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Revista Latinoamericana y Caribeña No.21 / La Habana, sábado 28 de mayo del 2022/Año 64 de la Revolución/ RNP

La Cumbre de las Américas, ¿otro revés para Joe Biden? (Alai)

No se trata solo del fracaso de la Cumbre presidencial, ya que el gobierno de Washington tiene previstos tres foros simultáneos. El que representa sus intereses comerciales es la llamada Cuarta Cumbre de los CEOs de las Américas. Por Aram Aharonian* - La Cumbre de las Américas, prevista para el 6 de junio en la ciudad californiana de Los Ángeles, puede convertirse en un duro revés diplomático para Estados Unidos, un golpe a su hegemonía fisurada por la decisión de varios mandatarios de América Latina y el Caribe de no concurrir a la cita, de persistir la exclusión de países cuyos gobiernos no gustan a Washington. El motivo es el descontento que generó la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, determinación que EE.UU. suponía que atravesaría sin demasiados sobresaltos, pero se transformó en un problema para el gobierno del demócrata Joe Biden.. La historia vuelve a repetirse 60 años después y Biden vuelve a tomar una determinación con la misma lógica que la adoptada por la Organización de Estados Americanos (OEA) cuando en 1962 expulsó a Cuba en la Conferencia de Punta del Este, en medio de la Guerra Fría con la Unión Soviética en pleno siglo XX. Un mes antes de esta programada novena Cumbre, el secretario de Defensa de Estados Unidos en tiempos de Donald Trump, Mark Esper, reveló cómo el expresidente planeó junto a Juan Guaidó, a quien ungiera como virtual presidente interino, invadir Venezuela y secuestrar al presidente Nicolás Maduro. Era 2019 y Trump había anunciado que “todas las opciones estaban sobre el mesa” para derrocar a Maduro. Fracasó en elecciones, y con intentos de golpe y magnicidio, invasiones de mercenarios, atentados, desestabilización fronteriza. Incluso el consejero presidencial Robert O’Brien propuso un ataque militar de comandos de la Armada estadounidense al Complejo Refinador de José, en el oriente de Venezuela, apoyados por dirigentes de la oposición venezolana. Todo en nombre de la democracia, claro. Y Biden no cambió el libreto. Estas gravísimas revelaciones debieron generar de inmediato una condena y una orden de investigación por parte del actual gobierno. Pero en lugar de esto, se ha guardado el silencio propio de quienes no son capaces de entender las nuevas circunstancias. Mientras, el gobierno del presidente de Chile, Gabriel Boric anunció que realiza gestiones para posibilitar la participación de Cuba, Nicaragua y Venezuela en la novena Cumbre, según la canciller Antonia Urrejola, luego que México, Bolivia, Honduras y 14 países de la Comunidad del Caribe anunciaran que sus mandatarios no asistirían a una cumbre con exclusiones. Hay que cambiar la receta: la región necesita dialogar más allá de sus diferencias, dijo, antes de recordar que el que invita es el dueño de casa. Urrejola agregó que el encuentro perdería fuerza si finalmente se margina a esos países y además, al citar a Boric, recalcó que “se han perdido los espacios de diálogo; la región está ‘superfragmentada’ y polarizada”, y señaló que “la exclusión no ha dado resultados en materia de derechos humanos”. El declamado carácter abierto y sin restricciones de su convocatoria señala que “Estados Unidos ha demostrado, y seguirá demostrando, su compromiso con un proceso inclusivo que incorpora las aportaciones de las personas que representan la inmensa diversidad de nuestro hemisferio e incluye las voces indígenas y otras históricamente marginadas”. Una cosa son los documentos y otra la realidad. Pero no se trata solo de la Cumbre presidencial, ya que el gobierno de Washington tiene previstos tres foros simultáneos. El que representa sus intereses comerciales es la llamada Cuarta Cumbre de los CEOs de las Américas. Habrá otros dos; uno de la “sociedad civil” (ONGs financiadas por la USAID) y otro de los Jóvenes de las Américas (que comulguen con el evangelio de Washington). Según el vicecanciller de Cuba, Carlos Fernández de Cossío, en entrevista con The Hill, el gobierno estadounidense, como anfitrión del foro, se siente con el privilegio de llamar solamente a quien quiere y aun así llamar al encuentro Cumbre de las Américas. En realidad, la Casa Blanca pretende hacer una reunión de amigos que sean capaces de escuchar lo que dice Estados Unidos, aceptar su agenda y repetirla, agregó. El ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro aseguró que aún valora su participación. “Depende de muchas cosas. Algunos dijeron que no sería recibido por Biden. Dios mío, me reciben jefes de Estado de todo el mundo. El mundo entero quiere hacer negocios con Brasil, ¿sabe por qué?, porque dependen de nuestros alimentos para su seguridad alimentaria”, respondió. Por su parte, el ex presidente boliviano Evo Morales cuestionó la legitimidad del espacio: Un poco de revisionismo En diciembre de 1994 acudieron a Miami los jefes de Estado y de gobierno de Latinoamérica y del Caribe a una reunión convocada por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, a la que se bautizó como Cumbre de las Américas, que tenía como objetivo adaptar las relaciones a las nuevas condiciones políticas, económicas y sociales surgidas del fin de la Guerra Fría, ante el nacimiento de un predominio unipolar, la potencia dominante, sin contrapesos tras la caída de la Unión Soviética. I Cumbre de las Américas, Miami, EE.UU., 1994 El politólogo Leopoldo Puchi recuerda que el nombre de su capital, sede del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de EEUU, serviría para acuñar el término Consenso de Washington, que más allá de sus fórmulas sobre reformas económicas, se basaba en la idea de un entendimiento general sobre la propiedad capitalista, el mercado y las formas políticas democráticas, en línea con la ideología del Fin de la Historia de Samuel Huntington. Fue sobre esas concepciones que se desarrolló un fundamentalismo de mercado, restricciones extremas al papel del Estado y acoplamiento al peso estadounidense y de la globalización sobre la soberanía de los países. La idea era que, a partir de estas doctrinas, sería posible una integración económica de gran alcance en toda América, haciendo realidad el sueño de Monroe de “América para los (norte)americanos”. La idea central de la primera Cumbre fue la de crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que debía estar lista en 2005. Y todos sabemos qué pasó en la Cumbre de Mar del Plata de ese año. Desde 1994 para acá, el mundo cambió, ya no es unipolar, ya no es el mismo. Estamos en plena expansión productiva y comercial de China, cercana a convertirse en la primera potencia económica, mientras Rusia no está en la situación postrada 1989. Pero la élite dirigente en Washington no ha comprendido los cambios sustanciales, no solo en la región sino en todo el planeta, y que es necesario adaptarse a ellos. Ya los viejos libretos no sirven. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ofició de despertador, al anunciar que no concurriría a Los Ángeles si no eran invitados todos los países. Lo que sobrevuela Washington, con gobiernos republicanos o demócratas, es una idea de supremacía sin sentido, quizá porque la historia del país no entiende que se puede cooperar en términos de respeto. Para ello, sería necesario comprender que los intereses de cada país latinoamericano son diferentes a los de EE.UU., aún cuando haya valores comunes. Y la tozudez del discurso añejo ignora que cada nación tiene sus propias instituciones y que las de EE.UU. no rigen en el resto de América, un amplio territorio que Washington sigue creyendo que es su patio trasero, y al que no le interesa comprender. Porque comprender sería tratar a todos como iguales, sería adaptarse. Estados Unidos ha bombardeado y logrado la invisibilización de los organismos de integración, cooperación y coordinación latinoamericano-caribeños como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Y sabiendo del hundimiento de su Ministerio de las Colonias, la decadente Organización de Estados Americanos, apela a la Cumbre con exclusiones para demostrar quién manda, quien es el hegemón. En cuanto a la OEA, también con sede en Washington, no ha sido solo el impresentable Luis Almagro el que la ha hundido, sino que la vieja idea panamericanista no responde a las realidades regionales de hoy sino a los añejos dictados de Washington, e inevitablemente deberá ser cerrada y sustituida por instituciones autónomas y representativas –también- de los pueblos del sur del Río Bravo. No hay un fin de la historia y sería bueno que los políticos estadounidenses supieran que la democracia, que significa gobierno del pueblo, la inventaron los atenienses en el siglo sexto antes de nuestra era. Y está permanentemente en construcción. Los pueblos se encargan de ello, sin el permiso de Washington.

  • Aram Aharonian, Mágister en Integración y comunicólogo uruguayo. Sus trabajos se centran en temas de comunicación y geopolítica. Es director del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) y presidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA).

De cara a la Cumbre, el «patio trasero» demanda al menos un poco de respeto (Rebelión)

Por Álvaro Verzi Rangel* Washington ha convocado a su “patio trasero” para darle instrucciones. A poco más de tres semanas de que inicie la novena Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, California, se suman los países latinoamericanos y caribeños que anunciaron que no enviarán a sus presidentes a la convocatoria del mandatario estadounidense Joe Biden, de persistir las exclusiones de Venezuela, Cuba y Nicaragua y el desconocimiento de la soberanía de las naciones del continente. Ya los presidentes de México y Bolivia, Andrés Manuel López Obrador y Luis Arce, anunciaron sus ausencias, al igual que 14 países de la Comunidad del Caribe y Honduras, mientras Argentina, Chile, Guatemala e incluso Brasil, valúan sus asistencias. La Cumbre de las Américas es la única reunión que convoca a líderes de los países de América del Norte, del Sur, Central y del Caribe. De ahí la insistencia del presidente mexicano para “evitar la confrontación” y, mediante el diálogo, “exponer y resolver las diferencias”.

