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Métodos para la enseñanza de la Ortografía.
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Métodos para la enseñanza de la Ortografía.. La Ortografía, es cierto, puede enseñarse mediante métodos generales, pero los hay particulares, propios de la materia, que permiten organizar la actividad de aprendizaje de los estudiantes de un modo más eficiente.

Historia

La imagen de materia árida, monótona, esquemática e inútil que de la Ortografía ha prevalecido durante mucho tiempo se debe, en buena medida, a los métodos empleados en su enseñanza, muy parecidos a los dogmáticos medievales, pues se han caracterizado, de manera general, por propender a la memorización mecánica, más que a incentivar el interés por saber, y a despertar el espíritu de indagación en los alumnos, tan necesario para dominar cualquier esfera del conocimiento e imprescindible en el caso de la Ortografía.

Métodos para la enseñanza de la Ortografía.

¿No se enseña de manera dogmática el sistema de acentuación española? Cuando se les “dice” a los alumnos las tres grandes reglas de acentuación gráfica, estos no preguntan –tan acostumbrados ya están– por qué se tildan siempre las palabras esdrújulas, las agudas cuando terminan en n, s o vocal, y se asume un criterio contrario a éste en el caso de las llanas. Y el profesor no trabaja para que sea de otra manera, con lo que niega el papel del sujeto en el aprendizaje; esta actitud lleva consigo el tedio y la aversión por el estudio ortográfico. Otro problema que se manifiesta en el empleo de los métodos cuando se enseña o ejercita Ortografía es el divorcio con los otros componentes del proceso. Utilizar métodos sin tener en cuenta los objetivos propuestos, el contenido o el desarrollo alcanzado por el estudiante es un rasgo bastante común en las clases destinadas a la enseñanza de la correcta escritura del idioma.
Por ejemplo, el método expositivo, en el que prevalece la palabra del profesor y una cierta actitud pasiva del alumno – adoptando una de las numerosas clasificaciones de métodos– si bien puede ser empleado en la enseñanza de la Ortografía, para explicar o ilustrar un fenómeno en particular, no es, sin embargo, el idóneo para utilizarlo con la frecuencia con que se observa –mucho más de la deseada– dado el carácter propio de los objetivos y el contenido de esta materia.
También muchos profesores emplean invariablemente una sola vía, lo mismo para ejercitar, que para impartir un nuevo contenido o para evaluar el rendimiento, favoreciendo la monotonía, olvidando que a la Ortografía hay que darle vida y color; José Martí nos legó una sabia recomendación: “La variedad debe ser una ley en la enseñanza de materias áridas.”
En el binomio enseñanza-aprendizaje de la Ortografía debe dominar el análisis, la síntesis, la solución de problemas, la independencia cognoscitiva, sin menoscabo de la interrelación profesor-alumno y alumno-alumno; en fin, métodos que contribuyan a conseguir ese dinamismo que propenda a la actividad y una atracción por la materia que el contenido por sí solo no lo consigue.
Estos métodos deben combinarse. Un solo método nunca será suficiente para lograr una mejor eficiencia del trabajo docente de los alumnos. Aunque en páginas anteriores fueron esbozados algunos métodos al describir las diferentes etapas por las que ha transitado la enseñanza de la Ortografía en la escuela, volveremos sobre ellos para adentrarnos en sus peculiaridades esenciales.
Métodos de carácter sensorial
Tradicionalmente, los métodos para la enseñanza de la Ortografía han sido clasificados de acuerdo con la participación de los órganos sensoriales que intervienen en la asimilación del contenido:
a) la vista y la mano: viso-motor;
b) la vista, el oído y la mano: viso-audio-motor.

Método viso-motor: La copia.

