Universidad de Oviedo (España)
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Universidad de Oviedo. Un edificio histórico caracterizado por su sencillez de ornamentos, situado entre la calle Ramón y Cajal y la calle San Francisco.
Sumario
Señalamiento de Fernando Valdés Salas
Sin embargo, la corrupción que malgastó parte de ese erario y los problemas burocráticos retrasaron la puesta en marcha de la Universidad de Oviedo.
Descripción
El edificio es de planta cuadrada, carece de ornamentación exterior y su fachada esta construida con grandes bloques de piedra amarillenta. En los muros hay una puerta principal entre columnas dóricas y dos filas de ventanas. Sobre la puerta existe una ventana flanqueada por escudos, repitiéndose estos escudos en las esquinas del edificio.
La torre de la universidad, hoy reloj, fue realizada por Luis Céspedes en 1859, ha sido campanario y observatorio astronómico durante mucho tiempo, las puertas delantera se abren al andén interior, que está presidido por la escultura de Fernando Valdés Salas fundador de la institución, realizada por Cipriano Folgueras. En el mismo lugar se alzó hasta 1869 un busto de Isabel II, que fue retirado durante la Septembrina, y que se encuentra en el jardín contiguo del Colegio de Recoletas.
El patio claustral consta de dos pisos, el primero de ellos adintelado y sustentado por columnas toscanas y arcos de medio punto, mientras que el segundo piso, acristalado descansa sobre columnas de estilo jónico.
Creación
Ya en 1574 el arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón firmó el proyecto del edificio que ocuparía la Universidad según el testamento de Valdés Salas, realizando la obra Juan del Rivero Rada.
A pesar de ser creada la Universidad por Real Cédula de Felipe III en 1604, el sobrino del investigador, Fernando Valdés Osorio, pretendió hacer provecho de los bienes de su tío y dejar a Oviedo sin universidad. Gracias a la labor de la Junta General del Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Oviedo y el Obispado, fue posible que la institución comenzara a funcionar el 21 de septiembre de 1608, cuarenta años después de lo acordado en el testamento del inquisidor.
Logros
Oviedo que había carecido de centros de enseñanza universitarios durante la Edad Media, se aprovechó de las urgentes necesidades de formar sacerdotes, juristas y médicos para nutrir de funcionarios los amplios dominios del Imperio español, (llegó entonces España a tener 34 universidades en el territorio peninsular). No obstante la ovetense fue una Universidad pequeña, conteniendo sólo las Facultades de Derecho y Teología (con el añadido de la Facultad de Artes, la Filosofía), faltándole la Facultad de Medicina que completaba la división propia de la Universidad del Antiguo Régimen, algo no corregido hasta 1786 por el Obispo Agustín González Pisador y cuya vigencia duró hasta 1806. Sus primeros estatutos datan de su fundación en 1608, siendo renovados en 1774 por la orden dada para reformar los estudios universitarios en toda España.
Su primer rector fue Alonso Marañón de Espinosa, siguiéndole poco después el Deán Asiego, que tanto había batallado por la apertura de la Universidad. Gracias al Conde de Campomanes la Universidad dispuso en 1765 de una Academia de Derecho. También gracias al después Ministro de Estado se fundó la biblioteca universitaria, a partir de una Real Provisión de 1765. Con el legado del Brigadier Solís se edificó el piso de la biblioteca, obra del arquitecto Manuel Reguera González, que trabajó de 1765 a 1768 en la obra, abierta al público finalmente en 1770.
Sin embargo a pesar de su origen esencialmente funcionarial no sólo produjo la Universidad de Oviedo funcionarios sino muchos hijos ilustres importantes en la Historia de España: Destacados e influyentes políticos como Gaspar Melchor de Jovellanos, Agustín Argüelles o Evaristo San Miguel, eruditos e historiadores como Fermín Canella o Máximo Fuertes Acevedo, economistas como José Canga Argüelles y otros muchos se formaron en sus aulas. Autores de la talla de Feijoo o Clarín desarrollaron su actividad literaria porque había Universidad en Oviedo y acudieron a la ciudad para desarrollar su actividad docente.
Fracasos
Con la Guerra de la Independencia, la Universidad sufrió la lógica suspensión de sus estudios, pero muchos de sus 512 alumnos matriculados en 1807 participaron en los levantamientos de 1808 y constituyeron el denominado «batallón literario» durante la Guerra de la Independencia. Sus posiciones ideológicas provocaron que en 1815 José Antonio Palacio, Arcediano de Gordón y canónigo de la Catedral, y Francisco Lamuño, del Claustro de la Universidad, visitasen la Universidad para adoptar diversas medidas restrictivas. Los alumnos universitarios influidos por las ideas liberales fueron también protagonistas de la revolución de 1820.
Durante el siglo XIX, la existencia de una Universidad en Oviedo le daba prestigio a la ciudad, pues sólo diez ciudades españolas en 1845 todas capitales de provincia, disponían de centros universitarios de enseñanza. Siguiendo los cambios propios de la caída del Antiguo Régimen, a partir de 1841 aumentó su enseñanza con la facultad de Notariado. En 1867, el Plan del ministro Catalina redujo la Universidad a su facultad de Derecho, decaimiento que se cerró en 1874 con el levantamiento de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.
Este edificio fue destruido en el siglo XX, durante la revolución de octubre de 1934, (sólo dejó en pie la torre con bastantes destrozos, y la estatua del fundador) y durante las contiendas de la guerra civil. Entre las pérdidas irrecuperables estuvo la biblioteca de la Universidad, construida por Manuel Reguera en 1770, que se contaba como una de las mejores de España y que se destruyó por completo perdiendo todos sus fondos, aunque su disposición arquitectónica fue reconstruida.
Actualidad
En la actualidad cuando la Universidad ronda sus cuatrocientos años de existencia, se ha convertido en una más de las que sobreviven en una enseñanza universitaria excesivamente saturada de centros, de profesorado y alumnado. El propio decaimiento económico y poblacional de Asturias ha condicionado su número de estudiantes matriculados, inferior a cuarenta mil al comenzar el siglo XXI.