Hasta ahora, Washington descartó cambiar de postura: “Cuba, Nicaragua y el régimen de (Nicolás) Maduro no respetan la carta democrática de las Américas y por lo tanto no espero su presencia”, anunció el subsecretario para América Latina y el Caribe, Brian Nichols. 

Washington, que cree poseer la interpretación válida de democracia y derechos humanos y la vía verdadera y única para la construcción del bienestar general, no ha planteado un nuevo programa para el desarrollo de América, sino que lo ha convocado a su “patio trasero” para darle instrucciones. El dubitativo presidente argentino Alberto Fernández, pidió a EE.UU. invitar a la reunión a todos los países de América Latina.” Tengo pensado ir (a la cumbre), pero pido a los organizadores lo mismo que López Obrador”, en Berlín, donde está en gira europea. Asimismo, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, rechazó la exclusión de naciones en la novena Cumbre de las Américas: Si no estamos todas las naciones, no es Cumbre de las Américas, tuitéo la mandataria. Más allá del bloque de países del continente, el gobierno de China dijo que el encuentro no puede simplemente aplicar los estándares estadounidenses o servir a ellos mismos, y llamó al país anfitrión a respetar la soberanía y dignidad de los latinoamericanos. El temario y la realidad del anfitrión El temario de la convocatoria está centrado en la interpretación estadounidense de la defensa de la democracia y los derechos humanos en el hemisferio occidental, la migración irregular,el cambio climático y los esfuerzos para garantizar un crecimiento equitativo mientras la región emerge de la pandemia de la Covid-19. ¿Se va a hablar de narcotráfico y seguridad? Recordemos entonces que el año pasado más de 107 mil personas murieron en EE.UU. por sobredosis de una o varias drogas: cada cinco minutos un estadounidense falleció por esa causa. En 2020 las muertes por armas de fuego alcanzaron la cifra histórica más alta en EE.UU., con un incremento de 35 por ciento en los homicidios, que pasaron de 14 mil a 19 mil el siguiente año, fenómeno que observó amplias disparidades socioeconómicas y étnicas, con un mayor impacto en comunidades pobres y entre jóvenes afroestadounidenses. ¿Se va a hablar de economía? La inflación en EE.UU. registró una tasa interanual del 8,3 por ciento en abril, dos décimas menos que en marzo. Los rubros que más subieron fueron el alojamiento, los alimentos (9,4 por ciento en un año, récord desde abril de 1981), los pasajes de avión y los automóviles. El componente energético acumula un alza de 30,3 por ciento anual y se espera nuevos aumentos. Recapitulemos: los fallecimientos por el abuso de drogas y armas de fuego son síntomas de una alarmante crisis de salud mental en la sociedad estadounidense, originada y/o por el libertinaje en el comercio de armas y en el lavado del dinro proveniente del tráfico de estupefacientes, además de la falta de acceso a los servicios médicos, gracias a la privatización extrema. ¿Se va a hablar de narcotráfico? La venta indiscriminada de armas de corte militar pone en manos de la delincuencia organizada un poder de fuego que le permite desafiar a las autoridades en naciones como México, de donde proviene buena parte del fentanilo, opioide sintético causante de la mayor porción del aumento en las sobredosis. Es obvio que los cárteles de las drogas que se extienden por Latinoamérica y el Caribe no podrían operar si no contaran con mecanismos para lavar el dinero proveniente de sus actividades ilícitas. EE.UU. prové un sistema financiero que permite eludir cualquier supervisión en el manejo de capitales. De acuerdo Tax Justice Network, EE.UU. ocupa el segundo lugar mundial en opacidad financiera, sólo detrás de las islas Caimán. En estas falencias y en sus propias políticas de Estado, que los gobiernos sucesivos de Washington suelen olvidar, es donde radican los principales problemas de seguridad de Estados Unidos, no en las lejanas Rusia y China y mucho menos en Cuba, Nicaragua o Venezuela. ¿Miopía o hipocresía? O ambas cosas.

  • Sociólogo, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Biden y la ridiculez de la engreída política del anfitrión de la Cumbre de las Américas (Rebelión)

Por Wilkie Delgado Correa * En ese absolutismo sin matices se cometen faltas de apreciación y hasta verdaderas estupideces, como siempre que funcionan el odio y la prepotencia del imperio Ante la cercanía de la celebración a inicios de junio de la Cumbre de las Américas, se debate mucho sobre las invitaciones y asistentes a dicho evento y, por lo tanto, cuáles serán los posibles resultados de una agenda en que se cabildea sobre los posibles gobiernos participantes y el enfoque de los asuntos que se debatirán y los compromisos de la declaración final. Hasta ahora, por declaraciones de funcionarios de cierto nivel de los Estados Unidos, se conoce la intención de vetar las invitaciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua, mientras que ante la avalancha de declaraciones en contra de gobernantes de América Latina y del Caribe, la vocera oficial de la presidencia de Biden se abroquela en la justificación del secretismo sobre la decisión final de la invitaciones a los posibles asistentes. A ello se une una posible ridiculez adicional que sería la invitación a la Cumbre de Juan Guaidó, reconocido como presidente de Venezuela por los Estados Unidos y la OEA. Cualquiera que sea la solución del asunto de los participantes, el gobierno de Joe Biden se encuentra en un dilema del cual saldrá malparado como anfitrión. Y a estas alturas está claro que no supo prever las consecuencias de la aplicación de su cegata política internacional tanto en el hemisferio como en el resto del mundo. Mucho se puede comentar a partir del análisis pormenorizado de las aristas relacionadas con este evento. Su desenlace final permitirá reafirmar la certeza de cuantos juicios pudieran ser esclarecedores y avizores en los momentos presentes. Por el momento me permito recordar algunos presupuestos ideológicos sustentados por el escritor norteamericano Ray Bradbury. Como muchos otros escritores norteamericanos famosos, Bradbury se pronunció sobre la realidad de la política y el comportamiento de los norteamericanos, mejor sería decir de los yanquis, o sea la parte prepotente y engreída de los Estados Unidos, que incluye a las élites políticas y sociales de ese país, y que miran al resto de los países del mundo, ya como subordinados o como aliados de menor cuantía. El famoso y multipremiado escritor norteamericano Ray Bradbury declaró en 1968 a la prensa, lo siguiente: «Recientemente he releído el libro de Bernard Shaw y he comprendido por qué los norteamericanos no saben hacerse amar y consiguen frecuentemente hacerse detestar por el mundo entero. Shaw señala que nosotros simplificamos demasiado las cosas y las ideas, transformándolas en verdades absolutas, que pensamos y vivimos a través de juicios convencionales y esquemas preconcebidos. Es que no entendemos de matices. Para el norteamericano corriente, los comunistas tienen que ser necesariamente horribles y malvados, no puede haber buena gente en Vietnam o en China Roja. Nada bueno puede haber de positivo en el comunismo, piensa el hombre del montón. En ese absolutismo sin matices se cometen faltas de apreciación y hasta verdaderas estupideces, como siempre que funcionan el odio o la indiferencia humana.¨» Y continuaba Bradbury en el análisis mencionado: “A veces me pregunto si no es nuestra falta de virilidad en casa lo que nos hace tan dictatoriales y destructores en los demás países. Cobardes en el hogar, con nuestras mujeres, nos desquitamos fuera y pretendemos ser prepotentes con los demás…”. Como vemos, estas opiniones son una especie de bisturí que abre y pone al descubierto las entrañas viscerales, la psicología y el carácter de las ínfulas que muestran al mundo los políticos norteamericanos, y estos juicios son coincidentes con el de muchos otros ilustres hombres de ese país, digamos Hemingway, Henry Miller, Noam Chomsky, Edward Zinn, Mikel Moore, etcétera. ¡Pero qué magnífica instantánea para un retrato de la realidad política de Norteamérica! El retrato pudiera exhibir una interrogante como título: ¿Por qué ser tan dictatoriales y destructores en los demás países? Por ahora me permito adelantar esta conclusión sobre la celebración de la Cumbre de las Américas: Cualquiera que sea la solución del asunto de los participantes, el gobierno de Joe Biden se encuentra en un dilema del cual saldrá malparado como anfitrión.

  • Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.

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Cumbre de Las Américas (Últimas Noticias)

