Resiliencia Ambiental.

Resiliencia Ambiental.
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Concepto:La resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o desastres naturales y otras situaciones catastróficas Significa "rebotar" de una experiencia difícil, rebotar del fondo del hueco.

Resiliencia Ambiental

Generalmente, las personas logran adaptarse con el tiempo a las situaciones que cambian dramáticamente su vida y que aumentan su estado de tensión. ¿Qué les permite adaptarse? Es importante haber desarrollado resiliencia, la capacidad para adaptarse y superar la adversidad. Ésta se aprende en un proceso que requiere tiempo y esfuerzo y que compromete a las personas a tomar una serie de pasos, Charles Darwin plantea en su época . En esta compilación sobre el concepto resiliencia nos interesa indagar sobre sus alcances conceptuales con relación a la temática ambiental y del papel que las comunidades locales y los ecosistemas cumplen en la interacción sociedad-naturaleza. De qué forma esta relación influye en el grado de resiliencia y sostenibilidad de los ecosistemas, los medios y condiciones de vida de las poblaciones locales y sus posibilidades de desarrollo. La palabra resiliencia -según el diccionario- deriva del latín resiliens, entis, que significa “que salta hacia arriba”, y en su acepción general se le describe como “elasticidad”. Por otro lado, se menciona que la definición del término proviene del campo de la física, refiriéndose “a la capacidad de un material de recobrar su forma original después de haber estado sometido a altas presiones”. Se señala también que posteriormente este concepto se extendió -por analogía- al ámbito social, definiéndolo en forma general como “la facultad humana que permite a las personas, a pesar de atravesar situaciones adversas, lograr salir no solamente a salvo, sino aún transformados por la experiencia.” [1] Existen otras definiciones similares de resiliencia en el campo social y humano [2]: Gloria Laengle, señala: "Es la capacidad del ser humano de sobreponerse a sus dificultades y al mismo tiempo aprender de sus errores". Por otro lado, Ángela Quintero, refiere como: "la capacidad de la familia de adaptarse y construir a partir de la adversidad". En forma similar, Helena Combariza menciona: "Al hablar de resiliencia humana se afirma que es la capacidad de un individuo o de un sistema social de vivir bien y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecidos y ser transformados por ellas". Según lo señalado, podemos anotar que estos elementos se constituyen en determinantes del grado de resiliencia de las poblaciones locales en su proceso de adaptación y sobrevivencia en el espacio y tiempo (a través de la historia). Arias refiere que estas concepciones nos permiten entender el concepto de resiliencia “como capacidad, potencial o habilidad de un sujeto, grupo doméstico o sistema social de adaptarse, y hacerse superior a la adversidad para continuar su proyecto de vida en el mundo.” Según este orden de ideas -sostiene Arias-que se desprende una secuencia lógica de “capacidad-adaptación-construcción-finalidad”. Sin embargo, el mismo autor señala que existen otros alcances de la resiliencia y que constituyen una ruta idéntica que también sigue la inteligencia en su proceso de expresión del ser. Aspecto que él denomina como “inteligencia resilente” y agrega que no son una expresión propia de los organismos superiores sino también de especies inferiores como las plantas y animales. Con esta hipótesis propone que la “inteligencia resilente” se da no sólo en las situaciones de crisis, sino también en las motivaciones propias y más profundas del ser. Con respecto a las posibilidades de sostenibilidad de los ecosistemas y su grado resiliencia, sabemos de las graves implicancias ambientales que han tenido los modelos de desarrollo convencional (basados en indicadores de crecimiento económico), y que como resultado han incidido en las denominadas crisis ambientales y energéticas, y por lo tanto, en los desequilibrios ocasionados en los diversos ecosistemas al nivel mundial. Leff [3] sostiene que uno de los elementos más importantes de perturbación del equilibrio de los ecosistemas naturales actuales es el “proceso de acumulación capitalista”. Afirma que la racionalidad capitalista induce a la desestabilización del comportamiento natural de los ecosistemas, es decir, ejerce una mayor presión económica sobre el ambiente. Sin embargo, al respecto también menciona que existe una respuesta natural de los ecosistemas a estos desequilibrios, y que depende de dos cualidades principales: “su resiliencia hacia las perturbaciones externas y su estado actual de conservación y salud”. Con respecto a la primera cualidad, Leff sostiene que “La resiliencia de un ecosistema es su capacidad para mantenerse en un estado similar a las condiciones de equilibrio estable”. Y con respecto a la segunda cualidad, agrega: “… el estado de salud o conservación se refiere al nivel actual del ecosistema en relación con dicho estado de equilibrio.” Por consiguiente, sostiene “que la resiliencia de un ecosistema es máxima en aquellas regiones en las que la productividad, el tamaño de los nichos de las comunidades y las fluctuaciones del medio son suficientemente grandes, y se reduce al disminuir cualquiera de esos elementos. De esta forma la resiliencia máxima se da en las zonas templadas y disminuye mucho en el trópico”. Castiblanco [4] señala que para los ecologistas la sostenibilidad requiere de establecer relaciones dinámicas y a escalas mayores entre los sistemas económicos y los ecológicos, para así asegurar que la vida humana continúe en forma permanente y de acuerdo a la diversidad de culturas que existen, y donde, por consiguiente, los efectos de las actividades humanas no rebasen límites ambientales que destruyan o minimicen la diversidad, la complejidad y las funciones propias de los ecosistemas (que son justamente las que soportan la vida de los distintos organismos). Acotamos que este criterio de sostenibilidad debe orientar políticas, estrategias y acciones concretas conducentes hacia su finalidad mayor: el Desarrollo Sostenible. Al respecto, Castiblanco cita a Common y Perrings (en Correa, 2003), quienes afirman “ la sostenibilidad ecológica no es un estado que puede ser definido por simples reglas. Se puede decir que es más bien la resiliencia del sistema la que debe ser mantenida en el tiempo” . Es decir, en un sentido similar a lo señalado por Leff en párrafo anterior, se refieren a la capacidad de estabilidad y de equilibrio de los ecosistemas en un horizonte de temporalidad. Con respecto a la sostenibilidad, los autores citados -Common y Perrings (1992), en Castiblanco- señalan que la estabilidad y la resiliencia resultan dos conceptos claves: “La estabilidad se refiere a la capacidad de las poblaciones para retornar al equilibrio, después de ocurrida alguna disturbancia o alteración de los ecosistemas. La resiliencia es un concepto más amplio que mide la propensión de los ecosistemas a mantener sus principales rasgos después de una alteración”. Y añaden “Que la resiliencia está relacionada con la diversidad sistémica, con la complejidad y la interconexidad, sugiriendo que los impactos humanos que reduzcan esas propiedades deben ser evitados”. Si nos referimos al Desarrollo Sostenible, incorporamos necesariamente las tres dimensiones de interacción: en el campo económico, social y ambiental. Por ello, el concepto de resiliencia entendido en el campo ambiental y social resulta clave como un indicador de las posibilidades de mayor comprensión en los procesos de diagnóstico y, por lo tanto, en la caracterización sistémica de la dinámica de los ecosistemas al nivel espacial territorial las interacciones e intercambios posibles entre los sistemas sociales y naturales (sus criticidades y potencialidades).

