereses bajos o sin intereses). En esa cuenta podríamos incluir también los tributos, que son siempre más altos para los pobres y más bajos para los ricos.


En la naturaleza, la práctica de la “financiarización” vincula los derechos fundamentales del ambiente saludable al derecho a la vida al crear mecanismos de pago por todo cuanto la naturaleza produce gratuitamente. La naturaleza nos suministra agua, aire, tierra, minerales, biodiversidad (florestas, fauna y flora) y no cobra por ese beneficio providencial. Sin embargo, para que podamos tener agua en cantidad y calidad, aire puro para respirar, tierra buena para sembrar, plantas medicinales para curar, ríos y mares para bañarnos y abastecernos, con la “financiarización de la naturaleza” tendremos que pagar para tener lo que siempre tuvimos por derecho inalienable.


Los que proponen la “financiarización de la naturaleza” argumentan que, sin pagar, no es posible mantener los bosques en pie, tener ríos limpios, la ciudad limpia de residuos sólidos, poseer tierra sin agrotóxicos y químicos, el aire respirable sin reducir gases tóxicos; afirman no ser posible preservar y conservar al medio ambiente sin que los bienes comunes (agua, minerales, suelo, aire, biodiversidad) se vuelvan productos financieros.


Señalan que están financiando la transición de una economía marrón (degradadora) para la “economía verde”. Dicen que no existe alternativa, sino volver financiero lo que es eminentemente económico. Confunden conceptos y posiciones para que la población, sensibilizada con las justas causas socioambientales y desavisada de los riesgos, acepte el paquete financiero impuesto con la legalización del “agiotaje” Juntamente con el “agiotaje institucionalizado”, promueven la legalización de otras prácticas criminales, como biopiratería, robo de tierras de pueblos indígenas y tradicionales, expulsión de campesinos, control del agua y del aire por oligopolios, producción de alimentos industrializados, institucionalizando la “dependencia de la sobrevivencia” de la especie humana y demás seres vivos.


Sucede que alternativas siempre existieron. Son las propuestas que están justamente a contramano de la infame “financiarización de la naturaleza”. Los pueblos indígenas, los pueblos tradicionales, los campesinos y las poblaciones carentes del interior, que saben manejar al ambiente natural y su diversidad, tienen mucho que enseñarnos, sin nunca haber necesitado de agentes financieros, expertos o consultores ambientales para venderles paquetes de productos y servicios. Por cierto ¡los banqueros jamás tuvieron interés en sus posibles cuentas!


Felizmente, crece el movimiento internacional contra la “financiarización de la naturaleza”, una maldición que, día tras día, crea nuevas formas complejas y sofisticadas para evadir las normas, los derechos constitucionales adquiridos y los acuerdos internacionales para perpetuar la doctrina del “neocolonialismo”, la sumisión y la esclavitud con guerras, tragedias y miserias.


Si hay esperanza, ella radica en el hecho de quedarnos atentos a esa maniobra y seguir denunciando para que las presentes y futuras generaciones no sean afectadas por esa desgracia, como nosotros y nuestros antepasados.


Que el pueblo no se engañe con conceptos vacíos y falsas soluciones: los refugiados y violentados en los campos y florestas por esa guarra fatídica que asistimos diariamente en los medios son víctimas de la “financiarización de la naturaleza” en sus territorios.


Sabemos que errar es humano ¡pero persistir en este error es ser cómplice de genocidio!


  • Profesora de economía socioambiental y editora de las redes Movimiento Mujeres por la P@Z! y Alianza RECOs – Redes de Cooperación Comunitaria Sin Fronteras


Versión en español: Beatriz Cannabrava


EL KHALILI, Amyra. Desmistificando REDD e Serviços Ambientais por Michael F. Schmidlehner (cuatro vídeo-presentaciones disponibles online) Disponible en: < http://port.pravda.ru/cplp/brasil/07-03-2016/40518-desmistificando_redd-0/. Acceso en: 07 mar. 2016. Para asistir a las video-presentaciones: https://www.youtube.com/playlist?list=PLDhITDL8VFLpJyO1Bi0WpioxFpuvJDQaK


EL KHALILI, Amyra. O que se entende por “financeirização da natureza”? Fórum de Direito Urbano e Ambiental – FDUA, Belo Horizonte, año 15, n. 87, p. 85-86, mayo/jun. 2016


KILL, JUTTA. REDD+: um esquema podre em sua essência. Boletín WRM 245. Acceso el 01 out 2019. Capturado el 13 dic 2019. https://wrm.org.uy/pt/artigos-do-boletim-do-wrm/secao1/redd-um-esquema-podre-em-sua-essencia/ Em espanhol:


Tomado de REBELIÓN/2 de enero de 2020

Del Código Excalibur a las fuerzas antialienígenas de Trump

Nazanín Armanian*


En 1983 Ronald Reagan, un fanático religioso y actor del cine convertido en presidente de EEUU, lanzó su Guerra de las Galaxias con el código Excalibur: iba a enviar al espacio unos 2 200 satélites equipados con unas armas portadoras de partículas subatómicas, aún por inventar, y que con la velocidad de la luz iban a destruir las cabezas nucleares soviéticas hipotéticamente disparadas en dirección a EEUU. El proyecto no se llevó a cabo: costaba unos 20 mil millones de dólares y no servía más que para un videojuego infantil.