Por Luis Brito García* 1 En Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, una benévola Morsa invita a un grupo de almejas a un banquete del cual serán el plato principal. Al convite de la Morsa se asemejan estas Cumbres en las cuales un país hegemónico convoca a otros para someterlos. Oficialmente las organiza la Organización de Estados Americanos, residenciada en Washington, en el antiguo edificio de la Unión Panamericana, cuyo presupuesto depende del aporte estadounidense, y a la cual el Ché definió como “Ministerio de Colonias de Estados Unidos”. En efecto, la OEA esgrime contra todos los países de Nuestra América una Convención Interamericana de los Derechos Humanos en virtud de la cual deben acudir anualmente a Washington a ser acusados por una Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y juzgados por una Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Estados Unidos astutamente evitó suscribir la mencionada Convención, pues ser sentenciado por un organismo internacional lesionaba su soberanía. Por idéntico motivo la República Bolivariana de Venezuela, por decisión unánime de todos sus Poderes, se retiró en 2017 de la OEA. 2 Si cupieran dudas de la orientación de estas Cumbres, basta revisar sus sedes y mandatarios huéspedes. La I sesiona en 1994 en Miami, “show window” del modo de vida estadounidense, convocada por Bill Clinton, descuartizador militar de Yugoslavia, Checoeslovaquia y Haití. La II se reúne en 1998 en Chile, presidida por Eduardo Frei Ruiz-Tagle, heredero del pinochetismo. La III opera en 2001 en Quebec, alojada por Jean Chretien, mandatario sumiso a las políticas de su poderoso vecino, y es sacudida por masivas protestas anti globalización. La IV sesiona en 2004 en Monterrey, frontera mexicana con la potencia norteña, bajo la presidencia de Vicente Fox, mandatario identificado con intereses y políticas de ésta. La V, para variar, sesiona en 2005 en Mar del Plata, Argentina, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, y resulta el gran fiasco para Estados Unidos. Sus turiferarios llevaron para ser aprobado “fast-track”, sin examen ni discusión, el ALCA, monstruoso tratado hemisférico de Libre Comercio que pretendía la entrega masiva al capital estadounidense de los recursos naturales, estratégicos y turísticos de Nuestra América, permitía la incondicional exoneración de impuestos de los empresarios y la eliminación de los derechos laborales y sindicales de trabajadores latinoamericanos y caribeños. Las delegaciones lo rechazaron de plano. Participación protagónica tuvo la venezolana, siguiendo instrucciones del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. 3 Amoscados, los funcionarios de la OEA tardaron cuatro años en convocar otra Cumbre en 2009, en la ex colonia británica de Trinidad y Tobago bajo la presidencia del neocolonialísimo Patrick Manning. Para seguir pisando bajo seguro, en 2012 congregaban otra en Colombia, ocupada por nueve bases militares estadounidenses declaradas e infinidad de otras disimuladas en sus aeropuertos y enclaves estratégicos. Para mayor seguridad, la OEA reúne la VII Cumbre en 2015 en Panamá, país secesionado de Colombia por una intervención yanqui, de nuevo sembrado de bases militares estadounidenses en violación de los acuerdos Carter-Torrijos, dolarizado y presidido por el también dolarizado Juan Carlos Valera. La Cumbre del 2018 es reunida en la ciudad sede del tristemente célebre Grupo de Lima, y presidida por Martín Vizcarra, ex vicepresidente del todavía más tristemente célebre ex Presidente Pedro Pablo Kuczynski, depuesto por corrupción. 4 Así, se entiende que los preparadores de la IX Cumbre de las Américas en 2022 intenten pisar firme convocándola para Los Ángeles (ciudad que arrebataron a México junto con más de la mitad de su territorio en 1845), dirigida por su propio Presidente Joe Biden, y sólo con delegados de países que consideran suyos. En el magistral relato “Confesión de un Ególatra”, Otrova Gomás describe el banquete que un engreído se dedica, y cuyo único invitado, previsiblemente, es él mismo. Creyéndose todavía Primera Potencia del Mundo, Estados Unidos sólo admite debatir consigo mismo, o con reflejos suyos. Así como impone presidentes auto-elegidos,aspira a una Auto-Cumbre. 5 Como en la de Hamlet, en la locura de la Morsa y de la OEA hay un sistema. La IX Cumbre se convoca para comprometer a Nuestra América como instrumento en el Holocausto estadounidense contra Rusia. Nada de invitar almejas que no se dejen comer, ni países que no se definan como incondicionales. Por ello, a mucha honra, se excluye del Banquete del Ególatra a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Pero no están solas. El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señala: “¿Cómo es que convocamos a una Cumbre de las Américas, pero no invitamos a todos? ¿Entonces de dónde son los que no están invitados? ¿De qué continente? ¿De qué galaxia? ¿De qué satélite? Si hay exclusión, si no todos son invitados, habrá una representación del gobierno de México, pero no iría yo”. Xiomara Castillo, Presidenta de Honduras, cuyo esposo Manuel Zelaya fuera depuesto por golpe del Comando Sur, afirma que una Cumbre no sería tal “si no estamos todas las naciones”. Funcionarios de Brasil informan que el Presidente Bolsonaro considera no asistir. El Presidente de Argentina manifestó que asistiría, pero que debían ser invitados todos los mandatarios de la región. El presidente temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) manifestó: “Le pido a los organizadores lo que López Obrador ha pedido: que inviten a todos los países latinoamericanos”. Los países de la Comunidad del Caribe (Caricom) no asistirán a la Cumbre si se excluye de la cita a alguna nación de la región. Y Luis Arce, Presidente de Bolivia, víctima apenas repuesta de sangrienta intervención de Estados Unidos perpetrada mediante la OEA, afirmó que “Una Cumbre de las Américas que excluye a países americanos no será una Cumbre de las Américas plena, y de persistir la exclusión de pueblos hermanos, no participaré de la misma”, pues “si se desconoce el pluralismo, se ignora el principio de autodeterminación y se veta la participación de países hermanos”. Con la unipolaridad, va en vías de extinción la incondicionalidad. *Luis Brito García, periodista, investigador, politólogo y ensayista venezolano

VENEZUELA LLEVA A WASHINGTON HACIA EL TERRENO DEL DIÁLOGO Y LA NEGOCIACIÓN (Misión Verdad)

BREVE RESUMEN Este martes 17 de mayo, en una publicación de Associated Press (AP), trascendió que la administración de Joe Biden autorizó un alivio parcial de las "sanciones" ilegales que recaen sobre Venezuela y su sector petrolero. La información de AP fue confirmada posteriormente por Juan González, director sénior del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, y también por la vicepresidenta ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, quien afirmó en horas de la tarde: Esta medida anunciada por Estados Unidos se traduce en permitir que la empresa petrolera Chevron negocie directamente con Caracas el reinicio de las operaciones de explotación petrolera en Venezuela, a través de una licencia destinada para tal fin, a cambio de que se reanude el proceso de negociación en México, paralizado tras el secuestro del diplomático venezolano Alex Saab, integrante de la mesa de diálogo, a mediados de octubre de 2021. EL CABILDEO DE CHEVRON Son varios los movimientos que han forzado a Washington a dar este paso, que implica la reconsideración de su política de agresiones contra Venezuela y el reconocimiento de una situación de desventaja marcada por el alza global de los precios del petróleo a causa de la escalada de coerción económica contra Rusia. Primero, los intereses de la propia Chevron. La empresa petrolera, aprovechando el espacio de negociación abierto por el viaje de una delegación estadounidense a Caracas el pasado mes de marzo, elevó su apuesta de presión a lo interno de la Casa Blanca para un levantamiento parcial de las medidas punitivas contra PDVSA que le permita operar en el país. The Wall Street Journal confirmó en su momento estas presiones. La empresa ofreció duplicar la producción petrolera venezolana en poco tiempo, lo que le permitiría a Estados Unidos sustituir, al menos, 700 mil