Sistema defensivo de San Dionisio

Sistema defensivo de San Dionisio
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Obra Arquitectónica  |  (Construcción militar)
Sistema defensivo de San Dionisio.jpg
Sistema de fortificación colonial
Descripción
Tipo:Construcción militar
Localización:Al este en la zona de Barlovento, a una distancia aproximada de treinta kilómetros de la entrada de la bahía, Bandera de Cuba Cuba
Uso inicial:Fuerte
Datos de su construcción
Inicio:1797
Otros datos
Arquitecto(s):Dionisio Veitía


Sistema defensivo de San Dionisio Se construyó para vigilar y proteger las extensas zonas costeras de la isla de Cuba del asedio y ataque de piratas, corsarios o fuerzas de las armadas enemigas de la corona española dio lugar a la ejecución de sistemas de fortificaciones, en los que predominaron los torreones, fuertes y baterías de costas en la defensa de playas, ensenadas y desembocaduras de ríos. A finales del siglo XVIII, por iniciativa de los hacendados azucareros y con el apoyo del Real Consulado de Agricultura y Comercio, bajo la presidencia del gobernador de la Isla teniente general Luis de las Casas Aragorri, se ejecutó un plan para proteger los embarcaderos ubicados en diversos puntos en la costa norte habanera, con el fin de garantizar su tráfico económico con el puerto de San Cristóbal de La Habana.

Sistema defensivo de San Dionisio

Al este en la zona de Barlovento, a una distancia aproximada de treinta kilómetros de la entrada de la bahía se estableció un sistema defensivo en la ensenada y desembocadura del río Jaruco, principal acceso fluvial a las poblaciones de San Juan de Jaruco y San Matías de Río Blanco, considerado la llave del comercio y las comunicaciones entre la capital y las haciendas de la región oriental habanera.

Antecedentes

San Dionisio inició los últimos días de abril de 1797 con los trabajos de excavación para levantar un torreón atalaya (de vigilancia) de Jaruco, a partir de un diseño sencillo y funcional. Se edificó bajo la dirección del maestro de obra Dionisio Veitía. De planta circular de 6,87 metros de diámetro, muros de 1,30 metros de espesor, de bloques de cantería (sillar) y una altura de 5,85 metros, estructurado en dos entresuelos (niveles) con el piso en la parte superior, reforzado con dos crucetas de madera dura (ácana) para permitir el emplazamiento de piezas de artillería. El paso al nivel superior se efectuaba a través de una escalera, contando en cada planta con ocho aspilleras para la realización del fuego con fusil.

Tuvo un costo de 2 769 pesos y 32 reales, obtenidos por la contribución de varios hacendados y comerciantes de la región. Se destacó como máximo contribuyente el marqués de Arcos, con más de mil pesos, lo cual le convirtió en el principal supervisor de la inversión. Esta se dio por concluida el 31 de agosto de 1797, según informe elaborado con fecha 20 de noviembre de igual año.

Antes de materializar el proyecto del torreón se erigieron obras auxiliares, conformadas por dos trincheras con explanadas donde se emplazaron dos piezas de artillería con el propósito de apoyar el resguardo del lugar en caso de ataque durante la ejecución de los trabajos. En los primeros años, la guarnición del torreón de Jaruco estuvo bajo la dirección del coronel Martín de Aróstegui, propietario de uno de los ingenios del antiguo corral de Jiquiabo y un personal de tropa compuesto por voluntarios y alistados de la localidad.

Establecimiento

Se desarrolló durante el mandato del capitán general de la Isla Francisco Dionisio Vives, conde de Cuba (1823-1832), En el plan de protección se priorizaron los sectores del litoral, los cuales por su ubicación geográfica e importancia militar requerían establecer o incrementar su acondicionamiento ingeniero. Dentro del proyecto, por su cercanía a la capital y condiciones favorables para el desembarco (por indicaciones del capitán general Vives) se refortificó la ensenada y desembocadura del río Jaruco, mediante la construcción de una batería de costa, se mantuvo el torreón como puesto de observación o vigilancia.

Las obras se iniciaron en 1826, finalizadas en 1827, con la denominación de batería de San Dionisio, en honor al general Vives. Su tipología refleja los avances de la tecnología constructiva en la primera mitad del siglo XIX. Está estructurada por un polígono unido con el frente marítimo, compuesto por dos explanadas con parapetos en forma de media luna para el emplazamiento de cuatro cañones a barbeta, así como cuartel, polvorín, almacén, aljibe; incluye en su centro el torreón que complementa el sistema. Un muro aspillerado, con banqueta interior y puerta de entrada, circunda la batería desde los flancos y parte posterior, conformando el frente de campaña.

Al iniciarse la Guerra hispano cubana norteamericana con el bloqueo naval, el 22 de abril de 1898, la batería constituyó el principal bastión defensivo del frente marítimo de la comandancia militar de Jaruco, bajo el mando del comandante de infantería Emilio Guerra Bo. Durante ese período fue bombardeada la posición por buques de la armada norteamericana.

Culminada la contienda y la intervención norteamericana, fue ocupada por unidades de la marina republicana. Se ejecutaron modificaciones en su estructura, como la demolición del torreón, lo cual afectó los valores patrimoniales del lugar, situación incrementada por más de medio siglo, con los diferentes cambios imprimidos a las obras y su entorno, con fines militares y sociales.

Con un gran valor patrimonial e histórico-militar el sistema defensivo de San Dionisio constituye una de las fortificaciones coloniales atípicas existentes en el país, representativas de los cambios tipológicos ocurridos a finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX efectuado por España en América.

Fuente