Productos naturales en la agricultura orgánica

Productos naturales en la agricultura orgánica
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Concepto:Productos naturales obtenidos sin la utilización de productos químicos.

Productos naturales en la agricultura orgánica. Los productos ecológicos, también llamados, biológicos u orgánicos, son aquellos productos naturales obtenidos sin la utilización de productos químicos. Estos productos alimenticios, ya sean procesados o no, productos cárnicos, agrícolas, vinos y bebidas, ninguno puede presentar residuos químicos para que sean denominados productos orgánicos.

Antecedentes

Los productos agrícolas ecológicos como la carne ecológica ofrecen una alternativa tecnológica para hacer su práctica armoniosa con la naturaleza y es claramente una formula rentable para los sectores que han decidido elaborar productos naturales con métodos orgánicos, eliminando además los riesgos que los productos químicos contenidos en los alimentos de producción tradicional tienen para la salud de la población.

Diversos estudios han puesto de manifiesto la mejor salud que generan los productos orgánicos en la cría de animales comparando diversos parámetros entre especímenes alimentados con alimentos ecológicos y otros con alimentos convencionales.

La producción de vinos ecológicos, así como de otras bebidas es uno de los sectores que más empuje tienen dentro del sector de los productos orgánicos. El enorme esfuerzo que las bodegas y las denominaciones de origen que más están haciendo en investigación, desarrollo y promoción de vinos ecológicos está obteniendo mejores resultados cada día. Un reflejo de esto se puede apreciar en la multitud de ferias de productos orgánicos que se celebran por todo el mundo, siendo tal vez la más importante la feria Bocacha.

En el sector agrícola, cabe destacar entre otras muchas cosas, el uso de semillas adaptadas a las zonas de cultivo, el mantenimiento de una cubierta vegetal, que evite la erosión de los terrenos de cultivo, mantenga la humedad y mejore el ciclo de nutrientes de la planta incorporando nutrientes tras el desbrozado y secado del material vegetal cortado.

Los productos ecológicos se elaboran por métodos naturales que conservan y protegen el medioambiente. Si bien muchos alimentos y bebidas que se venden en tiendas especializadas como el azúcar ecológico, aceites vegetales, hierbas medicinales, ciertas frutas silvestres, frutos secos, productos lácteos o ciertos productos cárnicos o productos agrícolas de pequeños productores pueden ser perfectamente productos naturales y ecológicos, solo son aceptados como tal si son certificados. Las prácticas que se pueden usar para elaborar productos ecológicos certificados están reguladas por la Unión Europea y en las diversas comunidades los Consejos Reguladores son los encargados de velar para que los productos naturales que se venden bajo la etiqueta ecológica de “producto ecológico” las cumplan. Estas etiquetas ecológicas garantizan que un producto ha sido elaborado siguiendo las prácticas apropiadas y son un aval de la calidad ambiental de los productos ecológicos. Las empresas certificadoras responden a un interés nacional o regional y los especialistas que las integran pertenecen a esta región por lo que no tiene por lo que no se tienen en cuenta los intereses del productor y puede utilizarse este mecanismo como una barrera al comercio.

Panorámica de los productos orgánicos

El mercado mundial de productos orgánicos ha experimentado cambios dramáticos, produciendo una verdadera explosión dentro de la agricultura mundial, principalmente en los países industrializados. Las razones que explican este fenómeno son muy variadas y entre éstas se destacan el deterioro y contaminación alarmante del medio ambiente: suelos, aguas, biodiversidad, confirmándose las advertencias que sobre este particular se hicieron desde los comienzos de la agricultura industrializada, y especialmente con el inicio de la de denominada “revolución verde”. El aumento dramático de enfermedades en la población producto de los cambios ambientales y las costumbres alimentarias llámese diabetes, obesidad o hipertensión. Esta situación ha motivado un aumento en la demanda de productos más sanos, especialmente por parte de las personas más conscientes de esta situación. Un aumento creciente de escándalos relacionados con los alimentos, como la peste en los cerdos, el exceso de hormonas en la crianza de pollos, la gripe aviar, los residuos químicos en la leche y la enfermedad de las vacas locas.