Hoy, 34 años después, el Congreso de EEUU, de mayoría demócrata, ha aprobado un proyecto de ley de “defensa”, con un presupuesto de 738 mil millones de dólares que incluye la creación de la Fuerza Espacial (FE) propuesta por otro “presidente por accidente” llamado Donald Trump quien afirma que el espacio es el «nuevo dominio de combate».


Esta declaración de guerra al mundo, como de costumbre, va acompañada de una megamentira: que “EEUU ha perdido la supremacía militar en el espacio frente a Rusia y China” y no podría «sobrevivir a un ataque furtivo de China” o que el país de Mao "puede instalar una base militar en el polo sur de la luna” ¡Y convertir la Vía Láctea en la Ruta de la Seda espacial! ¿Pero no es cierto -como afirma la versión oficial- que el mayor ataque a EEUU, el 11S, fue realizado por una fuerza “llegada de la Edad de Piedra” y no con una “espacial”?


Resulta que EEUU sigue liderando la capacidad satelital y la tecnología militar espacial y posee unos 901 satélites (en comparación con 280 de China y 150 de Rusia) y planea lanzar 1 300 satélites más.


El presidente Madman de rostro anaranjado de EEUU cree que las armas de destrucción masiva que hay en la Tierra no son suficientes para acabar con todos los seres vivos del cosmos.


La Odisea Espacial de Trump


Aunque desde 1982 ya existe el Comando Espacial en la Fuerza Aérea de EEUU, que emplea a 36 000 individuos, los motivos por los que Trump necesita crear otro, son:


Sobornar a la industria armamentística en la víspera de las elecciones del 2020. El Congreso, en un atraco sin precedente al dinero público aprobó un anticipo de 40 mil millones de dólares para la puesta en marcha de la FE, que contratará, inicialmente, a 16 000 personas. La dimensión de lo que va a ganar la industria militar solo es comparable con lo que obtuvo con el 11S y la farsa de la Guerra contra el Terror: el fin de la Guerra Fría había cerrado el grifo y tuvieron que inventar un nuevo "coco" contra el que luchar. El 12 de septiembre es EEUU el que golpea a sí mismo, otorgando sus riendas a unos pistoleros que lanzaron operaciones militares ilimitadas, se deshicieron de las armas viejas, probaron las nuevas (como los drones), a costa de la destrucción de naciones enteras y la vida de cientos de millones de personas, entre muertas, heridas, mutiladas, desplazadas y refugiadas.


Un dato revelador: Los cazas F-22, fabricados en los ochenta para enfrentarse a los cazas soviéticos semejantes (que ni se habían construido) nunca se utilizaron. ¿Qué más da? Lockheed Martin ahora está construyendo 2 443 aviones F-35, por un valor de 323 mil millones de dólares.


El negocio de la “guerra perpetua” trae ingresos perpetuos a este crimen organizado y pérdidas perpetuas no solo para cientos de millones de personas de otros estados, sino para los propios ciudadanos de EEUU, según Children’s Defense Fund, en el país más rico del planeta 40 millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza -el doble que hace cincuenta años- de ellos 13 millones son niños. El número de los menores sin hogar, 1,5 millones, es tres veces más que durante la Gran Depresión de la década de 1930.


Al presupuesto del Pentágono, que son 750 mil millones de dólares para 2020 se deben sumar los 70 mil millones destinados a las 16 agencias de inteligencia, otros 70 mil millones que va al Departamento de Seguridad Nacional, más 30 mil millones asignados al Departamento de Energía, los 200 mil millones para la Administración de Veteranos, y lo que se destina a otros departamentos para fines militares, como al de Justicia, que recibe miles de millones de dólares para buscar “terroristas” fantasmas contra quienes luchar: llegó a cambiar la definición del “terrorismo” para poder incluir a un mayor número de personas de todo el mundo.


Este departamento está vinculado con la industria carcelera -cuyo negocio sin fronteras se extiende desde la Base Naval de Guantánamo en Cuba hasta el Bagram en Afganistán, pasando por Rumania y Polonia- encargado de practicar la pedagogía del terror estadounidense. Muchos son los agujeros oscuros que absorben el pan, la salud y el techo de millones de personas de aquel país.


