Revista de Aragón

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Revista de Aragón Publicación periódica zaragozana.

Datos biográficos

Publicación periódica zaragozana que apareció el 6-X-1878 como «Semanario de Ciencias, Literatura y Arte» y que, al año siguiente, se convirtió en «Semanario de Ciencias, Letras, Artes e Intereses Generales». El 15-I-1880 pasó a ser quincenario y en junio de ese mismo año aparece con pie de imprenta madrileño, aunque su lugar de redacción fuera, como desde un comienzo, Zaragoza. Desaparece a finales de 1880.

Historia

El grupo fundador y más activo cuenta con Baldomero Mediano (director de la publicación), Mariano de Cavia, José María Matheu y Valentín Marín Carbonell. Sus colaboradores son la casi totalidad de la generación liberal que se inició a la vida pública en el Sexenio Revolucionario (1868-1874) y que tuvo destacado protagonismo en la Exposición Regional de 1885 y la definitiva modernización de la ciudad: así encontramos a Juan Pedro Barcelona, el poeta federalista; los dos rectores universitarios Cosme Blasco y Jerónimo Borao (cuya muerte fue lamentada en el número 8 de la publicación y cuya biografía escribió Blasco en las entregas siguientes); los juristas Gil y Gil, Gil Berges e Isábal; los profesores universitarios Antonio Hernández Fajarnés y José María Piernas Hurtado (cabeza visible éste del krausismo zaragozano); los escritores Joaquín María Moner, Pablo Nougués, Agustín Peiró, Pilar Sinués, Marcos Zapata, etc.; el militar Mario de Lasala; el erudito Tomás Ximénez de Embún. Quienes, por otro lado, son casi los mismos personajes que actúan en la fundación del Ateneo zaragozano un mes después de la salida de la revista.

El aragonesismo de la Revista de Aragón se orientó, con todo, más hacia lo arqueológico e histórico que hacia los «intereses generales» de su segundo subtítulo. Junto a la amena crónica semanal de la ciudad —que redactaron Baldomero Mediano y Mariano de Cavia—, tuvieron lugar de honor las «Biografías aragonesas» del segundo de los citados, los estudios de Moner sobre historia de Ribagorza, los trabajos de Lasala sobre arte zaragozano, los de Luis Antón Miralles sobre Derecho civil aragonés, los escritos costumbristas de Matheu y Peiró, y hasta lecturas tan insólitas como la novela de ambiente indio Siete días en Annam, de Baldomero Mediano. No es de extrañar que Martín Villar, en carta abierta publicada en el número 8, apremiara al director a «recoger nuestros industriales, comerciantes y agricultores. Mezcle usted la literatura con la ciencia de los adelantos y las prodigiosas transformaciones», de las que pone como ejemplo la vieja aspiración de unir por ferrocarril Zaragoza y Francia (lo que aborda Mediano en los números 10 y 11 con minuciosa documentación).

El paso a quincenario con el número de 15-I-1880 entraña una actitud aún más literaria. Se incorporan a la redacción Leopoldo Alas, José Ortega Munilla (que no escribieron en sus páginas), Víctor Balaguer (colaborador constante de esta etapa) y Manuel Polo y Peyrolón. En el número 4, 28 de febrero, Núñez de Arce publica sus conocidos versos al Monasterio de Piedra; en el 10 se traduce «La leyenda de S. Julián al Hospitalario», uno de los Trois contes, de G. Flaubert, con una breve nota necrológica, y en la entrega del 1 de julio ofrece Emilio Castelar un fragmento de su novela Fra Filippo Lippi. Con todo, los colaboradores más fértiles de esta etapa son Balaguer (con sus evocaciones medievales de la Corona de Aragón) y Valentín Marín Carbonell (quien, como poeta, es un Núñez de Arce menor).

Fuentes