Tejo

Tejo (PLanta)
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Nombre Científico:'
Reino:Plantae
Familia:Taxaceae
Género:coníferas Taxus
Hábitat:En bosques húmedos de las montañas europeas, norteafricana y del Asia Occidental. Se cultiva en jardinería.

Tejo. Nombre común del género de coníferas Taxus de la familia Taxaceae, árboles de hoja caduca. Habita en bosques húmedos de las montañas europeas, norteafricana y del Asia Occidental. Se cultiva en jardinería.

Características

Pueden alcanzar una altura de hasta 20 metros. Aunque con frecuencia se desarrolla de manera desigual, su copa es piramidal con abundantes ramas que salen del tronco de manera horizontal. El tronco es grueso y con una corteza delgada de tiras pequeñas de color pardo rojizo o grisáceo, alcanzando diámetros de 1,5 metros. Son muy longevos, pudiendo superar los 1.500 años de vida. Tiene hojas perennes de 10 a 30 mm. dispuestas en dos hileras opuestas, de color verde oscuro por la cara superior y amarillento o glabro por el envés. Es una especie dioica, con pies masculinos o femeninos. Fructifica en forma de arilo carnoso que rodea la simiente, de intenso color rojo y sabor agradable. Maduran en otoño y cada seis o siete años el árbol tiene una producción abundante de frutos.

Raramente forman bosquetes, siendo lo común encontrar a los ejemplares aislados. Casi todas las partes de la planta son ricas en alcaloides tóxicos: taxina, taxol, y baccatina, siendo el primero el más peligroso, pues puede llevar a la muerte en pocos minutos. El arilo o baya es la única parte libre de taxina, pudiendo ser ingerido con la precaución de retirar la semilla. Su madera es muy dura, de grano fino y apretado, lo que la hace muy apta para ebanistería y talla, aunque la escasez de piezas de suficiente grosor, debido a su crecimiento muy lento, limita su uso. Durante la Edad Media fue muy utilizado en las Islas Británicas para la elaboración del arco largo, por su resistencia y flexibilidad, hecho que produjo su casi extinción en las islas.

Usos y tradiciones

Silio Itálico, Lucio Anneo Floro y San Isidoro de Sevilla señalan el uso de estas semillas en la Península Ibérica por parte de los antiguos cántabros, astures y entre los pobladores de Gallaecia como veneno para suicidarse cuando se encontraban sitiados por el enemigo o presos de éste.

Estos pueblos celtas veneraban al tejo dado que formaba parte de algunos de sus rituales al ser considerado un árbol sagrado, probablemente debido a la extraordinaria longevidad de la planta, que la hace parecer inmortal.

En España ha sido plantado profusamente en la Cornisa Cantábrica al abrigo de ermitas, iglesias y cementerios desde tiempos remotos, como símbolo de la trascendencia de la muerte, y es habitual encontrarlo en las plazas de los pueblos bajo el cual se realizaba el concejo abierto. Todo esto es lo que le ha permitido perpetuar ese halo de misterio y sacralidad que envuelve lo relacionado con esta especie.

Para tradición y cultura asturiana este árbol ha constituido un auténtico vínculo de su pueblo con la tierra, los antepasados y la religión antigua. En Asturias era costumbre el llevar a los difuntos una rama de tejo el Día de Todos los Santos, para que ella les guiara en su retorno al País de las Sombras. Durante la Noche de San Juan era asimismo usual que los mozos asturianos depositaran estas mismas ramas en las ventanas o puertas de la casa de sus pretendidas, mientras ellas les tiraban bayas de este mismo árbol.

Historias y leyendas

En una leyenda irlandesa, para casarse con una doncella, es condición indispensable que el pretendiente traiga, la rama de acebo, la flor de caléndula y las bayas carmesíes del tejo. Se encuentra en el Círculo de Piedra del poder, en el lejano Donn TIR, en el mar occidental y este viaje de ida y vuelta debe realizarse en un día y una noche. La sin par Fiongalla espera anhelante que su amado Feargal realice la proeza y el héroe llega, tras múltiples aventuras, a un bosquecillo de árboles viejos como el mundo y encuentra un monumento megalítico en el interior de un círculo de poderosas piedras. Allí está la rama de acebo y el tejo que da bayas y a sus pies la caléndula... (An Braon Suan Or. El Broche de oro del Sueño).

En esta misma región se recita el romance de Naoise y Deirdre, que cuenta la historia de dos amantes desdichados. Hasta la muerte quisieron mantenerlos separados y clavaron su cadáveres con estacas de tejo. Pero las estacas arraigaron y los dos árboles espléndidos pudieron abrazarse al fin para siempre.

