Xenotransplantes

Xenotransplante
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Concepto:Xenotrasplante (del griego ξένος xenos: 'extranjero'), es el trasplante de células, tejidos u órganos de una especie a otra, idealmente entre especies próximas para evitar rechazo.

Xenotrasplante, trasplante efectuado entre miembros de diferentes especies y, por tanto, con una gran disparidad genética (ejemplo del mono o del cerdo al hombre). La norma en este tipo de trasplantes es el rechazo hiperagudo de los órganos vascularizados, mediante anticuerpos naturales de clase IgM, pudiendo actuar en una segunda fase el rechazo mediado por células. Un xenotransplante es un transplante de un órgano o de un tejido desde un animal a otro de distinta especie mediante manipulación genética.

Muchos científicos creen que puede ser la solución para acabar con la dramática escasez de órganos donantes, y que el cerdo será la fuente de órganos sólidos y más adecuados para el ser humano. Sin embargo, todavía hay muchos impedimentos científicos y éticos. Esta manipulación genética en animales se plantea como una técnica que nos permitiría disponer de un ilimitado número de órganos de repuesto para le especie humana asegurando así una nueva esperanza a enfermos a quienes no les es posible transplantar un órgano humano.

El proceso de los xenotransplantes consiste en cultivar células humanas que luego se inyectan al animal, así el órgano será menos agresivo cuando se pase al hombre logrando este proceso declaraciones tales como:El xenotransplante es el futuro del transplante y siempre lo será.

No obstante, como opción terapéutica plantea importantes problemas científicos, éticos y sociales.

Justificación de su uso

Con décadas de experiencia, se está convencido que el trasplante de órgano es hoy por hoy una opción valida para el tratamiento de diversas patologías en su estado final. Sin embargo, no se puede negar su limitante fundamental: la acuciante demanda de enfermos terminales en espera de donantes compatibles sin que esta sea resuelta, lo que aumenta el numero de pacientes fallecidos en lista de espera, ejemplo de esto es el reporte de que en EE.UU. fallecen diariamente 15 pacientes en estas listas.

Lo anterior hace que se retome la idea de la utilización de órganos de especie animales diferentes al hombre para tratar de dar solución a esta situación, lo cual no esta exento de problemas que varían desde el rechazo violento que puede provocar, a infecciones y/o problemas éticos; por lo que es imprescindible que el dialogo científico sea lo que prime.

Antecedentes

Los intentos iniciales datan de 1906, año en que Jaboulay conecto el riñón de un cerdo al pliegue del codo de un ser humano, con fracaso al tercer día Unger en 1910 y Neuhof en 1923 lo intentaron con riñones de cabra y oveja.

En 1964 se activa el programa de xenotrasplante clínico con riñones, corazones e hígados. Reemtsa realiza 12 xenotrasplantes renales de chimpancés con supervivencias de los pacientes desde 11 días hasta 2 meses. Un paciente con supervivencia de casi 9 meses, falleció por trastornos electrolíticos sin presentar rechazo. Entre 1964 y 1966 se continúa por diferentes grupos el xenotrasplante renal utilizando mandril (7 casos) o chimpancé (7 casos) con supervivencias máximas de 4 meses en un caso, peores siempre con el mandril. Hay que hacer notar que la immunosupresión era la de la etapa preciclosporina.

Hardy, en 1964 realizó el primer xenotrasplante de corazón de chimpancé con fracaso a las 2 horas por incompatibilidad anatómica. Los posteriores intentos se siguieron asimismo de fracasos inmediatos: Ross en 1968 Marion en 1969 y Barnard en 1977, la mayoría por rechazo vascular.

En 1984, Bayley realizó un trasplante de corazón de mandril en un recién nacido que duró 20 días. En 1992 Religa trasplantó un corazón de cerdo con funcionamiento únicamente de 24 horas. El xenotrasplante hepático tiene un nombre propio: Thomas Starz I, quien realizó 3 trasplantes de hígado de Chimpancé en humanos entre 1966 y 1974 con función entre 1 y 14 días, y en 2 casos con mínimas lesiones en el hígado trasplantado. En 1992 y 1993 utilizando hígados de mandril realizó dos trasplantes hepáticos con supervivencias de 70 y 26 días respectivamente. En ambos casos con pocas evidencias de rechazo aunque probablemente con excesiva immunosupresión.

Finalmente Makowa en 1993 utilizó hígado de cerdo con supervivencia de 30 horas, tiempo puente en situaciones desesperadas hasta el hallazgo de un donante apropiado.

