Diferencia entre revisiones de «Michel Coxcie»

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pintor romanista de  Brabante, gozó
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'''Michel Coxcie.''' Fue un pintor flamenco, apodado “el Rafael de los Países Bajos” por su gran éxito dentro del estilo romanista. Tras un presumible aprendizaje con [[Bernard van Orley]] en [[Bruselas]], viajó a [[Haarlem]] y [[Roma]], donde residió hacia [[1530]]-39.
a
+
==Trayectoria==
lo
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Los primeros contactos entre Michel Coxcie y los Habsburgo debieron de producirse gracias a la mediación de Bernard Van Orley  y , al que se viene considerando su mentor desde los tiempos de Van Mander y quien fue pintor de corte de las gobernadoras [[Margarita de Austria]] y [[María de Hungría]].
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artista
 
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historiografía
 
reciente
 
  
Los
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Hasta tal punto, que pronto empezaría a ser conocido como “pintor de Su Real Majestad”, entendiendo con ello que la gobernadora también
primeros
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era viuda del último rey de Hungría, Luis II.
contactos
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Coxcie llegaría a realizar numerosas obras por encargo de María de Hungría. Entre ellas, se incluyen los cartones para las vidrieras de la capilla del Santo Sacramento de la colegiata de Santa Gúdula de Bruselas, así como la copia del Descendimiento de Van der Weyden que fue destinada
entre
+
a sustituir el original en la capilla de la corporación de ballesteros de Nuestra Señora Extramuros de Lovaina.
Michel
 
Coxcie
 
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Otro aspecto peor conocido del mecenazgo de María de Hungría son los retratos de miembros de la familia real que Coxcie realizó por encargo suyo. No sólo es seguramente el caso del retrato de Cristina de Dinamarca del Museo de Budapest, realizado en [[1545]] cuando la joven acababa de enviudar del duque Francisco de Lorena, sino también de cuatro retratos mencionados en un manuscrito proveniente de los archivos de la Cámara de Cuentas de Flandes.
  
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La protección de la gobernadora presumiblemente permitió que Michel Coxcie entrara en contacto tanto con [[Carlos V]] como con [[Felipe II]]. De sus relaciones con el emperador, se tiene un conocimiento más exiguo que el de aquéllas desarrolladas con su hijo. Se sabe que hacia [[1550]]
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realizó, de nuevo por mediación de María de Hungría, los cartones para una serie de tapices titulada Victorias de Carlos V sobre los príncipes protestantes y que en ella se incluyó una representación de la batalla de Mühlberg (1547).
  
comportaba fue traspasada a De Kempeneer, de acuerdo con un documento del 28 de mayo
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Es probable que Michel Coxcie conociera a Felipe II durante uno de los dos viajes por los [[Países Bajos]] que éste realizó en calidad de príncipe heredero a mediados de siglo; entonces, el futuro monarca debió de contemplar las pinturas de Coxcie expuestas en el castillo de Binche con
de 1563 Coxcie llegaría a realizar numerosas obras por encargo de María de Hungría. Entre ellas, se
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motivo de las memorables fiestas que allí se celebraron en agosto de [[1549]], y las vidrieras que, basadas en sus cartones, se acababan de instalar en la capilla del Sacramento de Santa Gúdula.
incluyen los cartones para las vidrieras de la capilla del Santo Sacramento de la colegiata de Santa
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En cualquier caso, con ocasión de su segunda estancia, Felipe II le encargó la copia del políptico del Cordero Místico de San Bavón de Gante, una de sus pinturas más conocidas, que más tarde sería enviada a Madrid. La obra se concluyó en 1559, año en el que está fechada, y para
Gúdula de Bruselas, así como la copia del
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su realización el rey incluso obtuvo de los canónigos de San Bavón que se permitiera a Coxcie trabajar directamente en la capilla Vijd, donde se hallaba el original de los hermanos Van Eyck.
Descendimiento de Van der Weyden que fue destinada
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Neeffs dice que el pintor cobró por ella 4.000 ducados, si bien no especifica su fuente. El nuevo políptico fue destinado a la capilla del Alcázar de Madrid y en el inventario hecho a la muerte de Felipe II, Pantoja de la Cruz lo tasó en 3.500 ducados
a sustituir el original en la capilla de la corporación de ballesteros de Nuestra Señora Extramuros
 
de Lovaina. Posteriormente, tanto el original como la copia acabarían por ser enviados a España
 
y en 1566 el cuadro de Coxcie fue emplazado en la capilla del palacio de El Pardo, donde perma-
 
neció hasta su traslado a El Escorial en 1939. No obstante, no parece que éste sea el “Otro lienzo
 
en que está pintado el Descendimiento de la cruz, de mano de MASSE MIGUEL, que tiene siete
 
pies y medio de alto y ocho de ancho” que consta como destinado al capítulo del vicario en la
 
primera entrega de El Escorial, de abril de 1574, el cual es verosímilmente una segunda copia.
 
