San Sabino de Asís
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Según una tradición de los siglos V y VI, fue obispo. Al resistirse a apostatar de su fe, le cortaron las manos y, llevado a Espoleto, fue apaleado hasta que murió. El Martirologio romano celebra su martirio el 30 de diciembre. Suele presentársele como obispo con varios atributos: la mitra, el báculo, un ídolo roto y una o ambas manos cortadas (en un plato o a sus pies).
Presentado ante el emperador
Se lee en la Pasión de san Sabino que en aquellos tiempos, por órdenes del emperador, Venustiano, prefecto de Toscaza, hizo comparecer al dicho Sabino, que era obispo de Ass (Italia) y le preguntó: "Con qué derecho impulsas tu al pueblo a abandonar nuestros dioses para entregarse a un hombre muerto? —Es sabído que Cristo, tras haber sido muerto y enterrado, resucitó al tercer día, respondió Sabino. —Puedes escoger entre sacrificar a los dioses o morir en los tormentos, replicó el prefecto; después de lo cual solo to quedara resucitar como Cristo, to maestro."
Enviado a prisión
Venustiano le hizo cortar las manos y luego le envió a prisión. Ahí, Sabino le devolvió la vista a un ciego. Al saber esto, Venustiano, que sufría una enfermedad incurable en los ojos, fue a visitar al prisionero. Este, no contento con curarle los ojos, curó también su alma y la abrió a la fe.
Bautizado
Lo bautizó, así como a su mujer y a sus hijos, y encontró asilo en su casa. Apenas llegó a Roma el rumor de estas conversiones, el emperador encargó al tribuno Lucius que fuera a castigar al prefecto de Toscana y acabara con el obispo.
Muerte
Y así fue como Venustiano, su mujer y sus dos hijos fueron decapitados en Asís, y Sabino, que fue llevado a Spoleto, murió azotado.