Con la copia puede reforzarse el recuerdo de la imagen gráfica de la palabra al emplear dos vías simultáneamente: la visual y la muscular. No desestimamos la importancia de la repetición y de la transcripción de los caracteres que componen los vocablos –como condición indispensable para lograr la automatización de una habilidad–; sin embargo, es conveniente aclarar que no es solo la acción reiterada de copiar palabras aisladas la que permite adquirir la competencia ortográfica.46 La capacidad de retener y reproducir la imagen gráfica de las palabras se adquiere por la conjunción de muy diversos factores en los que esas acciones solo ocupan un lugar.
La enseñanza de la Ortografía no puede semejarse al adiestramiento de los animales; por eso cuando se utilice la copia se hará hincapié en que el alumno comprenda el propósito del ejercicio, incluyendo el trabajo con el contenido semántico de las palabras.
Los ejercicios de copia no han de reducirse a la mecanización del acto visomuscular, ya que en todo ejercicio ortográfico, como veremos más adelante con detenimiento, deben estar presentes los procesos de atención y de memoria, así como la actividad intelectual reflexiva y afectiva. Una copia basada en el estudio de vocabularios ortográficos, el conocimiento del significado de las palabras y el sentido del texto en que se insertan, constituye una de las formas más eficaces de la didáctica de la Ortografía.
¿Cómo proceder para realizar un buen ejercicio de copia?
Una vez presentado el texto a copiar, y familiarizados ya los alumnos con él, se analizan las características, tanto de redacción como gramaticales y ortográficas. Luego se procederá a copiarlo. El estudiante debe saber en todo momento lo que está copiando y comprender por qué lo hace. Es importante que el maestro enseñe a revisar lo que se copie, comparándolo con el modelo ofrecido. Esto contribuye a desarrollar en ellos el autocontrol.
Cuando el alumno copie, deberá reelaborar las imágenes incorrectas; el profesor no deberá aceptar como trabajos terminados aquellos que no sean fieles al original.
La copia debe ser, preferentemente, de trozos breves, oraciones o párrafos
–según el grado o nivel escolar–, con pocas dificultades, adaptados a la edad, los gustos y el interés de los alumnos.
Al seleccionar los textos, tarea muy importante en este método, el profesor tendrá en cuenta el contenido, la belleza y corrección de lo expresado en el texto a copiar y, sobre todo, el empleo de la mejor letra, palabra, palabras o signos de puntuación que se tenga interés en fijar.
De los criterios para escoger un texto no deben faltar:
a) El problema o dificultad ortográfica que se desee tratar.
b) La medida en que el texto permite trabajar esa dificultad.
c) El nivel de asequibilidad del texto de acuerdo con la capacidad del estudiante para asimilar la forma y el contenido (complejidad de las estructuras lingüísticas, significado de las palabras, empleo de los signos de puntuación, etc.)
d) El gusto de los alumnos.
e) El tiempo en que se debe realizar el ejercicio.
La copia de un mismo texto puede reiterarse, pero estas repeticiones deben ser aisladas; por ejemplo, si deseamos que el alumno fije la palabra texto, esta puede ser incluida en escritos diferentes.
Los alumnos pueden –y de hecho, deben–, participar en la selección de trozos para copiar o dictar, siempre que estén claros los objetivos y los requisitos didácticos ya enunciados. Ninguna copia debe quedar sin revisión, y esta se realizará con la mayor inmediatez posible.
La tradición y –para ser más precisos– las malas costumbres han motivado que al escuchar la palabra copia nos imaginemos al estudiante repitiendo la escritura de palabras sueltas en una larga lista.
Por último, un consejo: no se abuse de la copia, es un ejercicio que puede resultar tedioso.

Método audio-motor: El dictado.