Probablemente esta última es la obra por la que Felipe II ordenó pagar al duque de Alba, junto a
 
un cuadro de Santa Cecilia, 220 escudos, según se colige de una carta de 28 de noviembre de 1569
 
conservada en Simancas: “Miguel de Coixie mi pintor, que esta os dara, me embio los dias passa-
 
dos un quadro del descendimiento de la cruz de Cristo Nuestro Redemptor y otro de Santa Cecilia,
 
tan bien acabados, que me han satisfecho mucho y en consideracion de su trabajo y buena voluntad
 
con que en esto me ha servido tengo por bien que den por ellos dozientos y veinte escudos de a
 
quarenta platas por una vez, (...)”. Y quizás ésta es la copia del
 
Descendimiento procedente del convento de Los Ángeles de Madrid que se conserva en El Prado con el número 1894 de catálogo
 
y que Elisa Bermejo considera de autor desconocido de comienzos del siglo XVI
 
  
Otro aspecto peor conocido del mecenazgo de María de Hungría son los retratos de miembros
+
De regreso en Castilla, Felipe II comenzó a reclamar cada vez un mayor número de pinturas de Michel Coxcie, a la par que heredaba aquéllas traídas por María de Hungría y Carlos V en su retiro a Yuste tras el fallecimiento de ambos en 1558, muchas de las cuales engrosaron las colecciones de El Escorial desde los primeros momentos en que a él empezaron a afluir obras de arte.
de la familia real que Coxcie realizó por encargo suyo. No sólo es seguramente el caso del retrato de
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El buen entendimiento entre el monarca y el pintor brabanzón se puede rastrear hasta en un lugar tan remoto como Madeira, en cuya catedral de Funchal se ha detectado, gracias a una restauración reciente, la firma de Coxcie en cuatro cuadros conservados en el altar del
Cristina de Dinamarca del Museo de Budapest, realizado en 1545 cuando la joven acababa de enviu-
 
dar del duque Francisco de Lorena, sino también de cuatro retratos mencionados en un manuscrito
 
proveniente de los archivos de la Cámara de Cuentas de Flandes. En él, se certifica el reembolso que
 
el director de la casa de María de Hungría, Rogier Pathie, obtuvo el 13 de julio de 1554 por la retri-
 
bución de 280 libras de Flandes pagadas a Michel Coxcie en concepto de un retrato de Carlos V, otro
 
de su mujer Isabel de Portugal, un tercero de Leonor de Austria y otro último de María de Hungría.
 
Cada uno de ellos fue cobrado a 35 escudos:  Ninguno de estos cuadros se conserva; de haber sido así, hoy se conocería mejor esta faceta de retratista real del artista.
 
La protección de la gobernadora presumiblemente permitió que Michel Coxcie entrara en
 
contacto tanto con Carlos V como con Felipe II. De sus relaciones con el emperador, se tiene un
 
conocimiento más exiguo que el de aquéllas desarrolladas con su hijo. Se sabe que hacia 1550
 
realizó, de nuevo por mediación de María de Hungría, los cartones para una serie de tapices
 
titulada Victorias de Carlos V sobre los príncipes protestantes y que en ella se incluyó una representación de la batalla de Mühlberg (1547); así lo afirmó el propio pintor en una comparecencia ante la Cámara de Cuentas de Flandes el 21 de noviembre de ese año . Según parece, estos episodios nunca llegaron a ser representados en tapicería y el rastro de los cartones se pierde en
 
el siglo XVI. Por otro lado, en el inventario de los bienes que, procedentes del palacio de Couden-
 
berg de Bruselas, Carlos V llevó consigo a su retiro a Yuste, constan cuatro obras atribuidas a
 
Coxcie: dos Caminos del Calvario, una Crucifixión y una Virgen María.
 
