Roman Opalka

Roman Opalka
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Roman Opalka.jpg
NombreRoman Opałka
Nacimiento27 de agosto de 1931
, Abbeville-Saint-Lucien, Francia
Fallecimiento6 de agosto de 2011
Roma, Italia
NacionalidadFrancesa
CiudadaníaPolaco
EducaciónAcademia de Bellas Artes de Varsovia, School of Art and Design
OcupaciónPintor
TítuloEntre 1958 y 1960 fue profesor de arte en la Casa de la Cultura de Varsovia.
Cónyuge: Marie-Madeleine Gazeau (m. ?–2011)
PadresSus padres eran Polacos
Obras destacadasZiemia (fragment) Roman Opalka 1969

1965/1 - Detail 868149-893746 1965-1971

1965/1 511130-512739
PremiosGoslarer Kaiserring, Medalla al Mérito Cultural «Gloria Artis»


Roman Opalka ​​fue un pintor polaco nacido en Francia, el 27 de agosto de 1931. Abbeville-Saint-Lucien, hijo de padres polacos, de 1949 a 1956 estudió en la Escuela de Arte de Łódź, y en 1951 en la Academia de Bellas Artes de Varsovia. Entre 1958 y 1960 fue profesor de arte en la Casa de la Cultura de Varsovia.

En 1977 se instaló en Francia aunque es profesor invitado en la escuela de Bellas Artes de Düsseldorf y la Sommer Akademie de Salzburgo.


Trayectoria artística

Ramón Opalka

De 1949 a 1956 estudió en la Escuela de Arte de Łódź, y en 1951 en la Academia de Bellas Artes de Varsovia. Entre 1958 y 1960 fue profesor de arte en la Casa de la Cultura de Varsovia. Integrando así el Movimiento de arte Conceptual.






Estancia en Polonia

Cuando esperaba a su esposa en un café de Varsovia y ella se retrasaba le llegó la idea de materializar la pintura del tiempo, así desde 1965 pinta líneas de números en orden creciente en óleos, con el fin de dejar una traza irreversible en el tiempo. Pinta alrededor de 380 números por día. Sigue un proceso protocolario: utiliza lienzos de 196 x 135 a los que denomina Détail en el que dibuja los números blancos con un pincel nº 0 sobre un fondo negro, comienza por la esquina superior izquierda y termina en la inferior derecha. En 1972 alcanzó el número un millón. A partir de ahí decidió añadir un 1% de blanco al fondo de cada tela con lo que casi ha alcanzado el blanco. Al acabar de pintar los números los enumera y graba esa enumeración con un magnetófono y al acabar cada Détail realiza una foto consistente en un autorretrato delante del cuadro siempre en las mismas condiciones técnicas y de iluminación; de este modo se percibe el paralelismo entre la secuencia creciente de números y el envejecimiento del artista. Llegó hasta el número 5607249. El polaco Roman Opalka basó su obra en el concepto del paso del tiempo, y lo hizo perdiéndolo en crear una sucesión pictórica de números desde el 1 hasta su finitud humana, con la esperanza, quizás, de que alguien decida seguir con su extravagante labor. Cuando conocimos de la obra de este artista, no pudimos evitar pensar eso de en qué momento a alguien se le ocurre llevar a acabo tamaña empresa; ¿Existen límites para el arte conceptual? Igual sí, el límite de "n" cuando tiende a infinito. Nos viene a la cabeza la ópera prima de Darren Aronofsky "Pi: Fe en el caos", en la que un matemático se disponía a descifrar el código numérico 3,1416...y es que, la realidad siempre va a superar a la ficción. Aunque la idea de base no tiene nada que ver con esta cinta de culto, Roman Opalka comenzó con la figura "1" en 1965, y pasó todos y cada uno de sus días dibujando unos 400 números consecutivos; en el momento de su muerte, en agosto de 2011, el conteo de décadas del artista había alcanzado los 5.607.249.

Para su primer lienzo, o "detalle", como él los llamó, Roman optó por un fondo negro con la altura correspondiente a su altura y al ancho que tenía la puerta de su estudio de Varsovia.

