Sistema:Curiosidades/Arquitectura3

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En Cuba las familias adineradas, especialmente de La Habana, guardaban sus riquezas en las casas y querían protegerlas mejor. Por eso, desde finales del siglo XVIII las rejas y las barandas que eran de madera comenzaron a hacerse de hierro forjado, a la vez que los balcones comenzaron a protegerse con guardavecinos, es decir, una especie de frontera decorativa que limita una casa de otra en los pisos altos de los hogares. Los maestros herreros se lucían haciendo diferentes diseños de estilo barroco: algunos esplendorosos en su forma, otros solemnes, otros más sencillos, pero siempre atractivos y majestuosos. Así fue que estos trabajos, que en principio solo cumplían una función utilitaria se transformaron en verdaderas obras de arte hasta convertirse en un valioso elemento de la herrería colonial cubana.