Sistema:Curiosidades/diciembre/25

Estatua renacimiento.jpg

El origen de la palabra sincera proviene de la época del Renacimiento, concretamente de España. Los escultores ibéricos, cuando cometían algún error mientras tallaban estatuas de mármol caras, disimulaban los defectos con cera. Así, una estatua que no tenía ningún defecto y no necesitaba retoques era reconocida como una estatua sin cera. Con el tiempo la definición evolucionó hasta significar que quien no ocultaba nada, es una persona sincera.