La aplicación sistemática de dictados propicia el desarrollo de la percepción auditiva de las palabras, y por consiguiente la diferenciación fonética, incluidos tonos, pausas, acentos. El dictado favorece también la asociación de imágenes sonoras y gráficas, con lo que contribuye a mejorar la memoria muscular, auditiva y visual de las palabras.
El proceso del dictado lleva implícita la revisión, la autocorrección, el análisis, la síntesis y la comprensión lectora; por eso estos ejercicios, como ya se señaló para la copia, deben:
a) Prepararse cuidadosamente (lo que equivale a tener presente la calidad del texto a dictar, su correspondencia con los propósitos perseguidos –no es lo mismo ejercitar que comprobar–, grado de complejidad, etc.)
b) Realizarse con un procedimiento adecuado.
c) Ser revisados inmediatamente.
d) Concluir con ejercicios correctivos.
El dictado dinamiza la actividad del estudiante y lo obliga a practicar tres de las cuatro habilidades lingüísticas básicas: escuchar, leer y escribir. Al seleccionar el texto, deben tenerse presente algunas reglas:
1. La correspondencia entre extensión y dificultad. Son preferibles textos no muy extensos, no más de 200 palabras.
2. La dificultad ortográfica que se desea tratar. Es aconsejable abordar pocos temas ortográficos en cada dictado.
3. La posibilidad que ofrece el texto para acometer el problema o dificultad ortográfica correspondiente.
4. La relación del nivel de asequibilidad del texto con la capacidad del estudiante para asimilar la forma y el contenido (complejidad de las estructuras lingüísticas, significado de las palabras y expresiones, empleo de los signos de puntuación, etc.).
5. El tiempo disponible para realizar el dictado adecuadamente.
6. El gusto y el interés de los alumnos y su relación con el contenido del texto.
Es recomendable realizar una lectura previa del texto que se copiará para aclarar cualquier duda, familiarizar al alumno con el mismo y lograr una aproximación afectiva.
Existen dos grandes grupos de dictados: los preventivos y correctivos, cuya función es la de enseñar Ortografía, evitar posibles errores o corregir defectos–muy empleados en la ejercitación y consolidación de la escritura correcta de la lengua– y los de control, usados para comprobar la calidad y solidez de la asimilación de los conocimientos y habilidades de los alumnos.
Los dictados, concebidos como ejercicios para aprender y practicar los conocimientos ortográficos pueden adoptar diversas formas.

Método viso-audio-gnósico-motor.

Su provecho consiste en que, a diferencia de los anteriores, incorpora el componente gnoseológico. Como puede apreciarse, es una vía dirigida al aprendizaje de la estructura de palabras, preferentemente de aquellas no sujeta a reglas.
Este método se basa en la observación visual y su simultaneidad con las impresiones auditivas, motrices y articulatorias; para ello se requiere que el alumno vea, oiga, entienda y escriba las palabras.
Se destacan cuatro momentos:
Momento visual:
La vía visual es un factor de suma importancia para la adquisición del conocimiento ortográfico. El profesor procurará que sus alumnos lean en voz alta, ya que esta lectura es más lenta que la silenciosa. Si previamente se advierte a los alumnos que observen con detenimiento, asocien y refuercen las imágenes visuales, esta lectura puede incrementar la posibilidad de fijar la vista en la estructura ortográfica del texto. El profesor escribirá las palabras en el pizarrón, siempre con trazos firmes, seguros y claros para asegurar percepciones suficientemente nítidas. La búsqueda del vocablo objeto de estudio en textos diversos, en diccionarios, periódicos, revistas, etc., se constituye en un ejercicio útil.
Momento auditivo (oír y pronunciar):
La dicción debe ser correcta: escuchar contribuye a asociar las imágenes gráficas y fónicas, a distinguir la sílaba acentuada, las consonantes intermedias, los plurales, etc. El alumno debe acostumbrarse a percibir las diferencias en la articulación de diversas palabras; por eso el profesor pronunciará bien, aunque sin afectación.
Pero no basta con el modelo del profesor; el alumno debe ejercitar la enunciación correcta de los vocablos. Cambiar /r/, por /l/; omitir la s, o la d al final de palabra, o cualquier otra pseudodislalia, puede ser fuente de posibles errores ortográficos. Son útiles la lectura en voz alta, la recitación, la elocución, el canto, los juegos de pronunciación, etcétera.
Momento gnóstico:
El promedio de comisión de errores ortográficos es menor cuando se conoce el significado de las palabras; además, es condición indispensable para que pasen a formar parte del glosario activo del alumno; sabido es que la riqueza de vocabulario ofrece mayores posibilidades de asociaciones y, por tanto, se fortalecen los recuerdos.
El alumno debe aprender el sentido práctico, sin definiciones en extremo academicistas, que distraigan y desvíen la atención ortográfica. Comprender significa poder formar familias de palabras, derivar reglas, reconocer el papel y lugar que le corresponde al término en la oración, etcétera.
Momento motor:
Es quizás más importante que ver, oír o pronunciar. En casi todos los textos dedicados al aprendizaje de la Ortografía se insiste en que cuando se logra la correcta imagen motriz gráfica, se crea la habilidad, la conexión de las imágenes sonora y visual entre la mano y el cerebro. La repetición de la palabra (unas pocas veces) es útil. La escritura será sistemática; no debe dejarse al olvido, pues lo que no se ejercita no se aprende bien. Todo ejercicio ortográfico debe serlo también de caligrafía, ya que los enlaces correctos, los trazos claros y seguros crean imágenes duraderas y firmes. El empleo de la palabra en oraciones aclara su significación, facilita ser incorporada y fijar su ortografía. En el acto de escribir participan la atención, la memoria, la percepción global de la palabra y la capacidad creadora. La ejercitación, por eso, será siempre novedosa y sistemática; luego vendrán la fijación y la comprobación para saber si es necesario comenzar nuevamente.