barriles diarios de crudo de origen ruso que ya no entran al torrente energético norteamericano después de una prohibición impuesta por la Casa Blanca. La presión de Chevron parece estar teniendo resultado; sin embargo, un levantamiento de las medidas coercitivas de forma unilateral que le permita reiniciar sus operaciones en Venezuela traería consigo costos políticos insoportables para Biden, sobre todo en año electoral con las midterm en noviembre próximo. Para evitarlos, Washington ha encubierto su maniobra como un "acto de buena fe", cuyo objetivo aparente es reanudar el diálogo en México, una coartada con la cual busca, mediante una narrativa de apoyo a las negociaciones, diluir su imperiosa necesidad de acceder al petróleo venezolano. Lo que confirma este cálculo interesado es que el primer paso dado en marzo con el viaje a Caracas ocurrió en paralelo a la prohibición de importar crudo y gas ruso. De esta manera, presionado por las circunstancias, Washington utiliza la mesa de diálogo en México como un mecanismo de ahorro de costos políticos que le permita tramitar un levantamiento parcial de las "sanciones" con el telón de fondo de las negociaciones con la Plataforma Unitaria. El movimiento de Washington también describe la posición de ventaja táctica que tiene el Gobierno Bolivariano en medio del trastorno actual de la economía mundial, donde el petróleo venezolano, desconectado del circuito de las refinerías estadounidenses desde 2017 en adelante, ahora es demandado por la administración Biden en un intento de reequilibrar el mapa energético del imperio. REBELIÓN EN LA GRANJA: CONVERGENCIA ANTI-SANCIONES A principios de abril pasado, el denominado Foro Cívico, una plataforma que vincula a ONG, activistas y personas del mundo empresarial, se reunieron con el presidente Maduro en el Palacio de Miraflores. El encuentro fue interpretado como un desafío al protagonismo de la remasterizada Plataforma Unitaria que representa a las oposiciones en México. El enfurecimiento del G4 se agravó días después con el envío de una carta pública dirigida al presidente Biden, en la cual 25 opositores ligados a los medios y a la empresa privada exigieron el levantamiento de las "sanciones" debido a su impacto negativo en el bienestar de la población. Ambos hechos resonaron en la política nacional y descuadraron a la Plataforma Unitaria, que se vio sin iniciativa y con el monopolio de la agenda antichavista arrebatado por varios días. El motín, sin embargo, tuvo un impacto superior: se evidenció que la política de Estados Unidos ha perdido respaldo en el ecosistema de las oposiciones, lo que hace de su continuidad un hecho insostenible en el mediano plazo. Hay una convergencia política y social contra las medidas de coerción de Washington que obliga a Biden a una revisión inmediata mientras la insatisfacción y las distancias crecen. Muestra de esto es que la Plataforma Unitaria negó que pidió el “alivio” a las sanciones petroleras, como indicó AP. TUMULTO EN EL PARTIDO Hace pocos días, 18 congresistas del Partido Demócrata, ubicados en el ala más a la izquierda de la organización, enviaron una carta al presidente estadounidense en la que exigieron un levantamiento, sin condiciones, de las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela y continuar el diálogo con Caracas. La secuencia de eventos y posicionamientos contra las "sanciones" en cuestión de pocas semanas han supuesto un quebradero de cabeza para la Casa Blanca, ya que la rebelión en la granja del Foro Cívico y la "carta de los 25", ahora se suma el choque dentro del propio partido gobernante en Estados Unidos. El pantano actual en el que se encuentra Washington hace inviable que Estados Unidos pueda incrementar la presión sancionatoria, y ello implica el fracaso global de la estrategia de cambio de régimen mediante guerra económica, financiera y comercial. CONTEXTO: CUMBRE DE LAS AMÉRICAS Y EL FACTOR CHINA El reclamo generalizado en la región latinocaribeña y la apuesta de varios mandatarios de no asistir a la IX Cumbre de las Américas debido a la exclusión de Venezuela, Cuba y Nicaragua, también supone un desafío a la autoridad de la administración Biden, que se expone a una cumbre intrascendente si mantiene dicha postura, como ya se analizó en esta tribuna. El paso dado respecto a Venezuela coincide con una relajación de las restricciones a las remesas, turismo y visados impuestas por Trump contra Cuba, que fue aprobada recientemente. Estados Unidos busca zafarse de este escenario de vacío de hegemonía y autoridad recalibrando su política exterior en el continente, pivotando sobre el triángulo central de poder del ALBA, bajo el juego ya conocido del soft power, donde la narrativa pro-derechos humanos, la infiltración mediante ONG y las maniobras encubiertas de desestabilización amparadas en figuras "ciudadanas" y "civiles" sustituyen el ataque directo. La administración Biden entiende que la influencia estadounidense en la economía, el comercio y la inversión en la región latinoamericana está siendo minada por China, que gana terreno con asociaciones estratégicas asertivas y una modalidad de pactos bilaterales que no condiciona los beneficios de la integración económica a una relación de vasallaje y subordinación geopolítica al estilo estadounidense. Por ende, la apuesta ahora sigue estando en el atractivo de los valores estadounidenses de corte liberal, canibalizados en la actualidad por la deriva identitaria encabezada por el Partido Demócrata para contrarrestar a China, dividir a la región y realinear países en lo geopolítico, mediante métodos posmodernos de captación cultural que incluso puedan estar situados en el bloque progresista. El paso dado por Washington respecto a Venezuela, en sincronía con el movimiento hacia Cuba, debe evaluarse dentro esa idea de reacomodo de perfil continental, donde el eje de gravedad pasa por la asimilación blanda en consonancia con la agenda de disolución antropológica del Foro de Davos. LA CLAVE IRANÍ: CONCLUSIONES PROVISIONALES También, recientemente la empresa estatal iraní National Iran Oil Engineering and Construction Company suscribió un contrato de 110 millones de euros con PDVSA para repotenciar la refinería El Palito, en el estado Carabobo, en una señal de profundización de la alianza estratégica entre ambos países que tienen sus respectivos sectores petroleros atacados por Estados Unidos. El acuerdo es clave a la luz de la trama diplomática para reactivar el acuerdo nuclear en Viena, cuyo desarrollo se ha estancado por parte de Estados Unidos. Esto mantiene en vigencia las restricciones ilegales que impiden a Irán comercializar internacionalmente su petróleo con normalidad; sin embargo, a principios de abril reciente la República Islámica aseveró que su capacidad productiva volvió a los estándares previos a la estrategia de "máxima presión" del expresidente Trump en 2018: más de 3 millones de barriles diarios. Lo importante de esto es que la alianza entre ambos países le permite a Venezuela acceder a suministros, equipamientos tecnológicos y esquemas de triangulación para la comercialización de su petróleo evadiendo las acciones de guerra económica, financiera y comercial estadounidenses. La normalización de estos mecanismos en el tiempo ha socavado el impacto del bloqueo, y ahora adquieren un mayor vigor en un contexto de altos precios del petróleo que contribuye a que Venezuela siga consolidando su recuperación económica interna. Ambos países trabajan en una alianza de cooperación y resistencia prolongada adaptada a una extensión temporal del bloqueo y embargo imperial. Esto es de vital importancia, ya que la oferta hecha por Washington, el "gesto de buena fe" para algunos incautos, posiblemente pierda atractivo para extraer concesiones de importancia del Gobierno Bolivariano. Es ahí donde el acuerdo con Irán tiene una relevancia fundamental en los movimientos reportados este 17 de mayo. El Gobierno Bolivariano tácticamente está en una posición de ventaja en la negociación, y puede aprovecharla para ampliar sus exigencias llevando a Washington hacia su terreno. Con la máquina sancionatoria en proceso de desgaste y recalentamiento, la administración Biden tiene mucho que ceder en términos de poder real y solo aspectos simbólicos que ganar. Ir al inicio