Plantar un tejo

La semilla se ponen en primavera u otoño en lugar sombreado cubiertas con unos dos-tres centímetros de tierra. Se siembran directamente en la tierra del vivero, separadas unos 25 cm., o en pequeños tiestos o recipientes reciclados (tetrabik o botellas cortadas, que se agujerean por la base y se colocan en cajas de fruta).

La tierra debe ser jugosa, ligera y rica en humus. Pueden hacerse mezclas de turba y arena o recogerla simplemente del huerto o terreno y añadirle un poco de estiércol maduro. Los cuidados se reducen a los riegos necesarios para mantener el sustrato siempre húmedo pero no encharcado y a quitar las malas hierbas.

Hay tejos macho y tejos hembra, solo estas últimas dan el fruto rojo que llamamos arilo y contiene la semilla en su interior. Después de plantadas las semillas, su desarrollo es muy lento. Hay esperar meses, quizás años antes de que germine, es necesario regarlo con constancia cada vez que la tierra lo necesite y cuando al fin brote esperar hasta que crezca lo suficiente para transplantarlo.

Reproducción por semillas

La recolección de las semillas se hace cuando la pulpa carnosa que las rodea está madura, de un color rojo vivo y la semilla que asoma en su interior ha pasado del color verde a marrón o negruzco. Esto sucede entre julio y diciembre. Se pueden recoger los frutos de los viejos árboles junto a las iglesias o de los que crecen en el monte. Los tejos de los parques y jardines pueden ser de especies o variedades distintas..

Se elegirán árboles sanos y tras la recolección hay que separar las semillas de la pulpa roja (de otro modo germinan muy mal), esto puede hacerse comiendo esta deliciosa envoltura o macerando los frutos en agua durante un día hasta que la semilla se desprende más fácilmente.

Preparación de las semillas

Las semillas de éste árbol pueden conservarse uno o dos años en un frasco de cierre hermético a unos 4º C. Para ello se extenderán sobre un papel a la sombra durante un par de días hasta que estén bien secas y se guardan luego en su recipiente dentro del frigorífico.

El tejo se reproduce naturalmente con la ayuda de los animales, principalmente pájaros, pero también zorros, tejones, etc, que comen los frutos y esparcen con sus excrementos las semillas. Al pasar por el tubo digestivo los ácidos corroen la cubierta dura de esta simiente y de esta manera germina más rápidamente. De otro modo la germinación podría producirse, si se siembra en otoño, al cabo de la segunda o tercera primavera. Para acelerar artificialmente el proceso podemos usar diferentes sistemas: Lo más simple y efectivo es copiar a la naturaleza, dando los frutos enteros a las aves domésticas (las gallinas los comen con avidez), para después recoger sus excrementos frescos y mezclarlos o cubrirlos con la tierra del vivero.

Se pueden también poner a remojo durante una semana en agua fría y sembrarlas a continuación.

Otro sistema consiste en estratificarlas en cajoneras de arena húmeda y mantenerlas así a una temperatura de unos 20º (cubriendo la caja con un cristal, por ejemplo), luego se someten a una exposición de otros tres meses a 4-5º y estarán ya listas para sembrarse.

Reproducción por esquejes

La reproducción por esquejes tiene la ventaja de reproducir exactamente el árbol del que tomamos el vástago. Esto es muy interesante a la hora de multiplicar los tejos singulares que nos merecen una especial estima. Además, de esta forma obtendremos siempre árboles del mismo sexo que la planta madre. Por el contrario, la reproducción por semilla aporta a nuestras plantas una mayor riqueza genética.

Los esquejes se escogen de árboles sanos. Cualquier época es buena, pero las ramitas no deben tener flor ni fruto. Se toman los extremos semileñosos de las ramillas y se desgajan de la rama. Deben medir aproximadamente un palmo de longitud. Se quitarán las hojas de la mitad inferior y esta parte pelada se raspa ligeramente con un cuchillo hacia la punta. Se obtienen mejores resultados si se aplican hormonas de enraizamiento apropiadas (ácido indo butírico), pero si tenemos dificultad para conseguirlas, no debemos desanimarnos, arraigarán también aunque en una menor proporción. Se plantan con un poco de inclinación (45º), en una tierra que, igual que para la siembra, debe ser rica y ligera. Podemos colocarlos también en recipientes o en plena tierra, en un lugar sombreado y protegido de las fuertes heladas. La humedad constante pero no excesiva es el secreto para el éxito de este y otros esquejes, que en pequeños o grandes invernaderos aumentarán sus posibilidades de supervivencia y la rapidez de enraizamiento.