Método de carácter reproductivo

Las reglas ortográficas
Se emplean con mayor frecuencia para el aprendizaje de las normas.
La mayoría de los alumnos cree que aprendiendo las reglas de memoria, podrán escribir sin error las palabras, esta es una idea que el maestro o profesor debe contribuir a rechazar. Su conocimiento, no obstante, contribuye a generalizar la escritura correcta de palabras que entran en un determinado sistema gráfico (morfológico, analógico, etc.) o al empleo de los signos de puntuación o la colocación de tildes.
Debe quedar claro que el objetivo nunca será la recitación de la regla, sino la escritura de los vocablos y la utilización de los signos según las normas de la Academia; luego la regla no es un fin, sino un medio. Deberá llegarse, preferentemente, mediante el análisis de lo particular a lo general. Las reglas no serán muchas y, sobre todo, didácticas. Primero, las que no tienen excepción; después, las que tienen pocas. Las reglas con muchas excepciones son de escasa utilidad por lo infrecuente de los casos que plantean.
El aprendizaje de la regla ortográfica requiere de una abundante ejercitación, para que sea interiorizada. Este método no debe magnificarse, pero tampoco ha de ser ignorado, pues constituye un recurso didáctico importante, propicia el análisis y la síntesis, la generalización y la abstracción.

Métodos de análisis lingüístico.

Pueden estar referidos al nivel del sintagma, al sintáctico, al fonético o al morfológico.

El deletreo
Consiste en fragmentar la palabra, profundizando en el estudio de sus componentes más elementales: las letras. En la sección dedicada a los ejercicios, se podrán apreciar variadas formas para deletrear, que no deben limitarse a su expresión oral, pues la habilidad ortográfica precisa, en última instancia, del deletreo escrito; ya que si bien no leemos todas las letras de cada palabra, sí las escribimos letra a letra.
La cacografía
Pudiera inscribirse bajo el subtítulo del deletreo. Consiste en hacer corregir los errores ortográficos contenidos en un texto compuesto especialmente con ese fin.
Muchos profesores temen emplear ejercicios basados en la metodología cacográfica, o la rechazan por suponer que el alumno adquiriría más errores en lugar de disminuirlos.
A continuación se presentan formas diferentes de emplear este método:
1. Transcribe, debidamente corregidas, las palabras siguientes: ocilación guallo verrugas telefono
2. Es posible que en cada una de las siguientes oraciones haya una palabra escrita incorrectamente; de ser así, táchala y escribe la forma adecuada en la línea disponible. Si no hallas ninguna palabra con errores escribe un 0 en la línea.
a) En el lenguaje matemático se emplea mucho el término coceno.
b) No nos quizo atender.
c) La fábrica dejó de producir toallas.
3. Di qué palabras están escritas incorrectamente: palisa gitanos sigilo desilusión El deslinde de palabras
Con este método se busca la intervención de varias vías de acceso a la configuración ortográfica de la palabra para lograr una mayor fijación de su estructura gráfica.
Deslinde sonoro. Consiste en el análisis de los sonidos que integran la palabra. Incluye el análisis y la síntesis del contenido sonoro del vocablo; es decir, primero debe pronunciarse en su totalidad, de forma clara, descompuesta luego en sílabas y nuevamente integrada. Deslinde gráfico. Se dirige al análisis de la estructura grafemática; en este acceso se insiste en hacer observar las letras con mayor probabilidad de error. Para fijar la estructura gráfica de la palabra se aconseja:
1. Mirar cuidadosamente la palabra y deletrearla.
2. Cubrir la palabra y escribirla de memoria.
3. Comparar la palabra, letra por letra, con la del modelo (escrita en el libro o en la pizarra).
4. Si se produce un error, se destaca la palabra en el modelo y se repite su escritura.
5. Cubrir nuevamente la palabra, escribirla de memoria y continuar la secuencia.
Aunque este deslinde se basa en el análisis de la letra, debe tenerse cuidado en no concluir el estudio ortográfico de la palabra si esta no se estudia en su totalidad pues, como afirmaba Tirado Benedí “la enseñanza de la Ortografía no descansa en las dificultades de la descomposición de la palabra, sino en su composición.” Deslinde semántico. El profesor puede ilustrar de manera elemental cómo a veces el significado de la palabra puede variar en el transcurso del tiempo.
Deslinde idiomático. Permite analizar la palabra dentro del sistema de la lengua; comprende el estudio etimológico y su evolución histórica. Deslinde gramatical. Implica el análisis morfológico de la palabra, el estudio de prefijos y sufijos, de los lexemas y morfemas en general. Ayuda a conocer la escritura de numerosas palabras sin tener que memorizar la forma gráfica de cada una.