Se plantea que los productos agrícolas que se tratan con determinados agroquímicos pierden todo su potencial natural, estas sustancias contribuyen a que las frutas y vegetales tomen colores y tamaños llamativos para satisfacer determinados mercados pero de alguna u otra forma inciden en su sabor y finalmente en la manera en cómo actualmente concebimos la alimentación.

En cuanto al valor nutritivo de estos productos, existe discrepancia en las investigaciones que hasta ahora se han realizado, pues mientras algunos estudios dicen que los alimentos provenientes de estos cultivos son más saludables, otros afirman que los beneficios no serían tan espectaculares.

Con respecto a quienes sostienen que los alimentos orgánicos tienen más beneficios nutricionales, se menciona que estos productos concentran mayores niveles de antioxidantes, esto por sobre otros índices como los hidratos de carbono, proteínas, fibras, etcétera, los que no serían tan diferentes a los alimentos convencionales.

La organización española Ecología y Desarrollo a través de su revista Es Posible, informó que el Europea Project Quelite Lo Input Wood reveló que las frutas y verduras orgánicas tienen hasta un 40% más de antioxidantes que los vegetales convencionales. Estos compuestos – flavonoides, polifenoles, glucosinolatos – también fueron corroborados en estudios anteriores, donde se dijo que entre un 10 y un 50% más de ellos pueden encontrarse en estos alimentos. En el caso de la leche, se dijo que puede encontrarse “un 60% más de ácidos grasos saludables, como el Omega 3 y el ácido linoleico conjugado”.

Otros hallazgos tienen que ver con el mayor índice de vitamina C en las hojas de las hortalizas, proteínas en los cereales y un “mayor contenido de materia seca, que en términos relativos significa una mayor concentración de nutrientes por porción de alimento”, entre otros.

Producciones orgánicas v/s producciones tradicionales

Una de las opiniones en este caso antagonistas, puede encontrarse en un artículo publicado por el departamento de salud de Estados Unidos, quienes informan de un estudio británico que anuncia que no se encontró “ninguna diferencia importante en cuanto al contenido entre los productos orgánicos y los tradicionales”.

La mayoría de las personas prefiere los alimentos orgánicos por considerarlos más saludables y porque permiten llevar una mejor calidad de vida, hay otros que también los consumen porque en su proceso de producción, estos guardan respeto por el medio ambiente.

Especialistas indican que los alimentos que no son orgánicos pueden a largo plazo causar daño en nuestro organismo. Estos perjuicios están relacionados con su modo de producción, pues el hecho de utilizar productos sintéticos que pueden dejan trazas en los alimentos finalmente provocarían daños en el consumidor.

Por otro lado, los trabajadores que están relacionados directamente con la producción de estos alimentos también pueden resultar perjudicados al estar expuestos a los agroquímicos, corriendo el riesgo de intoxicaciones.

En los campos orgánicos no se contaminan con agroquímicos ni los suelos ni las aguas, se utiliza menor cantidad de combustibles fósiles lo que reduce el CO2 liberado a la atmósfera.

En el caso de los suelos el terreno pasa por un periodo de transición desde convencional a orgánico. Este periodo dura 36 meses, es decir, al cuarto año es posible certificar aquellos alimentos obtenidos en ese suelo como orgánicos.

Para otros autores la agricultura ecológica podría no ser tan buena para la biodiversidad. Algunos estudios, aseguran que los beneficios medioambientales generados por la agricultura ecológica no compensan los bajos rendimientos que se obtienen de las tierras. Los investigadores calcularon un 55% de descenso en el rendimiento comparado con el 12,5% de incremento en la biodiversidad en las granjas ecológicas. Entonces para producir la misma cantidad de alimentos utilizando agricultura ecológica se necesitaría el doble de tierras cultivables, algo casi imposible de conseguir.