Con un pincel fino pintó su pequeño “1” en la esquina superior izquierda y, continuó pintando filas ordenadas de pequeños números consecutivos de un lado del lienzo al otro; cuando llegó a la esquina inferior derecha, ya había alcanzado los 35.327 pero, eso fue solo el comienzo de un viaje que se antojaba ilimitado. Su obra él mismo la describía así, “Todo mi trabajo es una sola cosa, la descripción del número uno al infinito; una sola cosa, una sola vida [...] el problema es que somos, y estamos a punto de no serlo". A lo largo de los 46 años que pasó pintando su secuencia de números minúsculos, Opalka completó un total de 222 lienzos; quiso alcanzar el 7.777.777, un número con un significado profundo, filosófico y religioso pero, se detuvo por debajo de los 6.000.000. El último número que pintó fue el 5.607.249, aunque es difícil decirlo sin mirar de cerca, porque estaba pintado con pintura blanca sobre un lienzo blanco. Roman Opalka describió su imposible desafío como una metáfora de la existencia humana; “El tiempo como lo vivimos y cuando lo creamos encarna nuestra progresiva desaparición; estamos al mismo tiempo vivos y frente a la muerte, ese es el misterio de todos los seres vivos". Nosotros, igual no somos o no queremos ser tan conscientes del paso del tiempo, pero lo que tenemos claro es que queremos aprovecharlo y no siendo contínuamente conscientes de que pasa, como una sucesión limitada de números. Roman Opalka, pintor de la infinitud Documentó el paso del tiempo en cuadros repletos de cifras "El problema es que somos y estamos a punto de no ser". Para Roman Opalka, visualizar el paso del tiempo llegó a convertirse en una obsesión a la que dedicó gran parte de su vida, pintando una sucesión ininterrumpida de números que comenzó en su estudio de Varsovia un día de 1965, cuando con mano temblorosa registró aquel número uno en la esquina superior izquierda de un lienzo totalmente negro. 46 años después, cuando su muerte cerró la serie, había llegado al 5607249, escribiendo el guarismo tal como lo hubiera hecho el propio artista, que no utilizaba puntos para separar órdenes de magnitud. Opalka murió el día 6 mientras estaba de vacaciones en Roma, a punto de cumplir 80 años.

En 1965 pintó su primer número; al morir había llegado al 5.607.249 Desde entonces hasta ahora, Opalka (Hocquincourt, Francia, 1931) pintó un total de 233 cuadros (o detalles, como él los llamaba) en los que cada número, como cada segundo y cada minuto de nuestras vidas, precedía y era sucedido por una interminable procesión de líneas cuidadosamente ordenadas, del uno al infinito. Cada cifra tenía apenas un centímetro de altura; cada cuadro continuaba el anterior exactamente donde este lo dejó. Su quijotesca tarea, que para algunos críticos era poco menos que un suicidio, quiso exponer la inexorabilidad del tiempo que fluía a través de su vida, aproximándose a la muerte a través de la grandeza del infinito. Como él mismo escribió en 1987, "el tiempo, tal y como lo vivimos y lo creamos, encarna nuestra progresiva desaparición; estamos al mismo tiempo vivos y enfrentados con la muerte: ese es el misterio de todos los seres vivos. La conciencia de este inevitable desaparición ensancha nuestras experiencias sin disminuir nuestra alegría".


Estancia en varios países

A lo largo de aquellos 46 años transcurridos entre Polonia, Alemania, Estados Unidos y Francia, donde se asentó en 1977, su obra -siempre bajo el título Opalka 1965/1 a infinito- apenas registró cambios. Usó, invariablemente, lienzos de 196 por 135 centímetros, y los números, dibujados en apenas dos trazos de idéntico grosor, siempre con un pincel número cero. En 1968 pasó del fondo negro al gris, y en 1972, al alcanzar la cifra de 1000000, empezó a aclararlo progresivamente, introduciendo cada año un 1% más de blanco. En 2008, finalmente, se encontró pintando cifras blancas sobre fondo blanco (que denominaba blanc merité, o blanco merecido). También en 1972 empezó a grabarse pronunciando los números que iba pintando, unos 400 cada día y entre 20.000 y 30.000 por lienzo. Al final de cada sesión de trabajo se fotografiaba enfrente del detalle en el que había estado trabajando, envejeciendo mientras la secuencia de números le acompañaba hacia el infinito que tanto ansió siempre. Era reacio a los viajes, y cuando resultaban inevitables, continuaba en sus cartes de voyage, pintando números en tinta negra sobre papel blanco. Su labor llegó a ser tan absorbente y meditativa que pintaba incluso en medio de la noche, mientras el resto de la ciudad dormía; sufrió del corazón y durante un tiempo apenas podía sostener el botecito de pintura, pero nunca quiso abandonar.

Opalka, tres de cuyos cuadros fueron vendidos el año pasado en la casa de subastas Christie's por 900.000 euros, participó en muchas de las exposiciones de arte más relevantes, incluyendo Documenta (Kassel, Alemania) en 1997, la Bienal de Sao Paulo (Brasil) en 1987 y la de Venecia en 1995 y 2003, mientras que cuatro exposiciones en Italia, Francia y Corea del Sur rinden estos días homenaje a una obra cuyo primer cuadro se conserva en el Museo de Arte de Lodz, en Polonia, institución que prevé hacerse también con la última de sus obras.


Obras

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OPALKA 1965/1-∞», Autorretratos, Gallery La Jolla, (California, Estados Unidos, 2002)

OPALKA 1965/1-∞ », Gran retrospectiva « Roman Opalka », Lindenau Museum (Altenburg, Alemania, 2002)

Galerie Grant – Selwyn (Nueva York, Estados Unidos, 2003)

"OCTOGONE" Museo de Arte Moderno de Saint-Étienne Métropole. 18 mai / 23 juillet 2006.


Referencias

Roman Opalka, el pintor de los números, ZTFNews.org, 10 de agosto de 2011, consultado el 31 de agosto del mismo año. Obituario: Roman Opalka, El País, 31 de agosto de 2011, consultado el mismo día. Roman Opalka invirtió la mitad de su vida dibujando números del 1 hasta el infinito


Fuentes

vida-dibujando-numeros-del-1-hasta-el-infinito.html