 
 
Es probable que Michel Coxcie conociera a Felipe II durante uno de los dos viajes por los
 
Países Bajos que éste realizó en calidad de príncipe heredero a mediados de siglo; entonces, el
 
futuro monarca debió de contemplar las pinturas de Coxcie expuestas en el castillo de Binche con
 
motivo de las memorables fiestas que allí se celebraron en agosto de 1549, y las vidrieras que,
 
basadas en sus cartones, se acababan de instalar en la capilla del Sacramento de Santa Gúdula.
 
En cualquier caso, con ocasión de su segunda estancia, Felipe II le encargó la copia del políp-
 
tico del Cordero Místico de San Bavón de Gante, una de sus pinturas más conocidas, que más
 
tarde sería enviada a Madrid. La obra se concluyó en 1559, año en el que está fechada, y para
 
su realización el rey incluso obtuvo de los canónigos de San Bavón que se permitiera a Coxcie
 
trabajar directamente en la capilla Vijd, donde se hallaba el original de los hermanos Van Eyck.
 
Neeffs dice que el pintor cobró por ella 4.000 ducados, si bien no especifica su fuente. El nuevo
 
políptico fue destinado a la capilla del Alcázar de Madrid y en el inventario hecho a la muerte
 
de Felipe II, Pantoja de la Cruz lo tasó en 3.500 ducados
 
 
 
De regreso en Castilla, Felipe II comenzó a reclamar cada vez un mayor número de pinturas de
 
Michel Coxcie, a la par que heredaba aquéllas traídas por María de Hungría y Carlos V en su retiro
 
a Yuste tras el fallecimiento de ambos en 1558, muchas de las cuales engrosaron las colecciones
 
de El Escorial desde los primeros momentos en que a él empezaron a afluir obras de arte.
 
El buen entendimiento entre el monarca y el pintor brabanzón se puede rastrear hasta en
 
un lugar tan remoto como Madeira, en cuya catedral de Funchal se ha detectado, gracias a una
 
restauración reciente, la firma de Coxcie en cuatro cuadros conservados en el altar del
 
 
Senhor Jesus, con datación de 1581:
 
Senhor Jesus, con datación de 1581:
  
Coincidiendo con la partida del príncipe de los Países Bajos, en la política de éstos se vio sus-
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Coincidiendo con la partida del príncipe de los Países Bajos, en la política de éstos se vio sustancialmente incrementada la ascendencia del obispo de Arras, Antoine Perrenot de Granvelle, conocido como Granvela: en 1559, fue nombrado arzobispo de Malinas y en 1561 recibió la púrpura
tancialmente incrementada la ascendencia del obispo de Arras, Antoine Perrenot de Granvelle, co-
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cardenalicia. Granvela, que destacaba en la Corte por su faceta de mecenas y quien ejercía una labor de bisagra entre los Habsburgo e importantes artistas como Leone Leoni, Antonio Moro o Tiziano, también se interesó por la persona y la obra de Coxcie, al que trataría de favorecer en lo venidero.
nocido como Granvela:
 
en 1559, fue nombrado arzobispo de Malinas y en 1561 recibió la púrpura
 
cardenalicia. Granvela, que destacaba en la Corte por su faceta de mecenas y quien ejercía una labor
 
de bisagra entre los Habsburgo e importantes artistas como Leone Leoni, Antonio Moro o Tiziano,
 
también se interesó por la persona y la obra de Coxcie, al que trataría de favorecer en lo venidero.
 
Él mismo hubo de influir en el propio monarca a la hora de atraer al pintor hacia su órbita, según
 
se desprende de una carta que dirigió a Gonzalo Pérez: “entretanto que aquí estoy me ha mostrado
 
el pintor maestre Miguel, que aquí está, un lienzo (...) para S. M., y á la verdad es muy linda pieza,
 
y tengo por cierto, que puesta en sus bordes bien hechos, sería preciada de cuantos la viesen. El ha
 
deseado que yo avisase de ello, y v. m. lo podrá decir á su magestad, que sé que holgaría de verla;
 
y es este el mesmo pintor que copió la tabla de Gante, y se muestra muy deseoso de servir y de ser
 
empleado y creo que tratándole bien iría a do quiera que su magestad mandase”
 
 
 
