Roble francés
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Roble francés. Es una especie albórea perteneciente a la familia de las fragáceas oriundo del Centro y Este de América del Norte. Está clasificada en la Sección Quercus, que son los robles blancos de Europa, Asia y América del Norte. Tienen los estilos cortos; las bellotas maduran en 6 meses y tienen un sabor dulce y ligeramente amargo, el interior de la bellota tiene pelo. Las hojas carecen de una mayoría de cerdas en sus lóbulos, que suelen ser redondeados.
Sumario
Especies diferenciadas
- Quercus robur o Quercus pedunculata. Es el llamado roble Limousin. Los árboles son anchos, chaparros, con tronco de gran diámetro. Crecen en suelos muy fértiles. Su madera es de estructura muy porosa, con grano muy ancho (mucha separación entre líneas de crecimiento), la cual facilita los intercambios con el exterior (evaporación, oxidación). Tiene mucho tanino (55 gr/kg) y aromas que recuerdan a la almendra tostada y al caramelo. Se emplea para la crianza de aguardientes (Cognacs y Armagnacs).
- Quercus sessilis o Quercus petraea. Es el más abundante en los bosques de Allier, Nevers y Tonçais. Prefiere los suelos pobres y arenosos, dando lugar a árboles más altos, tronco de menor diámetro y grano más fino. Tiene un menor contenido en tanino (45 gr/kg) y está indicado para la crianza de vinos. Sus notas aromáticas son más especiadas (es una madera rica en eugenol, que huele a clavo), secas y serias. La evaporación es menor que en el acaso del Limousin.
Propiedades de la madera de roble
Especie tradicional de ebanistería y carpintería por sus características estéticas. La calidad del roble se juzga por la finura de su grano, es decir, la estrechez de las anillas de crecimiento y la regularidad de la fibra. La malla, ligada a la forma del despiece, ancha y nacarada, es uno de los rasgos más típicos del roble y es estimada como un elemento decorativo importante.
Las maderas finas de crecimiento apretado y regular de color claro con el mallado poco acentuado se dedica a chapa, ebanistería o carpintería de calidad. En la madera de segunda, los anillos de crecimiento son más anchos y menos regulares, la fibra es más irregular y el mallado más fuerte, frecuentemente más coloreada. Su empleo principal es la carpintería para pintar o la carpintería de armar. Siempre se tiende a buscar la utilización más noble en razón de los gustos crecientes del público hacia los materiales naturales, aunque la textura sea más grosera e irregular (muebles, parquet).
Uno de los éxitos del roble, reside justamente en la heterogeneidad de su estructura y las irregularidades de la fibra y sus nudos. La albura considerada en su día como desechable, al menos en ciertas partes vistas, puede aceptarse como elemento de decoración ya que tintada puede armonizar su aspecto con la madera de duramen.
Características físicas
La densidad del roble varía entre 0,55 y 0,80 al 12% de humedad. La variación tan grande se explica por la diferente proporción de madera de verano que contienen los anillos de crecimiento
Durabilidad
La madera de roble es muy resistente a los agentes biológicos (insectos y hongos), sobre todo la madera de duramen. De todas las especies francesas es la más resistente. En condiciones de exposición severa, al contacto con el suelo, puede conservar todas sus cualidades físicas y mecánicas durante una docena de años, al menos tanto como las maderas tropicales reconocidas como más durables. En condiciones menos rigurosas, es decir fuera de la acción permanente de la humedad y correctamente colocada en obra, la madera de roble tiene prácticamente una durabilidad infinita, como puede observarse en obras que tienen varios siglos. La albura es susceptible de ser atacada por los lictus pero puede ser fácilmente protegida contra su ataque por un tratamiento de preservación
Características mecánicas
El roble muestra una buena resistencia a la compresión axial, debido a su densidad y una resistencia a la flexión estática elevada con variaciones que reflejan las diferentes estructuras de la madera
Un material resistente al fuego La propiedad que tiene la madera de quemarse rápidamente en su periferia y de formar una capa de carbón que hace que prosiga la carbonización lentamente es una característica importante para utilizar la madera en situaciones expuestas a los incendios. Una carpintería de roble de gran escuadría se quema muy lentamente y además cuando hay un aporte continuo de calor. La resistencia mecánica de la madera disminuye muy lentamente, a medida que el fuego gana en profundidad por lo que no hay un desplome súbito y por lo tanto no se producen daños a las personas, como puede ocurrir con el metal. En resumen, el roble macizo en espesores grandes tiene una resistencia al fuego considerable, lo que explica que una puerta de roble maciza es un magnífico cortafuegos, más que una puerta metálica aunque lleve una protección superficial
Utilización en Vino
La madera de roble desempeña importantes funciones en la crianza del vino. En primer lugar aporta sabores y aromas que enriquecen muchísimo los vinos, tales como vainilla, tostado, caramelo o café, imposibles de obtener sin el contacto con la madera. Por otro lado ayuda a la evolución del vino, controlando la microoxigenación gracias al oxigeno que se filtra a través de los poros de la madera (fase oxidativa) y que entra en contacto con el vino.
El roble francés es sinónimo de elegancia en los vinos, por lo que normalmente es empleado para la crianza de los mejores vinos de cada bodega. Este tipo de roble es mucho más blando en ciertas partes que el roble americano, por lo que se desperdicia mucha más madera, obteniendo unas 6 barricas por cada metro cúbico de madera. El poro del roble francés es mucho más fino que el de roble americano, transmitiendo sus cualidades de una manera más pausada y equilibrada. Los aromas más característicos que el roble francés transmite al vino son, miel, vainilla y especias entre otros.
Los robles franceses comunican más carácter aromático a los vinos, mientras que los americanos aportan menos taninos y por ello los vinos son más suaves. Los compuestos de la madera de roble con mayor incidencia aromática en el vino son: la whisky-lactona (olor a coco, madera, tostado…), presente en dos formas isoméricas (cis y trans), los fenoles volátiles (con aromas a especias, humo, farmacia, cuero…), los aldehídos furánicos (aromas a caramelo y almendra) y los aldehídos fenólicos (entre los que destaca la vainillina). El roble francés desprende más tanino y los vinos que se crían en él evolucionan con más rapidez, por lo que conviene períodos de crianza algo más breves
El roble francés obliga a cortarlo por hendido, siguiendo la trayectoria de los radios medulares, para evitar sus partes blandas, lo que provoca una pérdida importante de madera. De un m³ de roble salen unas 6 barricas. Gustativamente surte un aroma y sabor más suave, de matiz vainilla, por lo que está altamente valorado.
