Surgimiento de los reptiles


Surgimiento de los reptiles

Probablemente, de los peces surgió primero una forma de animal que cada vez más fue adaptándose a salir del agua y respirar directamente el oxígeno exterior -desarrollando pulmones-, hasta poder asentarse y vivir en la tierra seca. De esta for-ma de vida vertebrada debió de haber surgido el animal que cada vez tuvo menos necesidad de perma¬necer dentro del agua para vivir. Sin embargo, no pudo lograr un huevo con envoltura de cáscara dura capaz de soportar las condiciones adversas que hallaba fuera del agua, por lo que se vio obligado a depositarlo en ella para perpetuar la vida. Pero el planeta siguió evolucionan¬do, y los animales se desarrollaban a la par con él e iban adquiriendo formas más complejas y superiores. Por ello, 50 millones de_ años des¬pués de haber aparecido estos an¬fibios, surgen los primeros reptiles, y ya sí son los animales que inician la independencia total del agua y se adueñan de la tierra, porque lo¬gran ese huevo calcáreo. Los reptiles, pues, aparecieron hace nada menos que 230 millones de años, en la era llamada paleozoi¬ca superior, durante el período car¬bonífero. De tal manera la creación y desarrollo del huevo con cáscara dura fue tan eficiente y útil, que 130 millones de años después de ese logro dominaron totalmente sobre la tierra. Llegaron incluso a tener un tamaño descomunal. Algunos medían más de 26 metros de largo y pesa¬ban hasta 30 toneladas, como el diplodoco, perteneciente al grupo de los dinosauros. De tamaño y peso igualmente monstruosos fue el bron¬tosauro que alzaba del suelo cerca de 5 metros. Estos representantes de aquellos reptiles prehistóricos eran herbívo¬ros casi todos, aunque algunos co¬mían carne, como el tiranosauro que medía cerca de 14 metros y su alzada alcanzaba los 6 metros, con una cabeza de un metro de largo e in-mensos dientes curvados hacia atrás. De estos grandes reptiles quedan so¬lamente alguno que otro esqueleto y aislados huesos fósiles diseminados por algunos puntos de la Tierra. Quedamos, pues, en que los rep¬tiles son animales vertebrados, casi todos ovíparos, de respiración pul¬monar y temperatura que varía con la del ambiente que los circunda. Por ello, conjuntamente con los an¬fibios. son los únicos seres vivientes de respiración pulmonar que no po¬seen sangre caliente.

Los reptiles nacen de huevos

La mayoría de los reptiles son ovíparos igual que las aves, y sus huevos no se diferencian mucho tam¬poco. Algunos de esos huevos son esféricos, parecidos a pelotas de ping pong, aunque mayores, como los de las tortugas de mar. Los de las ser¬pientes, en cambio, son alargados. Sin embargo, hay reptiles hembras que, en lugar de poner sus huevos, los incuban dentro de su organismo; entre ellos está nuestro majá de Santa María. A los que poseen esta forma de reproducción se los llama ovovivíparos. Pero la mayoría de los reptiles ponen sus huevos en la tierra suelta, en hoyos que a veces hace la hembra, pero siempre de manera que reciban el calor del sol, porque ellos, al carecer de calor propio, no pueden incubarlos. Algu¬nos ponen una gran cantidad de huevos en cada puesta, como la tor¬tuga de mar, que los deposita por cientos. Sin embargo, los lagartos de la familia Geconidae ponen po¬cos, a troces solamente dos.

Qué ingieren y cómo

Todos los seres vivientes nece¬sitan alimentarse para poder sobre¬vivir. Las plantas, por ejemplo, se alimentan extrayendo de la tierra o el aire los elementos esenciales para su manutención, por medio de las raíces principalmente. Muchos ani¬males, a su vez, se alimentan con¬sumiendo plantas o sus frutos. Pero otros lo hacen devorando ani-males, ya vivos, ya cadáveres. Variados son los métodos que utilizan los reptiles para alimentar¬se. Algunos comen frutas y hierbas, como la iguana cubana; pero la mayoría comen otros animales, ya sean insectos, anfibios, aves o ma¬míferos. Por ejemplo, las serpien¬tes atacan y devoran animales vivos. Algunos lagartos comen insectos. Las tortugas de mar, por supuesto, peces y también algas marinas. Los cocodrilos y caimanes, presas vivas o muertas. Los lagartos necesitan ingerir ali¬mento repetidas veces durante el día. En cambió, los ofidios no, pues entre una y otra ingestión pueden transcurrir días, e igualmen¬te ocurre con los cocodrilos. Es que la digestión en estos dos últimos es mucho más lenta que en los otros reptiles.

Fuente

Libro Reptiles de Cuba: Mario Buide