La estima que Granvela y el rey profesaron por el pintor tuvo que ser, a tenor de los documen-
 
tos, considerable, puesto que consiguió que ambos intermediaran ante el Papa en persona en un
 
turbio asunto en el que se había visto envuelto uno de sus hijos: Willem Coxcie había emprendido
 
en 1567, quizás por iniciativa de su padre, un viaje de formación a Italia; por el camino debió de
 
entrar en contacto con un grupo de protestantes, tal vez calvinistas de los Países Bajos o luteranos
 
germánicos, y junto a éstos fue hecho prisionero apenas hubo llegado a Roma. Todos ellos fueron
 
procesados por la Inquisición romana y Willem Coxcie fue condenado a pasar diez años en las ga-
 
leras de Gian Andrea Doria. En ese momento Granvela, que desde 1564 se encontraba en la capital
 
pontificia, intercedió a favor del hijo de Coxcie y consiguió que le fuera reducida la pena a cinco
 
años. Ante la gravedad de la situación, Coxcie decidió escribir al rey a Madrid para implorarle que
 
interviniera ante Pío V con el fin de obtener la conmutación definitiva de la condena de su hijo;
 
para ello aducía razones como que el joven había dado ostensibles muestras de arrepentimiento o
 
que había sido siempre un católico de recta conducta: “quanto podeys considerar certificandome
 
que antes deste caso fue siem[pre] criado tan catholicamente que se quiso hazer frayle del Carmen,
 
como consta por cierta attestacion que con esta se os mostrara, y despues que fue preso y anda
 
en galeras diz que ha dado notables muestras de arrepentimiento de su error”. Felipe II decidió
 
responder a las súplicas de su pintor y el 5 de diciembre de 1569 redactó una carta destinada a su
 
embajador en Roma, Juan de Zúñiga, explicando los pormenores del asunto, así como otras dos
 
misivas más dirigidas al cardenal Granvela, en las que daba instrucciones de cómo se había de pro-
 
ceder en el asunto: “Yo os ruego muy affectuosamente que (demas de hazer por vuestra parte con
 
su Sanctidad los buenos officios que convengan) advirtays a Don Juan de Çuñiga mi embaxador
 
de los que os paresciera, que el por la suya y en mi nombre podra hazer para que se consiga esta
 
gracia de su Beatitud (...) y de qualquier buena obra que vos en esto hizieredes al dicho Guiller-
 
mo Coxie recibire yo mucho contentamiento” . El caso no deja de ser, cuando menos, insólito,
 
a la vez que muy elocuente: que Granvela intercediera en un primer momento para evitar que la
 
pena infligida fuera reducida a la mitad es de por sí un acto de magnanimidad, pero que dos años
 
después el rey se decidiera a influir en la jurisdicción del Sumo Pontífice para obtener el perdón
 
definitivo del hijo de un pintor, es realmente excepcional. Y el hecho es que tales operaciones
 
terminaron por dar sus frutos: Zúñiga y Granvela, asistidos por el cardenal Pacheco, convencieron
 
a Pío V de que absolviera la pena al hijo de Coxcie y el Papa dio instrucciones por carta a Gian
 
Andrea Doria de que así se hiciera. El 14 de junio de 1570, Granvela anunció a Felipe II que
 
Willem Coxcie había sido liberado, narrándole los últimos acontecimientos: “Halo concedido Su
 
Santidad y mandado escrivir cartas a Juan Andrea Doria para que lo ponga en libertad, mas es con
 
condicion que venga a vivir conmigo algun tiempo porque se confirme en la fee y que veamos si
 
realmente queda arrepentido. Si viniere, le recibire de buena gana, pues pienso que en ello servire
 
a Vuestra Majestad viendo la aficion con que manda se solicitte su liberación”
 
 
 
En el panorama de guerra que vivieron los Países Bajos a partir de 1566, Coxcie contó tam-
 
bién con el beneplácito del Duque de Alba, gobernador entre 1567 y 1573. Así se desprende de
 
una carta, hoy en Simancas, escrita por Alba a Gabriel de Zayas, secretario del rey, en Bruselas
 
el 13 de abril de 1568. De nuevo, se trata de una situación extraordinaria, ya que Coxcie residía
 
entonces en uno de los bastiones de la revuelta: Malinas. Ello no fue óbice para que el pintor
 
obtuviera del Duque la exención de tener que alojar tropas en su casa
 
  
o para que consiguiera que le fueran devueltas unas pinturas que le habían sido confiscadas con anterioridad
+
En el panorama de guerra que vivieron los Países Bajos a partir de 1566, Coxcie contó también con el beneplácito del Duque de Alba, gobernador entre [[1567]] y [[1573]].
  