Una Cumbre más, en nombre de la libertad y la democracia (Estrategia)

Por Álvaro Verzi Rangel * Es un acto de soberbia que en nombre de la sacrosanta democracia, un casi octogenario presidente decida qué países pueden asistir –y quienes no- a una cumbre regional. La decisión sólo llama la atención a aquellos que realmente creían que Joe Biden iba a cambiar radicalmente los exabruptos de Donald Trump, que en definitiva eran una representación –quizá más brutal- de la consuetudinaria política de “amistad” estadounidense. La novena Cumbre de las Américas, prevista para el 6 de junio en Los Ángeles, puede convertirse en un duro traspié diplomático y político para Estados Unidos y su presidente, un golpe a su hegemonía, por la decisión de varios mandatarios de América Latina y el Caribe de no concurrir a la cita, de persistir la exclusión de países cuyos gobiernos no le gustan a Washington, que ha hecho (por suerte sin suerte) todo lo posible por derrocarlos. La condición en la cumbre es ser país democrático, ese fue el mensaje de un vocero del Gobierno de Estados Unidos. Biden, como la gran mayoría de sus antecesores observa modales de unilateralidad que son propios de monarquías imperiales y no de regímenes con elección presidencial. Que se sepa, el presidente sólo hizo consultas consigo mismo y su equipo, recuerda Saxe Fernández. El mandato verde y dinámico que publicitaba Joe Biden al tomar posesión de su cargo ha cambiado sus tonos a una paleta de números rojos y futuro negro, y la culpa no es del cambio climático. El ciclo de negocios estadounidense necesita ampliar sus opciones de empujar el Producto Interno Bruto de los números rojos, con la inflación desatada presagiando la subida más rápida e intensa de los últimos veinte años. Eso sí con el arsenal militar listo y dispuesto a consolidar la hegemonía nuclear de EEUU. Porque una guerra es también oportunidad de negocios, como el de la venta de armamentos. La producción anual de armas de fuego en Estados Unidos se ha casi triplicado en las últimas dos décadas, según un nuevo informe oficial, mientras se registran niveles sin precedente de muertes por armas de fuego en todo el país, como incesantes incidentes de tiroteos masivos, muchos motivados por odio racial en su propio territorio. No puede ser considerada una decisión autoritaria de un país que es el responsable histórico en nuestra América –su patio trasero- de centenares de intervenciones militares, de decenas de dictaduras, golpes de Estado, destrucción de democracias y matanzas de todo tipo desde el siglo XIX. Su excusa siempre ha sido imponer a los demás países sus propias leyes y lecturas de lo que libertad y democracia significan para los “wasp” (White- anglo-saxon-protestant, o sea, blancos, anglosajones, protestantes) violando todos los acuerdos con los representantes de indios y negros, esas “razas inferiores” que soberanamente dejaron de beneficiar la interpretación de la doctrina Monroe de “América para los (norte)americanos”. Una semana atrás el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador preguntaba: «¿Vamos a seguir con la política de hace dos siglos? ¿Del destino manifiesto o de ‘América para los americanos’ entendiendo que América es Estados Unidos?” Cuando Monroe presentó su doctrina, el continente tenía entonces unos 30 millones de habitantes, pero hoy somos más de mil millones. Si el propósito de Washington en América Latina apunta a frenar a China (con 1.400 millones de habitantes), sería obvio suponer que no lo podrá hacer con una política de hace dos siglos. Pero lo que sucede hoy es parte de un comportamiento que estuvo siempre presente a lo largo de una historia plagada de guerras y de una diplomacia de fuerza en la región, repleta de reconocimientos a regímenes dictatoriales (como los de Trujillo, Somoza, Batista, Pérez Jiménez, Pinochet, Videla entre muchos otros). También derrocando a gobiernos legítimos, constitucionales y democráticos, como el de Jacobo Árbenz en Guatemala; Joao Goulart en Brasil; Salvador Allende en Chile; Manuel Zelaya en Honduras y Evo Morales en Bolivia. Y fallando en derrocar a otros (Fidel Castro en Cuba, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela). En Estados Unidos, todo lo relativo a los países de América Latina y el Caribe está lamentablemente en manos de senadores, diputados y lobbies de empresarios que responden, casi todos ellos, a la poderosa mafia cubana de Miami que pesa, y mucho, en el anacrónico Colegio Electoral de los puritanos demócratas y republicanos del norte. Y para ellos, la buena onda de las Américas, es cuento chino, señala José Steinsleger. El gobierno de Washington y las corporaciones a las que sirve fueron los promotores de las sangrientas dictaduras derechistas en la región desde el siglo XIX, así como los principales promotores del tan mentado “comunismo” y de la realidad social, política y económica actual de Cuba y Venezuela. Y el relato sigue siendo el mismo que durante la Guerra Fría, aquella que murió junto con la disolución de la Unión Soviética en 1991. Un botón quizá sirva de muestra: el gobernador de Florida firmó una ley para enseñar sobre los males del comunismo en las escuelas. ¡Y pensar que los independentistas latinoamericanos de la primera hora, fueron admiradores del federalismo estadounidense, el libre comercio y las libertades individuales consagradas en su Constitución! Y así surgieron Estados Unidos de México, Estados Unidos de América Central, Estados Unidos de Venezuela, Estados Unidos de Colombia, Estados Unidos de Brasil… A pesar de que los pequeños gestos de Joe Biden a Cuba y a Venezuela obedecen a lógicas distintas y singulares, es imposible no ver la coincidencia entre el creciente rechazo a las políticas arbitrarias de Washington en el continente y las súbitas concesiones estadounidenses a esas naciones, concesiones que resultan del todo insuficientes. Porque el bloqueo a Cuba sigue y el petróleo venezolano le es imprescindible en plena guerra en Ucrania. Quizá alguien en Washington pueda recordar la ineficacia de las sanciones económicas, que son inmorales e injustas, provocan crisis económicas permanentes en las naciones que son víctimas de ellas, generan sufrimiento y carencia entre las poblaciones. La prueba está a 90 millas, el prolongado bloqueo contra la revolución cubana durante seis décadas no ha logrado inducir cambios significativos en la isla. Todos esas invasiones, crímenes y robos a punta de cañoneras y soldados, embargos, bloqueos, sanciones económicas, siguen impunes. Vale resaltar que en 2010, el gobierno de Barack Obama pidió perdón por los experimentos con sífilis en Guatemala, sólo eso. Dicen que la historia se repite. Seis décadas después Biden vuelve a tomar una determinación con la misma lógica de la Organización de Estados Americanos, la OEA, cuando en 1962 expulsó a Cuba en la Conferencia de Punta del Este, en tiempos de la Guerra Fría con la Unión Soviética. Un mes antes de esta programada novena Cumbre, el secretario de Defensa de Estados Unidos en tiempos de Donald Trump, Mark Esper, reveló que el expresidente planeó junto a Juan Guaidó, a quien ungiera como virtual presidente interino, invadir Venezuela y secuestrar al presidente Nicolás Maduro. Estas graves revelaciones debieron generar una condena y una orden de investigación por parte del gobierno de Biden. Pero en lugar de esto se ha tomado como algo natural, quizá porque el plan sigue vigente. In God We Trust (Confiamos en Dios) es el lema nacional oficial de Estados Unidos, elegido por el Congreso en el año 1956 durante la presidencia del general Dwight Eisenhower. La frase, impresa en los billetes y monedas de dólares, trata de imponer en el imaginario que ese es el pueblo elegido y que sus acciones son protegidas por el ser supremo. La fundación Freedom From Religion presentó una demanda judicial alegando que la frase es discriminatoria, establece un sistema monoteísta y es una ofensa no solo para los extranjeros sino para aquellos ciudadanos que no son religiosos. La impunidad, madre de todas las corrupciones, ha sido reforzada por una especie de síndrome de Hiroshima, por el cual todos los años los japoneses piden perdón a Washington por las bombas atómicas que los estadounidenses arrojaron sobre ciudades llenas de inocentes, señala el pensador Jorge Majfud. Lo cierto es que gran parte de América latina ha sufrido y sufre el síndrome de Hiroshima por el cual no sólo no se exigen reparaciones por doscientos años de crímenes de lesa humanidad, sino que la víctima se siente culpable de una corrupción cultural inoculada por esta misma brutalidad, añade. *Sociólogo, codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

