Shōichi Yokoi
Shōichi Yokoi | |
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sargento Shouichi_yokoi | |
Sargento (Gunsō) | |
Años de servicio | 1941 A 1972 |
Lealtad | Imperio del Japón |
Unidad | 38o. Regimiento
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Participó en | Segunda Guerra Mundial Primera Batalla de Guam Segunda Batalla de Guam |
Nacimiento | 31 de marzo de 1915 Nagoya |
Fallecimiento | 22 de septiembre de 1997 |
Causa de la muerte | infarto agudo de miocardio |
Otros empleos | Aprendiz de sastre |
Shōichi Yokoi fue un sargento del Ejército Imperial Japonés presente en la Segunda Batalla de Guam de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. Nació 31 de marzo de 1915 en Nagoya y falleció el 22 de septiembre de 1997 de infarto agudo de miocardio. Durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la capitulación japonesa, varios soldados japoneses se internaron en la jungla e ignoraron la derrota de su país. El último, el sargento Shōichi Yokoi vivió en una caverna durante 28 años, temiendo salir de su escondite incluso después de encontrar folletos declarando que la Segunda Guerra Mundial había terminado.
Síntesis biográfica
Nacido el 31 de marzo de 1915 en Aisai, una ciudad de la prefectura de Aichi, en Japón, Soichi tomó el apellido de su madre, Oshika, tras las separación de sus padres, y cuando su madre volvió a casarse, el joven adoptó el apellido de su padrastro: Yokoi. Tras graduarse en la escuela primaria, trabajó unos años como aprendiz en una sastrería hasta que en 1941 fue reclutado por el Ejército Imperial para el servicio activo. El primer destino del joven Yokoi fue la 29ª división de infantería acantonada en Manchukuo (Manchuria), un estado títere localizado al noreste de China y que comprendía parte de Mongolia Interior. En 1943, Yokoi fue trasladado al 38º regimiento destacado en las Islas Marianas, en el Pacífico.
Shoichi Yokoi, El soldado que nunca se rindió
Shoichi Yokoi, el soldado japonés que vivió 26 años en la selva de Guam para no rendirse a los aliados sin saber que la II Guerra Mundial había terminado, falleció en la noche del lunes al martes de un ataque cardiaco en un hospital de Nagoya a la edad de 82 años, según informaron sus familiares.Su muerte atrajo ayer a una multitud de familiares y amigos hasta el hogar de Yokio para rendir el último homenaje al "soldado japonés que nunca se rindió" y que no manchó el honor del Ejército imperial pese a estar vivo. El regreso de Yokoi a Japón en febrero de 1972, un mes después de ser encontrado por unos cazadores en la jungla de la isla estadounidense de Guam, en el Pacífico sur, causó una auténtica conmoción entre los japoneses, que le convirtieron en un héroe por su gesta.
Yokoi era un sastre de profesión que llegó a ser sargento del antiguo Ejército imperial japonés y durante la guerra estuvo destinado en China y luego en la isla de Guam. Para honrar el código de honor del Ejército imperial del entonces emperador Hirohito de no rendirse nunca, Yokoi huyó a la selva cuando las tropas estadounidenses tomaron Guam en 1944.
El sargento japonés vivió como un salvaje 26 años y seis meses sin enterarse de que la guerra había terminado, hasta que fue sorprendido por unos cazadores cuando pescaba en el río Talofofo, cerca de Agana. La mayoría de los 22.000 soldados nipones de Guam fallecieron en la toma de la isla por las tropas aliadas.
Al ser repatriado a Japón en 1972, Yokoi dijo sentirse "extraño" por regresar vivo a su país 31 años después de haber salido de él a la guerra, y manifestó sus remordimientos por no haber podido servir al emperador Hirohito de una mejor manera. Su hallazgo fomentó la búsqueda de soldados japoneses en los territorios del Pacífico que ocupó el Ejército nipón, gracias a los cual dos años después se localizó en una selva de Filipinas al teniente Hiroo Onoda.
Ya en casa, Yokoi no tardó en retomar el ritmo de la vida moderna y se casó en noviembre de 1972. Asentado en la provincia de Alchi, fue comentarista de televisión, se presentó sin suerte a senador en 1974 y se dedicaba a la cerámica y al cultivo orgánico de verduras.
Su último período de vida fue el más difícil, dice su sobrino, Omi Hatashin, quien se dedicó varios años a recopilar los detalles de las vivencias de su tío político, que nunca consiguió adaptarse completamente a la sociedad japonesa moderna y además que visitó a Guam varias veces.
En 1991 se le concedió una audiencia con el Emperador Akihito. A su juicio, la reunión fue el honor más grande de su vida.
Yokoi falleció en 1997 de un ataque al corazón a la edad de 82 años. Fue enterrado en un cementerio de Nagoya, bajo una lápida que había sido encargado inicialmente por su madre en 1955.