En 1589, la buena entente que Coxcie había mantenido durante décadas con el monarca le
+
En [[1589]], la buena entente que Coxcie había mantenido durante décadas con el monarca le fue premiada con una renta vitalicia de 2.500 florines anuales, asignables en base a los ingresos comunes de barrios de Amberes y de Lovaina. Así se lo hizo saber Felipe II al entonces gober-
fue premiada con una renta vitalicia de 2.500 florines anuales, asignables en base a los ingresos
+
nador, su sobrino Alejandro Farnesio, mediante carta escrita en El Escorial el 1 de abril de aquel año, en la que el rey muestra su preocupación por el estado del pintor, de quien dice que ya había cumplido la edad de 90 años y que “no le es posible ganarse la vida con su arte”
comunes de barrios de Amberes y de Lovaina. Así se lo hizo saber Felipe II al entonces gober-
 
nador, su sobrino Alejandro Farnesio, mediante carta escrita en El Escorial el 1 de abril de aquel
 
año, en la que el rey muestra su preocupación por el estado del pintor, de quien dice que ya había
 
cumplido la edad de 90 años y que “no le es posible ganarse la vida con su arte”
 
  
La última obra de Coxcie contiene el único retrato de Felipe II conocido pintado por él: se trata
+
La última obra de Coxcie contiene el único retrato de Felipe II conocido pintado por él: se trata del tríptico de la Leyenda de Santa Gúdula, conservado en la antigua colegiata y hoy catedral de Bruselas, que lleva la fecha de 1592. El rey aparece representado en el reverso de uno de los paneles laterales, como un participante más en la procesión del Sacramento que da nombre a la capilla en que se encuentra la obra, en primer término a la izquierda, girando la cabeza y dirigiendo su mirada directamente al espectador. Aparenta una edad muy inferior a los 65 años que entonces contaba: quizás Coxcie guardara el recuerdo de la última vez que lo vio antes de su regreso a Madrid en 1559 o bien se inspiró en otro retrato realizado por aquel entonces. En el aire queda la pregunta de si el propio monarca se encontraba detrás del encargo, del que apenas se tiene información.
del tríptico de la Leyenda de Santa Gúdula, conservado en la antigua colegiata y hoy catedral de
+
==Muerte==
Bruselas, que lleva la fecha de 1592. El rey aparece representado en el reverso de uno de los paneles
+
Michel Coxcie murió en los primeros meses de 1592 y perdió la vida al caer de un andamio mientras trabajaba en una obra para el ayuntamiento de Amberes. Aun después de su fallecimiento, Felipe II siguió favoreciendo a la familia del pintor:
laterales, como un participante más en la procesión del Sacramento que da nombre a la capilla en
+
el 26 de agosto de 1596, encargó a su primogénito, Rafael Coxcie, sendos retratos de Isabel Clara Eugenia y de Isabel de Valois, este último póstumo. Ambos fueron pagados dos meses después junto a un tercer retrato hecho por un presunto colaborador llamado Gisbrecht van Veen, al precio de 254 libras y 10 sueldos de Flandes. En agosto de 1595, se le encargarían dos retratos más: uno de la reina de Inglaterra, es de suponer María Tudor, y otro de la reina de Portugal, tal vez Juana de Austria; por ellos recibiría 242 libras y 10 sueldos el 5 de octubre de 1598.
que se encuentra la obra, en primer término a la izquierda, girando la cabeza y dirigiendo su mirada
 
directamente al espectador. Aparenta una edad muy inferior a los 65 años que entonces contaba:
 
quizás Coxcie guardara el recuerdo de la última vez que lo vio antes de su regreso a Madrid en 1559
 
o bien se inspiró en otro retrato realizado por aquel entonces. En el aire queda la pregunta de si el
 
propio monarca se encontraba detrás del encargo, del que apenas se tiene información.
 
