Well-aging

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Concepto:El arte de envejecer bien


Well-aging. El well-aging o el arte de envejecer bien, es una tendencia que es de raíces niponas y un concepto totalmente opuesto al anti-aging (antienvejecimiento).

Si este segundo sistema de cuidados apostaba por esconder y evitar el avance de los años en la piel, invirtiendo en cosmética avanzada, tratamientos de medicina estética y cirugías, el well-aging es precisamente lo opuesto: consiste en que los signos de la edad no sean un problema, de envejecer con naturalidad y sin complejos ni inconvenientes por decir la edad cuando sea necesario.

Revolucionario concepto

Mar Sieira, creadora de los productos Sarah Becquer, lo explica:

“Es aceptar con naturalidad el paso del tiempo y hacerlo con una piel sana, cuidada y en armonía. En lugar de temer a los cambios, este concepto aboga por abrazarlos cuidando la piel con los tratamientos adecuados para mostrar su mejor versión a cualquier edad”.

Mercedes Migoya López, farmacéutica co-titular de la farmacia Migoya (Oviedo), añade:

“El paso del tiempo genera cambios en la piel. Con los cuidados adecuados podemos conseguir que este proceso natural sea menor. Realizar una buena limpieza, utilizar protección solar, aplicar antioxidantes o hidratarla, harán que la piel se vea más luminosa, lisa y jugosa en cada etapa de la vida”.
“las claves del well-aging son una buena rutina de cuidados, personalizados y adaptada a sus necesidades, fundamental para vernos bien, y con una piel sana y bonita a pesar de los signos del paso del tiempo”.

Si bien es cierto que este término no es una novedad, sí se puede afirmar que ha ido adquiriendo cierta relevancia en los últimos años como consecuencia de los efectos del abuso de ciertas técnicas para esconder los signos de la edad.

Cliente potencial de la industria cosmética

El ser humano se ha convertido en un cliente potencial de la industria de la cosmética y de los centros de medicina estética, no obstante, también se han observado resultados poco favorables del uso inadecuado de estos tratamientos en personas que han abusado de rellenos, ácidos y bótox, logrando una apariencia muy contraria a lo que se deseaba.

Auténtica revolución

Para mucha gente este concepto ha supuesto una auténtica revolución. Al entender esta nueva visión sobre el paso del tiempo y la naturalidad que defiende frente a otras alternativas, ha hecho que muchos ya no tengan absolutamente ningún problema en aparentar la edad que realmente tienen.

El well-aging fundamenta su éxito en dos pilares fundamentales:

  • 1) El tiempo no se puede detener y por lo tanto, hay que mirarse sin problemas al espejo asumiendo la edad que se tiene.
  • 2) El paso por el quirófano ya no se contemplan como una opción para las personas que quieren poner en práctica esta corriente.

Fases del well-aging

Década de los 30: Fase de prevención

A los 30 años todavía no se aprecian grandes cambios en la piel. Es a partir de los 35 cuando se empiezan a notar algunos signos de envejecimiento, aunque hay aspectos que harán que ciertas personas los noten antes, como la genética, fumar o haber tomado el sol en exceso o sin una correcta protección.

También afecta el hecho de tener una estructura ósea con soporte:

“tener unos pómulos o una mandíbula marcada, por ejemplo, va a ayudar a soportar mejor los tejidos, que no cederán tan fácilmente al efecto de la gravedad. Para este tipo de estructuras el envejecimiento aparece más tarde, como es el caso de los asiáticos, que gracias a sus prominentes pómulos el descolgamiento es mucho menos acusado en edades maduras”. Las primeras arrugas aparecen a nivel frontal: patas de gallo y entrecejo principalmente. En estos casos el tratamiento más adecuado es un miomodulador que reduce la intensidad con la que se contraen los músculos de esa zona de la cara, retrasando la aparición de las arrugas dinámicas. Este tratamiento no se recomienda hacerlo más de dos veces al año para evitar crear tolerancia al producto y reducir su efecto”

comenta uno de los especialistas.

Década de los 40: Fase de reposición

A esta edad se debe seguir previniendo, pero también tratando. Los signos de envejecimiento son más evidentes y empiezan a verse en el tercio medio, la zona de los pómulos, alrededor de los ojos o de la boca. Estructuras que sostenían bien los tejidos, ahora sucumben a la gravedad y empieza el descolgamiento.

