Presencia china en Cienfuegos

Presencia china en Cienfuegos
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Fecha:Siglo XIX - Siglo XX
Lugar:Cienfuegos, Bandera de Cuba Cuba


La presencia China en Cienfuegos data aproximadamente de 1847. Inicialmente fue una alternativa de fuerza de trabajo barata para el desarrollo azucarero y la construcción del ferrocarril. La clase terrateniente cienfueguera, como la de otras regiones plantacionistas cubanas, toma esta alternativa teniendo en cuenta lo difícil que se hacía en esos tiempos la contratación de mano de obra esclava. La existencia en la región de capitales para enfrentar nuevos cambios en la esfera productiva era factor que aseguraba la utilización de una fuerza de trabajo diferente de la esclava.

Primeros inmigrantes

El análisis demográfico y de la influencia socio-económica de los grupos de inmigrantes chinos que entran a Cuba en condiciones de semiesclavitud ha sido un tema poco abordado por la historiografía cubana. No obstante se cuenta con la obra de la doctora María Teresa Montes de Oca “Los culíes en Cuba” que aborda a partir de su entrada en la Isla, la existencia de varias oleadas migratorias del grupo: la primera en 1844, la segunda en 1849 y la tercera a partir de principios del Siglo XX. En el mismo trabajo plantea que lo que más influyó en la segunda y tercera oleadas fue la terminación del ferrocarril de costa a costa en EEUU a principios del Siglo XIX, como factor emisor de chinos de origen californiano descendientes de los braceros que construyeron dicho ferrocarril.

El caso de los que se dirigen a Cienfuegos, específicamente, como mano de obra barata en las obras relacionadas con el ferrocarril y la Industria azucarera cubana, ha sido tratado por la doctora Nereida Moya Padilla quien aborda el tema desde el punto de vista de su aporte a la identidad cultural cienfueguera.

Por la huella que en la vida social y cultural de la región dejó este grupo inmigratorio y su influencia en el desarrollo económico de la misma se realiza una caracterización general de la presencia china en Cienfuegos en la segunda mitad del siglo XIX. Prestando atención a estos grupos minoristas y excluidos que en fin conformara la historia regional y local buscando un proceso más acabado, desde los grupos que no representan el poder.

Para solucionar el problema de la carestía de los esclavos y el cese de la trata que obstaculizó la obtención de fuerza de trabajo, la clase terrateniente esclavista cienfueguera, como la de otras regiones plantacionistas cubanas, apeló a la mano de obra asiática que se introdujo en la región a partir de 1847, pues resultaba más económica que la esclava.

Tomás Terry traficante negrero de la región se convirtió en un entusiasta impulsor de este mercado de brazos. Al igual que con la trata africana la región constituía un buen sitio para llevar adelante el negocio de la contratación de asiáticos. Pues contaba con un puerto idóneo y habilitado desde 1827 para la entrada de grandes barcos; numerosos ríos para la transportación de las personas por el interior de la región y la bahía, así como con la aprobación del proyecto para la construcción del ferrocarril Cienfuegos- Villa Clara.

El desarrollo de la industria azucarera que tuvo lugar en la región cienfueguera en el período 18351855, a quien el historiador Orlando García denomina boom azucarero, permitió el avance en materia tecnológica de numerosos Trapiches devenidos ingenios y el incremento de los capitales regionales para enfrentar nuevos cambios en la esfera productiva. Ambos factores impulsaron la utilización de una fuerza de trabajo diferente de la esclava, la china.

Establecimiento chino en Cienfuegos

Cienfuegos tiene importancia como foco receptor de esta inmigración lo que se refleja en las diferentes actividades que relacionadas con ella se producen en la Isla. Valga solo señalar las visitas del comisionado imperial chino en 1874 y la del cónsul general en 1883, a la jurisdicción, donde fueron recibidos cálidamente por las autoridades locales y los más representativos miembros de la oligarquía azucarera cienfueguera, la cual a pesar de no pocas dificultades que confrontaban con esos trabajadores contratados mantenían la esperanza de resolver con ellos la demanda latente de brazos.

Dicha emigración no constituyó una de las numerosas de la región. En 1860 Cienfuegos contaba con 671 asiáticos y un año después los asiáticos sumaban 1053.

Algunos aspectos significativos sobre la emigración asiática en la región se recogen en el censo de 1873. Esos resultados son representativos atendiendo a la estabilidad de sus cifras en comparación con los años 1861 y 1862. En 1877 los asiáticos se incrementaron en Cienfuegos llegando a la cifra más alta en todo el período en que se mantuvo la emigración con un total de 2170 para disminuir a 1871 en el mismo año.

El análisis de la edad promedio en que emigraban arrojó que tenían entre 15 y 50 años en la mayoría de los casos y el tiempo bajo contrato era de 5 y 10 años. La ocupación fundamental la constituía el campo, entendiéndose por esta la industria azucarera, aunque en el acápite de otras actividades ocupaba un lugar significativo su empleo en las obras ferroviarias siendo muy reducida su incorporación al servicio doméstico.

En la construcción del ferrocarril desempeñaron diversas funciones las que iban desde el desmonte, la construcción de puentes y alcantarillados hasta la de fogoneros y maquinistas.

