Vaso de Santa Eduviges

Vaso de Santa Eduviges
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Vaso de cristal, probablemente hecho en Siria, 1100-1200 n. e.

Vaso de Santa Eduviges. Es una vaso de cristal, probablemente hecho en Siria, 1100-1200 n. e. Se encuentra en el Museo Británico permitiendo realizar un viaje hacia la alta política religiosa del tiempo de las Cruzadas, la gran época de Ricardo Corazón de León y Saladino y al sorprendente hecho de que la guerra entre cristianos y musulmanes estuvo unida a un gran florecimiento del comercio.

Orígenes

En Europa central se ha conservado hasta hoy un pequeño y desconcertante grupo de peculiares vasos de cristal que supuestamente son los mismos en los que Santa Eduviges bebía un milagroso líquido. El más famoso de todos los milagros de santa Eduviges era que el agua de su vaso de cristal se convertía regularmente en vino.

Uno de los vasos de Santa Eduviges está ahora en el Museo Británico y transporta de inmediato a la alta política religiosa del tiempo de las Cruzadas, la gran época de Ricardo Corazón de León y Saladino, y al sorprendente hecho de que la guerra entre cristianos y musulmanes viniera acompañada de un gran florecimiento del comercio.

Investigaciones recientes llevan a pensar que los vasos de santa Eduviges, reverenciados en Europa central como prueba de un milagro cristiano, muy probablemente fueran elaborados por vidrieros islámicos de Oriente Próximo.

La Europa medieval tenía un hambre insaciable de reliquias vinculadas a milagros. Entre las más famosas había una copa que, según se decía, había sido utilizada en las bodas de Caná, donde Cristo realizó su primer milagro al convertir el agua en vino, por lo que los vasos de santa Eduviges formaban parte, de una orgullosa tradición.

Vaso de santa Eduviges

Este vaso, es uno, de entre la docena y tanto de vasos de cristal, que se encuetran en el Museo, todos ellos sorprendentemente similares, que los devotos identificaban como los vasos en los que había bebido santa Eduviges, en realidad se parece mucho más a un pequeño florero que a un recipiente para beber.

Está hecho de cristal grueso, de un color ámbar oscuro, y mide unos 14 centímetros de alto. Se necesitan las dos manos para sujetarlo, y no resulta nada fácil beber de él. Si se le pone un poco de agua y luego intentan beber de el, resulta que el borde es tan ancho que el agua se derrama y lamentablemente, no se convierte en vino, aunque lo que resulta un milagro, es que una docena de vulnerables y frágiles objetos de cristal como este se hayan conservado intactos durante siglos.

Esto indica lo sumamente apreciados debieron de ser, por lo que muchos de ellos fueron conservados en colecciones principescas o formaron parte de patrimonios eclesiásticos, de modo que es probable que un gran número de ellos se utilizaran de hecho como cálices en capillas reales e iglesias. En muchos de los vasos de santa Eduviges que se han conservado, se han engarzado metales preciosos para su empleo en misa, y la ser examinada la base y los lados de los vasos puede verse que también este tuvo antaño engarces metálicos.

Es la coexistencia de este fenómeno comercial con la guerra la que explica uno de los aspectos más extraordinarios del vaso de santa Eduviges. Los diseños de todos los vasos de santa Eduviges exhiben imágenes similares: un león, un grifo, un águila, flores y motivos geométricos. Pero este es el único que combina todos esos elementos. Aparecen un león y un grifo, ambos levantando una pata en homenaje al águila que se alza entre ellos, y los motivos, profundamente grabados, dan toda la vuelta alrededor del cristal.

Para elaborarlos debió de presionarse un molde sobre el cristal mientras este todavía estaba caliente y blando, y luego se grabaron meticulosamente los detalles de las texturas y los dibujos. Las plumas y pieles hacen gala de un gran realismo, pero, sobre todo, poseen un estilo muy marcado.

Los vasos de santa Eduviges ciertamente no se parecen a nada de lo producido en la Europa medieval, esta podría ser muy bien la razón de que este extraordinario conjunto de vasos de cristal se relacionara con un milagro. Los vasos no se originaron en el mundo donde se encontraron, y el dónde, realmente es una cuestión que lleva más de 200 años planteándose.

Aportes a la Historia de la Humanidad

El análisis científico de este y de otros vasos de santa Eduviges revela que están hechos no del cristal de potasa de la tradición europea, sino del cristal de carbonato sódico propio de las costas de los actuales Israel, Líbano y Siria.

Los vasos de santa Eduviges son todos ellos tan similares en cuanto a forma, material y estilo que probablemente debieron de producirse juntos, en un mismo taller, dicho taller debía de estar en alguna ciudad de aquellas costas y el cristal fue elaborado casi con total certeza por artesanos musulmanes. Se conoce que en este período una buena parte del cristal islámico se elaboraba para su exportación a Europa, el cristal de Damasco aparece en los inventarios de muchos tesoros medievales. Acre, el principal centro comercial del reino cruzado de Jerusalén, era el puerto más importante en este comercio.

Todo esto abre una intrigante posibilidad. Sabemos que el cuñado de santa Eduviges, el rey de Hungría, pasó algún tiempo en la ciudad de Acre, por lo que podría haber encargado los vasos mientras estuvo allí. Eso explicaría por qué posteriormente fueron vinculados a santa Eduviges, la santa familiar y cómo llegaron a Europa central. Dado que se ha encontrado un fragmento de un vaso de santa Eduviges en su palacio real de Budapest, parece una posibilidad realista. Esto, obviamente, no pasa de ser una mera conjetura, pero resulta una hipótesis atractiva y podría representar la solución al rompecabezas, que desde hace tanto tiempo desconcierta, del origen de los vasos de santa Eduviges.

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