Otros métodos.

El trabajo independiente.

La aplicación de la modalidad de trabajo independiente en la enseñanza de la Ortografía permite organizar el contenido ortográfico con respecto a un objetivo específico; dirigir y controlar la asimilación de los conocimientos de manera efectiva; dotar al alumno de las habilidades necesarias para solucionar determinados problemas ortográficos; educarlo en la necesidad del perfeccionamiento y orientarlo en la búsqueda de nueva información por sí mismo. Este método permite ahorrar tiempo en la adquisición y solidez del aprendizaje, optimizar las funciones del profesor y del alumno y atender de modo directo las diferencias individuales.
La ventaja de la actividad independiente en la asimilación del contenido ortográfico con respecto a las formas tradicionales (reglas, dictados, copia, etc.) reside en que a través de ella se desarrolla el pensamiento creador, la asimilación y la consolidación del contenido y su transformación en hábitos y habilidades estables, la elaboración de métodos individuales de trabajo y la adquisición de hábitos primarios en la actividad investigativa.
Son justamente estas habilidades y hábitos los que conducen y garantizan el aprendizaje ortográfico, ya que la escuela no puede lograr que los alumnos dominen toda la Ortografía de su idioma al egresar de ella; este conocimiento se perfecciona y enriquece durante toda la vida. En la aplicación de esta modalidad de trabajo deberán manifestarse dos momentos fundamentales: la percepción de un cierto conjunto de hechos lingüísticos y su interiorización. Para que esto se produzca es imprescindible la adecuada ejercitación del alumno hasta llegar a la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos.
El método de la actividad independiente se lleva a cabo dando solución a un sistema de tareas, obteniendo el conocimiento por diversas fuentes, o por ambas vías.
Durante la realización de la tarea ortográfica, el alumno debe desarrollar las acciones siguientes: realizarla, revisar el trabajo, analizar las causas de los errores cometidos, corregirlos y valorar el cumplimiento del trabajo.
Las tareas ortográficas son dinámicas y se estructuran de manera tal que en ellas se produzcan y manifiesten los procesos de atención, percepción, pensamiento y memoria. Para lograrlo el profesor procurará que sus alumnos posean los conocimientos previos necesarios para realizar la tarea con eficacia, comprendan los objetivos, dominen las formas de actuación, dispongan de los medios de trabajo necesarios y tiempo para su cumplimiento; también velará por la complejidad gradual de los ejercicios.
El sistema de tareas para el trabajo ortográfico puede organizarse para la clase o de forma extraclase, para atender deficiencias individuales o problemas comunes.
El trabajo independiente para el aprendizaje ortográfico puede adoptar diferentes modalidades, según:
El fin didáctico propuesto:
a) de preparación para el nuevo conocimiento;
b) de repaso (ejercitación);
c) de comprobación de conocimientos;
d) solución de ejercicios o problemas.
Los niveles del conocimiento:
a) con el libro de texto;
b) con diccionarios, catálogos, prontuarios, etc.;
c) con ilustraciones;
d) redacción de composiciones y otros trabajos escritos;
e) observaciones;
f) con el empleo de microprocesadores;
Como “ los conocimientos y las habilidades pueden ser establecidos solo como resultado de las propias acciones de los alumnos” , el proceso de enseñanza de la Ortografía está integrado por las siguientes acciones:
1. Preparatorias o de familiarización (mediante la explicación del profesor, o la relación primaria del alumno con el nuevo material).
2. Directas, que forman habilidades y hábitos mediante la realización de tareas y ejercicios que propician la reproducción y fijación del conocimiento ortográfico.