Michel Coxcie murió en los primeros meses de 1592; si nos atenemos a lo que dice Van Man-
 
der, perdió la vida al caer de un andamio mientras trabajaba en una obra para el ayuntamiento de
 
Amberes. Aun después de su fallecimiento, Felipe II siguió favoreciendo a la familia del pintor:
 
el 26 de agosto de 1596, encargó a su primogénito, Rafael Coxcie, sendos retratos de Isabel Clara
 
Eugenia y de Isabel de Valois, este último póstumo. Ambos fueron pagados dos meses después
 
junto a un tercer retrato hecho por un presunto colaborador llamado Gisbrecht van Veen, al precio
 
de 254 libras y 10 sueldos de Flandes. En agosto de 1595, se le encargarían dos retratos más:
 
uno de la reina de Inglaterra, es de suponer María Tudor, y otro de la
 
reina de Portugal, tal vez Juana de Austria; por ellos recibiría 242 libras y 10 sueldos el 5 de octubre de 1598.
 
  
 
==Fuente==
 
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* Fernández Soriano, Victor:  Michel Coxcie, Pintor grato a la Casa de Habsburgo publicado en [http://www.iee-histoire.eu/dossiers_publications/michel-coxcie-1.pdf]
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* Fernández Soriano, Victor:  Michel Coxcie, Pintor grato a la Casa de Habsburgo publicado en [http://www.iee-histoire.eu/dossiers_publications/michel-coxcie-1.pdf Instituto de estudios europeos de la Universidad Libre de Bruselas]
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[[Categoría:Pintores]]

última versión al 16:22 28 may 2019

Michel Coxcie
Información  sobre la plantilla
Datos personales
Nombre completoMichel Coxcie
Nacimiento1499
Malinas, Bandera de Bélgica Bélgica
Fallecimiento1592
Malinas, Bandera de Bélgica Bélgica
OcupaciónPintor
Datos artísticos
ÁreaPintura

Michel Coxcie. Fue un pintor flamenco, apodado “el Rafael de los Países Bajos” por su gran éxito dentro del estilo romanista. Tras un presumible aprendizaje con Bernard van Orley en Bruselas, viajó a Haarlem y Roma, donde residió hacia 1530-39.

Trayectoria

Los primeros contactos entre Michel Coxcie y los Habsburgo debieron de producirse gracias a la mediación de Bernard Van Orley y , al que se viene considerando su mentor desde los tiempos de Van Mander y quien fue pintor de corte de las gobernadoras Margarita de Austria y María de Hungría.

Hasta tal punto, que pronto empezaría a ser conocido como “pintor de Su Real Majestad”, entendiendo con ello que la gobernadora también era viuda del último rey de Hungría, Luis II. Coxcie llegaría a realizar numerosas obras por encargo de María de Hungría. Entre ellas, se incluyen los cartones para las vidrieras de la capilla del Santo Sacramento de la colegiata de Santa Gúdula de Bruselas, así como la copia del Descendimiento de Van der Weyden que fue destinada a sustituir el original en la capilla de la corporación de ballesteros de Nuestra Señora Extramuros de Lovaina.

Otro aspecto peor conocido del mecenazgo de María de Hungría son los retratos de miembros de la familia real que Coxcie realizó por encargo suyo. No sólo es seguramente el caso del retrato de Cristina de Dinamarca del Museo de Budapest, realizado en 1545 cuando la joven acababa de enviudar del duque Francisco de Lorena, sino también de cuatro retratos mencionados en un manuscrito proveniente de los archivos de la Cámara de Cuentas de Flandes.

La protección de la gobernadora presumiblemente permitió que Michel Coxcie entrara en contacto tanto con Carlos V como con Felipe II. De sus relaciones con el emperador, se tiene un conocimiento más exiguo que el de aquéllas desarrolladas con su hijo. Se sabe que hacia 1550 realizó, de nuevo por mediación de María de Hungría, los cartones para una serie de tapices titulada Victorias de Carlos V sobre los príncipes protestantes y que en ella se incluyó una representación de la batalla de Mühlberg (1547).

Es probable que Michel Coxcie conociera a Felipe II durante uno de los dos viajes por los Países Bajos que éste realizó en calidad de príncipe heredero a mediados de siglo; entonces, el futuro monarca debió de contemplar las pinturas de Coxcie expuestas en el castillo de Binche con motivo de las memorables fiestas que allí se celebraron en agosto de 1549, y las vidrieras que, basadas en sus cartones, se acababan de instalar en la capilla del Sacramento de Santa Gúdula. En cualquier caso, con ocasión de su segunda estancia, Felipe II le encargó la copia del políptico del Cordero Místico de San Bavón de Gante, una de sus pinturas más conocidas, que más tarde sería enviada a Madrid. La obra se concluyó en 1559, año en el que está fechada, y para su realización el rey incluso obtuvo de los canónigos de San Bavón que se permitiera a Coxcie trabajar directamente en la capilla Vijd, donde se hallaba el original de los hermanos Van Eyck. Neeffs dice que el pintor cobró por ella 4.000 ducados, si bien no especifica su fuente. El nuevo políptico fue destinado a la capilla del Alcázar de Madrid y en el inventario hecho a la muerte de Felipe II, Pantoja de la Cruz lo tasó en 3.500 ducados