¿SE EXTIENDE LA SOMBRA DE LA OTAN EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE? (Misión Verdad)

A partir de un reacomodo de fuerzas y de un declive civilizatorio, distintos ejes regionales han creado organismos como la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) bajo el liderazgo de Rusia y países aliados centroasiáticos, además se ha fortalecido la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) a la vez que han sido modernizadas las Fuerzas Armadas rusas y chinas y se crearon ejes económicos como la Unión Económica Euroasiática (UEE) y el BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica). Este surgimiento de polos de poder geopolítico ha estado acompañado de posiciones alejadas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza militar conformada por 30 países, que ha buscado un reimpulso luego de que perdiera la influencia en Asia Occidental, donde Rusia y China ya discuten abiertamente el liderazgo de la región tras los conflictos en Afganistán, Irak, Libia y Siria. Esto ha sido considerado amenazante para la hegemonía global estadounidense y los intereses de las grandes transnacionales, sobre todo en Eurasia, donde se ha alentado una crisis que involucra a Ucrania y se busca debilitar a Rusia mediante el desgaste militar y miles de medidas coercitivas unilaterales acompañadas por la Unión Europea (UE). LA OTAN COMO SOMBRA QUE NO SE VA El dominio de Washington, por ende, en el eje euroatlántico sobre América Latina, no ha incrementado de manera lineal debido a particularidades regionales como la llegada de gobiernos progresistas o nacionalistas, de esos que, luego de ser considerados "amenazas" o "preocupantes", han sido atacados mediante golpes de Estado parlamentarios en algunos casos, guerra subversiva, conflictos internos a través de frentes de oposición inoculados para ese fin, o intervenciones directas para lograr cambios de régimen favorables a la hegemonía occidental. Algunos autores consideran (PDF) que el declive de la hegemonía en la región se debe a: 1. La falta de atención de Estados Unidos a la región, 2. la renovada búsqueda de autonomía de los países sudamericanos y 3. el desafío que presentan los actores extra-hemisféricos como Rusia, China o Irán. La sombra de la participación directa o indirecta de la (supuestamente lejana) OTAN nunca se ha ido de la región latinocaribeña, sobre todo porque la creación de crisis continua es una permanente invocación de su Concepto Estratégico: "donde peligren los intereses de sus miembros". Algunos datos geohistóricos permiten conocer cómo es que la mencionada sombra permanece: • Colombia, cuyo estamento militar considerado "exportador de seguridad" por el Comando Sur (Southcom), posee siete bases militares estadounidenses desde donde se puede acceder a las fronteras terrestres de Venezuela, Brasil (aliado principal extra-OTAN desde 2019), Perú, Ecuador y Panamá. También tiene frontera marítima con Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Jamaica, Haití y República Dominicana. • Según el último reporte del Departamento de Defensa de Estados Unidos, en la región cuentan con participación militar en Estados como Puerto Rico (con bases de la Naval, la Armada y la Fuerza Aérea), Aruba, Costa Rica, El Salvador, Cuba (Guantánamo), Honduras, Perú y Colombia, entre otros. • En las aguas territoriales argentinas y en las islas Malvinas, que fueron usurpadas por el Reino Unido, hay presencia de la OTAN y es la cabecera militar del sistema integrado por las islas de Santa Helena y Tristan Da Cunha. • Reino Unido está conformando por un "triángulo estratégico de control" del extremo sur de Sudamérica (la Patagonia Argentina y la Patagonia Chilena), integrado por Punta Arenas (Chile), Puerto Argentino (Malvinas, Argentina, usurpada por Inglaterra) y Montevideo (Uruguay). Mientras que desde San Pedro/Georgias, al sur de Malvinas, operan submarinos nucleares. • Guadalupe y Martinica se utilizaron como escala durante la Guerra de las Malvinas y la invasión a Granada; además, Francia y Estados Unidos organizan regularmente maniobras militares conjuntas en la región. • En 1997, la Alianza otorgó a Argentina el estatus de Gran Aliado extra-OTAN por haber enviado naves de guerra al Golfo Pérsico en 1991 y por su participación en las operaciones de mantenimiento de la paz durante el gobierno neoliberal de Carlos Menem. • Argentina y Chile apoyaron a la Organización Atlántica en 1999 para "garantizar la seguridad" en Bosnia y Herzegovina. En Kosovo, Argentina colaboró en el marco del acuerdo de paz impuesto a Serbia y formó parte de una Fuerza Estratégica de Reserva del bloque militar noratlántico para los Balcanes. • El Salvador aportó algunos efectivos a las tropas invasoras del bloque militar en Afganistán. • Brasil, Colombia, El Salvador y México participaron como observadores en el ejercicio Trident Juncture 15, uno de los más grandes realizados por la alianza atlántica, a finales de 2015. • La OTAN tiene presencia en la región a través de operaciones y ejercicios con el Reino Unido, Canadá, Francia y los Países Bajos en programas de Asistencia Humanitaria y Socorro en Casos de Desastre (HA/DR). Un ejemplo de esto fue la respuesta conjunta tras el terremoto en Haití. • La doctrina OTAN se utilizó en un adiestramiento secreto de la Fuerza Aérea Boliviana realizado en enero de 2021 y llamado Ejercicio Operativo Combinado No Convencional que fue denominado Libertad. UN PULSO QUE ES TAMBIÉN ECONÓMICO Aun cuando desde dentro y fuera de la región se reconoce a la pobreza y la desigualdad como causas de la violencia, la visión del Norte Global, encarnado en Estados Unidos y sus aliados, no se tradujo necesariamente en la recomendación de políticas sociales para resolver dichas cuestiones de forma estructural. El predominio ha sido también en lo económico, de allí que se haya impuesto la hegemonía del dólar mediada por Tratados de Libre Comercio (TLC) con Chile, Colombia, Perú y República Dominicana-Centroamérica. Combinados con reformas neoliberales, dichos tratados constituyeron una base ideológica fuerte para que en 2009 se creara la Iniciativa del Arco del Pacífico. Entre 2000 y 2013 se multiplicó hasta 22 veces el intercambio comercial entre China y Latinoamérica, lo que generó fuentes de financiamiento sin exigencias ideológicas. Las inversiones se concentraron en Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela. Para detener este avance, Estados Unidos encabezó las negociaciones sobre la Asociación Transpacífica Multilateral (TPP) que incluía a Chile, Perú y México. En el ámbito financiero, los países latinoamericanos dependen del dólar y la política monetaria estadounidense tiene un impacto significativo en los resultados financieros de sus vecinos. Mientras, para los chinos, era importante mantener sus intenciones pacíficas en América Latina y el Caribe y negar la existencia de ambiciones geopolíticas para Estados Unidos era importante influir en la acción china en el hemisferio occidental. Junto a Rusia, el país asiático se convertiría en un reto para Washington por su posibilidad de ofrecer modelos alternativos y asociaciones a la región. El éxito del modelo de desarrollo chino y los préstamos concedidos a los países de la región han permitido adoptar políticas económicas que se apartan del neoliberalismo y Rusia se ha convertido en una alternativa en temas de energía y defensa. MILITARIZACIÓN DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES Si algo ha marcado los últimos años de acercamiento de la OTAN a la región, por medio del Comando Sur de Estados Unidos, es el aumento de la influencia militar en cuestiones de política exterior. Esto se intensificó luego del 11S2001 cuando las élites corporativas optaron por la guerra contra el terrorismo que englobó al crimen organizado transnacional y el tráfico de drogas. El despliegue militar en la región tuvo como factor clave la posición de Washington respecto al narcotráfico y la insurgencia al considerar las drogas como un problema de seguridad y no social o de salud. Esto permitió la interacción entre militares de la región y de Estados Unidos y la amplificación del modelo represivo para enfrentar el tráfico, lo que se reflejó en ayuda militar abundante a Colombia al punto en que ha llegado a ocupar el sexto lugar entre los 10 principales países que recibieron asistencia entre 2000 y 2016. Chile, Perú y Paraguay también estaban relativamente alineados con Estados Unidos en temas de Defensa, mientras la relación con Brasil era ambigua. Aun así, en 2010 se firmaron el Acuerdo de Cooperación en materia de Defensa (DCA, sus siglas en inglés) y el Acuerdo General de Seguridad de la Información Militar (GSOMIA, sus siglas en inglés). Además del foco de atención ubicado en los Andes (Colombia y Ecuador), está la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, en donde el Southcom manifestó haber identificado fuentes de financiación de "organizaciones terroristas" basadas en Oriente Medio, mencionando a Hezbolá y Hamás. Para contrarrestar esta supuesta amenaza se creó un mecanismo multilateral denominado 3+1 con los tres países sudamericanos y Estados Unidos. Varios comandantes del Southcom señalaron como "puntos de preocupación" el aumento de la cooperación en cuestiones militares entre Rusia, China e Irán y su proximidad con gobiernos populares como Venezuela, Bolivia y Ecuador, lo que es percibido como una fuente de apoyo a dichos gobiernos, en detrimento de la influencia regional de Estados Unidos. Sin embargo, cabe preguntarse cuál era el alcance real de la participación militar china y rusa en la región. Los contactos militares entre China y América Latina son limitados y el componente principal en la relación está relacionado con la economía y con el crecimiento de un mundo multicéntrico y multipolar. Aun cuando hubo un aumento de las exportaciones de sistemas de armas chinos a Sudamérica que, aunque de forma discreta, no se acercó al volumen de armas exportadas por los países de la OTAN. Rusia sí se ha convertido en un actor importante en esta área, especialmente desde 2005, pues no solo exportaba armas a Venezuela sino también a Colombia, Ecuador, Uruguay y Perú, a pequeña escala. Por su parte, Colombia importó armas especialmente de Estados Unidos y Argentina, mientras que Brasil tuvo una lista de proveedores más diversificada. COLOMBIA, EL "PIVOTE" DEL HALCONATO BELICISTA En abril pasado, en el marco de una visita oficial del saliente presidente Iván Duque a Washington, su homólogo estadounidense Joe Biden mencionó que Colombia era el "pivote" del hemisferio sur y confirmó su incorporación como aliado extra en la Alianza mediante una carta a los presidentes de ambas cámaras del Congreso, expresando: "Notifico mi intención de designar a Colombia como Aliado Importante fuera de la OTAN. Hago esta designación en reconocimiento de la importancia de la relación entre Estados Unidos y Colombia, y las contribuciones cruciales de Colombia a la seguridad regional e internacional". De este modo Colombia: • Podrá acceder a material bélico estadounidense, lo que ya es un hecho desde hace décadas. • Recibir préstamos para adquirir equipamiento militar y de investigación. • Recibiría beneficios para adquirir tecnología espacial. • Podría participar en operaciones conjuntas con el Departamento de Defensa estadounidense. Cada socio desarrolla un Programa de Cooperación de Asociación Individual (IPCP, sus siglas en inglés). El de Colombia consta de áreas prioritarias como: ciberseguridad; seguridad marítima y terrorismo, y sus vínculos con el crimen organizado; seguridad humana; y fortalecer las capacidades de las fuerzas armadas colombianas. Al vincularse a una alianza claramente bélica, el Estado colombiano rompe la declaración de La Habana en 2014 donde la CELAC declaró a la región latinocaribeña "zona de paz" y ha abierto el camino para cualquier maniobra de la OTAN tanto desde sus costas como de sus fronteras terrestres. Distintos líderes políticos y sociales como Evo Morales han denunciado el efecto desestabilizador del avance de la alianza en la región, específicamente por su naturaleza bélica. En 2018, Brasil contaba con 334 mil militares activos, Colombia con 200 mil y Argentina con 51 mil. La alianza cuenta con 3,5 millones de activos entre personal militar y civil. Según el centro de estudios Celag, tan solo Brasil y Colombia aportarían más activos a la OTAN que los miembros europeos anexados en la década de 1990 (Macedonia del Norte, Montenegro, Albania, Croacia, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, República Checa y Hungría). Argentina tiene activos similares a los de Bulgaria (24 mil 800) y República Checa (25 mil) juntos. ARMAMENTISMO Y SUPREMACISMO CONTRA LA UNIDAD El dogma de la supremacía armada sigue siendo la base del modelo estadounidense para su política exterior. Así alimenta los intereses del complejo industrial-militar, con un paradigma que recircula entre sus escuelas, medios y tanques de pensamiento. Visto el apoyo irrestricto del bloque euroatlántico a facciones neonazis en Europa del Este y el precedente de apoyo a sectores islamistas que desataron el caos en Siria, Libia e Irak, es inminente el peligro que se cierne sobre la región latinocaribeña. No se trata solamente de un intento de recuperación de una esfera de influencia y de recursos por parte del eje euroatlántico, sino de evitar cualquier atisbo de unidad estratégica posible en una región que pudiera conformar un polo de poder geoeconómico fuerte que haría contrapeso a la actual ley del embudo global. Ir