3. De retroalimentación (control y autocontrol), que consolidan el conocimiento o corrigen los errores.
El sistema de tareas para el trabajo independiente mediante el empleo de formantes facultativos, por ejemplo, comprendiendo una de las cinco direcciones propuestas, incluye las acciones siguientes:
De familiarización:
1. Análisis de palabras derivadas para aislar las unidades significativas: cas-ucha, real-iz-ación, en-negr-ecer
2. Observación del incremento e - c que alarga el infijo en los monosílabos: flor: flor-e-c-ita florecita pez: pec-e-c-ito pececito
3. Y el incremento c en los bisílabos con final consonántica: carbón: carbon-c-ito nube: nube-c-ita
4. Análisis de la forma gráfica y la significación de los prefijos más usados y que tienen cierta complejidad ortográfica: a-, ab-, ad-, bi-, bis-, circun(m)-, deci-, ex -, extra-, hiper-, hecto-, hipo-, in-, ob-, sub-, etc.
5. Análisis de la significación y forma gráfica de los sufijos aspectivos más usados y que tienen cierta complejidad ortográfica: -áceo, -acia, -aje, -alla, -án, -ancia, -azo, etc.
6. Observación y ejemplificación de la ley de rección del acento del sufijo tónico.
7. Observación de la misma unidad en distintas palabras: - aje: acción y efecto: lugar: sabotaje camuflaje hospedaje paraje arbitraje ultraje paisaje pasaje
8. Observación del cambio de clase de palabras:
De sustantivo a adjetivo: amor + oso = amoroso
De verbo a sustantivo: matar + anza = matanza
De adjetivo a verbo: móvil + iza = movilizar
9. Identificación de los formantes facultativos en párrafos escritos por el alumno o en textos literarios.
Para la ejercitación:
1. Dada una lista de palabras que en su estructura llevan prefijo o sufijo de diferente tipo, los alumnos los agrupan atendiendo a su forma gráfica y su significación. Una vez dominada su escritura se procede a la formación de vocablos con los formantes estudiados.
2. Ofrecidas palabras primitivas, se orienta al alumno que exprese determinada significación mediante el empleo de prefijos o sufijos, para lo que pueden auxiliarse del diccionario. Agrupan por tipos de sufijos o prefijos y hacen la generalización.
3. Producción de palabras derivadas de cierta categoría (aumentativos, despectivos, diminutivos) partiendo de primitivos dados.
4. Producción de derivados secundarios y terciarios al ofrecer lexemas de los cuales deben derivar adjetivos, sustantivos (femeninos, abstractos, colectivos, etc.) o verbos y determinación del tipo de palabra que se forma. Generalizan.
5. Empleo de palabras con formantes en oraciones en las que se aprecien los diferentes matices que suelen portar.
6. Se ofrecen adjetivos, sustantivos o verbos para que deriven. Analizan el resultado y generalizan.
7. Producción de palabras con sufijos o prefijos dados.
8. Comparación de la significación y forma gráfica de sufijos aspectivos. Análisis y generalización.

Métodos heurísticos o problémicos.

Se basan en dar solución a diferentes situaciones problémicas o a problemas propiamente dichos, planteados con un fin didáctico. Permiten la consolidación y aplicación de conocimientos, conceptos y habilidades. A través del problema ortográfico se puede ampliar el vocabulario e influir en la fijación de la estructura de las palabras. Sirva el siguiente ejemplo:
Para consolidar el conocimiento de los conceptos hiato y diptongo.
1. Busca un sinónimo a cada una de las siguientes palabras. En cada caso debe aparecer un hiato.
descenso [caída]
avión [aeroplano]
flecha [saeta]
defensa [coartada]
vacilar [titubear]
edén [paraíso]
entretener [distraer]
hazaña [proeza]
2. Explica por qué se escribe s o z en los siguientes grupos de palabras: dantesco molusco ofrezco produzco arabesco etrusco perezco luzco

Bibliografía