Por otra parte se han encontrado en países europeos que el compost (abono orgánico producido a partir de desechos vegetales y animales) contienen dioxinas (importante tóxico persistente), en promedio unas 12 veces más que los suelos agrícolas. Se trata de una concentración que casi no difiere entre los compost que provienen de las ciudades o del campo. Se comprobó además que el compost contiene 15 veces más dioxinas que los desechos orgánicos de cocina, 12 veces más que las malezas, 4 veces más que las cortezas de árboles. Los especialistas se cuestionan la posibilidad que la propia descomposición aeróbica, mediante la que se obtiene el compost, produzca las dioxinas.

En los países industrializados, la demanda de productos orgánicos continúa en aumento, quizás en un porcentaje superior al que se registró en los últimos años, del 20 por ciento. Sin embargo, los especialistas consideran que el crecimiento futuro de la agricultura orgánica dependerá de las restricciones en el suministro más que de los cambios en la demanda. Hasta el momento, la tendencia ha reflejado que la demanda crece más rápido que el abastecimiento.

Los países en vías de desarrollo están comenzando a beneficiarse con las oportunidades del mercado orgánico pero, bajo las circunstancias actuales, los grandes productores y operadores están mejor posicionados para acceder a mercados internacionales. Las cantidades limitadas de productos orgánicos y las normas de calidad que se demandan al igual que las normas que rigen la producción y el procesamiento orgánicos podrían limitar a los países en vías de desarrollo en su capacidad para satisfacer la demanda de alimentos orgánicos de los mercados del norte. El acceso a la inspección y a la certificación, al igual que la necesidad de desarrollar nuevas formas para procesar alimentos orgánicos, constituyen los desafíos que las grandes compañías alimenticias, ya establecidas, pueden enfrentar mejor.

A medida que la agricultura mundial se globaliza, unas pocas grandes compañías privadas controlarán cada vez más las cadenas de provisión de alimentos en el ámbito mundial. Sólo pocas empresas multinacionales posee no solo el potencial para limitar la elección de los agricultores respecto del tipo de alimento que producen sino también para influir en las preferencias de los consumidores a través de campañas masivas de influencia sobre la opinión pública.

Existen dos fuerzas contrapuestas que influirán en el crecimiento de la agricultura orgánica. Desde el punto de vista de la producción, las compañías agroquímicas multinacionales, que en la actualidad también son proveedores de semillas y variedades genéticamente modificadas patentadas, no parecen estar dispuestas a aceptar la pérdida de gran parte de su participación en el mercado de insumos. Se han llevado a cabo ya grandes inversiones en campañas para desanimar a los productores y a los consumidores de alimentos orgánicos. Desde el punto de vista de la demanda, las compañías de distribución de alimentos intentarían guiar y adaptar el mercado orgánico a sus requisitos de comercialización masivos de acuerdo con la manera en que ya lo han hecho en el sector convencional. Los grandes minoristas comenzaron a establecer sus propios estándares orgánicos, basándose en requisitos mínimos de sustitución de insumos, con el fin de satisfacer la producción industrial y el modelo de distribución.

El movimiento “Comercio Justo” es considerado como una opción alternativa al mercado de productos orgánicos para organizaciones de pequeños productores. A diferencia del mercado orgánico, el comercio justo no exige la certificación orgánica del producto, sino que considera la condición social de los productores, por lo que es una certificación social. El comercio justo busca opciones a las estructuras o normas del mercado internacional, a la vez que mejorar las condiciones económicas y sociales del pequeño productor, a través del acceso directo al mercado en condiciones comerciales más favorables. En este tipo de comercio el precio de compra es fijado en negociación directa entre productores y compradores y el importador está obligado a anticipar en forma de crédito un 60% del valor del contrato a más tardar seis semanas antes del embarque.