Para comprender cómo se envejece a partir de los 40 se debe saber que existe tejido graso que se sitúa encima de los músculos faciales, soportados por unos ligamentos que sostienen la estructura. A partir de esa edad, se empieza a tener laxitud y pérdida de grasa en el rostro que hace que la ojera esté más marcada, el pómulo más caído y en general, se presenta aspecto de cansado.

El famoso triángulo de la belleza empieza a invertirse. Así que se debe tratar la pérdida de volumen y elasticidad reponiendo esos tejidos en primer lugar, es decir recolocar la estructura de grasa y ligamentos dónde estaba antes.

Esto se puede conseguir con formadores de colágeno: sustancias que promueven que el cuerpo vuelva a generar suficiente colágeno. Existen varios tipos y algunos se aplican por vía de una cánula en el tercio medio del rostro y zona mandibular. Los efectos son visibles a los 3 meses de su aplicación, momento en el que se empieza a notar ese efecto lifting. En algunos casos el efecto del nuevo colágeno dura hasta dos años.

Una vez que se haya recolocado los tejidos y dotado a la piel de la elasticidad y firmeza suficiente, se puede pasar a reponer los volúmenes perdidos. Es importante hacerlo en este orden para evitar usar una mayor cantidad de ácido hialurónico dando ese aspecto hinchado o “pillow face”.

Si se cae en el error de rellenar el pómulo, por ejemplo, sin antes haber regenerado el colágeno, se deberá incrementar el tamaño, creando un efecto poco natural y con volumen exagerado. Para completar, las arrugas visibles y marcadas podrán tratarse con un biomodulador para el tercio superior y en otras zonas, ácido hialurónico para elevar la arruga desde la parte inferior y alisar la superficie.

Década de los 50: Fase de reconstrucción del tejido

Si se ha seguido las recomendaciones anteriores, es muy posible que llegados a los 60 se pueda prolongar el uso de tratamientos adecuados para los 40 durante mucho más tiempo, evitando incluso por completo las intervenciones más invasivas. Pero si ya no se está a tiempo y se presentan claros signos de descolgamiento en el rostro, se debe considerar tratamientos como los hilos tensores, adecuado para los que buscan un efecto lifting sin cirugía.

Sumado a los tratamientos anteriores, los hilos tensores son ideales para recolocar los tejidos de forma efectiva. Sirven sobre todo para elevar la cola de la ceja, despejar el peso del párpado imitando parcialmente el efecto de una blefaroplastia, y rejuvenecer el rostro en general.

Los hilos funcionan de dos formas: mecánica, puesto que se trata de hilos “barbados” que se anclan al tejido y lo sostienen, y química, ya que provocan que la piel genere colágeno para soportar el tejido más allá de los 6 meses que duran en el organismo. El Dr. Flecha alerta de que los hilos deben ir siempre en pieles elásticas y turgente, previamente tratadas. En pieles finas los hilos pueden no ofrecer los resultados deseados, pudiendo incluso notarse bajo la piel.

Consejos para envejecer mejor

Tomar alimentos ricos en antioxidantes

Incluir en la dieta alimentos ricos en antioxidantes, como las vitaminas C y E: frutas cítricas, uvas, melón, kiwi, pimiento, brócoli, frutos secos, cúrcuma, jengibre, cereales, ajo…

Beber mucha agua

La piel tendrá un aspecto más saludable si está hidratada. No solo se puede hidratarla con productos cosméticos, sino que beber dos litros de agua al día y tomar alimentos como verduras y frutas, que contienen una gran cantidad de agua, ayudará a aumentar el nivel de hidratación de la piel.

Tener hábitos de vida saludables

  • Huir del estrés
  • Evitar el sedentarismo
  • No consumir o reducir el consumo de bebidas alcohólicas, las drogas, el tabaco, etc.
  • Evitar la ingesta de alimentos procesados…

Al reducir o eliminar por completo estos malos hábitos e incluir el ejercicio en el día a día mejorará el estado de nuestra piel y del cuerpo en sentido general.

Cuidar la piel a diario

Con la edad disminuyen los niveles de antioxidantes propios, de hidratación y de lípidos presentes en la piel de forma natural. Por ello, se debe apostar por productos cosméticos que hidraten y nutran la piel y sean ricos en antioxidantes y vitaminas. Además, hoy en día, existen productos que incorporan novedosos ingredientes que detoxifican las células para alargar su longevidad y esto se ve reflejado en la salud y aspecto de la piel.

Bibliografía

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  • Mendoza Núñez, Víctor Manuel. Envejecimiento activo, mejor vida en la tercera edad.

Fuentes