Mantener y ampliar la colosal máquina de matar del imperialismo de EEUU, ahora que va dejando de ser la superpotencia económica, comercial y tecnológica.


Privatizar el espacio, poniendo una puerta militar al cielo, y decidir qué países, qué corporaciones y en qué condiciones pueden acceder a él.


Convertir en un arma de guerra la propia galaxia, que ya está militarizada, para mantener su dominio militar en la Tierra. De hecho, la FE será un comando geográfico al igual que el Comando Europeo (EUCOM), el Africano (AFRICOM), el Central (CENTCOM), el Pacífico (PACOM), el Norte (NORTHCOM), el Sur (SOUTHCOM) y el Estratégico (STRATCOM).


Colocar interceptores de misiles o armas satelitales en el espacio, con el fin de bloquear o piratear las señales de los aparatos de otros países, ya no solo con las virguerías electrónicas sino también con armas antisatélite (y aviones de combate equipados con láser, e instalar ojivas nucleares en la órbita), atentando contra las comunicaciones, la navegación aérea y otros servicios civiles de otras naciones.


Militarizar aún más la política exterior de EEUU: el cese de Rex Tillerson puso fin a la diplomacia en el gobierno de Trump.


Colar a Trump en alguna página de la historia por algo tan grande como el tamaño del universo (ahora que no le vendieron Groenlandia) y también a la medida de la estupidez de quienes le aplauden ilusionados por “poner botas (militares) en la Luna” para 2024. ¡Es vital para la psique del estadounidense provinciano saber que está gobernando el mundo!


¿Y por qué los demócratas han apoyado el proyecto? En EEUU la economía basada en la guerra tiene un nexo directo con la dependencia política de EEUU del militarismo. Muchos gobernadores de ambos países no estarían en la Cámara sin el dinero de las compañías de armas de su región invertidos en sus campañas.


Así empezó el Star trek trumpiano


La FE no es una ocurrencia de Donito Trumpolini y su familia, él solo tiene el encargo de llevar adelante esta nueva fase de la doctrina militar de EEUU. Fue después de la Segunda Guerra cuando Washington acogió a los científicos nazis que regalaron a los nuevos patrones su conocimiento técnico, empapado de la ideología supremacista. En Redstone Arsenal situado Huntsville, el corazón del militarismo espacial del mundo, fabricaron un misil balístico para transportar armas atómicas. Y cuando en 1957 la Unión Soviética lanzó el Sputnik, exhibiendo su capacidad para explorar el espacio, EEUU aceleró el proyecto del presidente Eisenhower de crear la NASA en 1958, agencia de apariencia civil, que distraería la atención de los proyectos espaciales con fines militares.


En 1967 EEUU, la URSS, China y otros países firmaron el Tratado del Espacio Exterior, que autoriza la exploración y el uso del espacio exterior a todas las naciones y prohíbe que alguna pueda reclamar soberanía sobre él o desplegar armas de destrucción masiva, incluidas las nucleares, aunque se le olvidó impedir actividades militares en el cielo.


En 2001 China propuso el Tratado de Prevención de una carrera Armamentista en el Espacio ante la ONU, sin conseguir que EEUU lo firmase. Seis años después el régimen de George W. Bush, formado por personas vinculadas con las compañías de armas y de petróleo, bloqueó la resolución de la ONU sobre el control de armas en el espacio, mientras derogó el Tratado sobre Misiles Antibalísticos firmado con la URSS en 1972. La Guerra del Golfo Pérsico de 1991 sería la «primera guerra espacial», en ella EEUU utilizó los satélites para atacar a Irak con armas nuevas guiadas, como los drones.


Ahora Trump rompe la primera medida del control de armas nucleares firmado en 1987 con la URSS (Tratado INF) y también el acuerdo nuclear con Irán para tener las manos libres y ¿“Make America Great” con el asalto de la industria aeroespacial a la Casa Blanca y al Congreso?


EEUU no será más seguro. China basa su política exterior en la coexistencia pacífica (en el respeto mutuo, no injerencia, negocio con beneficio mutuo) y puede verse empujada a una carrera armamentística, como la URSS en los ochenta, lo que no solo perjudica a China y la economía mundial, sino que también provocará lo que se llama el “Modelo espiral”, cuando un país aumenta sus fuerzas militares para garantizar su seguridad, provoca una mayor preocupación en otros estados, que por su parte se arman, disminuyendo la seguridad del primero.


Con un multimillonario charlatán instalado en el Despacho Oval, la amenaza de una guerra espacial es muy seria. ¿Y saben por qué no existe un movimiento antimilitarista a nivel mundial?


  • Periodista de origen persa radicada en España. Es columnista del diario catalán Público.es desde su blog Punto y seguido. Se especializa en temas internacionales, fundamentalmente relacionados con el Oriente Medio y Asia


Tomado de REBELIÓN/2 de enero de 2020