Virgen de la Misericordia

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Virgen de la Misericordia
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Virgen de misericordia 19.JPG
Es considerada la obra maestra del pintor renacentista italiano Piero de la Francesca
Datos Generales
Autor(es):Piero de la Francesca
Año:1445-1462
País:ItaliaBandera de Italia Italia
Estilo pictórico:Renacentista
Dimensiones:134 X 91 cm
Localización:Museo Cívico de San Sepulcro Italia


Virgen de la misericordia. Pintura al temple realizada por Piero de la Francesca, se encuentra en el Museo Cívico de San Sepulcro de Italia. Es considerada la obra maestra del pintor renacentista italiano. También es conocida como Pala de Brera o Virgen con el Niño y Santos, La simbología de María protectora de la humanidad, intercesora en el Juicio Final y símbolo de la iglesia universal ha sido sabiamente interpretada por el maestro.

Datos del autor

Piero de la Francesca nació entre 1410 y 1420 en Borgo San Sepulcro, cerca de Perugia y murió en el mismo lugar en 1492. Era hijo de una familia de mercaderes, con un padre rico comerciante de paños (de ahí que supiera matemáticas, cálculo, álgebra y geometría) y madre noble. Aprendió la pintura con maestros como Antonio de Anghiari, Doménico Veneziano y Fra Angelico, aunque su estilo y su camino pictórico distará mucho del maestro de Fiésole. Parece que se quedó ciego en los últimos cinco años de su vida y un lazarillo le llevaba de las manos por esta pequeña ciudad de la Umbría italiana. Fue un pintor itinerante, trabajando en distintas cortes italianas, algo así como también le ocurrió a León Alberti. No hizo ninguna obra para la cuna del arte del momento, Florencia.

Después de una época juvenil de formación en contacto con varios maestros sieneses del gótico final, entró en relación con la corte de Urbino hacia 1445. El duque de Urbino, Federico de Montefeltro, gobernaba sus estados como un príncipe ilustrado amante de las artes y las letras, haciendo una encomiable labor de mecenas: Su palacio lo hizo Luciano Laurana y allí fueron llamados Paolo Ucello, Piero de la Francesca y Melozzo da Forli.

Orígenes

Los orígenes de la Virgen de la Misericordia son muy antiguos. El motivo del manto protector procede de la antigüedad más remota. Es un simbolismo tan natural que resulta común a todas las épocas, a todos los estados de civilización. Se lo encuentra en los ritos de adopción y de matrimonio. Abrigar a un niño bajo el propio manto es adoptarlo. En la Edad Media, los acusados se refugiaban bajo los faldones de un obispo o un señor para buscar asilo.

Este símbolo no está reservado a la Virgen María. Dios Padre, Cristo, los arcángeles y los santos suelen representarse con manto protector.

Difusión

La difusión del tema de la Virgen de la Misericordia se debe sobre todo a las cofradías de penitentes, que se multiplicaron en todas partes, especialmente en Italia, donde san Buenaventura fundó hacia 1270 la cofradía de los Recommandati Virgini; y en el sur de Francia. Un gran número de estas representaciones entra en la categoría de los exvotos dedicados por las ciudades o las cofradías en tiempos de peste. En tiempos de epidemia, las poblaciones se volvían hacia los santos "antipestíferos": San Sebastián, San Roque y, especialmente, hacia la Virgen de la Misericordia.

En las pinturas o esculturas que representan a la Virgen, desde el punto de vista de su composición se distinguen dos elementos: la figura de la Virgen y los orantes acurrucados bajo su manto. A veces la Virgen aparece sentada, pero en la mayoría de los casos está de pie, y siempre de frente, a fin de no ocultar a los orantes. Ella es de una estatura gigantesca en relación a sus protegidos, que tienen talla de niños. Esa desproporción es una necesidad del tema y no tenía nada chocante para los artistas de la Edad Media, acostumbrados a expresar las jerarquías espirituales por las diferencias de escala entre los personajes.

En ciertos casos, la Virgen está representada con el Niño Jesús sobre el brazo izquierdo. Pero la presencia del Niño concuerda mal con el tema de la Virgen protectora, que necesita tener las manos libres para desplegar su manto. Es por ello que la Virgen de la Misericordia casi siempre está representada sin el Niño. A veces tiende los brazos para elevar por sí misma los faldones de su manto. En otras versiones une las manos en gesto de plegaria y entonces son los ángeles o los santos quienes le prestan el servicio de desplegar el manto protector.

Cuando se trata de un exvoto dedicado en tiempos de peste, el manto se convierte en un escudo sobre el cual se parten las flechas que simbolizan la peste.

Versiones

En cuanto a los refugiados bajo el manto, se pueden distinguir diversas versiones claramente diferenciadas:

  • La Mater omnium (la Madre de todos). Es cuando la Virgen protege bajo su manto a la cristiandad entera. Pero la teología medieval cultivaba las clasificaciones y las jerarquías.
La madre de todos

Por ello, los sexos están generalmente separados. Con mayor frecuencia aún, la cristiandad está dividida en clérigos y laicos.

  • La protectora de una colectividad. En lugar de ser la "Madre de todos", la Virgen de la Misericordia puede estar representada como la protectora especial de un grupo de fieles: orden
    Protectora de la comunidad
    religiosa, cofradía, corporación o familia.
  • La patrona de un donante. Finalmente, en la época renacentista, a consecuencia del progreso
    La patrona de un donante
    del individualismo, la protección de la Virgen de la Misericordia a veces se restringió a un donante.

Los artistas del Renacimiento se alejaron del tema a causa de su carácter arcaico. La rígida frontalidad del tema y la desproporción inevitable molestaban a unos artistas formados en el culto de la anatomía y de la perspectiva. A veces se intentó remediar representando a la Virgen descendiendo del cielo, o elevada sobre un estrado de numerosos peldaños. Pero esas enmiendas sólo sirvieron para salir del paso, y además contribuyeron a poner de manifiesto la incompatibilidad radical entre el tema medieval de la Virgen de la Misericordia y el ideal artístico del Renacimiento. Así se explica la rápida desaparición del tema, que a principios del siglo XVI sucumbió a los ataques convergentes del Renacimiento y de la Reforma. En el siglo XVII el cuadro de Zurbarán en Sevilla no es más que una supervivencia.

Fuentes