Rechazo

El rechazo hiperagudo (RH) con destrucción del órgano de forma inmediata, habitual en el trasplante de órganos entre especies distintas filogenéticamente (trasplante discordante) puede en la actualidad ser evitado sin embargo, la aparición de un posterior rechazo humoral agudo (RHA) también llamado rechazo vascular agudo (RVA) o xenorechazo agudo retardado, da lugar al fracaso del xenotrasplante.

La utilización de distintas pautas de inmunosupresión han conseguido retrasar de forma significativa este rechazo, pero no lo previenen de forma sistemática.

Principales causas de rechazo

Mientras la inmunidad celular es el elemento fundamental del rechazo en el alotrasplante, la inmunidad humoral juega un papel esencial en el rechazo del xenotrasplante.

Los anticuerpos, que constituyen el elemento fundamental de la respuesta humoral, también pueden ser producidos por los linfocitos B sin la colaboración de los linfocitos T y sin que en principio, se conozca un contacto previo con el antígeno. Este tipo de anticuerpos se denominan naturales o preformados, siendo un ejemplo de los mismos los anticuerpos contra los grupos sanguíneos ABO incompatibles. La presencia o ausencia de anticuerpos preformados o naturales constituye la base para la división de los xenotrasplantes en discordantes o concordantes.

Experiencias clínicas sobresalientes

La reacción inmunológica de rechazo que tiene lugar en los xenotrasplantes es muy intensa, lo que determina una destrucción precoz de los xenoinjertos.

En 1964, antes de que se dispusiera de la diálisis, Reemtsma trasplantó riñones de chimpancé a enfermos con insuficiencia renal. La mayoría de los riñones funcionaron inmediatamente después del trasplante, con presencia de diuresis y una mejoría de la función renal demostrada por la disminución de la urea y creatinina séricas. Dado que se sabía que el rechazo de estos xenoinjertos era más grave que el que se producía cuando los órganos provenían de donantes humanos (alotrasplantes), los receptores fueron tratados con una inmunosupresión mucho más intensa, que incluía azatioprina, corticoesteroides, actinomicina C e irradiación local.

Este intenso tratamiento inmunosupresor no pudo evitar que todos los receptores presentaran varios episodios de rechazo agudo. Sin embargo, el problema más importante fue la aparición de diversas complicaciones infecciosas que causaron el fallecimiento de la mayoría de los pacientes, aunque uno de estos riñones funcionó normalmente durante nueve meses.

En el mismo año 1964, Dr. Starlz realizó una segunda serie de xenotrasplantes renales utilizando otra especie de primates, los babuínos, como donantes. Los resultados fueron similares a los obtenidos por Reemtsna, NEFROLOGIA. Vol. XVIII. Suplemento 7. 1998 con una buena función inicial de los xenoinjertos.

Sin embargo, en este caso la máxima supervivencia que alcanzó uno de los xenoinjertos fue 60 días, presentando la mayoría de receptores complicaciones infecciosas graves como consecuencia de la intensa inmunosupresión utilizada (la misma que utilizó Reemtsma).

Posteriormente se han practicado otras experiencias clínicas de xenotrasplante en las que se han implantado otros órganos. A destacar el de corazón llevado a cabo por Dr. Bailey en 1984 y los dos hepáticos realizados por Dr. Starzl en 1992 y 1993. Todos ellos utilizaron a babuínos como donantes, pero a pesar de disponer de mejores medicamentos inmunosupresores que los empleados en los años 60 y 70, en el cardíaco se utilizó ciclosporina y en los dos hepáticos tacrolimus y ciclofosfamida, los resultados finales fueron similares. Las supervivencias de los receptores oscilaron entre 20 y 70 días y todos fallecieron como consecuencia del rechazo del órgano o por complicaciones infecciosas.

Estas experiencias clínicas han puesto de manifiesto importantes aspectos sobre la posible utilidad del xenotrasplante.

Posibles soluciones para la escaséz de órganos

No cabe dudas, que poder disponer de órganos animales para trasplante solucionaría el problema de su escasez. Para que los xenotrasplantes puedan llegar a ser una realidad clínica, se debe superar de forma consistente tres barreras: la inmunológica, la fisiológica y el riesgo de xenozoonosis.

Desde el punto de vista inmunológico, la condición necesaria sería que el xenorrechazo pudiera modularse y transformarse a un allorejection-type. Los avances en la tecnología transgénica han resuelto por completo el rechazo hiperagudo, y así en los ensayos preclínicos de órganos porcinos transgénicos para proteínas reguladoras de complemento realizados hasta el momento se han obtenido sobrevidas máximas de meses para el riñón y el corazón, y de 8 días para el hígado. Estas sobrevidas han permitido estudiar la compatibilidad fisiológica de estos órganos porcinos trasplantados en los monos durante estos períodos.

Fuentes