Transplante

Una vez que germinan o arraigan, las plantitas pueden transplantarse ya desde el segundo hasta el decimosegundo año. Se recogen con cuidado para dañar lo menos posible las raíces ya que este árbol se resiente mucho. Se ponen en su lugar definitivo que habremos cavado en profundidad y enriquecido con estiércol. No debe ponerse el estiércol puro y fresco dentro del agujero pues quemaría las raíces, se deja en la superficie o se mezcla con la tierra si está ya fermentado, los sucesivos aportes se harán siempre en superficie, sin cavar la tierra junto a la raíz. Es muy importante hacerse a la idea de que nuestro árbol podrá vivir cientos y cientos de años y alcanzar muchos metros de desarrollo de copa y raíz, siempre que sea posible debemos ponerlo al menos a una docena de metros de cualquier edificio, camino o carretera. Es importante también protegerlo en los primeros años del ganado, por medio de estancas y malla de alambre y otros medios.

Si encuentras el espacio apropiado no tendrás más límites para tu plantío que los de tu imaginación. Puedes poner un tejo macho y una hembra como en la Abadía irlandesa de Mukross (estos ancianos se llaman Adán y Eva). Puedes plantar un tejo de nacimiento para conmemorar el nacimiento de cada uno de tus hijos, o junto a la tumba para recordar a un ser querido. Puedes en fin, hacer un anillo de árboles que reproduzca el círculo del alfabeto.-calendario celta o crear tu espacio de reunión, reflexión o descanso a la sombra del texu.

Desarrollo y cuidados

Esta es una reproducción de un corte de tejo. Cuenta sus anillos. Ha crecido en el monte y aunque tiene la edad de un paisano adulto, aún es por su porte, apenas un arbusto. Si lo dejamos crecer podría alcanzar un diámetro de más de dos metros y superar los dos milenios de vida. Esto casi nunca sucede pues en su dilatada vida el tejo sufre calamidades naturales y sobre todo , padece los malos tratos que le infligen los hombres en muchas ocasiones sin apenas enterarse. Y es que los árboles no pueden quejarse o quitarse del medio.

Si comparamos ese tejo silvestre con este otro, crecido en la fértil pradera del campo, la iglesia, cerca del cementerio, veremos que los anillos anuales son mucho más anchos. Los tejos que brotan junto a cuadras o se han abonado con estiércol, pueden desarrollarse tan rápidamente como un roble, un haya u otra especie de crecimiento medio.

El estiércol de gallina, aplicado sobre el suelo, les favorece especialmente por su riqueza en nitrógeno. El tejo se beneficia mucho con este abono que por su concentración podría dañar a otros árboles.

Consejos para preservar y disfrutar los viejos tejos

  • Evitar las podas incontroladas.
  • Proteger un espacio de al menos dos metros alrededor de la copa en el que estaría prohibido.
  • Hacer hogueras y fuegos.
  • Aparcar y lavar coches y el tránsito de vehículos pesados.
  • Asfaltar o pavimentar el terreno.
  • Verter cualquier tipo de basuras, residuos o productos químicos, aceites, gasolinas, detergentes.
  • Almacenar cualquier tipo de materiales, especialmente los de obra (la cal y el cemento pueden resultar particularmente tóxicos para las raíces).
  • Se recomienda también no cambiar bruscamente el entorno con riegos o aplicación de abonos químicos, herbicidas.

Toxicidad

Extrema, la dosis mortal se fija en el adulto en el beber el líquido resultante de la cocción de 50 – 100 gr. de hojas en agua. Unas pocas hojas pueden resultar mortales en un niño. Las semillas aunque son muy tóxicas están muy protegidas, por lo que resulta muy difícil ingerirlas. Los frutos no son tóxicos, la toxicidad de la planta es mayor en invierno que en verano. Tradicionalmente su toxicidad era aprovechada para fabricar flechas con el objeto de envenenar a los enemigos.

Síntomas

Mareos, taquicardia inicial con posterior disminución del pulso cardiaco, vómitos, sequedad de la boca, labios azulados, calambres, dilatación de la pupila, parada cardiorrespiratoria y muerte.

Actuación médica

Lavados de estómagos, estimulantes cardiacos y respiración asistida. El desenlace que se produce en un tiempo muy breve, de unos 30 a 60 min., suele ser generalmente fatal. En caso de superación suelen quedar secuelas en los riñones y el hígado.

Enlaces relacionados

Fuente

  • GOME7 DE LA MAZA, M., Ensayo de Farmacofitología cu¬bana, n. LVI, p. 28.
  • Flora habanera; p. 548.
  • GROSOURDY, R. de, El médico botánico criollo, t. 3, n. 490, p 285.
  • MAZA y ROIG, Flora de Cuba, p. 49.
  • Plantas medicinales, aromáticas o venenosas de Cuba del Dr. Juan Tomás Roig Mesa