De regreso en Castilla, Felipe II comenzó a reclamar cada vez un mayor número de pinturas de Michel Coxcie, a la par que heredaba aquéllas traídas por María de Hungría y Carlos V en su retiro a Yuste tras el fallecimiento de ambos en 1558, muchas de las cuales engrosaron las colecciones de El Escorial desde los primeros momentos en que a él empezaron a afluir obras de arte. El buen entendimiento entre el monarca y el pintor brabanzón se puede rastrear hasta en un lugar tan remoto como Madeira, en cuya catedral de Funchal se ha detectado, gracias a una restauración reciente, la firma de Coxcie en cuatro cuadros conservados en el altar del Senhor Jesus, con datación de 1581:

Coincidiendo con la partida del príncipe de los Países Bajos, en la política de éstos se vio sustancialmente incrementada la ascendencia del obispo de Arras, Antoine Perrenot de Granvelle, conocido como Granvela: en 1559, fue nombrado arzobispo de Malinas y en 1561 recibió la púrpura cardenalicia. Granvela, que destacaba en la Corte por su faceta de mecenas y quien ejercía una labor de bisagra entre los Habsburgo e importantes artistas como Leone Leoni, Antonio Moro o Tiziano, también se interesó por la persona y la obra de Coxcie, al que trataría de favorecer en lo venidero.

En el panorama de guerra que vivieron los Países Bajos a partir de 1566, Coxcie contó también con el beneplácito del Duque de Alba, gobernador entre 1567 y 1573.

En 1589, la buena entente que Coxcie había mantenido durante décadas con el monarca le fue premiada con una renta vitalicia de 2.500 florines anuales, asignables en base a los ingresos comunes de barrios de Amberes y de Lovaina. Así se lo hizo saber Felipe II al entonces gober- nador, su sobrino Alejandro Farnesio, mediante carta escrita en El Escorial el 1 de abril de aquel año, en la que el rey muestra su preocupación por el estado del pintor, de quien dice que ya había cumplido la edad de 90 años y que “no le es posible ganarse la vida con su arte”

La última obra de Coxcie contiene el único retrato de Felipe II conocido pintado por él: se trata del tríptico de la Leyenda de Santa Gúdula, conservado en la antigua colegiata y hoy catedral de Bruselas, que lleva la fecha de 1592. El rey aparece representado en el reverso de uno de los paneles laterales, como un participante más en la procesión del Sacramento que da nombre a la capilla en que se encuentra la obra, en primer término a la izquierda, girando la cabeza y dirigiendo su mirada directamente al espectador. Aparenta una edad muy inferior a los 65 años que entonces contaba: quizás Coxcie guardara el recuerdo de la última vez que lo vio antes de su regreso a Madrid en 1559 o bien se inspiró en otro retrato realizado por aquel entonces. En el aire queda la pregunta de si el propio monarca se encontraba detrás del encargo, del que apenas se tiene información.

Muerte

Michel Coxcie murió en los primeros meses de 1592 y perdió la vida al caer de un andamio mientras trabajaba en una obra para el ayuntamiento de Amberes. Aun después de su fallecimiento, Felipe II siguió favoreciendo a la familia del pintor: el 26 de agosto de 1596, encargó a su primogénito, Rafael Coxcie, sendos retratos de Isabel Clara Eugenia y de Isabel de Valois, este último póstumo. Ambos fueron pagados dos meses después junto a un tercer retrato hecho por un presunto colaborador llamado Gisbrecht van Veen, al precio de 254 libras y 10 sueldos de Flandes. En agosto de 1595, se le encargarían dos retratos más: uno de la reina de Inglaterra, es de suponer María Tudor, y otro de la reina de Portugal, tal vez Juana de Austria; por ellos recibiría 242 libras y 10 sueldos el 5 de octubre de 1598.

Fuente