San Braulio

San Braulio
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Religión o MitologíaCatolicismo
Día celebración26 de marzo
Patrón(a) o Dios(a) deAragón y Universidad de Zaragoza
País o región de origenBandera de España España
Venerado enIglesia Católica
Iglesia ortodoxa

San Braulio. Fue uno de los obispos más célebres de la época visigoda, y discípulo de San Isidoro, de quien heredó la ciencia y el espíritu. Gracias a sus amistosas importunaciones, tenemos el libro de las Etimologías, que san Isidoro le envió en prueba de cariño. Como obispo de Zaragoza, mantuvo la disciplina en toda la España del norte, y en ocasiones defendió a todos los obispos de la nación contra falsas imputaciones de que habían sido acusados ante la sede Apostólica. Braulio significa: "espada de fuego".

Síntesis biográfica

Hacia el penúltimo decenio del siglo VI nace Braulio, aunque se desconoce el nombre de la madre y el del lugar de su nacimiento, ciertos indicios y alusiones de sus cartas parecen apuntar hacia Gerona, en tanto que otros orientan hacia Zaragoza nos es conocido, por San Eugenio de Toledo, el de su padre, Gregorio; y por San Ildefonso y el mismo Braulio, el de otro hermano suyo mayor, Juan, que habría de ser su predecesor en la sede zaragozana.

El propio Braulio nos habla, además, en la dedicatoria de la Vida de San Millán, de otro hermano, Frunimiano, abad de cierto monasterio; y en sus cartas, de dos hermanas: Pomponia, abadesa, y Basila, acogida en la flor de su juventud y temprana viudez al mismo monasterio de Pomponia, superando así, como dice el ya citado San Eugenio, con el brillo de sus méritos el lustre de su linaje.

Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus libros. Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara. Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.

Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: "Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir". Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma.

En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.

Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja. Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.

Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la Santa Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: "Braulio, siervo inútil de los santos de Dios".

Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar.

Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo. Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: "Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor". Y respondió entusiasmado: "Voy pronto, Señor, ya estoy listo". Y murió santamente. Era el año 651.

Labor realizada

La obra más importante de Braulio es el Epistolario, uno de los documentos históricos más interesantes del periodo, de donde se obtiene la mayor parte de los datos sobre su vida y sus relaciones sociales. Esta colección está compuesta de cuarenta y cuatro epístolas, aunque las ocho primeras constituyen un bloque más o menos independiente que se transmite junto con las Etymologiae de Isidoro de Sevilla y que nos proporciona información sobre la relación de los dos eruditos y sobre la redacción y difusión de esta importante enciclopedia medieval.

Los destinatarios de estas epístolas son otros obispos, como Eugenio II de Toledo, que había sido discípulo suyo en Cesaraugusta antes de su consagración episcopal, abades como Emiliano, valido además del rey Chindasvinto, así como este mismo monarca y su sucesor Recesvinto, o personalidades influyentes de la cultura y la intelectualidad hispanovisigoda, como Tajón de Zaragoza, Samuel Tajón o Fructuoso de Braga, además del papa Honorio I.

Escribió una Vida de San Millán de la Cogolla (h. 640) y un muy valioso himno en loor del mismo santo, que está considerado como uno de los mejores poemas del periodo visigodo. Fue su discípulo San Eugenio de Toledo, llamado «El Poeta», que llegó a Zaragoza para ponerse en contacto con Braulio, y supo fundir las enseñanzas de su maestro y de San Isidoro.

Muerte

Murió en Zaragoza el año 651 y fue sucedido en la diócesis episcopal de dicha ciudad por el obispo Tajón. Su mejor elogio fúnebre pudo ser el que en su carta le dirigía el mismo San Fructuoso, y que no era sino la expresión del común sentir de la iglesia visigótica contemporánea: "Damos gracias incesantes a nuestro Creador y Señor, que en estos últimos tiempos ha hecho que seáis tal y tan grande pontífice, que en el mérito de la vida y el don de la doctrina sigáis en todo los ejemplos apostólicos, digno de alcanzar la inefable gloria de la patria suprema, junto con aquellos cuya vida incontaminada imitáis en este tempestuoso mundo."

Fuentes