La agricultura orgánica aunque mayormente presupone medidas favorables al medio ambiente y a la conservación de la biodiversidad solamente es aplicable en los países desarrollados donde la agricultura convencional ha alcanzado un nivel de productividad que es capaz de satisfacer las necesidades de sus habitantes. La agricultura convencional que allí se desarrolla tiene en cuenta criterios de sostenibilidad, no se utilizan fertilizantes de manera indiscriminada solo lo que necesita el suelo, se utilizan plaguicidas de última generación caracterizados por un baja toxicidad, bajo impacto ambiental y cuya dosis de aplicación son tan bajas que prácticamente no quedan residuos, no son detectables ni con las más avanzada tecnología o los valores no son significativos para la salud humana ni para el medio ambiente, se evita la destrucción del suelo y la contaminación de las aguas. Hay que decir que estos países la agricultura es subsidiada lo que le favorece los precios en el mercado. Los habitantes de países del primer mundo cuyos ingresos promedios son altos pueden pagar el precio de los productos orgánicos entre un 20 - 30% superiores a los productos obtenidos convencionalmente.

Es por esta razón que los pueblos del Sur no pueden aspirar por el momento a esta agricultura pues tienen problemas más urgentes que resolver para garantizar la alimentación en el hemisferio. Donde los problemas de desertificación golpean mas, donde el nivel cultural y recursos de los más pobres impiden la adquisición de tecnologías novedosas y de la adopción de conocimientos que le permitan incrementar de manera sostenibles los rendimientos agrícolas.

La demanda de alimentos ha crecido como resultado lógico del crecimiento demográfico. Sin embargo, los fenómenos de desertificación, el desarrollo industrial algunas veces desordenado y los niveles de contaminación ambiental, el cambio climático entre otros factores provocan que las tierras cultivables sean cada vez más escasas. En el año 1967 la población mundial era de 3,2 mil millones de habitantes y la tierra cultivable ascendía a 4000 m2 x persona en 1988 éramos 5.1 mil millones de habitantes y la tierra disponible para cultivar era de 2700 m2 x persona, se plantea que en el 2020 la población sobre pasara los 8.5 mil millones y la tierra cultivable solo será de 1600 m2 x persona.

Surge entonces una contradicción entre la necesidad de aumentar la producción de los alimentos “sanos” y la disponibilidad cada vez menor de tierras cultivables.

Cuba

En Cuba la cuestión de las tierras cultivables no es crítica e incluso existen programas para que las tierras útiles subutilizadas sean explotadas con mayor eficiencia y un ejemplo es la lucha que se lleva a cabo por la eliminación del marabú.

Para Cuba la agricultura orgánica y la demanda de productos orgánicos es una oportunidad para incrementar las exportaciones. El nivel intelectual de la población cubana y el nivel científico de sus investigadores favorecen la adopción de tecnologías así como el desarrollo de nuevas. Si además se tiene en cuenta la prioridad del país en cuanto a darle a la economía cubana una vocación exportadora se tendría como resultado un apoyo institucional a esta rama de la agricultura.

Alimentación mundial

Satisfacer a escala mundial los alimentos para la población es uno de los principales retos para la ciencia y la tecnología. La humanidad tendrá que hacer un uso de variedades de de alta productividad y resistentes a plagas y estrés ambiental, deberá utilizar fertilizantes, plaguicidas, maquinaria agrícola etc. y todo lo que este a su alcance de manera organizada y sostenible. Este tipo de producción intensiva siempre se verá frenada por la barrera biológica y económica que representan las plagas. Las pérdidas provocadas por plagas es realmente dramática en África el porcentaje ronda el 49%, Asia y América Latina no está my lejos con porcentajes entre 42 y 47 %, todos bien distantes del 28 % en pérdidas que experimenta la Comunidad Europea.

Los países subdesarrollados carecen de los recursos necesarios para proteger todos los cultivos con plaguicidas de última generación con altos niveles de eficiencia y con mínimo impacto ambiental.

Las soluciones alternativas incluyen el manejo integrado de plagas, el control biológico, el desarrollo de bioplaguicidas, la utilización de productos naturales o plaguicidas bioquímicos.

Fuentes

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