Factores asociados a la resiliencia desde el punto de vista psicológico

• La capacidad para hacer planes realistas y seguir los pasos necesarios para llevarlos a cabo.

• Una visión positiva de sí mismos, y confianza en sus fortalezas y habilidades.

• Destrezas en la comunicación y en la solución de problemas.

• La capacidad para manejar sentimientos e impulsos fuertes.

Pilares de la resiliencia en los seres humanos

• Introspección: capacidad de observarse, conocerse a sí mismo y darse una respuesta honesta en relación al mundo exterior .

• Motivación esencial: capacidad de darle sentido a la vida creando su propio proyecto transcendente.

• Autorregulación emocional: capacidad de afrontar tensiones sin victimismo como parte de la vida, debilitando la respuesta al estrés.

• Independencia y autonomía emocional: capacidad de mantener distancia emocional y física ante los conflictos sin caer en el aislamiento. Saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas.

• Confianza en si mismo y en sus propios recursos: adecuada autoestima, iniciativa y responsabilidad para lograr autonomía personal.

Fuente

http://www.infosalus.com/actualidad/noticia-resiliencia,2015 Europa Press.

• Material en soporte digital de la compilacion realizada por el Profesor Auxiliar Germinal Quintero Pupo, La educación ambiental y la resiliencia en la escuela camagüeyana , diciembre de 2014.

• Ph.D., Directora, Transcultural Mental Health Institute (Instituto Transcultural de Salud Mental), Washington, D.C.

• Suniya S. Luther, Ph.D., Teachers College, Columbia University, New York City, NY.

• Salvatore R. Maddi, Ph.D., The Hardiness Institute, Inc., Universidad de California Irvine, Newport Beach, CA.

• Citados por Cerisola, C. (2003) en “Resiliencia y Programas Preventivos”/ Universidad del Salvador, Facultad de Psicología, 10 p.

• Citadas por Arias V., C. (2004) “Un punto de vista sobre la resiliencia”. Lic. En Ciencias de la Educación: Español y literatura U de Antioquia, Psicólogo de la U. Católica del Norte, 12 p.

• Leff, E. (1986),”Ecología y Capital: hacia una perspectiva ambiental del desarrollo”, Universidad Autónoma de México, México, pp. 75

• Castiblanco R., C. (2003) “Algunos Puntos Cruciales del Debate: El concepto de Desarrollo Sostenible”, 4 p.