¿Podrá salvarse Chile? (Pressenza)

La realidad indica que Chile rápidamente se ha igualado a los países de más alto grado de inseguridad en el Continente. Es cosa del pasado eso de que éramos “la copia feliz del Edén”, según nuestro Himno Patrio, o aquella pretenciosa idea de constituir una excepción en América Latina en cuanto a los trastornos causados por el narcotráfico y el crimen organizado. Como tampoco escapamos ahora a fenómenos como la corrupción política, empresarial y policial. Todos los días los medios de comunicación amanecen con las noticias de la severa insurrección que se vive en la Araucanía. Una confrontación que cobra vidas en cada jornada y arrasa con las instalaciones ocupadas por las empresas forestales y otras que les arrebataron las propiedades a los mapuches, la principal etnia del país. Extensiones ya reconocidas por los conquistadores españoles territorios y cuyas demarcaciones después fueron aceptadas por O´Higgins y los primeros gobiernos republicanos. Sublevación la llaman algunos; guerra civil, aseguran otros, pero lo que no se puede desconocer es que en el Wallmapu y la denominada zona macro sur, reina la violencia, el uso de armas cada vez más letales, y donde las policías ya se muestran incapaces de hacerle frente a la ira de una etnia que ya no exige solo justicia social, sino autonomía territorial y política. Por algo es que no son pocos los que piensan que el Estado debiera dictar un estado de Emergencia que permita la instalación allí de las Fuerzas Armadas y, si es preciso, reprimir como se hizo en el pasado durante la tristemente recordada “Pacificación de la Araucanía”. Una masacre o genocidio que culminó con la instalación en la zona de una gran cantidad de inversionistas extranjeros que, además de arrasar con el bosque nativo, consolidaron sus intereses y explotación inicua en el mar, los ríos y lagos de uno de los paisajes más hermosos y apacibles de la Tierra. La duda hoy es cuánto se va a demorar el gobierno izquierdista de Gabriel Boric en superar sus pudores y contradicciones internas para comprometer la acción de los militares en el control de esta convulsionada zona, aunque sea mediante la declaración de un estado de excepción que evite mediante un eufemismo el apellido de “emergencia” o “estado de sitio”. Tampoco es seguro que los uniformados estén dispuestos a hacer, una vez más, el “trabajo sucio”, que tanto descrédito le ha acarreado a unas Fuerzas Armadas expertas en combatir a sus connacionales, al llamado “enemigo interno”, más que hacer frente a las amenazas foráneas que hace más de un siglo ya no se presentan. Pero es de norte a sur del país en que asolan otras inseguridades acicateadas fundamentalmente por los escuálidos ingresos de la gran mayoría de trabajadores, lo que ha facilitado que los cárteles de la droga vayan apoderándose de barrios y comunas enteras donde se ha hecho extremadamente peligroso transitar de día o de noche sin correr el riesgo de ser asaltado o incluso asesinado por bandas organizadas, las que matan hasta para obtener solo un celular. Además de acometer aquellos espectaculares turbazos, portonazos y robos de vehículos con inusitada cobardía, al elegir como víctimas generalmente a mujeres y ancianos. Por algo los camioneros han resuelto tomarse las principales carreteras del país para exigir que las autoridades les garanticen seguridad, después de los cotidianos incendios de sus maquinarias y fuentes de trabajo. A lo que suman el descontento por los cobros abusivos de los peajes de las carreteras concesionadas y el alza abrupta de los combustibles. Aunque de verdad es que no solo para los transportistas, sino para todos, viajar por el país resulta demasiado oneroso, además de muy peligroso. En los últimos días ni la ministra de Defensa escapó a un asalto y robo con violencia en su domicilio, además de que un carabinero de la guardia del presidente Boric fuera secuestrado, robado, herido de bala y abandonado en un lugar distante de su casa. Ya se asentó la idea en toda la población de que “a cualquiera le puede tocar…” Ya sea que se movilice en automóvil o de a pie. Si se hiciera un recuento pormenorizado, podríamos concluir que son centenares los establecimientos educacionales en “toma” que demandan recursos para su desempeño y también seguridad. No son pocos los maestros amenazados por sus discípulos, así como los comerciantes de todo el país que viven en ascuas por los asaltos y la presencia de miles de vendedores ambulantes que se instalan donde se les antoja y hacen uso de armas de fuego para proteger sus espacios. Al extremo de reclutar como vigilantes a delincuentes comunes que ya han ocasionado múltiples homicidios y, recientemente, el de una joven periodista ultimada al momento de cubrir una reyerta entre las bandas enemigas del comercio informal. Avenidas y plazas, estaciones del Metro y buses de la locomoción colectiva son también vandalizados y reducidos a cenizas por puños de asaltantes que expresan su malestar con la destrucción más insensata, y cuyos ejecutores muy raramente son detenidos por las policías. Innumerables asaltos que ni siquiera logran que los testigos de estos hechos se dispongan a prestar declaración ante las fiscalías, debido a la desconfianza generalizada que existe respecto de los carabineros e investigadores del Ministerio Público, a quienes creen sobornados por delincuentes y narcotraficantes. La desfachatez del crimen organizado es tal que los mafiosos de una comuna popular construyeron un mausoleo en una plaza comunal a fin de darle sepultura a uno de sus capos. Triste fue observar la impotencia del alcalde correspondiente, quien a lo único que atinó fue a demandarle a La Moneda más policías para hacer frente a los malhechores que, al igual que otros municipios de América Latina, controlan la vida de sus habitantes. Cierto es que, pese al constante incremento de los efectivos y recursos disuasivos del Cuerpo de Carabineros como de la Policía civil, todo nuestro territorio está desbordado por la violencia y el miedo. Así como las cárceles están abarrotadas por los delincuentes comunes que en poco tiempo vuelven a las calles a delinquir, gracias a aquellos jueces cómplices o demasiado “garantistas”, como algunos prefieren calificarlos. El reciente incremento del salario mínimo, la verdad es que antes de materializarse ya se hizo humo, si se considera que los productos más esenciales han incrementado sus precios en un 30 o 40 por ciento en cuestión de pocos meses, lo que tiene agobiado a la mayoría de los hogares del país sin que la llamada clase política sepa qué hacer para mitigar el profundo descontento en que ya, según las encuestas, más de la mitad del país perdió su confianza en el novel presidente de la República. Además de que entre los partidarios de una nueva Constitución y los que prefieren que se extienda la de Pinochet-Lagos parecen empatados y se teme que, cualquiera sea el resultado del plebiscito de salida, no habrá una Carta Magna ampliamente consensuada por el pueblo. Ni menos que sea expresión de la “casa de todos”, como en algún momento se pretendió. Y no se trata necesariamente que los contenidos definidos por la Convención Constituyente puedan ser insatisfactorios; lo más probable es que muchos ciudadanos concurran a las urnas a manifestar su descontento por las promesas económico sociales postergadas o que sienten incumplidas. Que voten en contra del nuevo texto constitucional para expresar su hastío frente al caos que impera en todo el país. Donde la riqueza sigue más concentrada que ayer y el poder adquisitivo de las mayorías continúa en franco deterioro. Donde la vida es cada vez más insegura y las soluciones se hacen más complejas; cuando, para colmo, vicios políticos como el del cuoteo partidario, las prácticas de colusión de los empresarios, o la impunidad de los oficiales corruptos siguen campeando. Agravado todo por la incapacidad de la clase política de constituir acuerdos, aunque sea para enfrentar las inclemencias del invierno o frenar el alza del pan, el principal sustento alimenticio de la población que, en apenas dos o tres meses, ha duplicado su precio. Muchos observadores temen un nuevo estallido social con cara, ahora, de rebelión, según la convocatoria del destacado líder mapuche Aucán Huilcamán. En una declaración que desafía absolutamente las normas de nuestro imaginario estado de derecho, cuanto su Ley de Seguridad del Estado. Con gobiernos de todos los colores políticos que se han turnado en el poder, muchos piensan que ya se atrasaron las soluciones a las demandas sociales. Que las poderosas empresas seguirán enseñoreadas, y que las codiciosas administradoras de pensiones y de la salud privada seguirán asaltando el bolsillo de los más pobres y vulnerables. Así como tampoco se puede confiar en la podredumbre que se perpetúa en las organizaciones sindicales. Hace tiempo arrodilladas y financiadas por los referentes políticos y patronales. La decepción ya “se está haciendo costumbre”, como antes se decía de nuestra crónica injusticia y aunque los nuevos moradores de La Moneda alegan que recién se han instalado y que necesitan más tiempo, lo cierto es que las urgencias ya no pueden ni quieren esperar.

  • Periodista y profesor universitario chileno. En el 2005 recibió en premio nacional de Periodismo y, antes, la Pluma de Oro de la Libertad, otorgada por la Federación Mundial de la Prensa

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Violencia y discriminación son las principales deudas de los estados de América Latina con la comunidad LGBT (Nodal)

