Vicente Martos Álvarez Fachini,

Vicente Martos Álvarez Fachini,
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Concepto:La historia del beisbolista cubano Vicente Martos alias el caballón, de la, provincia Camaguey

Síntesis biográfica

Nace en la calle Cuba, barrio de La Caridad, el 22 de enero de 1926. Empecé en el béisbol en la Escuela de Artes y Oficios, con los curas salesianos. Yo iba al estadio Guarina, al lado del cuartel Monteagudo, y le cargaba cubos de agua a los peloteros del equipo Cromo, para calentársela y que pudieran relajar los músculos tras los partidos". Fue en 1957 cuando los Mulos de Nicaro ganaron espectacularmente el trofeo Amistad Inter Antillana, jugando ante las novenas borinqueñas de Ponce, Juncos, Vega Baja, Bayamón y Humacao. Entre esos Mulos estaba "Caballón". Su lugar de nacimiento es Camagüey, pero el destino lo sembró en los cañaverales del noroeste de Ciego de Ávila. Hasta allá lo fui a buscar. Ya para 1944, cuando Mario Pérez se fue para Vertientes, 'subí' como suplente al Cromo y me inscribieron para el primer juego contra el equipo de Santo Domingo, en Las Villas, durante la inauguración de la Liga interprovincial. Tampoco olvido el primer partido que tuve en Camagüey. Fue contra el Deportivo avileño y le di un doble a 'Kiki' Torres... ¡Me pasé la semana sin dormir pensando en eso!", dice, y ríe con una mezcla de picardía y añoranza.

De Violeta a Puerto Rico

Central Violeta, año 1944. El jefe del equipo de béisbol, Severino Ortiz, "El Músico", le dio empleo en el piso de azúcar a un joven de 18 años que despuntaba como gran jardinero. Fue la necesidad la que empujó a "Caballón" hasta aquel lejano poblado de la actual provincia de Ciego de Ávila.

Por entonces allí buscaban players regulares para armar una selección de fuerza, capaz de disputarle partidos a cualquier equipo del país. Así fue protagonista del "Violeta", que en 1946 dominó la Interprovincial.

En el tiempo 'muerto' Míster Stephenson, el administrador, nos daba permiso para jugar en Matanzas y Oriente. En el Pasta Gravi estuve dos años, luego en el Perseverancia, ambos de la Liga de Pedro Betancourt; más tarde pasé por el Preston y el Báguanos, que eran de la Liga popular. Para 1957, cuando gané con los Mulos, ya había recorrido bastante carretera, no por gusto ese año obtuve la corona de bateo".

A Puerto Rico fueron y "acabó". Logró otra corona de bateo, su nombre ocupó cintillos... la prensa afirmaba que parecía un jugador profesional, los scouts le extendían cheques, y la súper estrella boricua Luís Rodríguez Olmo le ofreció pasaje y casa para toda su familia, pero él decidió seguir en Violeta. Desde antes lo habían recomendado para los Havana Cubans, para los Cuban Sugar Kings y hasta para los Indios de Cleveland, pero nunca quiso ser profesional, el central era un seguro de vida. Su hermano Juan "Pataza" sí llegó a las Ligas Menores.

Caballon

Por qué el apodo

Resulta que una vez me estaba molestando un caballito del diablo, y yo le tiré el guante para matarlo justo en el momento en que daban un batazo. Acto seguido voy y atrapo la bola a mano limpia. Un cura salesiano le dijo a otro: "¡Es un caballo!". "Sí —respondió el segundo—, pero es un caballo loco". Aquello gustó y me empezaron a decir "Caballón" Álvarez en los programitas que se imprimían antes de los matchs.


Después de la serie antillana

No volvió a competir al más alto nivel, se dedicó a las faenas del ingenio y a jugar en el batey: "Fui hasta jefe de carpintería, luego trabajé en el INDER. Mis medallas están en el museo". Él es hoy un viejo árbol secoya, sin hojas, aunque con gloria, un vestigio de una generación casi extinta, de un pasado beisbolero que hizo delirar a multitudes. Por eso cuesta creer que aún espere por mayor y mejor tributo, por la atención económica que le toca. Esa que sabia y justamente nuestra Revolución ofrece para bien del deporte cubano. Camagüey y Ciego de Ávila no deben olvidar

“hoy no significa nada para muchos, pero dicen los que saben que con el número 18 en la espalda dio el jonrón más grande que registra la historia del estadio Paquito Montaner, en Puerto Rico”
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Historietas

Camagüey.- En medio de bungalows verdes, entre rectas y bien construidas calles arboladas, y al amparo del avileño central Primero de Enero, un viejo pelotero sigue siendo un "famoso desconocido" del pueblo. Su nombre, Vicente Martos Álvarez Fachini, "Caballón", hoy no significa nada para muchos

Fuentes

www.adelante.cu

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