Supuestas vidas

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Supuestas vidas
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Libro de cuentos para adultos
Autor(a)(es)(as)Evelyn Pérez González
PremiosPremio de Cuento Luis Felipe Rodríguez, de la UNEAC

Supuestas vidas es un libro de cuentos de la escritora Evelyn Pérez González (La Habana, 1972), publicado por Ediciones Unión (La Habana) en los años 2000.

En 2007 este libro ganó el Premio de cuento Luis Felipe Rodríguez de la UNEAC.

Varios cuentos

Supuestas vidas

El primer cuento, Supuestas vidas, penetra no solo en los pensamientos de sus personajes, sino que juzga sus acciones y compromete al lector en cada suceso que acaece en la historia.[1]

La historia redunda una y otra vez en un hombre buscando a una mujer que al final lo decepciona. Se pierde la posibilidad de ahondar en la psicología de los personajes, ni siquiera se pretende un acercamiento a sus creencias o principios (cualquiera que estos sean), los seres se mueven solo bajo instintos que ni ellos mismos comprenden a ciencia cierta. Se realiza la ya tan acostumbrada crítica a las carencias materiales de manera jocosa y se pierden momentos de un diálogo interesante entre Novak y el hombre que desea encontrarse con ella en una fiesta de intelectuales.[1]

Los personajes de este libro aunque juegan con lo burlesco y lo irónico, comparten una tristeza que los lleva a desear la compañía de un “alguien” que en realidad los agobia y no les permite ser ellos mismos, porque ya están marcados por una soledad que los invade y los conduce a una inacción social, y al resentimiento de no haber experimentado “otra vida”.[1]

Son supuestas las vidas que les pertenecen porque la viven pensando en otros cuerpos y otras almas que los trasciendan, y al final, poder enamorarse de una ilusión que no llegará porque no se desafían, no se permiten pensar más allá de lo que los demás le permiten.[1]

Y cuánto más tendremos que esperar

En el relato “Y cuánto más tendremos que esperar” se emplea una estructura de gradaciones, en la cual la autora va introduciendo de manera lenta los datos necesarios para poder entender la relación entre el joven y la niña. El juego de “los ahorcados” introduce determinadas palabras como “patológicamente” y “epidemia” que nos van mostrando el carácter psicológico de los personajes: una muchacha inteligente a la que nunca logramos entender exactamente sus propósitos y un joven que no sabe lo que quiere, pero se deja conducir a un abismo intelectual que trasciende a una reflexión sobre los cuerpos y las almas.[1]

No le queda más remedio y piensa en una palabra para esta niña que lo hace tan irremediablemente feliz. Ella, en tanto, ya se ha bajado de sus piernas y le suelta el moño y saca su cepillo del bolso de la madre y comienza a peinarlo sin recato delante de todos. Sus manos son hábiles. Son sabias manos de mujer en miniatura.
Évelyn Pérez[1]

Yo también estuve una noche con Dazra Novak

Con el cuento “Yo también estuve una noche con Dazra Novak” la escritora, tal vez, pierde el sentido de narrar una historia convincente por la jugar con el nombre y discurso de un personaje de la vida real: la escritora Dazra Novak (La Habana, 1978). Si bien sonreímos con las peripecias de desencuentros de un hombre para tener relaciones sexuales con la escritora de cuentos eróticos, la estructura discursiva cae en su propia trampa: se pierde el sentido de lo que se pretende decir y la historia queda colgada prácticamente en un vacío de palabras.[1]

Fuentes