El 17 de mayo se conmemora a nivel mundial el día de lucha contra la lesbofobia, homofobia, bifobia y transfobia. La fecha busca poner atención en las violencias, la discriminación y exclusiones que las personas LGBTI+ viven alrededor del mundo. En América Latina hubo avances importantes para reconocer derechos de estas poblaciones. Sin embargo, aún los estados tienen deudas para que las personas LGBTI+ gocen una vida libre de violencias y exclusión. A 18 años de la conmemoración de este día, en Presentes nos preguntamos: ¿qué implica esta fecha para los activismos de la región?; ¿cuáles son los pendientes? ¿qué estrategias se activan para hacer frente a las violencias? Para dar respuesta a esas preguntas, Presentes conversó con Siobhan Guerrero, investigadora mexicana y filósofa de la ciencia; Nahil Zerón, defensor de derechos humanos e integrante de la organización hondureña Cattrachas; Maldita Vaina, artista y dj de República Dominicana; y Roland Álvarez, sociólogo y archivista de la memoria marica, machona, travesti y trans de Perú. “Los crímenes de odio son solo la punta del iceberg” En América Latina y el mundo la forma más visible de violencia contra las personas LGBT+ son los crímenes de odio. Pero es importante recordar que las situaciones de discriminación, marginalización y violencia se da en distintas intensidades y está presente en la vida cotidiana de las personas. En ese sentido, la filósofa mexicana Siobhan Guerrero subraya que “los crímenes de odio son solo la punta del iceberg de una sociedad que tiene otros mecanismos de violencia, que incluyen la discriminación en el empleo, en la educación, en el acceso a la salud, en los procesos de migración y de acceso a la justicia”. Además, comenta que, en México se vive una situación paradójica, donde por un lado hay gobiernos, gobernantes y medios de comunicación “más sensibles” a la lucha LGBTI. “A veces, desafortunadamente, solo se queda en una serie de gestos que no necesariamente se reflejan en políticas de acción afirmativa. O en tener una sociedad con mecanismos para luchar contra las violencias”, señala la investigadora. Roland Álvarez advierte que en Perú la sensación de “gestos” por parte del Estado también prevalece. “En días como estos puede ser que para el Estado peruano existamos, pero después te bota, y las personas LGTBI de gestos no vivimos”. Y agrega, “para nosotros es relevante este día para poner atención a la situación de discriminación grave que vivimos, por los crímenes de odio que aumentan y, sobre todo, por la inacción de un Estado peruano que no reconoce nuestras existencias. Perú es como una isla, en medio del avance en otros países. Aquí no hay reconocimiento de nuestros derechos, es complicado ser, marica, machona, travesti y trans; y aunque hay acciones que han surgido de los ministerios, no es suficiente porque son débiles ante un Congreso conservador que deroga nuestras propuestas de ley”. 17 de mayo, una marca para América latina En los países del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) el panorama no es tan distinto. De acuerdo al informe Vivo cada día con miedo de Human Rights Watch la desprotección de los estados, la presencia de grupos conservadores y antiderechos en los espacios de poder y la violencia ejercida por integrantes de pandillas hace que en estos países las personas LGBTI+ no tengan garantizados sus derechos humanos. En conversación con Nahil Zerón, integrante de Cattrachas, destaca que este 17 de mayo “marca significativamente a toda América Latina” tras la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de declarar responsable al Estado hondureño por el asesinato de Vicky Hernández. Y agrega que implica, “no solo visibilizar la violencia letal contra las personas LGBTI, sino la discriminación y el continuum de violencia que han vivido antes de ser asesinadas. En días como este nos preguntamos ¿cómo prevenir estas violencias? Y es algo muy fuerte de responder cuando la violencia es estructural y sistemática, y está dictada por instituciones del Estado, por el Estado mismo y que se replica socialmente”. En República Dominicana la violencia, discriminación y desprotección a los derechos humanos de las personas LGBTI también prevalece. De hecho, en junio del año pasado, el Congreso retiró del Código Penal a la orientación sexual como agravante en delitos como homicidio; tortura; discriminación y violencia sexual. Frente a ello, la artista y dj dominicana Maldita Vaina, explicó a Presentes que el día contra el LGBTodio es fundamental en ese país para “levantar la voz”. “Fechas como esta, que son internacionales, abren la posibilidad de poder levantar la voz, de generar espacios y de sentirse acogides. Y en el contexto dominicano eso es muy importante porque nuestra historia es de censura. De no levantar la voz porque tenemos a la biblia en medio de la bandera y sobre nuestras cabezas, 500 años de un estado de derecho tremendamente racista que ha hecho que haya un discurso de odio contra las disidencias y personas LGBT”. “Para mitigar las violencias tenemos que conectar regionalmente” Durante las conversaciones con Siobhan Guerrero, Nahil Zerón, Roland Alvarez y Maldita Vaina, coincidieron en que “para mitigar las violencias tenemos que conectar regionalmente las problemáticas, las luchas y estrategias”. Además, concuerdan en que hay violencias y situaciones poco visibles, no sólo por parte del Estado, sino también para los activismos y personas LGBTI+. “Si hace 15 años la gente sentía que toda la agenda orbitaba alrededor del matrimonio igualitario hoy queda claro que no es así. Hay problemáticas que son urgentes de atender”, sostiene Siobhan Guerrero. Los pendientes que observan son: la falta de una educación sexual integral en los espacios educativos de todos los niveles; el reconocimiento de las identidades no binarias; los procesos de migración; la falta de capacitación en los espacios de salud; el fin a las cirugías genitales no consentidas en personas intersexuales; la impunidad en los crímenes de odio; la revictimización en los espacios de procuración de justicia; las personas privadas de su libertad; la violencia a mujeres trans mayores de 35 años; la atención y financiamiento a refugios específicos para personas en situación de calle, personas adultas mayores y personas en movilidad. “Estrategias para sanar y fortalecer nuestras vidas” Frente a la lista de pendientes, Roland Álvarez enfatiza que existen formas de fortalecer las vidas de las personas LGBT fuera de los espacios legislativos. “Las maricas, travestis y machonas somos creativas y creamos estrategias para sanar estas violencias y fortalecer nuestras vidas. Creo que eso es fundamental que podamos tener en cuenta para fortalecer el tejido comunitario LGTBI peruano. Tenemos un repositorio de conocimiento, de intersubjetividades para reconocer y reconocernos porque también tenemos hitos para celebrar, para recordar y hacer frente a esos procesos dolorosos que atravesamos cuando enfrentamos la violencia, la indiferencia, la discriminación del Estado y la sociedad”, comenta el sociólogo. En ese mismo sentido, Siobhan Guerrero comparte que las personas LGBTI+ también han llevado a cabo prácticas de cuidado y conocimiento. Cuenta que eso fue “muy revelador” para ella tras leer Trans Care de Hil Malatino. “Las personas LGBTI no solo han construido redes de cuidado sino también han construido conocimientos específicos de qué implica acompañar en general a personas que vienen de contextos de patologización. Y enfatizo en el conocimiento, porque de hecho Hil Malatino menciona que se corre el riesgo de que el Estado quiera expropiar ese conocimiento, sin reconocer que es generado en las propias comunidades”. Además, sobre la creación de conocimiento, Nahil Zerón añade que es “fundamental” que se conozca el trabajo de los observatorios de registro de violencias contra personas LGBT+. No sólo para reconocer que los Estados mantienen una deuda al no recopilar esta información, sino porque también rescatan la memoria. “Quienes realizamos este trabajo creamos memoria de las identidades LGBTI no solo al contar su muerte sino su vida. Eso nos ha permitido especializarnos en la creación de análisis de los contextos; de hacer un registro de quiénes matan a nuestres compañeres; de los mensajes que se mandan con esas violencias. También de hacer preguntas: ¿quiénes tienen acceso a armas de fuego? Porque la mayoría de las muertes de personas LGBT son con armas de fuego, ¿qué pasa en un contexto de crimen organizado y cómo está afectando eso a las personas LGBTI? Y con esos análisis pensar también en ¿cómo avanzar en la prevención de la violencia contra personas LGBTI?”, agrega Zerón. La tarea colectiva de perder el miedo Para la dj Maldita Vaina, una estrategia que comienza a ver en República Dominicana es “la pérdida del miedo”, el reconocimiento de la identidad cimarrona y la toma de espacios. “Nos estamos aferrando a nuestras raíces cimarrón, a nuestra manera de existir en el país, y eso ayuda a imaginar y generar organización, espacios, puntos de apoyo. Eso es algo que me mueve porque empezamos a soltar el miedo, empiezo a sentir con mi gente una sensación de seguridad de que puedo ser lesbiana en la calle. Entonces cuando una empieza a no ocultarse, a hacer presencia, eso deviene en resistencia y creo que por ahora eso es importante en nuestro país, esa estrategia está ahí. La transformación existe también lejos del poder del Congreso porque la influencia de la iglesia católica es demasiado para tumbar ahora mismo”. Finalmente, la filósofa Siobhan Guerrero sostiene que otra estrategia es la creación de opinión pública, sobre todo frente a un contexto global donde pareciera que se pueden perder los avances en derechos humanos. “Nunca se nos debe olvidar que la creación de opinión pública implica transformar la perspectiva que tiene la sociedad sobre un tema. Es necesario dirigirnos a las grandes audiencias y hacer que se genere una cultura del respeto, la inclusión y la empatía. Hay quien dice que el derecho ayuda a eso. Pero si solo logras que se te respete porque está en la ley o desde una posición punitiva, entonces es mucho más fácil echar atrás los avances. Cuando el respeto viene desde el miedo al castigo en realidad nunca hay un proceso de humanización del otro”. Y concluye diciendo: “Si solamente hablamos de prejuicios podemos pasar por alto que sí hay emociones políticas que juegan contra el colectivo LGBTI porque se le ha discriminado no solo a través del discurso, sino a través de los afectos. Se nos asocia con lo asqueroso ya sea a través de la serofobia, la putofobia, la idea que lo LGBTI es excrementicio y eso tiene un correlato afectivo. Y eso hace justamente que combatir la discriminación sea tan difícil porque no es una mera cuestión de creencias, es una cuestión también de afectos. Si llego con un montón de datos estadísticos, de leyes e información eso no necesariamente transforma, ni desmonta el asco, el desprecio, eso se desmonta de otras maneras, como la creación de opinión pública que creo que sí puede manejar otras lógicas más empáticas para humanizar a las personas LGBTI”.

Antineoliberalismo y posneoliberalismo (Página 12)

Por Emir Sader* Apenas surgieron gobiernos que se opusieron a los gobiernos neoliberales, comenzó la discusión sobre qué carácter tenían estos gobiernos. Inmediatamente propuse que los llamáramos gobiernos antineoliberales, porque tienen cuatro características que los diferencian de los gobiernos neoliberales: * La prioridad son las políticas sociales frente a la prioridad de los ajustes fiscales. * Darle prioridad a los procesos de integración regional y las relaciones Sur-Sur, en particular con China, frente a todos los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos. * El rescate del papel activo del Estado en la inducción del crecimiento económico. * La implementación de políticas sociales, además de la regulación de la economía, en lugar de la centralidad del mercado y el libre comercio. Surgieron varios gobiernos –Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador– que de una forma u otra se opusieron al neoliberalismo, generalmente con estas características. A estos se sumaron luego México, Honduras, Perú, Chile. Formaron un conjunto de gobiernos únicos en el mundo que se opuso al neoliberalismo, después de que América Latina fuera el continente con más gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales. Fueron caracterizados como gobiernos antineoliberales, por las razones antes mencionadas. Pero todavía no podemos caracterizarlos como gobiernos posneoliberales. ¿Por qué razones? El modelo neoliberal aún prevalece en gran medida en el mundo, a pesar de que algunos gobiernos toman medidas que, de alguna manera, se salen del modelo neoliberal. La economía capitalista mundial sigue siendo neoliberal. La derecha no tiene otro modelo. Los gobiernos socialdemócratas tampoco tienen una política económica que supere al neoliberalismo. Cuando la derecha, luego de ser desplazada del gobierno como sucedió con Mauricio Macri en el caso de Argentina, vuelve al poder, retoma la misma política neoliberal de los 90, revelando cómo esa es su política para este período histórico. Los gobiernos antineoliberales aún no pueden caracterizarse como posneoliberales, porque la economía de sus países está dominada por el capital financiero, con sus actividades centralmente especulativas. Los países que tienen políticas económicas diferenciadas, con un papel destacado del Estado, con prioridad para las políticas sociales, que privilegian los procesos de integración regional, son claramente diferentes a los demás. Pero no tiene la fuerza suficiente para construir un modelo distinto, de superación del neoliberalismo. Todavía reaccionan al neoliberalismo. En los gobiernos progresistas, hasta ahora en América Latina, sobreviven los elementos económicos propios del neoliberalismo. No fue posible romper el papel hegemónico del capital financiero, con sus características marcadamente especulativas. Sin romper este eje de la economía, que define un período de recesión, no será posible retomar un ciclo expansivo, indispensable para rescatar las políticas de distribución del ingreso. La posible elección de presidentes antineoliberales en Colombia y Brasil proyecta, en la tercera década del siglo, una mayoría nunca antes existente en el continente. Habrá una fuerte alianza política entre estos gobiernos, con México, Brasil y Argentina unidos por primera vez. Pero esta alianza tiene que ser la base para la construcción de un modelo no solo de resistencia al neoliberalismo, sino de superación del neoliberalismo, no solo antineoliberal, sino posneoliberal. ¿Qué significaría eso? Se trataría de economías que desplazan el predominio del capital financiero, en su modalidad especulativa, como eje de la economía. Significa el paso a un período histórico en el que avanza la construcción de Estados centrados en la esfera pública. Significa la construcción, en América Latina, de economías integradas, con políticas económicas comunes, con una moneda común, con un Banco Central común. Aprovechar la alianza política de la gran mayoría de gobiernos del continente, para pasar del antineoliberalismo al posneoliberalismo. *Sociólogo, investigador, politólogo y ensayista de Brasil