Por otra parte esta emigración se expande a la ciudad y defiende sus tradiciones culturales por su amplia capacidad asociativa, fundamentalmente en la actividad comercial, puestos, de vendutas, vendedores ambulantes, trenes de lavado, farmacias, etc. También se insertan en la actividad cotidiana de la región y conforman elementos de su argot popular como el refranero de las costumbres.

No existió en Cienfuegos un barrio chino al estilo de la urbe, pero sí se enmarcan en polos muy definidos de la ciudad y la región en general donde desempeñaron su actividad comercial y establecieron sus sociedades. Con ellos llegaron también algunos vicios como juegos prohibidos, fumadores de opio, etc.

Ciertamente los asiáticos se extendieron también por todas las zonas azucareras cienfuegueras, su trabajo en los ingenios de mayor desarrollo técnico en la región causó la admiración de varios observadores de la época, pero a pesar de ello, la posibilidad de mayor aprovechamiento como fuerza laboral representativa de tránsito hacia zonas superiores de organización del trabajo se vieron limitados por los métodos de semiesclavitud que adoptó su explotación.

Rebeldía manifiesta

En 1865 al indagarse sobre las causas del suicidio y asesinatos en los asiáticos de la región se caracterizaba la situación de estos planteándose que todo esto se debía a que no se cumplen las condiciones de su contratos pues en algunas fincas en lugar de los alimentos convenidos se les daban otros que los desagradan, se los obliga a trabajar más horas que las estipuladas y a la par de los ciervos, y no se les trata como hombres libres sino que se les dan azotes por manos de un negro y se les apalea y se les carga de prisiones, observándose en aquellas fincas en que se cumple lo prometido, aún cuando se les corrija sus faltas, con el cepo, encierro, o rebajas de sus cuotas mensuales, ni se ahorcan, ni se envenenan, ni matan y trabajan conforme a la obligación contraída. Al cumplir sus contratos eran conducidos al depósito de cimarrones hasta ser de nuevo contratados de acuerdo a las disposiciones vigentes. En una información de 1875 referida a los asiáticos de Santa Isabel de las Lajas se recoge junto al número de contratados el de los prófugos. La fuga fue una de las manifestaciones de rebeldía más usada por esta emigración.

Contribución al desarrollo económico regional

En la jurisdicción se renovaban los contratos hasta 3 meses antes de su vencimiento, como se establece 1872 para proteger en cuanto sea posible la agricultura fuente principal de la riqueza del país. La emigración asiática contribuyó a atenuar económicamente la problemática de fuerza de trabajo en la industria azucarera pero integralmente no logró solucionarla.

La forma que adoptó su explotación y las repercusiones individuales y colectivas que de ellas se derivaron pusieron a los plantadores cienfuegueros frente a soluciones no previstas en sus proyectos iniciales de vincular estos al complejo de plantacionistas. Fue un grupo mayoritariamente masculino que se empleó en las más diversas ramas de la economía cienfueguera. A pesar de las penosas condiciones de su contratación, una vez expirados los compromisos se insertaron como un elemento más en la sociedad cienfueguera dejando su impronta en el desarrollo de la cultura de la región matizado por el despojo con fines económicos de sus patrones culturales.

Trasnsculturación

La formación de la identidad cultural de la región cienfueguera se refleja a través de varios factores, tal es el caso de que por las barreras idiomáticas perdieron sus nombres oriundos y asumieron los de sus propietarios. En el archivo de la provincia de Cienfuegos aparecen referencias de estos individuos por diversas razones, y aparecen nombrados como Damián Machado, Celestino Sarría, Jacinto Manuel, Bacilio Acea, etc., sucedió igual con su alimentación, vestuario y otras tradiciones.

Al mismo tiempo se fueron transculturando ellos y el entorno en que se asentaron, algunas de sus sociedades denominadas casinos mantenían elementos tradicionales reflejadas tanto en los nombre “La Gran China”, “La Acacia”, “La Naranja China” como el tipo de práctica que realizaban para los juegos, la instrucción, etc., pero otros asumieron nombres como, “Casino Asiático”, Nuestra Señora de la Caridad del Cobre o “Casino Asiático Santa Clara”.

No obstante fueron estas instituciones asociativas la que permitieron construir una parte de sus ancestrales tradiciones y crear, mantener, y preservar una infraestructura social típica y destinada especialmente a esta emigración como: Cementerios, farmacias, teatros, hogares de ancianos, bancos y casas comerciales, periódicos. Elementos que existían en nuestra región. Se corrobora el hallazgo de varios ideogramas pertenecientes a la escritura china, durante las labores de reconstrucción de la Catedral de la Purísima Concepción. El hallazgo de los extraños caracteres rojos, ocurrió durante las obras de reparación del edificio de la Catedral “Nuestra Señora de la Purísima Concepción”, cuya construcción aconteció entre 1866 y 1869.

Fuentes

  • Comprueban Presencia China en Cienfuegos.
  • cienfuegospatrimonio.wordpress.com
  • Edo y Llop, E. (1943). Memoria histórica de Cienfuegos y su jurisdicción. La Habana.
  • García Martínez, O. (1976-1977). Estudio de la economía cienfueguera desde la fundación de la colonia Fernandina de Jagua hasta mediados del siglo XIX. Revista Islas (55-56) Septiembre 1976- Abril 1977.
  • Montes de Oca, M. T. (n.d). Los Culíes en Cuba.
  • Moya Padilla, N. Tesis en opción al título de Doctor en Ciencias Filosóficas.